LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
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lunes, 26 de octubre de 2015

Neouvielle - Arista de los Tres Consejeros

24 Septiembre 2015
Juan y Joaquín Piñera
Pico Neouvielle (3.091 m), Arista Tres Consejeros (D, IV+)

Luz de amanecer en el Pico de los Tres Consejeros, el Pico Neouvielle y el Ramougn
El día antes había sido de transición: tal y como anunciaban, pasó la cola del frente de borrasca que iba a meter medio metro de nieve en los Alpes. A nosotros nos había llovido un rato por la mañana, pero después el cielo limpió y hoy ya el día nacía perfecto.a luz del amanecer teñía de rojo las cumbres y la escalada que era nuestro objetivo para hoy: la Arista de los Tres Consejeros al Pic de Neouvielle.

La arista en cuestión está recomendada como una gran clásica del Pirineo. Es fácil de grado, no muy larga, tiene buena roca y además asciende a la cumbre que da nombre al macizo de Neouvielle. No se puede pedir mucho más. El año pasado, cuando pasé por aquí con Rafa, ya me había quedado grabada como actividad a hacer.
Para no cometer el error de unos días atrás en el Aneto, hoy habíamos metido provisiones abundantes. Como además no llevábamos crampones (ni clavos, ni piolet), la cosa seguía siendo ligera una vez repartido todo entre los tres.


Cumbre del Pico de los Tres Consejeros
En montaña la distancia siempre engaña mucho, y desde nuestro cómodo vivac en el Cap de Long se me hacía imposible que hubiera tres horas de aproximación. Salimos hacia las ocho y media por el camino al final de la presa.  Este remonta metros de forma radical desde el principio. Más tarde suaviza de ángulo y va cruzando tanto zonas de hierba como canchales de rocas de líquenes verdes que tanto nos gustan a los que venimos de la caliza…
Pasamos por debajo de muros potentes en los flancos del Ramougn, donde me consta que existen interesantes vías.
El nevero de la entrada a la pared es casi inexistente, así que para nosotros hoy no hay paso complicado en la rimaya como indican algunas reseñas.




La intriga respecto a la dificultad de la diagonal que tenemos que hacer para alcanzar el collado de inicio de la escalada queda resuelta cuando nos vamos acercando: hay paso fácil aunque expuesto, especialmente al comienzo de la misma.
Cuando llegamos al collado compruebo que apenas hemos recortado un cuarto de hora de las tres horas de referencia… si es que esto es grande.
En la collada hace algo de viento, y en la vertiente contraria bastante más nieve que en la Este, pero viendo su cima tan cercana (de nuevo me engaña la montaña) no puedo evitar tirar a por la cumbre del vecino Pico de los Tres Consejeros, y es que no todos los días tiene uno un tresmil al alcance de la mano.




Juan y Juaco me siguen, pero más tarde desisten ante la abundante nieve helada de algunos pasajes. Al final fue sólo unos metros, luego ya en la arista iba prácticamente limpio. Llegué a la cumbre, me saqué una foto y salí para abajo, no fuera a ser que echara de menos estos minutos más tarde en el día…



De vuelta en la collada, una vez preparados, salí a por la arista encordado a la mitad de nuestra cuerda, de modo que mis amigos me seguirían cuando se terminaran sus cabos, de aproximadamente treinta metros cada uno. Desde el comienzo la roca da buena sensación: bloques afilados que sobresalen pero que están sólidamente unidos a la montaña. En apenas ningún punto me dieron mal rollo.
El ángulo es suave hasta llegar al primer resalte explicado en la reseña: voy buscando el camino más fácil, colocando seguros que casi siempre pasan por ser cintas alrededor de bloques. El primero de los tres resaltes que describe nuestra reseña se resuelve en la vertiente del Cap de Long: habla de una fisura con un clavo.
Cuando me asomo para mirar, decido cambiar las pesadas botas de invierno por los pies de gato: acertada decisión, porque resulta que me esperaba un tramo de unos diez metros muy verticales, y en los que aun teniendo buen canto, seguro serían IV+. Y claro, el tacto de los gatos no tiene nada que ver.




