LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
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DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO

sábado, 22 de marzo de 2014

Hielo Dulce Hielo Dulce Hielo

Viernes 14 de Marzo 2014
Rafa Belderráin
Peña Ubiña (2.417 m),  “Directa Hielo Dulce” (550 m, 4. III. M4)



Los amigos con los que haces las cosas siempre son más importantes que las propias cosas que haces. Por segunda vez en lo que va de invierno, me he reencontrado con un viejo amigo y compañero de escalada con el que hacía mucho tiempo que no iba al monte. Y por segunda vez ha sido una gran jornada de montaña llena de vivencias.

Mi amigo Rafa, un máquina

La primera vez que subí a Peña Ubiña, allá por el año 91 o 92, fue a finales de Noviembre y fue en condiciones invernales. Iba con mis amigos Juaco Piñera y Rubén Díaz. Por entonces subimos por la Norte Clásica asturiana. Yo llevaba un piolet alquilado en el club Torrecerredo, y no llevaba crampones, así que me ataron a una cuerda entre los dos y me llevaron así hasta la cumbre, disfrutando de nieve dura pero que dejaba hacer huella. Recuerdo que cuando salíamos a la cima, hablaban entre ellos de la vía “Hielo Dulce”, una vía muy larga y difícil, de escalada en hielo, que llegaba allí mismo desde las profundidades de la cara Norte leonesa. Desde entonces he tenido ese nombre en la cabeza.

La semana pasada, siguiendo el periodo anticiclónico en el que estamos instalados hace unos días, y habiendo recibido buenas referencias por parte de Mon (no hay como tener amigos) respecto a las condiciones de la vía en cuestión, me puse a buscar compañero desesperadamente para ir a probar suerte el viernes (seguro de que el fin de semana iba a haber demasiado tráfico para mi gusto). Mis habituales no estaban disponibles, no obstante, estaba llamándolos de un día para otro. Fui bajando por la lista hasta que llegué a Rafa, con quien hace tiempo que tenía pendiente una salida a escalar. La respuesta fue positiva, así que nos organizamos.

Rafa es mi amigo desde hace muchos años. El tío le pega mucho y muy duro al esquí de montaña, con carreras y competiciones (y podios). Hace alpinismo y tiene cumbres por todo el mundo: Perú, Bolivia, Argentina, Chile, Ecuador, Rusia, Pakistán (donde coronó el G2), y lo que me estaré dejando… Un currículum apabullante. Físicamente es un portento. En una época ya lejana escalamos en roca mucho juntos, luego dejamos de quedar, pero siempre hemos estado en contacto cercano. Ahora, los niños también nos vinculan: los mayores van al cole juntos y los pequeños a la guardería. La vida avanza como un rodillo.

Un croquis bajado de la red (gracias)
La “Directa Hielo Dulce” fue abierta allá por 1982 por Luis Casal y Segundo Téllez. Es una vía larga para los parámetros cantábricos: después de un tramo inicial en nieve suave, tiene dos largos de roca, seguidos por un destrepe o rápel, hasta coger un tramo intermedio más llevadero, y con una parte final con pasos mixtos complicados. Una vez en la segunda parte, la retirada se complica. Son esos pasos mixtos del final los que Mon me decía que estaban en hielo en muy buenas condiciones, y que me animaron a intentarla. Con todo, no estaba convencido de poder con ella, así que también me planteaba otras vías vecinas más fáciles, si es que no me atrevía a entrar.

En Torrebarrio no hacía demasiado frío, entre dos y medio y tres bajo cero, pero sí el suficiente para dejarnos las manos como tablas mientras nos preparábamos. Dos chavales salieron antes que nosotros, y los fuimos persiguiendo toda la hora y media de aproximación hasta la base de la Aguja, donde paramos a poner pinchos y arnés. Hasta aquí vinimos en seco, lo que es perfecto. Ellos se iban al corredor de la Aguja, también en excelentes condiciones según Mon.

