LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
DONDE ESCALAR, ESQUIAR, PEDALEAR, CORRER, CAMINAR...
DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO

viernes, 23 de febrero de 2024

Sálvese quien pueda

El próximo miércoles 28, a las 19:30 h en el salón de actos del Club Torrecerredo, entrada libre hasta completar aforo. Disfrutaremos (estoy seguro de ello) de la presentación del libro de Angel Castro.
Conozco a Angel hace más de treinta años. Uno de mis primeros recuerdos de escalada es estando en Quirós, encontrarme con Angel y con Mon escalando con Gelu hijo (un guajín de aquella) y con Kike Montes (también un guajín de aquella)... A lo largo de los años hemos coincidido muchísimas veces en el monte, compartiendo escaladas en ocasiones. Estoy seguro de que su presentación y por supuesto su libro me van a gustar. Editado por Alberto Boza desde Ediciones Cordillera Cantábrica: https://www.edicionescordilleracantabrica.com/ Nota: La presentación estuvo muy entretenida. El libro me lo he leído en dos sentadas, muy entretenido en general. Algunos relatos son realmente buenos.

lunes, 19 de febrero de 2024

Hirondelle

Escalar para mí, como para mucha gente imagino, es un conjunto de unas cuantas cosas. Desde luego no es solo el mero ejercicio físico, o los grados y los números. En realidad, va acompañado de muchas más cosas que me hacen evocar vivencias o soñar con ellas por adelantado.
A la hora de plantearme una vía, la inspiración suele venir por su estética, por su historia, por su estilo, pero desde luego también por su nombre.
Ya sea de escalada deportiva o una línea en una pared en montaña, desde que empiezas a pensar en ella, a soñar desde casa o desde el pie de vía, ya sea cuando ya la estás peleando, o después, cuando ya la has hecho (o te has retirado fracasando), su nombre siempre me ha parecido importante. Y siempre me ha influido que los nombres fueran inspiradores. El Rescate emocional, Amistad con el Diablo, London Wall, El Ruiseñor, Manantial de la noche, Antimateria, Océano sin límite, Directa americana, Rosa de Mayo, Espolón Marley, el Gaube, Rojo libanés, El Reino de León, la Fiesta de los Biceps, el Jardín de las nueces… Unas hechas, otras por hacer. Es cierto que también tengo recuerdos estupendos de vías con nombres infames, como el espolón Soplapollas en las Oseras por ejemplo. Pero cuando has estado soñando tiempo con una escalada, su nombre para mí también importa, y si es bonito pues mejor.
El fin de semana pasado estuve por dos veces en el sector de la Canal de Otura. La cuesta y la distancia de la aproximación son más que merecidas para el sitio: vías de estilo variado, vistas bonitas, ambiente tranquilo. Además los dos días he coincidido con gente que hacía tiempo que no veía, bastantes años en algún caso, y me ha encantado encontrármelos de nuevo en la roca.
Dentro de las vías que hicimos, varias de ellas muy buenas, para mí destacó sin duda un 6c de unos treinta metros de recorrido, sobre una roca excelente, con secciones de movimientos muy guapos. Después de escalarla, cuando buscábamos la siguiente a intentar, me fijé en su nombre en la guía y se completó la sensación que ya tenía: se llama Hirondelle. Ese nombre es para mí realmente evocador y me traslada de forma inmediata hasta la aérea arista Este de las Grandes Jorasses.
El nombre completó el efecto que ya había causado la escalada. En este caso, a posteriori, el nombre lo redondeó. Los nombres de las vías importan.