Después de esto la arista tumba pero sigue siendo afilada.
Cuando nos toca pasarnos al lado izquierdo, el hielo cubre la roca y le da ambiente.
El segundo resalte, un diedro muy guapo, lo evitamos rápidamente por la variante llamada“paso del buzón”, de nuevo por la derecha.
Vamos disfrutando de la escalada, del ambiente, de las vistas de cumbres y lagos a ambos lados. El día está azul totalmente, sin viento. Parece pedido a capricho.



La cresta tumba de nuevo y solo nos queda navegar a por el resalte final, que libra la llamada Proa. Cuando llego a ella me doy cuenta de por qué la llaman así: realmente recuerda la proa de un barco.
Este bloque se libra de nuevo por su derecha, para trepar después por un fantástico muro de granito dorado, surcado por una fácil fisura de formas y huecos.
Ya solo nos queda el tramo final a la cumbre.




La vista es espectacular: identificamos cumbres y macizos a lo largo de la cordillera: el hecho de estar “fuera” de la línea principal hace que podamos tomar una perspectiva poco habitual. Vignemale, Gabietos, Taillon, Brecha de Rolando, Casco, Cilindro, Marboré, Monte Perdido, Posets, Aneto…
Fotos de rigor, comer, beber, y mirar por dónde será la bajada normal de esta atalaya, que se eleva alpina en todas sus vertientes.

Destrepes fáciles pero verglaseados
Un mundo de bloques por recorrer
Siguiendo los hitos vamos bajando de terraza en terraza, evitando con cuidado las zonas heladas, los resaltes compactos más grandes. No es desde luego una normal para quien no se encuentre cómodo con aire alrededor. Además el verglás exige atención.
Para cuando tocamos “suelo”, delante de nosotros tenemos un enorme caos de bloques de tamaños variados, en general de grande a muy grande, que debemos navegar pasando por debajo del Ramoung, que se levanta alpino sobre nosotros, y seguir hacia abajo paralelos a la arista de Barris hasta casi su fin. Después tenemos que cruzar a la derecha hacia el paso del Pas du Gat para poder bajarnos de vuelta al Cap de Long.


El paseo de ayer por los lagos nos ha venido muy bien para situarnos en el macizo y tomar conciencia de las estructuras principales de esta zona. Por supuesto el GPS que lleva Juaco nos ayudará en caso de duda.
Todo este resumen se traduce en realidad en un buen rato navegando entre bloques (hora y media), recordándonos de cuando en cuando prestar atención, porque el cansancio, la confianza, y un bloque que se mueva inesperadamente pueden hacer que acabemos con una factura del dentista…
Para alcanzar el Pas du Gat aún tuvimos unos últimos pasos de arista, no menos bonitos por no esperados.
De ahí para abajo la mente se relaja y nos dedicamos a recordar y comentar los mejores momentos del día, que han sido muchos.


Atractivos pilares del Ramougn 
En el Pas du Gat
Ha sido sin duda una actividad preciosa. Precioso macizo este de Neouvielle. Seguro que volveremos.
Unos días muy buenos por los Pirineos.
Como siempre me pasa, mi lista de actividades futuras ya tiene nuevas referencias.

8:30 h Cap de Long
11:10 h Collado
11:25 h Cumbre Tres Consejeros
11:45 h Inicio escalada
14:45 h Cumbre Pic de Neouvielle
19:00 h Cap de Long

lunes, 19 de octubre de 2015

La Lloca boulder session

De camino, la vista se me había ido hacia la rompiente del mongol, donde cuando entra maretón te puedes quedar flipao viendo a los pros correr olas enormes que terminan estrellándose contra los bloques.
Personalmente puedo suspender la sesión de entreno o el paseo para quedarme embobado mirando a esta peña, varios de los cuales pueden ser colegas míos, negociando semejantes olakas.
No me extraña que la gente se enganche al surfing, tiene que ser alucinante…

Pero hoy, aunque se veía que había habido, o que iba a entrar más tarde, no asomaban surfers en la superficie ondulada, así que seguí hasta la penúltima cala de pedreru, donde están las travesías clásicas de la Lloca.

