LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
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viernes, 1 de julio de 2016

El fuir de las cosas

Miércoles 8 Junio 2016
Fernando Calvo
Segunda Torre Cebolleda (2.445 m) Vía “Sorpresa” (320 m, V+)

Cuadrar agendas con los colegas no es fácil. Si a esto le sumas el impacto de lo variable de la meteorología cantábrica, a veces se pasan las semanas en blanco sin remedio. El mensaje de Fernando me animó a coger el día en el curro y a hacer la mochila con la ilusión de siempre.

Pie de vía: esta estampa bien merece las tres horas de pateo

Para estar a las seis de la mañana en Llovio, el despertador pita hacia las cinco, pero este es el juego al que jugamos los que nos gusta el barro…
Vamos amaneciendo en la carretera de los Lagos, con un imponente mar de nubes por debajo. Los perfiles de los Picos se recortan y los blancos de la nieve, aún abundantes, resaltan la belleza de nuestras montañas.

Aparcados en Pandecarmen, sólo la furgo de Javi Malo nos acompaña. Aunque la temperatura es alta, no dejamos de coger piolet y crampones junto con el resto de aperos habituales para una escalada en roca en los Picos. Con esto y la falta de costumbre, la mochila “estilo ligero” pesa que no veas. Fernandín arranca cuesta arriba hablando sin parar. Me cuesta bastante seguirle el paso y más aún la conversación.

Llegando a Vegarredonda cruzamos a Javier y compañía que bajan con los caballos a hacer un porteo. Nos pregunta el destino y nos da mala referencia sobre la roca… Bueno, habrá que ir a verlo en directo, que es como mejor se juzgan las cosas. Además, por la zona hay múltiples alternativas caso de ser necesarias.

Con esfuerzo vamos tachando etapas de la aproximación: parada en el refugio viejo a coger agua (otro kilo pa la chepa), zetas hasta la base del Porru Bolu, collado de la Mazada, y flanqueo hacia Fuente Prieta a media ladera para llegar al pie de vía. Llevamos casi tres horas, y desde hace bastante rato todo sobre nieve. Y aunque la temperatura es alta, no nos hundimos demasiado.
Llegando al pie de vía vemos que el primer largo de canalizos está prácticamente tapado por la nieve, y en el nicho de la primera reunión ¡hay un rebeco! La estampa de la tapia desde esta perspectiva es motivante. A ver qué pasa cuando la empecemos a catar.


Nos colocamos en la rimaya a la derecha del nicho de la primera reunión: parece que podremos pasar fácilmente, por aquí se escapó el rebeco. Como suele pasar en estas circunstancias, tenemos que hacer delicados equilibrios entre la roca y la nieve, con cuidado de no dejar caer nada por la pala abajo, ni por el hueco de la rimaya, bastante profunda, y que puede frustrar el día irremediablemente. 

Primeros pasos en la vía
Con delicadeza nos vamos poniendo el arnés, quitando las botas, poniendo los gatos, sacando las cuerdas y los trastos de trepar… Finalmente empezamos a escalar.

Fer bavareseando en el segundo largo
Desde el nicho de la reunión, donde hay un puente de roca equipado, sale Fernando a por una fisura discontinua en bavaresa que se levanta serpenteante. La roca es mosqueante en algunos puntos, escachada, pero Fer resuelve con destreza. De acuerdo al croquis monta reunión en una pequeña terraza donde no hay nada, pero un clavo y un seguro flotante se dejan colocar.


Navegasao
Llego yo al rato a su lado y tras recuperar todos los cacharros salgo a navegar por un muro sin referencias claras, donde la única dificultad consiste en buscar la mejor calidad de roca y los mejores emplazamientos de seguro. Estiro los sesenta metros de cuerda y algo más; Fer tuvo que salir ensamblado unos metros hasta que mi voz le confirmó la reunión montada.
Toca ahora una transición fácil que Fernando empalma con el siguiente largo encajado en una especie de chimenea.