viernes, 9 de febrero de 2024

El Cornión en exclusiva

Domingo 28 Enero 2024. Peña Santa Enol (2.478 m), Corredor del Marqués, Rubén Díaz
Sin nevar desde hace semanas y semanas, los Picos presentan un aspecto un poco triste para esta época del año. Es cierto que periódicamente vienen inviernos así, pero no quita para que echemos de menos un poco más de carga blanca. La cuestión es que no teníamos muchas referencias respecto a condiciones: algunas fotos de Fer de la semana previa mostraban en el Cornión cambios bastante drásticos pasando de caras tapizadas a casi limpias (seguramente era más cosmética que otra cosa). El Central estaba aún más pelado, aunque Kico había podido escalar con buena condición en el Torrecerredo. Por otro lado, la previsón para el domingo anunciaba vientos fuertes racheados en las horas centrales del día, con sensaciones térmicas asociadas bastante frías. Así las cosas, y con muchas ganas de subir al monte, descartamos el plan inicial más roquero y nos decantamos por intentar el clásico Marqués a la Torre de Santa María, o Peña Santa de Enol. Fer lo había hecho con Olga y estaba bonito. Esta actividad es un comodín y para allá que nos fuimos. Con este objetivo en mente decidimos aligerar y llevar una sola cuerda de 8 mm. De material duro unos friends, unos clavos, y ojo, hasta unos tornillos! Pues todo se usó. Buena predicción meteorológica y fin de semana. Sin embargo nuestro coche es el único en el aparcamiento junto con otro. Probablemente no esté la cosa para muchas escaladas de renombre, pero vamos, para caminar y hacer ascensiones normales seguro que está estupendo. No entiendo la falta de afluencia. La aproximación la iniciamos a la luz de las frontales. No prevemos pisar nieve hasta la Fragua al menos, así que salimos en zapatillas, con las botas colgadas de la mochila: sumando los piolets, los crampones, la parte de material correspondinente, más la ropa y comida, la mochila pesa lo suyo... Se nota la falta de costumbre. Sin menterme demasiado ritmo, Rubén sube hablando todo el rato. Yo intento aguantar como puedo.
Superamos la Rondiella, Vegarredonda, ya en el refugio viejo paramos a echar un trago de agua. Seguimos hacia la Fragua. Coronado el collado continuamos en zapatillas a buscar el sol en las Barrastrosas, y algo de resguardo del viento fuerte racheado. Este viento del Sur-suroeste, que en las webs lo daban de hasta 70 km/h de racha, es también el que nos decantó a buscar el "abrigo" de una cara norte sobre nieve: nuestros planes inciales eran más roqueros, pero no hay quien pare con esas condiciones trepando en roca... Cuando la nieve empieza a ser continua (está además dura como el hormigón) nos paramos a poner las botas. Escondemos las zapatillas detrás de un bloque. Aprovechamos la parada para ponermos también el arnés, el casco y los crampones. Sacamos un piolet. ¡Ya somos alpinistas! Continuamos ahora remontando trabajosamente las palas que nos van acercando a la Aguja de Enol, para girar a la derecha hacia la Cemba Vieya. La nieve está perfecta.
Mientras subimos charlando, me recuerdo prestar atención: estás en mitad de estas palas enormes donde un resbalón tonto puede ser definitivo.
Finalmente, hacia las once y media estamos en la R0 que da comienzo a la escalada propiamente dicha. Sacamos los trastos y la cuerda y me ato para tirar delante yo sin sorteos. Mientras nos preparamos, el viento restalla con explosiones violentas en la cresta con las Cebolledas: se ve que llegan rachas muy intensas de vez en cuando.
La escalada de este primer largo siempre tiene interés: en esta ocasión, aparte de los pasos mixtos iniciales (fáciles), al pasarse a la nieve de la izquierda aflora un pequeño tramo de hielo de fusión (muy tumbado) donde aprovecho para meter un tornillo corto. Estiro luego por el embudo hasta alcanzar la flamante reunión de parabolts que han colocado unos metros por debajo de la antigua. Aplaudo la iniciativa mientras aseguro a Rubén, que viene pinchando el hielo con soltura.
A ratos el viento me zarandea violentamente. También bajan coladas de nieve fina que me obligan a poner la capucha de la chaqueta. Sigue él delante a continuación, buscando también un poco de hielo vivo donde también vuelve a colocar un tornillo...
