LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
DONDE ESCALAR, ESQUIAR, PEDALEAR, CORRER, CAMINAR...
DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO

viernes, 20 de octubre de 2023

Solo faces

Publicado por primera vez en 1979. El libro de James Salter describe la obsesión que empuja a los escaladores lejos de la civilización, a probarse a sí mismos contra las montañas más intimidantes e inaccesibles del mundo. La novela de Salter narra las aventuras de Gary, un trabajador de la construcción que se siente restringido por las convenciones del terreno plano. Así lo describen las referencias de Google.
Escaladas en los años dorados de los Alpes, en los 60-70. Tostadeces mentales varias con las que en mayor o menor grado me puedo sentir identificado. Más si cabe al haber vivido algunas escaladas narradas. El ritmo general del libro es variable. En conjunto me ha gustado.

sábado, 14 de octubre de 2023

Anayet: vivac y escalada placer

24 Septiembre 2023 Pico Anayet (2.545 m) Vía "Los balcones de Anayet" (350 m, V+) Nando del Pozo
El sábado habíamos hecho una ruta muy guapa de bicicleta en Ordesa. Por la tarde nos acercamos hasta el Portalet pasando por el puerto de Cotefablo. Echanos un rato en el Portalet admirando tanto el Midi D´Ossau como muchas las motos que subían o bajaban hacia Francia. La tarde estaba fresca. Hacia las cinco bajamos al parking de Anayet en la estación, preparamos las mochilas sin prisa, seleccionando las cosas con calma.
Arrancamos la aproximación detrás de un grupo de cuatro chavales que iban como nosotros a escalar. La subida es cómoda, vamos por las pistas de la estación, azules, así que las cuestas no son duras. Nos separamos de los cuatro chavales, parece que ellos van a aproximar por la derecha, Espelunciecha, por la ferrata. Nosotros giramos a la izquierda y remontamos hasta la parte alta de la silla de la Glera (recuerdo pasar por aquí esquiando con la familia hace unos años).
Continuamos ahora más en llano y entre bloques, vemos el ibón de Espelunciecha. El camino es cómodo y vamos ganando altura, admirando las vistas en la luz declinante. Alcanzamos el collado y por fin vemos el Anayet. El pico es esbelto y destaca solitario. Cuando te explican que es un volcán (igual que el Midi D´Ossau) parece que te explicas mejor esa soledad.
Las camperas y los ibones son preciosos. Hay bastantes tiendas diseminadas por los alrededores del Ibón principal, pero desde luego no da sensación de mucha gente. Nos vamos derivando hacia la derecha, buscando un trozo de prado libre y llano donde establecernos. Encontramos una parcela estupenda y tiramos las mochilas. Para referencias miro el reloj, sin prisas hemos tardado hora y media desde el coche.
Nos cambiamos de ropa, hemos cogido una buena sudada y ahora la temperatura ha empezado a caer. Luego nos sentamos a comer y a admirar las vistas. Tiramos fotos sin parar ya sea hacia el Midi ya hacia el Anayet.
La luz parece mejorar a cada momento y no te cansas de disparar. Cuando el sol se retira el frío empieza a atacar. Vestidos con todo notamos cómo vamos perdiendo calor, así que nos metemos en los sacos bien pronto. El plástico que hemos traído nos protegerá en parte.
La noche transcurre bien y el amanecer nos pone de nuevo en movimiento. Hemos rozado los 0 grados.
No queremos que nos adelante gente en la escalada, que por cierto aún no hemos decidido qué vía haremos, así que desayunamos y nos ponemos en movimiento.
La aproximación es cómoda y rápida. Cuando vamos acercándonos a la pared ya vemos una cordada en el primer largo de la "Sueños de verano". Son tres y no parecen demasiado rápidos. Le digo a Nando que mejor nos vamos a la otra, "Balcones de Anayet", que era la que yo pretendía desde el principio. Tenemos aún unos diez minutos hasta el pie de vía. Al llegar la verdad que la primera impresión no es muy buena: el aspecto de la roca no es muy estético. No obstante no doy opción, me ato y me pongo los trastos, y arrancamos a por ella.