Resalte de entrada a la canal
Con huella hasta la base (la vía se había repetido esa misma semana) flanqueamos las palas por debajo de toda la Noroeste, y no sin cierta impaciencia, me metí a la canal con ganas de empezar.
Pronto nos encontramos un pequeño resalte en la entrada, en hielo vivo, y decidimos sacar los trastos y empezar a escalar atados  (en varios croquis he visto cómo esta parte inicial la marcaban sin reuniones). Estiro los primeros 60 metros superando dos resaltes de hielo de muy buena calidad, metiendo algún tornillo y montando la reunión en un clavo viejo a la derecha cuando consumí las cuerdas. Estaba asegurando cuando apareció el primero de otra cordada: incluso en día laborable, las excepcionales condiciones nos habían traído compañía.


Rafa continuó delante hasta el hombro que nos dejaba al pie de los dos largos de roca, una parte de la escalada que me tenía intrigado. Una vez aquí, me quité los crampones y los guantes y salí a por ello: no hice caso a un clavo que asomaba a la derecha al empezar y tiré por su izquierda. La roca no estaba muy fría y los pasos eran fáciles: con prestar atención para no coger o pisar lo roto era suficiente. A los pocos metros vi en un diedro a mi derecha un clavo con una cinta naranja: llevando un croquis “de raya gorda” no es fácil saber qué hacer, así que me fui a por él. Tenía un maillón, lo chapé y seguí hacia arriba por el diedro: aquello parecía tieso y poco evidente, así que me salí a la izquierda.  De nuevo en terreno fácil, pronto me encontré una cómoda reunión con dos clavos en una terraza. En los cuarenta metros no creo haber hecho ningún paso de IV.
Segundo largo de roca
La siguiente tirada en roca a derechas tampoco opuso mayor resistencia (ni tampoco pasos de IV, creo). Alcanzada la arista, además de disfrutar de unos minutos de sol, ya pude ver bien la segunda parte de la vía: un destrepe de un largo aproximadamente, seguido de una zona de transición de dos o tres largos hasta alcanzar un primer muro con resaltes de buen hielo. Por encima parecía haber otros dos largos más también con hielo en los resaltes, y tapizado de grandes formaciones de nieve ventada tipo Patagonia: como me decía Martín días atrás, estilo Sarmiento.

Breves minutos de sol al acabar las tiradas de roca



Las dos cordadas nos movíamos ya casi en paralelo. Rafa destrepó, yo le seguí, e iniciamos el tramo intermedio de ensamble buscando puntos en la roca para colocar seguros, e intercalando tornillos de hielo de cuando en cuando. Los otros dos chavales, Julio y Miguel, de León y muy majos, venían detrás hasta que cuando yo monté una R ellos pasaron delante en ensamble como tiros.

Pala intermedia y largos superiores
La nieve buenísima, el hielo igual. Ambientazo alpino: disfrutando a tope.

Debajo del primer resalte serio montamos reunión con una estaca y salí detrás de la otra cordada. El muro tenía unos metros a unos ochenta grados, y luego alternaba otras zonas de hielo vivo más tumbadas. Con buenos tornillos y hielo algo estalladizo a los piolets, con seguridad alcancé de nuevo a nuestros colegas.
Rafa me sigue sin ningún problema, a pesar de que las dragoneras le incordian.



El siguiente largo de hielo tieso tampoco va a ser el último: este va más encajado por canalones y goulottes. Es muy estético y va a resultar más duro que el anterior, más continuo y vertical. Lo termino con las cuerdas apuradas a tope en una repisa helada en la que, sentado, coloco dos tornillos. La salida parece que está sólo a unos pocos metros: los de León ya están saliendo al sol.

Por arriba nieve pegada "Sarmiento style"

Penúltimo largo, goulottes y resaltes
Cuando llega Rafa me comenta que le ha pegado un buen golpe y susto uno de los bloques de hielo que se están desprendiendo de las formaciones de encima: les lleva dando rato el sol y de cuando en cuando bajan buenos pepinos. Le ha dado en el casco, el hombro y la cara, así que está claro que era un buen bicho…
Vuelvo a tirar este último largo disfrutando a tope. Son más metros de los previstos, casi treinta, súper estéticos por canalones estrechos con un excelente hielo que no parece cantábrico.