Va a tocar correr...

Llegué sabiendo que la marea estaba casi a tope, pero sabiendo también que en esta zona hay traves que no mojan nunca. El problema es, cuando ya veo desde la rampa cómo rompen las olas, que para llegar hasta lo seco voy a tener que estar atento a la serie y quizá incluso echar una carrera.

En la Lloca hay cuatro travesías bien distintas entre sí: de izquierda a derecha son, primero un muro de hormigón tumbado de unos diez o doce metros, de grado difícil de determinar, pero que está muy bien para entrenar técnica de pies.

La primera trave, tumbada de hormigón
Después hay una trave corta pero muy tiesa, diría que incluso puede que desplome algún grado (o eso parece por momentos). Esta también tendrá unos doce o catorce metros. El grado es muy fácil, cantos muy variados y abundantes, por tanto muy buena para entrenar en mi estado.


La segunda, corta y fácil, pero tiesa
La tercera travesía es sin duda la más guapa: tendrá sus cuarenta metros, y tiene pasos aislados que serán hasta 6b+ o 6c y en conjunto podrá rondar el 7a (en grado de vía, yo de bloque no sé cotar). Esta es buenísima, pero hoy las olas le llegan a la mitad derecha, así que no creo que me ponga en ella.
Por último está la de la rampa, pero aquí casi nunca entreno ya, desde que pusieron la barra de mano se fastidió la mitad superior. También la recuerdo como muy buena para entrenar, siendo fácil y tiesa.Hoy además las olas la tienen pingando hasta arriba.
Cuando llego al pie de las traves secas, el sol aún no pega en el muro, pero la temperatura y el tacto son muy buenos.
Me vendo, me calzo, estiro un mínimo, y le doy tres seguidas ida y vuelta a la corta tiesa. Bajo hinchado. 


Sentado en las rocas, viendo las olas llegar hasta apenas dos metros de mis pies, me relajo y recuerdo sensaciones vividas a lo largo de los años, aquí o en la “argolla”, donde tantas horas de entreno he disfrutado.
Vuelvo a darle, pero esta vez sólo ida, vuelta, e ida. No doy para más.
Cuando llega el sol la sensación incluso mejora, excepto en mis antebrazos!



Regletas y agujeros típicos de las traves de la playa
Es en estas travesías donde aprendí a escalar, y donde gané la mayor parte de mi fuerza y resistencia (ambas muy superiores hace tiempo a las actuales). En aquella época no había rocódromos y mucho menos salas de Boulder. Como ventaja, la sensación de escalar aquí es mucho más cercana a la real que sobre presas de resina: la forma de agarrar y de colocar pies. Como desventaja clara, aquí no hay desplomes. Además, como el patio de mi casa, cuando llueve se moja. Y de noche, pues eso, es de noche.
Pero durante mucho tiempo, el búlder y el entreno para mí y mis colegas era en la playa: vaya lujo!
Le doy ahora una pasada a la de hormigón, para ver qué tal, y la encuentro especialmente difícil hoy…
Después de descansar otro rato me subo a la de antes y le pego un pase final ida y vuelta.



Está claro que ha sido una buena sesión de entreno.
Qué lujazo tener esto y saber disfrutarlo.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Reposo activo por los lagos de Neouvielle

23 Septiembre 2015
Juan y Joaquín Piñera
Trekking de los lagos: Lago L´Orédon, lago d´Aubert por les Laquettes, lago d´Aumar, collada de Estoudou, lago L´Orédon



Cuando la tarde anterior llegamos a la zona, la gruesa niebla nos impidió ver prácticamente nada. Tal y como anunciaban, por la noche llovió y el día amaneció aún muy cerrado. Así las cosas, nos levantamos de nuestro campamento en la pista junto al lago L´Orédon y decidimos subir al Cap de Long para aprovechar el tejadillo y las mesas del chiringuito para desayunar a techo.



