LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
DONDE ESCALAR, ESQUIAR, PEDALEAR, CORRER, CAMINAR...
DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO

domingo, 20 de noviembre de 2011

Una opinión a tener en cuenta

Una forma directa de enfocar las cosas, de exponerlas. Una personalidad fuerte, como no puede ser de otra forma en un alpinista puntero a nivel mundial.
Marco Prezelj lo dice en pocas palabras: Las reglas del juego están claras y hay que respetarlas
A pesar de ser una entrevista breve, sus planteamientos no me dejan indiferente. En esta época de inmediatez, de hiperinformación, de facebook, tweeter, y de Blogs! de mirarnos mucho el ombligo, la opinión de este tío me hace reflexionar. Especialmente lo relacionado con los teóricos fracasos, las retiradas, y lo que se extrae de ellos.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Otoño en Picos, Espolón Sur al Requexón

Sábado 29 Octubre 2011
Pablo Luque
Requexón 2174 m, Espolón sur 240 m, V+


El gemelo derecho se me está cargando. Llevo varios minutos en esta posición, con muchos kilos en ese pie, y el gemelo está empezando a doler. Mientras peleo sin éxito intentando colocar el fisurero del diez en la parte más estrecha de la grieta, resoplo y alterno el brazo que me sujeta en las presas. La mirada va pasando nerviosa del fisurero no válido delante de la cara, al último seguro, el Camalot del tres, ya por debajo del pie, y de este hacia arriba, a la continuación de la fisura: se ven unos diez o doce metros más, hasta donde corta con el cielo, siempre con ancho para cacharros grandes. Lo que haya después es desconocido. Las dudas me invaden. Mirada al arnés: solo me queda el Camalot del 3.5, el resto es todo muy pequeño, aliens y empotradores… Una vez más, toca retirar.
Tomada la decisión, me centro en el nuevo objetivo: destrepar sin hacerme daño los diez metros de fisura vertical (y hasta con pequeñas panzas) que acabo de superar, y los otros ocho o diez fáciles hasta la reunión. El primer tramo hasta el Camalot azul no es fácil, pero el seguro me da buen rollo. Una vez a su altura me cuelgo para reposar, con la mirada fija en las levas. Intento colocar ahora algo más entre este y el siguiente seguro por debajo, para acortar la potencial caída: no hay opción, así que desmonto el Camalot y continúo destrepando hasta el siguiente, esta vez el Camalot rojo del uno, con mucha peor de pinta. Empotrando el pie izquierdo en la fisura intento quitarle kilos al anclaje, a la vez miro para colocar algo entre este y el siguiente. También recorto las expres, antes alargadas para evitar el roce, ahora acortadas para reducir el potencial vuelo… Repito la maniobra otras tres veces hasta alcanzar el terreno sencillo, aunque de roca dudosa, y hacer travesía hasta la reunión.


Me sangran las dos manos, el frío tensa la piel y las maniobras de empotre en fisura, más las de colocar y retirar los seguros me las han dejado hechas una pena.
La vista ahora solo se nos va hacia el diedro fácil de la derecha, por donde está claro que podemos seguir sin problemas. Antes, desde más abajo, me pareció ver el brillo al sol de un seguro en mitad del muro que tenemos encima, entre la fisura que yo he intentado y el diedro de la derecha. La roca es más fea y ahora ni siquiera miro hacia allí: no parece lógico. Sin pensarlo sigo hacia ese diedro, buscando el hombro que creemos que nos unirá con la vía de Adrados. La nuestra, de Tino Núñez, “Ese azul no se puede pintar” queda para otra ocasión: si va por donde yo lo intenté, se necesitará un buen arsenal de friends grandes.


Los Picos, espectaculares, avanzan hacia el invierno
El plan inicial era ir a las Cebolledas, o al Jou Santu a la Canal Parda, pero la vista de la nieve y el frío intenso desde que salimos del coche ya nos hizo repensarlo desde que empezamos a caminar al amanecer. En Pandecarmen mi coche era el único. No lo entendemos: buena previsión para sábado y domingo, fin de semana de puente, y no hay nadie. NADIE. Increíble.
Llevamos bastante material, por lo que pueda pasar, incluidos friends grandes, y maza y clavos, algo poco habitual en mi mochila. La subida la hacemos en charla animada. A la altura del Porru Bolu nos planteamos tirar al segundo Poyón, pero siendo Oeste la orientación de las vías que nos apetecen, las descartamos por frías.


