Martín
Moriyón
Cinco meses sin escalar en roca ni una sola vez, no me
echaron atrás para aprovechar la buena previsión meteorológica para los Beyos.
Martín había estado con Fernando en la misma vía tan solo
cinco días antes, pero nuestro plan ya venía del año anterior, cuando por
motivos variados no lo llevamos a efecto. Esta vez yo no quería que se me escapara
por unas excusas tan baratas como mi absoluta falta de forma (soy muy osado), o
que Martín tuviera aún agujetas de esos mismos largos y aproximación (va a
convertirse en habitual de la zona)…
La tapia, 400 metros sin apenas repisas |
Diecisiete años atrás, en 1995 (tela!), y más o menos por
estas fechas, me retiraba con el Maestro Miguel desde el largo 7 u 8 de la “Animal
Caliente” en un intento frustrado por repetirla. Una vía seria, de alpinismo: habíamos
liberado varios de los pasos de artificial por debajo, pero en este punto
ninguno de los dos fuimos capaces a pasar, ni en libre ni en pedales, y nos
retiramos chafados, rapelando desde cordinos dudosos. Por aquel entonces, la
noche anterior vivaqueamos encima de un búnquer de la guerra, a mitad de camino
en la aproximación.
No había vuelto por la pared y ya era hora.
Tiempos modernos, estrategia diferente: en el día desde casa, una cuerda simple de 80 metros, 18 cintas express y reparto de largos en función de las condiciones de cada cual. Objetivo: pasarlo bien en una vía de deportiva en pared. "El frailecillo lolillo" (me estoy haciendo viejo). ¿Objetivo logrado? Totalmente.
El madrugón no cuesta cuando llevas tiempo sin salir de
monte. Aunque hablamos a menudo, hacía tiempo ya que no salíamos juntos, así
que en el trayecto en coche nos vamos poniendo al día.
Una vez aparcados, sin pérdida de tiempo nos repartimos
las cosas y nos metemos en la selva. No hace falta irse a Venezuela para tener
la “sensación Tepuy”: la lluviosa primavera ha hecho efecto y la vegetación de
alta densidad oscurece el cielo, hay humedad en el aire, en la ropa y en los
zapatos, todo está pingando, y la amenaza constante del ataque de fauna
autóctona agresiva: garrapatas y culebras (de estas yo no vi, pero Martín y Fer
vieron varias el viernes anterior). Todo esto amenizado por la visión por entre
los árboles de tapiones espectaculares, tanto nuestro objetivo como otros de
alrededor. En la segunda parte de la aproximación, el camino de jabalíes por el
que veníamos desaparece y ahora remontamos un pedrero incómodo. En una hora y
cuarto estamos al pie de los dos enormes tilos que marcan el inicio de la vía:
la pared es una pasada.
Mientras sacamos los trastos, nos damos cuenta de que la
temperatura está baja: al parar nos vamos enfriando, y con la mojadura de
piernas y pies, nos vamos quedando fríos. Comemos y bebemos un poco para
arrancar ligeros: un litro de agua para los dos, y unos cortavientos son el
contenido de la mochila minimalista que llevamos a la vía.
Con las manos y los pies tiesos de frío trepamos sin
cuerda el primer largo: un zócalo de unos treinta metros para el que el croquis
marca IV, y que seguramente tenga algún paso de ese grado.
Largo 3, 6b+ sobre carbones |
Esquivando los
macizos de hierba empapada de las terrazas llegamos a la primera reunión. Empiezo
yo delante, por ser el largo número dos de los más fáciles: 6a+. Casi cincuenta
metros de escalada plaquera con los característicos carbones de la pared. Los
seguros son parabolts impecables a distancia normal de escuela. Llego a la
reunión con las manos y los pies aún fríos y con el tacto como si fueran de
madera: no sabes si coges o no, no sabes si apoyas bien o no...
Martín llega
veloz y vuelvo a tirar delante yo en el largo tres: treinta metros cotados de
6b+ y que me terminan de espabilar con pasos muy guapos y técnicos de
equilibrios entre carbones y adherencias en lomillos: buenísimo.