Orgásmico último largo
Finalmente salgo al sol, espeto una estaca en la nieve blanda y aseguro a Rafa que llega rápido.
Recogemos las cuerdas y caminamos los escasos cincuenta metros que nos separan de la cumbre.


Son las cinco, más tarde de lo que esperábamos, pero no importa. Lo hemos pasado muy bien, hemos disfrutado una buena vía de montaña en unas condiciones buenísimas. Hemos pasado por las incertidumbres típicas cuando te enfrentas a algo desconocido y que quizá te quede grande…  Nos hemos reencontrado después de muchos años y comprobamos que por algo habíamos escalado tanto juntos: nos entendemos bien y nos gustan las mismas cosas…
Por segunda vez en el invierno, he tenido un reencuentro invernal y afortunado. En este caso como en el anterior, repetiremos.


 Gijón 6:45 h
Torrebarrio 8:15 h
Inicio Aproximación 8:30 h
Pie de Vía 10:15 h
Cumbre 17:00 h
Torrebarrio 19:00 h
Gijón 20:15 h

lunes, 10 de marzo de 2014

Reencuentro invernal y afortunado

Domingo 16 Febrero 2014
Iñaki Diez Maneiro
Pico del Mediodía (2.180 m), “La Dama Blanca” III/4, 600 m



Iñaki y yo habíamos empezado a ir de monte juntos a los doce o trece años, y a escalar a los quince: durante siete u ocho años fuimos compañeros de cordada.
Cuando separamos nuestros caminos, hace ya más de quince años, cada uno tenía intereses divergentes. Iñaki estaba empezando a escalar muy fuerte en artificial, y además le daba duro a la escalada en solitario. Todo esto unido a que estaba muy centrado en el Picu. Yo en cambio estaba algo saturado de Urriellu: las vías que tenía allí pendientes por delante empezaban a ser verdaderos bacalaos, y quería explorar nuevos sitios. Además me interesaba mucho más el libre que los pedales.

No estamos del todo seguros, pero quizá la última vez que nos encordamos por entonces fue cuando hicimos Zumbeltz. Esto, que fue en el verano del 97, fue una de las primeras repeticiones (la segunda creo). Una vía de artifo paralela al Pilar del Cantábrico y que se une a este a la altura de la R8 o 9, de hasta A4 según el croquis (algo menos según los que saben). La resolvimos con una fantástica noche en hamaca rígida en la reunión cinco o seis, con el volao de la Bermeja por debajo del culo, y en la que recuerdo haber dormido como un lirón. No tenemos ni una foto de aquella aventura: no teníamos cámara… Manda huevos. Más o menos después de aquello nos separamos.


Los años han ido pasando, y en medio Iñaki estuvo una buena temporada sin escalar. Yo seguí mi trayectoria por mi cuenta, con nuevos compañeros, acercándome cada vez más al alpinismo y separándome de la dificultad en roca. Empecé a preferir escalar más fácil pero más metros, recorrer montaña.

Cuando nos encontramos a las siete de la mañana en la plaza de Maraña a la luz de la frontal, nos dimos un abrazo. Yo aún no las tenía todas conmigo: mi prioridad respecto a la seguridad escalando es alta, y no estaba seguro de que Iñaki fuera del todo en mi línea. Él es un tío muy impulsivo y pasional. Además, sus aperturas en los últimos años me daban mucho respeto. Después de repartir los trastos, y de ver marchar a Mon, Gelo y compañía, cuando aún junto al coche nos pusimos la mochila a la espalda, Iñaki se puso el casco: “un resbalón tonto en la nieve helada y te puedes hacer daño”. Desde ese momento estuve mucho más tranquilo.

El croquis de la guía de Salvi
El croquis de Adrados
Poco a poco fuimos recortando distancia a las luces de los amigos, y para cuando amanecía íbamos todos juntos. Las miradas a nuestro objetivo, la norte del Mediodía, y los comentarios sobre lo bonita y la buena pinta que tenía se repetían por entre las sornas y el cachondeo general hasta que la cuesta ya obligó a callarse y a hacer turnos abriendo huella.

