Viernes 18 Abril 2014
Bene Santos
Segunda Torre Cebolleda (2.400 m) “Directa de los
franceses”, 190 m, V+
Tercera Torre Cebolleda (2.429 m), chimenea arista
Oeste, 60 m, IV+
Aguja GUA (2.386 m), arista Oeste, 50 m, III
Torre Santa María (2.478 m), “Espolón Oeste”, 90
m, IV+
Segunda y Tercera Cebolledas, abajo Aguja GUA, nosotros en Santa María |
Las agujetas se mantienen tres días después. No muchas, pero sí punzantes, intensas y en sitios poco habituales. Se ve que la combinación de pateo, porteo, cramponaje y escalada ha sido buena. Desde luego yo estoy muy contento con la actividad. Lo necesitaba.
El invierno estacional estaba lejos ya, pero la nieve se mantenía en los Picos. Las referencias de la gente aún hablaban de posibilidades en corredores o nortes clásicas, pero la roca ya me estaba llamando poderosamente. Como tenía ganas de escalar arriba, busqué objetivos que combinaran bien dentro de las condiciones reinantes. Inspirado por Fer, por Fernando, y también por Alberto, me planteé una actividad de esas para las que cuesta encontrar compañero: paliza de pateo, porteo de trastos varios, algo de incertidumbre respecto al terreno y a sus condiciones… Alpinismo al fin y al cabo.
La idea era intentar hacer varias
cumbres, escalando en roca principalmente, aunque sin descartar el tener que
poner crampones en un momento dado.
La vía principal del día sería la
“Directa de los franceses” a la Segunda Torre de Cebolleda: aparece reseñada en
las guías como muy guapa y tranquila de tráfico (lo remoto de su localización
casi lo garantiza). Cerca de doscientos metros en roca de calidad, con pocos
seguros fijos, algo de terreno de navegar, y grados que permiten escalar con
peso en la chepa, como iba a ser el caso.
Después, si el horario y las
condiciones lo permitían, la intención sería continuar a la Tercera Torre de
Cebolleda: un largo de IV+ en chimenea apurando los 60 metros de cuerda. Desde
aquí, hay que crestear hasta una reunión y rapelar 60 metros al collado con la
siguiente aguja, la de GUA.
A la aguja de GUA se accede en
teoría con una trepada sencilla, pero quién sabe si habría nieve, hielo o
estaría mojada… A continuación, había que destrepar o rapelar hasta el collado
con la Torre de Santa María.
Finalmente quería subir a la Torre
de Santa María por el “Espolón Oeste”, este también celebrado por su gran ambiente y
calidad de roca.
De entre los candidatos varios la
cosa se quedó en Bene, con quien hacía un año que no salía. Bene y yo nos
movemos de forma muy parecida en este tipo de terreno: esto quiere decir que
íbamos a perder poco tiempo en maniobras.
Saliendo al monte una vez al mes no
me importa madrugar. Es más, casi lo estoy deseando. A las seis salimos de
Gijón dirección Covadonga. Cuando se levantó la niebla, vimos el cielo
despejado y la temperatura alta: había siete u ocho grados cuando aparcamos en
Pandecarmen. Teníamos miedo de que la nieve fuera a estar demasiado blanda…
Al ritmo de Bene fuimos subiendo
sin parar de hablar hasta Vegarredonda. De ahí para arriba la nieve empezaba a
aparecer cada vez más, hasta que bajo el Porru Bolu, cuando alcanzamos a unos
esquiadores, ya era continua y sorprendentemente dura: casi todo el tiempo
íbamos sin hundirnos apenas, y a ratos yo incluso echaba de menos los
crampones. Atentos a esta circunstancia seguimos ganando altura y disfrutando
las vistas, hasta alcanzar el Collado de la Mazada. Cuando llegamos eran casi
las diez de la mañana, nos habíamos pegado ya dos horas y media de pateo… En la
parada aprovechamos para comer, beber, poner arnés y crampones. Lo duro de la
subida ya estaba hecho, pero para llegar al pie de vía aún teníamos casi otra
hora: prácticamente hay que alcanzar la Horcada de Santa María.
La vista de la pared, al sol la Segunda, en sombra la Tercera |
La media ladera hacia Fuente Prieta
estaba dura, a ratos helada de verdad. Poco a poco nos elevamos hasta alcanzar
la roca del pie de vía. El tramo final de nieve, a unos 40º, junto con lo tieso
de la pared, nos hizo anclarnos cada uno a un puente de roca nada más llegar.