Martín en "La cara", Largo 6, 6c/c+ |
Por encima el muro se pone más tieso, y así lo indica el
croquis: una tirada corta de 6c+ seguida de otra de 6c, que nombra el “diedro
de los carboncillos”: Martín enlaza los dos largos en uno, estirando unos
cuarenta metros alucinantes, con una calidad de roca y de movimientos
increíble. Para empalmarlos con las dieciocho cintas que traemos, tiene que
saltarse algunas chapas, que ahora están más cerca entre sí que antes, a veces
sorprendentemente cerca (nos da la sensación de que sobran algunas). De segundo, a pesar de la falta de forma,
consigo encadenar: primero apretando en los primeros metros más aleatorios,
disfrutando luego el tramo intermedio y finalmente llegando bastante inflado a
la reunión, flipando con la calidad de la escalada. Nos parece que los dos
juntos sí sumarán 6c+.
A ambos lados vemos reuniones y seguros de las vías
vecinas: la “Manuel Álvarez” a la izquierda y “El Sella” a la derecha. Si bien
el corte de escalada y la dificultad técnica pueden ser similares, la sensación
sin los parabolts tiene que ser mucho más intensa.
Vuelve a salir Martín a por otro largo marcado de 6c/6c+
de unos treinta y cinco metros, nombrado en el croquis como “la cara”,
entendemos que por las formaciones que tiene la roca, techitos y bandas, que
desde lejos deben de recordar una. La escalada vuelve a ser inmejorable, vuelvo
a conseguir encadenar de segundo, pero vuelvo a llegar bastante cargado a la
reunión. Creemos que quizá está bien en 6c.
Los buitres aprovechan la térmica que se empieza a
generar y planean por encima de nosotros. De repente, despega uno de un nicho a
la derecha de la línea de nuestra vía y aún bastantes metros por encima.
Por fin la cosa afloja un poco y me pongo delante de nuevo, empalmando ahora dos lardos de 6a y 6a+ que unidos dan casi setenta metros, y para lo cual tengo que economizar el uso de las cintas, y a veces destrepar a recoger alguna cuando ya he puesto la siguiente. La pared es tan abierta y uniforme que el roce no es alto y nos permite estirar bien. Un placer de escalada. Mientras aseguro a Martín, el sol por fin llega a tocarnos. Hasta ahora hemos estado en sombra y la temperatura sigue fresca: en alguna reunión nos hemos puesto la chaquetilla para asegurar.
El jabato sale motivado para encadenar la siguiente
tirada, que el otro día no le salió a vista. Vuelve a ser el empalme de dos
largos: el primero de 6b+ y el segundo de 7a+/b: unidos queda un contundente 7b
de cincuenta y cinco metros tiesos que remontan el headwall. Martín aprovecha un
par de empotres de rodilla como únicos puntos de reposo intermedio (para mí
poco claros). El sol está justo en el perfil y le va pegando en la cara, molestando
bastante la lectura de secuencia de pasos, pero cuando uno va sobrado se nota.
Llega a la reunión totalmente fresco.
Buitres y supertirada de Martín largos 9 y 10, 55 metros, 7b |
Ahora me toca seguirlo, empiezo lo que es
el largo 9, 6b+, con ganas, pero voy notando la pesadez de los brazos. Consigo
llegar a la altura de la reunión y superarla en libre hasta un supuesto reposo.
Suelta un brazo, meneo, cambio, suelta el otro, meneo, cambio, repito, repito,
repito… la sensación no mejora mucho. Continúo hacia la fisurilla de empotres
que da acceso a la travesía oblicua, pero ya no puedo más y me cuelgo por
primera vez de una chapa. Una vez me cuelgo o acero, continuar en libre se hace
muy difícil. Con los antebrazos congestionados alterno presa en roca con
aluminio de mosquetón: ahora sí agradezco la cercanía de las chapas, aquí están
realmente cerca entre sí. La tirada es espectacular.