Todos menos Mon, que tiró la foto
Después de ponernos el arnés, los crampones y la ropa de escalar, hicimos en pelotón el flanqueo bajo la cara para embocar las canales de entrada a nuestras vías: Iñaki y yo íbamos a la “Dama banca” mientras que Mon con Gelo y Andoni, más Julio con Emilio iban todos a la “Norte Directa”.

Las dos vías en cuestión fueron abiertas por la misma visionaria cordada galaico-leonesa: Pita-Fernández. Las dos vías se convirtieron rápidamente objetivo para muchos (a mí siempre me han dado mucho respeto). Concretamente la "Dama Blanca" alcanzó un estatus casi mítico por lo difícil que fue conseguir sus primeras repeticiones.


M4 o V+, depende del croquis
Arrancamos sin cuerda por la primera goulotte hasta chocar con un resalte de roca en el que afloraba un clavo. No lo reconocía como el mismo que superamos en diciembre Martín, Fer y yo, pero ya no estoy seguro. Aquí Iñaki reforzó la reunión, se colgó los trastos y salió por el paso de mixto (he visto croquis que marcan V+) con una envidiable soltura. A mí me costó bastante más de segundo, pero fuera de ese paso la cosa fue correr por la nieve hasta el spit que da paso al flanqueo.



La mucha nieve no dejó a Iñaki ver la reunión, y con la cuerda consumida estaba en mitad de la nada sobre los piolets, así que paré en el spit hasta que completó la travesía y montó reunión. Destrepé sin problemas y lo alcancé con ganas de ver la pinta que tenía la cosa por arriba. Aquí dejamos de ver a los amigos, que progresaban veloces por las campas de la Directa. De un primer vistazo me quedó claro que la cosa pintaba mucho más fácil que en mi intento anterior. Este largo que en diciembre obligó a Fer a trepar con atención sobre nieve inestable lo hice yo sin pestañear. No tenía nada que ver.

A por el cuarto largo, mucho más fácil que en diciembre
Ya en la reunión siguiente, el paso mixto desplomado que hizo Martín tenía encima dos metros de nieve: Iñaki salió prácticamente caminando por el mismo sitio.
A partir de este punto, la tónica fue la siguiente: Iñaki estiraba el largo, superando el resalte de turno, y ante la falta de un sitio claro para montar la reunión continuábamos en ensamble a por el siguiente. De este modo encadenamos no sé si tres o cuatro largos de croquis. Ahorramos las reuniones aunque no demasiado tiempo, porque Iñaki se tomó muchas molestias en buscar alternativas serias para los seguros intermedios.

Iñaki en buen hielo en el resalte del quinto largo
Fin del ensamble de los largos 6 a 8


Cuando finalmente lo alcancé, ya habíamos salido de las dificultades: intentó explicarme lo sucedido y hasta disculparse cuestionando su forma de actuar, pero para mí, le dije, fue la mejor opción: no había alternativas mejores que no pasaran por pasarse un buen rato destapando roca en busca de sitio para clavar o colocar algún friend de reunión. La roca de esta montaña es bastante tacaña en oportunidades, así que seguramente la reunión hubiera sido similar a los seguros intermedios que colocó. Además le confirmé que lo colocado cumplía con creces mis expectativas. Iñaki tiene un estándar de seguridad muy similar al mío: esto me alegra y hace pensar que repetiremos en el futuro.

En mitad del ensamble de largos 9 a 11
Saludando a los amigos en la vía de al lado
Lo que quedaba por encima (y que por fin me dejó para mí) fueron ya palas de nieve a cincuenta o sesenta grados con un pequeño resalte corto y aislado. Lo resolvimos del mismo modo, ensamblados por unos tres largos hasta la arista. Fuimos sin prisa: Iñaki cogió ángulo para ver a Mon y compañía, y paró a charlar, a sacar fotos e incluso grabar vídeo.


La arista es muy alpina pero estaba fácil, en dos largos llegamos a la cumbre. Miré la hora, eran las dos de la tarde, nos había llevado apenas cuatro horas y media, y eso sin correr.