El primer largo nos mete en la tónica de la vía: buscar las chapas que son pequeñas se convierte en lo que centra nuestra atención. La roca es mejor de lo que parecía y tiene un tacto y presas interesantes. El segundo vuelvo a arrancar yo delante y vemos aproximarse a cuatro tipos. Creemos que serán los mismos cuatro con los que arrancamos ayer del parking. Nando viene rápido y les llevamos dos largos, así que no me preocupan mucho. Aún así salgo a toda caña a por el tercer largo, que es una transición de III con bastante hierba hasta la base del largo más difícil de la vía, el cuarto largo. Al llegar a la reunión veo que está pingando. Cae agua de arriba sin parar y en la placa corre agua abundante. Mientras aseguro voy buscando con la vista los seguros, pensando en si seré capaz de pasar. Cuando llega Nando no perdemos ni un minuto. Salgo de nuevo a ver cómo pinta la cosa. Desde la primera chapa he de ir esquivando las zonas mojadas. Chapo un clavo y me remonto contra el diedro, apoyando con cariño el pie derecho en presas empapadas. Alcanzo bien a la siguiente chapa, paso la cuerda, y después de mirar un poco me doy cuenta de que en libre no se va a poder... Miro la distancia a la siguiente chapa y veo que afortunadamente, gracias al equipamiento placer está realmente cerca. De un acero llego a ella, la chapo, y repito lo mismo con la siguietne después de colocar pies. Desde esta ya salgo a seco y vuelvo al libre. Una pena porque parece que el largo tiene que ser bonito. Esto es lo que tiene escalar en el monte... y después de que lloviera abundantemente el viernes.
Oímos cerca a los chavales. Nando resuelve como yo y en seguida estamos yendo a por el quinto largo, con tendencia a la izquierda en un comienzo.
Tras un tramo algo más vertical al principio, se tumba luego en la plancha que nos subirá por tres largos hasta la zona de arista. Escalada muy fácil.
Desde que les tocó el largo mojado hemos dejado de oir a las cordadas de debajo. Le digo a Nando que tire delante que parece sencillo, y así es.
Después de su tirada retomo yo delante, mismo estilo.
Se esquiva un desplome por la izquierda, con un par de pasos atléticos, los únicos de la vía, y nos asomamos a la arista que da filo con la vertiente de la ruta normal. Nos quedan dos largos. Estoy ahí tranquilamente asegurando cuando unos sesenta metros por debajo veo aparecer al primero de la cordada de tres de la otra vía. Menos mal que no nos hemos metido detrás de ellos: les ha llevado un buen rato salir aquí a pesar de que ya estaban levantando un buen rato antes de que nosotros empezáramos nuestra escalada.
Para terminar estiro a tope la cuerda en una nueva tirada, creo que he unidos dos largos en uno aquí. Termino justo debajo de cumbre, apenas a unos diez metros ya de caminar. Este último largo ha sido bien bonito, con pasos de adherencia, otros de remontadas por el filo. Todo bien asegurado y con muy buena roca.
Cuando llega Nando miramos la hora: nos ha llevado tres horas. Lo hemos disfrutado. Hay bastante gente arriba: le pedimos a unos chavales que nos saquen una foto de cumbre de recuerdo. Recogemos los trastos y para abajo.
Bajamos por la normal charlando de geología con una pareja veterana. Al llegar al ibón nos vamos a donde pasamos la noche y hemos dejado los trastos. Comemos tranquilamente al sol, rehacemos las mochilas y arrancamos para el coche. En una hora y poco estamos en el parking.
Resumen general: Aproximación al ibón desde el parking, una hora y media. Aproximación del ibón hasta pie de vía veinte-veinticinco minutos Escalada ters horas. Bajada al ibón treinta a cuarenta minutos. Bajada del ibón al coche una hora. La vía son doce largos de escalada placer en grado fácil, con buena buena roca y con seguros a distancias razonables. Varios de ellos sencillos de empalmar, pero no sé si merece la pena. Nosotros hemos traído una cuerda simple de 9 mm de triple homologación, realmente cómodo. Además de unas 15 express, también hemos traído unos friends y unos fisureros, pero no hemos puesto ninguno. Si acaso lo más complicado mientras trepas es localizar en algún punto el siguiente parabolt, pero la vía me ha parecido bastante evidente. Añadiendo a todo esto llegar a una cumbre tan emblemática como es el Anayet, con este paisaje circundante, más el encanto de vivaquear en el Ibón, con ese atardecer y ese amanencer, creo que es en conjunto una actividad muy recomendable.
Seis horas más tarde estoy en casa. Ha sido un fin de semana muy bueno: la bici, el vivac y esta escalada. Muy recomendable todo. Pirineos espectaculares. Con Nando, otro finde para recordar.