Aquí, sin perder tiempo centramos el
recorrido, sacamos el material y las cuerdas, cambiamos botas y pinchos por
pies de gato, y a las once de la mañana, tres horas y media después de empezar,
Bene arrancó a por la primera tirada.
Bene empezando el primer largo de la "Directa de los Franceses" |
Me despedí sin mucha pena del
Camalot del 0.5 que de pronto se le cayó a Bene: rodó y deslizó por la nieve
hasta terminar colándose en una grieta unos sesenta metros por debajo: llevaba
más de 15 años en mi arnés y ya estaba amortizado... Gajes del oficio.
Canalizos y vistas perfectas |
A pesar de la nieve helada, la
temperatura era alta, ideal para escalar en roca. En pocos minutos salí yo
detrás y una vez juntos nos pasamos el material y salí para arriba. La roca era
excelente, el terreno de navegar, canalizos a escoger. Primero a la derecha y
luego arriba hasta apurar la cuerda y montar reunión en un buen puente de roca.
Continué delante a por el siguiente largo, mismo estilo aunque más tieso,
tendente a la izquierda, hacia la base de una chimenea característica que sería
el siguiente.
V marca el croquis (o incluso V- en
la guía de Miguel y Cholo) y canto es verdad que tiene, pero es tieso bastante:
atlético que se dice. Con casi diez kilos de mochila no veas si se pone
atlético: las botas de invierno, crampones, un piolet, los bastones, agua,
comida y algo de ropa… Pero bueno, lo resolví disfrutando y estiré las cuerdas
hasta un nicho donde el croquis marca la reunión. No había nada pero la roca
ofrece de sobra, monté reunión con dos pequeños puentes de roca, un fisurero y
un alien. Aquí los canalizos drenaban agua recién fundida del nevero superior.
El ambiente era perfecto.
Bene llegó rápido y volví a salir a
por el último largo, en este caso más corto. Un V+ que el croquis marca
expuesto y que de hecho lo es: pasos plaqueros para cruzar oblicuo a por una
fisura. Muy guapo. Hay que ver cómo escalaba esta gente, hace ya tantos años.
Estábamos ya en el collado de la
Segunda con la Tercera Torre: habíamos evitado la cumbre de la Segunda para ir
recortando hacia nuestro objetivo. La chimenea que nos tocaba ahora era guapa
de escalar, y seguía siendo muy buena roca. En la arista, apoyado en un bloque
lazado, aseguro a Bene.
El ambiente era una pasada: estábamos
solos, rodeados de nieve aunque no hacía viento ni frío, con la Peña Santa
presidiendo junto con la Torre de la Horcada, más cerca nuestros objetivos, por
debajo ya la Torrezuela, y a lo lejos los otros macizos que había ido visitando
esta temporada: el Mampodre, Ubiña, etcétera. Lejos aún, una cordada en el
Marqués, y mucho más lejos todavía, unos puntitos moviéndose en la arista de
Peña Santa (luego sabremos que era Martín con un cliente).
Preparando el rápel de la Tercera, al fondo la Aguja GUA |
Bene en el collado entre la Tercera y el GUA |
Llegó el colega y completó el
destrepe, más aéreo ahora. Luego nos movimos esquivando la nieve hasta la base
del espolón Oeste y nos pusimos de nuevo los gatos. El cielo tenía ahora
algunas nubes, pero seguía estando muy agradable. En tres largos habríamos
acabado. Son realmente buenos los tres, en roca excelente y con mucho ambiente,
sobre todo el segundo.
Bene en el primer largo del espolón Oeste a Santa María |
Ambientazo, alpinismo |
Una vez en la cumbre de la torre de
Santa María miré la hora: las cuatro. Habíamos tardado cinco horas en la
escalada. Íbamos bien, pero aún quedaba.
Comer, beber, cambiar gatos por
botas, recoger el material, enrollar las cuerdas para los rápeles hacia el
norte, nos volvemos a poner los crampones. En cinco minutos escasos estábamos
en movimiento por la arista hasta el descuelgue. Tiré yo delante estirando los
60 metros hasta pegar en el Marqués. Ya en la vertiente norte todo se
transforma: sombra, nieve, hielo que gotea, crampones, guantes y chupa por
primera vez en el día.
El resto de bajada del corredor fue
sin problemas. Al posarnos en Cemba Vieya recogemos cuerdas y salimos para
abajo buscando el sol: mucho calor otra vez, seguimos en camiseta hasta la
Fragua y de allí a Vegarredonda. Un Acuarius en casa de Javi y Marta, que es
importante hidratar y más aún saludar a los amigos.