Las paredes del Cap de Long chorreando
Después del desayuno la cosa aún seguía fea, pero decidimos acercarnos hasta el parking del lago L´Orédon y ver qué se veía por allí. Aquí hay una barrera y un parking de pago, los primeros quince minutos gratis, así que entramos a pensar.


Una vez aparcados, echamos una ojeada a unos paneles explicativos con información del parque y excursiones por la zona. Yo había visto referencias de excursiones por internet, y me pareció identificar una de ellas. Sacamos una foto al panel y fuimos a prepararnos: las chupas, un poco de agua y algo de comer.
Antes de salir, el paisano de la garita me explicó amablemente el recorrido, los tiempos estimados, el motivo de los nombres de los distintos lagos… y todo esto en español: muy majo.




Salimos por la orilla del lago hacia una ladera boscosa por la que había que remontar a una collada. El cielo seguía oscuro y a ratos llovía, pero para pasear estaba bien.
En la subida, las pequeñas cascadas, las setas, los árboles hacían agradable el caminar.
Una vez en el collado el viento se levantó más desagradable, pero empezaban a verse parches azules en el cielo.


Caminábamos ahora a la orilla de Les Laquettes, que teóricamente son lagos más pequeños, aunque alargados. Poco a poco el sol iba ganando presencia.
Para cuando llegamos a la orilla del lago d´Aubert aunque seguía fresco, ya se estaba bien. Este lago, cuyo nombre significaba de agua verde según me explicaba el señor de antes, aparentemente porque antes era un lago poco profundo, y las algas poblaban su fondo, de ahí el color y por ende el nombre. Más tarde se le construyó una presa con propósitos de aprovechamiento energético, y su profundidad creció considerablemente, perdiendo por tanto sus algas, y el color y motivo para su nombre… Paramos a picar algo al resguardo del viento frío.



Continuamos después siguiendo las marcas hacia el lago d´Aumar, que de nuevo según el hombre de la garita, su nombre viene del recuerdo del mar por las olas que se forman en él cuando hace viento.
Vamos caminando por su orilla disfrutando de las vistas, los perfiles de cumbres, los bosques y los prados alpinos. Estamos todo el tiempo por encima de dosmil metros.



Sin peso y sin prisa continuamos el paseo ascendiendo ahora hacia la collada de Estoudou, que nos dará buena perspectiva de otra parte del macizo, igualmente espectacular, con lagos y cumbres, y donde también se ven algunas torretas de instalaciones de esquí, que vienen de San Lary Soulan.
La bajada de vuelta hacia el coche en L´Orédon es bastante brusca, perdiendo unos trescientos metros en poca distancia.

La belleza en lo pequeño
Al llegar, unas cinco horas más tarde, estamos satisfechos con la excursión en este día de transición, de reposo activo.
Ocho euros de peaje, pero creo que merece la pena.
El macizo de Neouvielle es apto para todos los públicos y actividades: perfectamente se pueden hacer por aquí entretenidas excursiones con niños, puede que de BTT, tiene muy buena pinta para el esquí de montaña y para escalar las opciones son obvias.


lunes, 5 de octubre de 2015

Alpinistas de las aristas: Salenques Tempestades al Aneto

21 Septiembre 2015
Juan y Joaquín Piñera
Pico Aneto (3.404 m), Integral Salenques Tempestades (2.500 m long. 725 m desnivel, D, IV+)