Vuelvo a llegar a la reunión con una buena inflada, pero
me toca tirar y el largo por encima tiene una pinta buenísima: son treinta
metros de placa de 6b. Afinando los pasos y aprovechando los cantos que me
dejan recuperar, voy concentrado para no cometer errores: el muro es
simplemente perfecto.
Largo 11: inmejorable escalada en placa |
Se empieza a intuir la cumbre, pero aún nos falta: por
encima de mí se levanta otro largo de 7a/a+. En cuanto llega Martín arranca a
por él: son movimientos técnicos de equilibrios, adherencias, y romos: resuelve
a vista sobrao. De nuevo tiene un exceso de chapas algo extraño. Cuando me toca
turno, vuelvo a apretar hasta donde puedo, pero el paso clave me obliga a
colgar a reposar: es muy guapo.
Estamos a unos treinta metros de la salida, y aún queda
otro largo de 6c, pero según información reciente, parece que ha habido un
problema con la última reunión y que no hay descuelgue. Mientras echamos un
trago, nos pensamos si seguir igualmente o no. Es temprano, apenas las tres y
media, así que hemos ido rápidos y tenemos margen. Finalmente decidimos dejarlo
y empezar los rápeles desde aquí, la reunión 12, a unos 360 metros del inicio.
Ambientazo de pared, el Sella serpentea al fondo |
Los rápeles son aéreos, como dicen los franceses con
mucho gas detrás del culo: los dos bajamos con Shunt. En el tercer rápel
pasamos por la zona volada a la altura del 7b, y en el nicho del que antes
vimos salir un buitre, hay un solitario pollo de plumón blanco, recogido sobre
sí mismo.
Al no haber apenas terrazas, ni bloques, ni espolones o
cambios de ángulo, la cuerda prácticamente queda extendida al lanzarla, y también
recupera muy bien. Todo esto ayuda a que, a pesar de ir con sólo una cuerda, en
menos de hora y media estemos de vuelta en el suelo junto a los tilos.
Sorprende el buen estado de las manos después de una vía
tan larga; se nota el no haber tenido que cacharrear ni empotrar apenas en
agujeros o fisura.
Excelente croquis de los equipadores |
La bajada de charleta animada, igual que el trayecto de
vuelta a casa.
Estamos muy satisfechos de la escalada: yo sólo lamento
no haber venido un poco más en forma para haber disfrutado más en los largos
difíciles. La próxima vez intentaré que así sea.
La vía es una pasada, para volver a repetirla: parece
increíble conseguir semejante paño de roca perfecta (no hay nada roto en ningún
lado), con esta longitud (casi 400 metros), sin cruzar ninguna otra vía
existente y con una aproximación relativamente corta. Nos emplazamos a volver a
la vía, y quizá también para intentar alguna otra de las vecinas.
Con Martín como siempre, un placer. Esta semana es su
cumpleaños: treinta primaveras, como diría Javi, “¡¡¡puretilla!!!”
Gijón
5:30 h
Aparcamos
Los Beyos 7:15 h
Inicio
Aproximación 7:30 h
Pie de
Vía 8:45 h
Inicio
Escalada 9:00 h
Fin
Vía/Inicio rápeles 15:30 h
Pie de
Vía 17:00 h
Inicio
Descenso 17:15 h
Coche:
18:15 h
Gijón
20:15 h
Largo 1
IV, 35 m, sin cuerda
Largo 2
6a+, 47 m, yo
Largo 3
6b+, 30 m, yo
Largos
4+5 6c + 6c=6c+, 15 + 25 = 40 m, Martín
Largo 6
6c, 35 m, Martín
Largos 7
+ 8 6a + 6a+=6a+, 30+35 =65 m Yo
Largos 9
+ 10 6b+ + 7a+ =7b, 25 + 30 = 55 m, Martín rotpunkt
Largo 11
6b, 30 m, yo
Largo 12
7a/a+, 20 m, Martín a vista
Largo 13
6c, 40 m, no lo hacemos por caída bloque y falta reunión descuelgue.