Sentado en la terraza mientras aseguro y me como una barrita, me recreo en el paisaje. Los recuerdos de amigos y vivencias me llegan por oleadas. Miguelón aparece una y otra vez en ellos…
Estirados unos cincuenta metros, Fernando monta reunión bajo una panza amarilla, una vez más sin nada emplazado pero que se deja equipar sin problema. La roca mejora por momentos y vamos ganando altura sobre la nieve.
Estamos en cara Oeste y apenas nos da el sol, así que aunque haga calor, trepamos con el forro puesto.


Me toca ahora un largo que gira inicialmente a la derecha, y en el que la roca empieza a ser la caliza de Picos que tanto nos gusta. De nuevo, apurando unos cincuenta y pico metros, sin encontrar ninguna referencia o seguro, monto reunión bajo una panza con un par de fisureros y un friend.



Fernando llega cantando feliz como una perdiz; se ve que nos gusta lo que hacemos y lo disfrutamos intensamente. Se coloca los trastos y arranca a por el último largo de la vía, que conforme ganamos altura nos va convenciendo más. 


Esta tirada marca un paso de V+ que coincide con el único clavo existente y que da nombre a la vía, tal fue la sorpresa de Adrados y compañía cuando se lo encontraron creyéndose hasta el momento aperturistas. No le veo por una panza, pero decide colgar la mochila para dar el paso más cómodo. A continuación sale veloz hasta la arista, desde donde me asegura al sol.
La secuencia de segundo no se me hace difícil, pero es verdad que la mochila echa para atrás: botas, crampones, piolet, agua, comida, algo de ropa… ¡Alpinismo!


Por esto venimos...

Desde aquí salimos desencordados trepando los filos de arista que nos llevan hasta la cumbre de la segunda Cebolleda. Seguimos cabalgando hacia la tercera: después de destrepar con cuidado al collado entre las dos torres, nos encordamos de nuevo para un largo de IV muy guapo, que antes de estar en su base parece imposible...


Cumbre de la Tercera Cebolleda: paramos a comer y echar un trago. De nuevo, me pongo las botas (Fernando ya se hizo el largo de cuarto en botas el muy clasicorro).



Destrepes aéreos hacia los rápeles que nos llevarán hacia la Aguja del GUA: en uno a sesenta metros alcanzamos la reunión de su base. El día ya nos ha rendido bastante, así que desde aquí salimos hacia abajo. La opción de hacer el Gua y el espolón Oeste de Santa María hoy la dejamos. En las reuniones Fernando me va señalando cómo algunos de sus clavos y argollas son cosecha de Miguel: fabricación casera que están aquí aportando a la gente…

El Guide currando


En tres rápeles a tope de cuerda nos posamos de nuevo en la nieve que remonta a la Horcada de Santa María, que a esta hora de la tarde aún nos deja caminar bastante bien a pesar del calor. Las grietas de retracción nos hacen pensar en otros macizos.

El pateo de regreso hacia Vegarredonda se hace más llevadero al poder deslizar muchos cientos de metros por los neveros. Llegamos con sed para tomarnos una cerveza con limón en casa del Malo.
De vuelta en el coche compruebo la hora: las siete y media: doce horas y media casi sin parar. Con una buena fundida por mi parte, vamos comentando en el coche lo bien que lo hemos pasado. Gran jornada de montaña, que es lo que veníamos buscando.



Respecto a la vía, la roca quizá no está a la altura de sus vecinas, pero por otro lado, es una vía larga, moderada de grado y que no tiene prácticamente nada de material, con lo que da juego para practicar el cacharreo. Concluimos ambos que es una vía para coleccionistas. Nos alegramos de haberla hecho.

En estas semanas, mi amigo Alberto ha publicado un nuevo libro que ayuda a disfrutar de estos lugares tan espectaculares: Ediciones Cordillera Cantábrica
Ya apetece ponerse a caminar con ver la foto de la portada...

Picture

Gijón 5:20 h
Llovio 6:00 h
Pandecarmen 7:00 h
Pie de vía 10:00 h
Arista 14:00 h
Cumbre 3ª Cebolleda 15:00 h
Fin Rápeles 16:00 h
Vegarredonda 18:00 h
Pandecarmen 19:30 h

Con Fernando un placer, como siempre.
Al día siguiente, jueves, a currar como si tal cosa.