Un año más y van tres, el destino inicial dela pequeña escapada de verano a los Alpes se cambió en los últimos días por el de Pirineos. Todo el verano de temperaturas muy elevadas había dejado los montes en condiciones delicadas. Mis conversaciones con Kiko, con Javi Sáenz, con la Casa de la Montaña y con el guarda del refugio de Conscrits me habían convencido de que, una vez más, mejor nos quedábamos más bajos. Además, la previsión de la meteo para la semana era bastante mala en Chamonix o en Ecrins, e infinitamente mejor en Pirineos.
Como por otro lado tengo miles de cosas por hacer aquí, algunas pendientes del año pasado, pues la decisión tampoco me costó mucho.
Hacía tiempo que no salíamos de viaje juntos los tres, quizá desde el año de la Kufner, y ya llovió de aquello. El caso es que a pesar del tiempo, con Juan y Juaco es como si hubiéramos estado juntos el fin de semana anterior… es la confianza de los años.
Madrugamos el domingo y condujimos el trayecto hasta Benasque, donde nos comimos un buen bocata. La carretera hasta la Besurta ya está abierta, así que seguimos para arriba. A media tarde y con cierta ansiedad terminamos de preparar las mochilas y salimos hacia el monte. Apenas un cuarto de hora más tarde me doy cuenta de que, con las prisas, me he dejado el croquis en el coche: con una escalada tan larga y laboriosa por delante, la ayuda del excelente croquis de caranorte.com es algo que bien merece darse el paseo de vuelta. No va a ser lo único que habremos dejado de meter en la mochila, pero eso lo descubriremos más tarde…
Yendo tres y optimizando al máximo el material, las mochilas no pesan demasiado, pero el caso es que no estamos muy entrenados en esto de subir a vivaquear. Yo subo el piolet además de los pinchos, por si hay que meter algún clavete, así que también subo tres clavetes, claro...


Bajo un perfecto cielo azul superamos Aiguallut. Remontamos hacia el collado de Barrancs. Un poco antes, en la collada en que el año pasado dormí con Rafa, nos encontramos a dos tíos recogiendo la tienda: habían hecho la integral ese día, así que aprovechamos para preguntarles varias cosas que nos van a ser útiles, especialmente para tranquilizar a unos y confirmar a otros. Ya nos avisan de que hay nieve fresca en la primera parte, llegando esta a incordiar un poco. Son las seis de la tarde, así que decidimos continuar más para restar aproximación al día de mañana, aunque luego suponga tener que subir a por los sacos a la bajada.



En el collado de Barrancs hay varios vivacs de hierba, así que nos instalamos en uno de ellos. Mientras sorbo la sopa caliente en la taza de Peppa Pig que he tomado prestada de mi hija Jimena, reflexiono sobre lo minimalistas que hemos sido con la comida… Va a ser mejor que no toquemos ese sobre de salchichón hoy, no vaya a ser que mañana no sea suficiente con las dos barritas y el plátano que nos hemos racionado por persona para la escalada… Seremos zotes.
Después de una noche estrellada amanece fresco. El desayuno de colacao, galletas y sobaos con mermelada sí es bueno. Repasamos las mochilas y salimos a por lo que nos queda de aproximación hasta el collado de Salenques. Al final se traduce en casi hora y media de paseo entre los bloques.
Son las nueve cuando llegamos a la collada e iniciamos la arista. Al principio va fácil y por la vertiente de Barrancs, luego poco a poco cogiendo ángulo y nieve según nos acercamos a las primeras agujas, hasta el punto que sacamos la cuerda para asegurar a Juaco en un paso de bloque con nieve helada.




Un pocomás y hay que poner crampones. Desde aquí ya vamos los tres avanzando de forma simultánea unidos por la cuerda.
Las trepadas de los gendarmes característicos se van sucediendo, disfrutando del excelente granito. Vamos progresando hacia el Margalida con algún pequeño rápel intercalado. En el último resalte tieso me calzo los gatos por hacerlo en libre. Será IV+ y se podía acerar bien, pero ya que los traigo…



Flanquear el Margalida nos lleva lo suyo, buscando el mejor paso hacia su cumbre donde enlaza la otra arista que viene del Este. Después un rápel y un rato de caminar hacia la cumbre del Tempestades.
El día va avanzando y las horas pasan: vemos por delante mucha arista aún, toda la cresta del Tempestades hasta su brecha, y luego la Espalda del Aneto. Hacemos apuestas sobre la hora a que haremos cumbre: empezamos a darnos cuenta de que no vamos a bajar a la Besurta hoy… es decir, el hambre nos acecha.