Llegamos al coche a las ocho de la
tarde, doce horas y media de actividad casi sin parar, yo algo reventado (la
cadera protesta un poco, pero bien), Bene como nuevo.
Habíamos escalado alto, más menos
rápido, y todo lo ligero que pudimos.
Jornada completa, actividad guapa.
Estábamos contentos.
El resumen del día:
Tres cumbres (la
Segunda Cebolleda no la pisamos)
Distancia
aproximada total 22 km
Desnivel
positivo 1.500 m
Metros Escalada
aproximados 400 m
Metros Rápeles
aproximados 300 m
Gijón 6:00 h
Pandecarmen 7:30 h
Collado Mazada 10:00 h
Pie de Vía 11:00 h
Cumbre Santa María 16:00 h
Pie de Vía Marqués 18:00 h
Pandecarmen 20:00 h
Gijón 21:20 h
Preciosa actividad en un ambiente privilegiado. ¡Vaya chulada!. Ese largo de las Cebolledas tiene su gracia, cuando lo terminas con tus pies de gato del siglo XXI, tu magnesio, tus friends y demás, y piensas que fue abierto hace cuarenta años, ...te pone en tu sitio.
ResponderEliminar¡Muy buena Diego!
Gracias Boza, lo pasamos fenomenal. Totalmente de acuerdo con ese larguin de V+, en 1976 fue abierto! Es muy llamativo que se fueran a por el muro compacto en aquella época, yo metí un alien que para ellos faltaban 30 años para tenerlo disponible...
EliminarUn saludo (ya con ganas de pillar esa guía!)
Un gran reportaje para una memorable actividad, que me ha sacado de mi actual estado de desmotivación en este periodo de transición del hielo a la roca.
ResponderEliminarun saludo maquinas.
Gracias Fer, arriba ese ánimo, ha vuelto la hora de la roca! Si no se te ocurren cosas para hacer, tengo yo una lista...
EliminarUn saludo
Vaya chulada de actividad!!!...visto lo visto creo que si llego a ir se hubiese alargado bastante mas el horario...jaja y yo aun estaría reventau.
ResponderEliminarHay que reconocer que yes un gallu buscando combinaciones de itinerarios y te salen unas actividades pa quitarse el sombrero.
A ver si pa la próxima...
Nando
Nada tío, si hubieras venido lo habríamos pasado todavía mejor. Está claro que lleva más tiempo, pero también te ríes más!
EliminarLas actividades están ahí a la vista de todos y algunas me llaman a voces.
La verdad es que siendo viernes santo, con muy buen tiempo, apenas había nadie por arriba: muy raro.
Un saludo y a ver si a la próxima te apuntas
Felicidades por la actividad!!!!! Q ambientazo.... Da gusto ver y leer reportajes como este.
ResponderEliminarGracias Castaño, ya sabes que la compañía hace mucho... Nos acordamos de ti, y del invierno pasado por Vegarada.
EliminarUn saludo
Dieguín,
ResponderEliminar12 horas de tute, respeto! está claro que sigues manteniendo alto el listón.
Respecto a las fotos que decir, miro por la ventana de la oficina y me entra una depresión de caballo...
Esperando ansioso el siguiente post, un abrazo desde el grís Teutón
Dave, esa estepa tuya! 12 horas en alpinismo son casi un mínimo... pero yo acabo fundido! Lo que pasa es que sarna con gusto...
EliminarUn saludo tron
Bonita actividad y día apropiado. Un saludo.
ResponderEliminarMon, uno no se cansa de patear los Picos. Un día buenísimo y por arriba cuatro gatos contados. Faltará afición? No me lo explico.
EliminarUn saludo
PARRIBA.PABAJO PARRIBA PABAJO Y AL FINAL UNA PALIZA DEL CARAJO....SI YE QUE EL QUE NO ENCUENTRA FAENA EN PICOS YE PORQUE NO QUIER..... UN SALUDO.
ResponderEliminarPD. TOY EN CASA PIES EN ALTO DE REPOSO FACIENDO CIBERALPINISMO UN POCO.
Hombre Gallo! Ya volvisteis? Me da que esa montaña vuestra de Nepal sí que debe de ser de paliza diaria... Espero que los pies en alto de reoso sean sólo para recuperar fuerzas y coger impulso pa la siguiente! A la espera de la crónica (y los vídeos por favor!)
ResponderEliminarUn saludo máquina