Apurados los sesenta metros y dado que la carga de nieve es muy poca, tiene que montar una reunión por debajo de las oficiales: mete un clavo en la roca y refuerza. Al llegar yo sigo delante, a partir de aquí la cosa afloja y salimos medio ensamblados hasta la base del diedro final.
Procuramos no correr demasiado porque se nos acaba el disfrute... Este último largo está muy pelado, básicamente en roca. Rubén tira delante y estira luego hasta salir a la arista, como siempre.
Al llegar arriba al sol, aunque nos da el viento de cuando en cuando, podemos comer algo y disfrutar de las vistas: la Peñasanta tiene la Norte muy escasa, aunque la Estrecha se ve en condiciones. Es en este momento cuando piensas que deberías haber intentado ir hasta allí... pero claro, le sumas otra hora más a la aproximación! y además sin estar seguro de si va a estar bien la cosa. Montamos el rápel desde un par de relucientes nuevos parabolts: de nuevo aplaudo la iniciativa de los reequipadores.
Llegados a la base del diedro, recuperamos la cuerda, nos atamos en corto, y nos disponemos a destrepar así el corredor. Sin parar y sin ningún problema llegamos hasta la reunión 1. Aquí montamos el rápel y bajamos en diagonal por donde escalamos hace un rato (al venir con una sola cuerda no da para rapelar directo).
Desde aquí destrepamos con cuidado la parte más alta de la Cemba Vieya, y luego ya nos damos la vuelta caminando cara al valle tranquilamente. Recuperamos las zapatillas, pero aún no las calzamos, seguiremos de momento de botas. Nos quitamos aquí el arnés, los crampones y guardamos el piolet. Seguimos hacia la Fragua donde nos cruzamos con una mastina, la única compañía que veremos en el día. Está por aquí sola, cosa rara. Seguimos bajando apurando las lenguas de nieve, deslizando lo posible, y un poco antes de la Cuerre Benita paramos ya a quitar las botas y poner las zapatillas. Desde aquí y hasta el coche se me hace algo duro por la mochila: la falta de costumbre pasa factura. Respecto al resto me encuentro bien. Buenas sensaciones. Al llegar al coche, vemos otros dos aparcados junto al nuestro, pero no hemos visto a nadie. Es un poco antes de las seis de la tarde. El reloj marca los 21 km recorridos, y los 1500 m positivos. Diez horitas de soba sin apenas parar. Como dice Rubén, antaño esto veníamos a hacerlo en dos días, subiendo a dormir el día antes de Vegarredonda o a la Fragua, y al día siguiente escalar y bajar. Ahora, que somos más vieyos, venimos en el día. ¡Normal llegar cansados! Gran jornada de montaña por los Picos. Y todo el macizo para nosotros. ¡Qué lujo! El corredor del Marqués es una actividad sencilla pero muy guapa. Ideal como iniciación al Alpinismo. De hecho fue una de mis primeras actividades invernales en los Picos, precisamente con Rubenín, en un muy lejano invierno de 1992. 32 años hace ya. Nos hacemos viejos. Eso sí, viejos pero atados y en el monte!
No sé si es por falta de ganas o de referencias, pero una semana después, mi amigo Rafa con sus colegas volvieron a hacer el Marqués en estas mismas condiciones, y de nuevo, con todo el macizo para ellos solos. A ver si nieva pronto...
Gijón 6:00 h Pandecarmen 8:00 h Barrastrosas 10:15 h Reunión 0: 11:30 h Cumbre 13:15 h Reunión 0: 14:30 h Barrastrosas: 15:15 h Pandecarmen 18:00 h Gijón 20:00 h

domingo, 4 de febrero de 2024

Cultura del remiendo

Hace un par de meses, en la aproximación al Espolón Asturcones en el Agero, una traicionera y afilada rama de encina, unida a mi torpeza matinal, generó un enorme siete en la manga de mi querido primaloft Arcteryx, Atom LT Hoody.
El enorme tamaño del roto me hizo pensar que había llegado el final de la vida útil de esta chaqueta, que por méritos propios está entre mis prendas favoritas de montaña de siempre. Ya va para diez años la chaqueta, usada primero por la calle y luego en el monte sin piedad. Cómoda, ligera y guapa. En ese momento la metí a la mochila con pena. A la vuelta a casa y tras pensarlo un poco, decidí llevarla a mi costurera de cabecera, a ver si había solución. Me dijeron que sin problema, que por mucho que me sorprenda, cosas peores les llegan. Y por un módico precio me la han dejado de nuevo operativa.
Con un buen parche se resolvió el roto. Ahora ya está de vuelta dando guerra.