La escalada sigue siendo preciosa, el ambiente de montaña espectacular. La nevada de unos días atrás ha dejado lo justo posado en la cara norte para darle color, sin molestar en absoluto ya. El cielo sigue limpio y no hay viento, así que no tenemos más preocupación que escalar.
Después del rápel a la Brecha de Tempestades hay un largo muy guapo de trepar en el inicio de la Espalda del Aneto. Tras éste una zona de bloques en la que mi instinto nos lleva hasta el “merlet” que indicaba el croquis (que no sabíamos lo que significaba, y que deducimos por el cordino y la lógica). En este punto puede ser el único en el que la descripción del croquis nos resultó confusa, quizá también de la fundida que llevábamos… y es que todo el santo día con un plátano y dos barritas, pues eso.



Travesía, rápel y nuevas trepadas en medio de la luz irreal del atardecer, se han generado unas nieblas hacia poniente que por momentos tapan el anaranjado sol, muy bajo ya. La arista sigue afilada y a ratos me deja estampas buenísimas de los amigos siguiéndome. Espectacular.
Cuando coronamos la Espalda y nos desencordamos, mientras camino entre bloques hacia la cumbre, la visión de esta me hace pensar que hay gente arriba que va a vivaquear. Por un buen rato lo estuve pensando mientras intentaba alcanzar a los brother que trepaban por delante de mí. Luego ya me dí cuenta de que lo que creía que era gente poniéndose ropa junto a la cruz, no era sino trapos amarrados y zarandeados por el viento del anochecer.




En la cima miro el reloj: son las ocho y media de la tarde y apenas se ve nada. Once horas y media para la arista: desde luego no es para tirar cohetes, pero la verdad es que siendo tres la cosa se alarga. Además, me lo he pasado como un enano.
Recogemos el material, nos ponemos la chupa y la frontal, y salimos hacia Mahoma sin regodeos, queremos aprovechar la poca claridad que queda.
Pronto es noche cerrada y avanzamos bajo la luz de miles de estrellas siguiendo la huella de la normal, que sabemos hemos de abandonar hacia el negro valle. El glaciar está perfecto para caminar, con nieve nueva helada.
Después de unas cuantas zetas y de varias consultas al GPS de Juaco, identifico las huellas de los dos tíos de ayer, tirándose a derecho hacia abajo. No lo dudo y las seguimos directamente.
Vamos siguiendo estas leves marcas en la nieve, perdiendo altura. De cuando en cuando me paro a esperar a los colegas, sentado en algún bloque. En esos momentos me doy cuenta de lo muy guapo que ha sido lo vivido hoy. De cuánto me gustan este tipo de actividades. También me doy cuenta de la sed que tengo desde hace rato, y también del hambre en el que prefiero no pensar, sabiendo que no hay cena, ni tampoco va a haber desayuno. Entonces apago la frontal (¡sólo faltaba ya quedarse sin pilas!).
Terminada la nieve y sin referencias, buscamos el mejor camino para evitar rodeos hacia el vivac.
Un rato más tarde nos paramos a beber del desagüe del glaciar y a comernos nuestra última reserva estratégica:un efímero sobre de 150 gramos de salchichón entre tres paisanos hechos y derechos.
A continuación continuamos tropezando entre los bloques ya en el camino, intentando localizar las marcas de color o los hitos.
Llegamos al vivac a las doce y media de la noche. Nos ha llevado cuatro horitas desde la cumbre. Hay una tienda en nuestro corro de piedras, pero encontramos otro cerca, puede que incluso mejor.
Nos derrumbamos en los sacos.
Llevamos diecisiete horas casi sin parar.
La noche vuelve a ser perfecta, de estrellas y sin viento.



Por la mañana hacemos las mochilas y caminamos las casi tres horas hasta el coche en la Besurta volviéndonos a menudo a disfrutar de las vistas. Ya abajo nos pegamos un homenaje memorable de todo tipo de viandas, incluidas dos latas de fabada.
Después nos dirigimos al macizo de Neouvielle, donde tenemos otra arista que queremos hacer.

Ha sido sin duda una actividad preciosa. De las que recuerdas siempre. Me alegro de haberla disfrutado con mis amigos.

7:30 h arranque vivac
9:00 h collada Salenques
20:20 h cumbre Aneto
24:30 h vivac