Mientras comíamos algo y recogíamos los trastos, comentamos cómo, en cierto modo, la escalada nos había dejado una sensación encontrada. Por un lado estábamos súper contentos con la vía, que es preciosa. La escalada nos había gustado, y el ambiente de esta montaña, aunque pequeña, es muy alpino. Por otro lado se nos había caído un mito: nos había resultado demasiado fácil. A mí, fuera del paso de mixto de la entrada, lo que es la escalada en sí me resultó del todo asumible: creo que yo la habría podido haber hecho entera de primero sin problemas, y eso es señal de que no estaba difícil para nada. Iñaki tenía esa misma sensación. 


Obviamente estaba en muy buenas condiciones. Probablemente mejores que las encontradas en su apertura y en todas las repeticiones hasta ese día (cuatro creo). Sólo eso podía explicar haber subido por allí tan tranquilos y en ese horario, ni siquiera nos habíamos esforzado especialmente en correr. En estas estábamos, recogiendo y pensando en bajar, cuando apenas media hora después de llegar nosotros aparecieron primero Andoni y luego Mon y Gelo (menuda cordada!), justo detrás seguidos por Julio y Emilio. Mon se había hecho en libre por hielo el paso de A1 de la Directa, no sin antes darse un pire: gente dura!

El Maraña Team: de pie Iñaki, Andoni, Emilio y Mon, debajo yo, con Julio y Gelo. Al fondo los Picos
Fotos, risas, cachondeo. Compartir montaña con esta gente es un placer. En la bajada mirando nuevos objetivos (alguno ya está tachado en este momento), hablando de proyectos, de familia, de la vida…
Un gran día de montaña y de reencuentro: habíamos escalado alto, rápido y ligero, y además seguro.
Iñaki y yo repetiremos.

Gijón 5:15 h
Maraña 7:00 h
Pie de vía 9:00 h
Inicio escalada 9:30 h
Cumbre 14:00 h
Maraña 16:00 h
Gijón 18:00 h

A los dos días se repitió de nuevo la Dama Blanca, a los tres días Fer y Martín repitieron la Norte Directa y rescataron junto con Mon a la perrina "Chispa", que nos había acompañado hasta el pie de vía y que pasó tres noches al raso a la altura de la reunión cuatro de la Directa. A la semana de nuestra repetición Mon hizo la "Dama Blanca" en solo, en una hora y pocos minutos, ojito. Las mejores condiciones de la última década!

(algunas fotos son de Iñaki y otras de Mon, gracias!)

lunes, 3 de marzo de 2014

Sin fotos

Es evidente que las fotos ayudan a rememorar los episodios vividos. 
Sin ellas cuesta más. 
Sin embargo, tengo en la memoria unas cuantas escaladas, ascensiones o actividades que, a pesar de no tener fotos y del paso de los años, mantienen buenos recuerdos frescos.

Al principio ni siquiera tenía cámara. 
Más adelante, unas veces fue que la olvidamos en casa, otras veces no colocamos bien el carrete (cuando aún había carretes) como me pasó en Finale Ligure.
En otras ocasiones se murió la batería, ya sea por falta de carga o por el frío... 
Ni que hablar de las veces que la perdí: una en los Alpes, en el glaciar de Tour después de escalar la Chardonnet, y otra en Dolomitas en el grupo Sella, el último día del viaje... 

El caso es que tengo muchas escaladas de las que sólo me quedan los recuerdos.

Imagino que será por lo importantes que fueron para mí en su momento, por lo bien que lo pasé, o por los compañeros con los que las realicé. Seguramente una combinación de todos estos factores.
Muchas son escaladas de hace bastante tiempo (en algún año me estaré equivocando) cuando tampoco tenía pasta para tantas diapos como actividades hacía. 
No obstante, también las tengo más recientes.
Entre las que me vienen a la cabeza hay unas cuantas que, manda narices, parecen estar dentro de mis mejores realizaciones en su momento y de las que no tengo fotos. De algunas me parece sencillamente increíble...

De muchas de ellas, consigo reavivar recuerdos gracias a que tengo apuntados nombres, fechas y compañeros.