Al coronar la Mazada pisamos más nieve, dura, prensada: parece que ha llovido sobre ella y luego heló. Nuestras zapatillas empiezan a estar fuera de lugar. Nuevo vistazo a las Cebolledas, están muy guapas, muy alpinas, la nieve les da un carácter de la leche, pero hoy nos vamos a buscar el sol en la sur del Requexón: tiene un par de vías de algo más de doscientos metros, buscaremos la más fácil. El flanqueo hasta la base va por un pequeño Jou muy guapo.

Las primeras trepadas las hacemos con dudas, el croquis de la guía de Cholo y Miguel no vale para nada en este caso, es un dibujo muy pobre (el de Adrados, sobre una foto, es mucho mejor, como pude ver luego en casa). Vamos remontando sin encordarnos por tramos de II y III hasta que en una terraza decidimos sacar el material: tira Pablo por donde le dicta la lógica, apura 50 metros y monta reunión sin haber visto ningún rastro: así llegaremos a la cumbre, sin encontrar nada de nada. Cuando llego a su posición, Luque me pasa el material y tras una mirada rápida tiro hacia lo que parece más lógico, una fisura ancha, que empieza a unos diez metros por encima de nosotros, y se levanta tiesa rayando el muro que tenemos encima, lo más evidente que se ve. El croquis marca 6a+, no hay ningún seguro.



Después del intento frustrado, salgo de nuevo ahora hacia la derecha. Apuro unos cincuenta y cinco metros, con pasos de  IV+, hasta un hombro que me asoma a la otra vertiente de la Sur, por donde sube la otra vía. Sin ver ningún rastro de seguros, monto una reunión en una terraza con algo de nieve.



Luque llega veloz y sale a por el siguiente largo, al principio del cual se pelea con un paso de V+/6a, para apurar luego los sesenta metros de cuerda, por terreno sencillo pero muy guapo, sobre un espolón sin ningún seguro a la vista.


El cielo está ahora gris, con nubes de altura. Sin sol la temperatura baja y en las reuniones te quedas algo frío.
Continúo después yo con otros sesenta metros por terreno sencillo. La cumbre se intuye cercana. Mientras aseguro al hombro, disfruto de las vistas. Nuevo relevo y otros sesenta metros de trepada para alcanzar la cumbre, nieve entre los canalizos y las repisas.




Doscientos y pico metros sin ver un solo seguro, haciendo una combinación entre las dos vías existentes, evitando, eso sí, los largos difíciles de ambas.


Nos abrigamos mientras recogemos los trastos y disfrutamos de los 360º de vistas: el cielo está ahora totalmente nítido, la atmósfera limpia, podemos ver la costa desde más allá de Gijón hasta Llanes, el Sueve, el Cuera, girando hacia el Este, los lagos, Argaos, Cebolledas, Torres de la Horcada, de En medio, la Cabra Blanca, los Estribos… todas estas últimas tapizadas de nieve, anunciando el invierno. Siguiendo hacia el Sur la vertiente de Sajambre, por detrás el Mampodre, Peña Ten, Pileñes, Tiatordos, Pierzu, Mota Cetín…


La bajada, después de los entretenidos destrepes hasta el collado, fue rápida, vamos charlando de la crisis y las perspectivas. En Vegarredonda, más charla de crisis.
Llegamos al coche para ver que apenas hay otros tres más: la restricción de subida a los Lagos se nota.
Ha sido un buen día de montaña, de ambiente alpino, moverse por roca con la mochila incordiando, con el fresco en el aire, algo de nieve por las repisas, de soledad. Cada día me gusta más este estilo de actividad, habrá que repetir.

Gasolinera Villaviciosa 6:30 h
Pandecarmen 8:15 h
Pie de vía 10:45 h
Cumbre 13:15 h
Vegarredonda 16:00 h
Pandecarmen 17:30 h
Gijón 19:30 h