miércoles, 4 de octubre de 2023

Balcones de Ordesa

Fin de semana Pirineos express Nando del Pozo Sábado BTT por Ordesa: ruta de los Balcones de Ordesa (37 km, +1.350 m)
Habíamos retrasado el plan algunas semanas, pero finalmente el viernes arrancamos de casa a las tres de la tarde, con muy buena previsión meteorológica. Conducir hasta Jaca charlando animadamente: son unos cuantos kilómetros y horas, pero lo cierto es que el paisaje es variado y la conducción entretenida. Cuando estamos llegando llamamos para reservar en alguno de los campings: varios ya están cerrados, curiosamente en el que reservamos está casi completo. Al llegar descargamos las bicicletas, montamos la tienda, hacemos algo de compra en el super, y salimos a dar una vuelta por el pueblo. Está fresco: aparecen los primaloft y los plumíferos… Cenamos en la terraza del Biarritz, y temprano retiramos a dormir. Chispea algo de lluvia cuando nos acostamos, pero apenas son cuatro gotas. Amanece bien frío. Temprano desmontamos la tienda sin hacer ruido y salimos en coche sin desayunar, para conducir hasta el punto de inicio de la ruta de hoy: Broto.
La ruta del día Nando ya la conoce: consiste en un recorrido circular que remonta cordales boscosos situados justo frente a la fachada del Parque Nacional de Ordesa. Sube un buen desnivel para alcanzar una serie de miradores desde los cuales baja por otras pistas hasta Torla. Se completa uniendo los pocos kilómetros entre este pueblo y Broto. Al llegar al pueblo nos vamos a tomar un café mientras esperamos a ver si atempera la cosa: estamos a pocos grados sobre 0… Bien abrigados con toda la ropa puesta, nos subimos a las bicis. La ruta comienza por un breve tramo de carretera, que remonta metros desde el principio, para llegar al pueblo de Buesa. Al poco de pasarlo ya abandonamos el asfalto y nos metemos en una buena pista de tierra, ancha, que se va internando en el bosque. La pista tiene subida continua que no afloja casi en ningún momento. Si acaso, a ratos se pone más dura, con repechos de intensidad que piden meter hasta el desarrollo más corto para poder remontarlos. Es en estos momentos cuando la conversación cesa, cuando la respiración se altera, cuando nos reconcentramos dosificando fuerzas, analizando los siguientes dos metros de suelo por delante para minimizar los obstáculos… Afortunadamente venimos en forma, y ascendemos parejos, tramo a tramo. La temperatura sigue siendo fría, y aun cuando ganamos el sol se mantiene fresca. Nos cruzamos con unos pocos paseantes, con cestas en la mano, recogiendo setas. El paisaje se asoma a ratos por entre la densa arboleda: la escala del Pirineo, para nosotros que venimos de montañas casi de juguete, a cada mirada a los cordales, los valles y perfiles que nos rodean, se nos revela espectacular.
Ganando cota a fuerza de pedal vamos saliendo de la curva de nivel del límite de los árboles, y los prados empiezan a ganar espacio. Coronamos el cordal secundario y por primera vez cogemos perspectiva del frente de paredes de Odesa, y por detrás y por encima, la cuerda de cumbres míticas de este sector del Pirineo oscense. Un poco de nieve espolvoreada le da el matiz merecido de la altura. La cuesta es más leve ahora, y paramos a ratos a disfrutar de las vistas.
