LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
DONDE ESCALAR, ESQUIAR, PEDALEAR, CORRER, CAMINAR...
DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO

martes, 26 de abril de 2022

Bautismo de esquí de montaña

Marzo 2022. Javi, 12 años.

Ya me lo había dicho el año pasado, que quería probar.

Yo no soy un esquiador de montaña. Salgo unas cuantas veces por temporada y es verdad que me gusta mucho a pesar de mi bajo nivel. Se trata de una disciplina en la que el esfuerzo es el rey, ocupando un porcentaje muy alto del tiempo total dedicado. En realidad, se me parece mucho a la bicicleta de montaña: cuestas que te lleva mucho tiempo remontar y que se convierten en breves momentos en la bajada. Me resulta ideal también para entrenar, acumular desnivel sin impacto. Por otro lado, los paisajes a los que accedes, el ambiente de la montaña invernal, la sensación de libertad es simplemente espectacular.


Buscando material de segunda mano conseguí unas tablas y pieles que, bien trabajadas ya, servirán para probar. Mi amiga Raquel nos las vendió. Respecto a botas no ha habido suerte, tendrá que probar con las de pista. Ya aparecerán para la próxima temporada.

Javi tiene doce años. No es habitual por aquí ver niños de esa edad haciendo esquí de montaña. Tampoco es habitual verlos remontando rampas duras en bici de montaña como él empezó a hacer hace ya varias temporadas. En una de sus primeras subidas al Picu Sol hace ya tres años, la gente que nos cruzaba se le paraba a mirar, y a comentar el empeño, admirados. Lo mismo nos pasó con los primeros días foqueando.

El invierno toca a su fin y las condiciones no son las mejores. Así que nos hemos limitado a la estación. Por otra parte, para probar es sin duda la mejor opción.

La primera sesión la dimos él y yo solos un viernes de tarde: salir del cole, comer a toda leche y subir al puerto. Al llegar apenas hay nadie en el aparcamiento. Nos preparamos y para arriba por el Vallón. Hay nieve suficiente para remontar por esta zona fuera de pista.

Las primeras sensaciones fueron raras, cuesta dar los primeros pasos. Al rato ya remonta sin problemas. Lo saco a alguna media ladera para que se acostumbre un poco. Cruzamos a dos o tres tíos entrenando, subiendo y bajando solos o con perros. Se le quedan mirando incrédulos…

La estación está vacía y el día regular. Al llegar arriba del todo lo felicito: es un gallo. Hemos tardado algo más de una hora, pero es normal. Consejos de padre, pasos a seguir: quitar tablas, quitar pieles, ojo que no hay frenos, apretar botas, ojo no se vuele nada, calzar tablas, ojo que aquí no está pisado… Mira que estamos solos: atención a no caerse, no hacerse daño, esto es el monte (aunque ahora estemos en estación). Trato de que cale el mensaje sin parecer pesado…

Los primeros giros no son buenos. Javi está acostumbrado a sus tablas de pista, con las que vuela. El cambio de peso, de tamaño y que no están enceradas, le frustra. Por momentos hay crisis. Llegamos abajo sin mucha alegría. Las sensaciones del descenso le han desanimado. Trato de decirle que es normal, que si las tablas nuevas, que si la falta de cera, que la nieve… No parece quedar muy convencido.

El caso es que a la semana siguiente estamos otra vez camino de Pajares.

Madrugar el sábado ya demuestra interés. La pena hoy es que se ha quitado mucha nieve con la semana de calima y lluvia combinadas. Además, el cielo también está muy cerrado. Pero esta vez le he encerado tanto las tablas como las pieles. Además vamos con Nando, que es garantía de éxito.

La cosa es que aún no hemos terminado de prepararnos Nando y yo y el guaje ya sale foqueando para arriba…

Subimos charlando, bromeando. Los otros esquiadores de montaña que andan por aquí, cuando ven al guaje paran a saludarle, a comentar la jugada, a darle ánimos. Subimos más rápido que la semana pasada. En la cumbre, le remito el mantra: quitar pieles, ojo que no hay frenos, que no se vuele nada, apretar botas, calzar tablas, y p´abajo con precaución.

Hoy desde el primer giro las sensaciones sí son buenas. Sale contento y confiado. Al poco rato ya tienen que parar a esperarme… Se le ve encantado.

Cuando llegamos abajo nos pide volver a remontar otra vez: solo un trozo le decimos. Ponemos pieles y de nuevo para arriba. Alguno de los que andan foqueando y lo ven subiendo otra vez no dan crédito. Remontamos hasta un cruce, como a un tercio de subida, y nos volvemos a dejar deslizar.

A mediodía en casa. Encantados. Hoy las sensaciones han sido muy buenas. Tanto para arriba como para abajo.

A ver si nieva y podemos salir a intentar alguna cumbre fácil, de verdad de esquí de travesía. Si no ya quedará la cosa para la próxima temporada. Ha mordido el anzuelo. Creo que le ha gustado el tema y querrá repetir.

Como dice Nando, vaya filón que tengo con este guaje. Hay relevo!