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El último tramo de subida, desde la collada del Estallo, nos reserva un duro repecho ya sin pista para coronar la punta Estatón. Nos retorcemos sobre las bicis para completar la ascensión sin echar el pie a tierra. Son retos de esos gratuitos que nos autoimponemos sin más necesidad que la de nuestra propia satisfacción personal. Por fin llegamos al punto alto, y desde aquí nos desviamos por un ramal que recorremos hacia la derecha, para llegar al mirador.
En el collado más alto que vamos a alcanzar, a unos 2150 metros, está el mirador de Punta Cuta. Aquí nos encontramos un pequeño grupo con una guía, que les explica los orígenes glaciares de las formaciones, las características de los bosques, los nombres de las cumbres… Al poco rato se van y nos quedamos solos disfrutando el momento. La vista desde aquí es tremenda: justo delante de nosotros, al otro lado del valle se levantan las vertiginosas paredes de Ordesa, en las que reconozco las formaciones principales, el Tozal del Mayo, el Gallinero, la cascada al lado de la que bajé con Pablo hace años después de escalar el Pilar de Cotatuero, a la derecha la Fraucata… Por encima de esas fajas, nuevas paredes y por detrás las cumbres de los Gabietos, la Brecha de Rolando, el Casco, la Torre de Marboré, y hacia la derecha se intuye enorme el Monte Perdido. El Taillón está oculto por un monte menor adelantado. Abajo la pradera, el valle, coches aparcados, bosque, pistas… Ya estamos volviendo hacia la pista cuando llega una pareja muy veterana, marido y mujer, con atuendos de ciclista. Nos piden sacarles una foto. Gente encantadora con la que charlamos un buen rato comentando su admirable amor por la montaña: con 78 años vienen remontando con bicicletas eléctricas desde Nerín, al fondo de otro valle más al Este. Nos cuentan cómo más de 50 años atrás coronaban algunas de las cumbres que observamos… Les decimos con sinceridad que son fuente de inspiración para nosotros.
Tras varios intentos infructuosos de reparación del freno trasero de Nando, y algo de charla con un par de chicas que llegaron también en bicicleta (casualidades, una de ellas de Ribadesella!), iniciamos la larga bajada.
Rebotando en los baches, antes de coger la pista ancha cruzamos algunos ciclistas más. El sitio es realmente perfecto para la BTT.
Desde aquí la velocidad aumenta: menos mal que él va sin freno trasero, pienso mientras intento seguirle el ritmo. Con la velocidad notamos que la temperatura sigue baja y paramos a abrigarnos. Desde ese momento ya no hacemos más que alguna breve parada para sacar alguna foto. La bajada hasta Torla es igual de larga que lo fue antes la subida: vamos por otros cordales distintos a los de la mañana, metiéndonos poco a poco de nuevo en los bosques, cruzando algunas praderas con cabañas, tramos de piso más roto, con repechos fuertes. Nando negocia como puede que no se le lance de más la bicicleta. Finalmente llegamos al fondo del valle, bastante gente paseando por las pistas señalizadas. Hemos perdido más de mil metros de desnivel y hace más calor aquí. Cogemos la carretera para entrar en Torla, con miradas hacia atrás a los murallones de Ordesa…
Unos breves kilómetros de carretera y llegamos a Broto y al parking. Nos cambiamos de ropa y vamos a rehidratar con una bien merecida cerveza en el mismo bar que desayunábamos apenas hace cinco horas.
Esa misma tarde conduciremos hasta el Portalet y subiremos a vivaquear a los ibones de Anayet, pico que queremos escalar al día siguiente. Pero la visita aragonesa y la kilometrada ya están amortizadas con estas horas de bicicleta de montaña por estos parajes.
Ha sido una ruta simplemente espectacular.