En los Picos de Europa, mi terreno de escalada por excelencia, tengo múltiples ejemplos:
"Directa Martínez" al Picu, mi primera ascensión después de tres fines de semana de intentos frustrados por el mal tiempo, con Rubenín Díaz, el 19 de Julio del 92  ¡Qué ilusión!
“Sur Clásica” a Peña Santa de Castilla con Iñaki Diez Maneiro. Septiembre 92. Con 17 años fue nuestra primera vía larga: No teníamos apenas material, unos chavales en Vega Huerta nos prestaron unos pocos fisureros… 7 horas para la vía más otras 3 hasta Huerta. A llegar, agotados, nos recibieron con un "¡Sois los mejores!" difícil de olvidar.
“Carretero Somoano” a Urriellu con Iñaki Diez Maneiro. Julio 93. Su primera ascensión al Picu, nuestra primera Este, todo un hito para los dos!
"Espolón Norte" al Torrecerredo con Rubenín Díaz. Agosto del 93. Gran amigo y compañero.
“Leiva” a Urriellu con Miguel Rodríguez e Iñaki Diez Maneiro. Septiembre 93. Fue la primera Oeste para Iñaki y para mí. Gran emoción. Fuimos a largos con el Maestro.
“Esto no es Hawai qué guay” a Urriellu con Iñaki Diez Maneiro. Año 94.
“Sur Clásica” a Horcados Rojos por la entrada directa Régil. Con Rafa Belderrain. Año 95. Profundas chimeneas.
“El Rescate emocional” a Peña Santa de Castilla por dos veces: con Rafa Belderrain en el 96, y con Estivi en 2004. Espectacular ambiente, las dos veces con un reposo en el largo duro. Con Estivi, entera de primero, y tampoco tengo fotos…
“Maraya” y “Rojo Libanés” a Horcados Rojos con Miguel Rodríguez. Año 96. Calidad con sello cántabro.
“Cuélebre” a Urriellu con Gelu Castro. Año 96. El era un chavalete y su primera Oeste, fuimos a largos, y ya apuntaba unas maneras muy buenas: el tiempo lo ha demostrado, todo un máquina.
“Zumbeltz” a Urriellu con Iñaki Diez Maneiro. Brojos nos acompañó en dos largos. Año 96. Creo que fue la segunda repetición de la vía. Mi pedalada más dura. Memorable noche en hamaca. Tenemos una única foto que nos tiró Willy Bañales desde el hombro norte, en la que se somos dos puntos minúsculos en un mar de roca…
“El Manantial de la Noche” a Peña Santa de Castilla con Estivi. Año 97. Pedazo vía. En libre, entera de primero.
Cherokee Way” a Urriellu con Rafa Belderrain. Año 98. A largos, vía espectacular con pasos obligados.
“Las Placas” a  Peña Olvidada con Estivi. Año 98. En libre, entera de primero. El día antes de "el Vuelo sin motor"
“El Reino de León” a Peña Santa de Castilla con Estivi. Año 99. Entera de Primero con reposos. En el descenso tuvimos nuestro memorable episodio poltergeist.
“La Canal Norteste” a la Torrezuela un día 5 de enero de 2004, con Estivi, con una calidad de nieve y unas formaciones de champiñones alucinantes. Fast & furious, qué bueno!
"Casiopea" a la Torre de Salinas con Estivi, allá por julio del 98.

De las Estes del Picu pierdo la cuenta de las vías sin fotos, aunque sí recuerdo los sudores y apretadas, la navegación incierta y sobre todo a los colegas con los que las compartí como Miguel, Estivi, Juaco, Jorgito, Brojos… Lo mismo me pasa con otras zonas como Santa Ana.

En la Zona Centro:
En Gredos la “Integral del Circo” con el Almanzor y casi todas las cumbres principales. Con Iñaki Diez Maneiro. Año 96. Gran cabalgada. También en Gredos, la vía “Kenia” a una torre que no recuerdo el nombre, con una chica que se llamaba Ana. Año 96
En Galayos el “Diedro Ayuso” a la Punta María Luisa, seguido por la “Sureste clásica” al Torreón, precioso encadenamiento con Iñaki Diez Maneiro. Año 96. Años más tarde la “Rivas-Acuña” a la Aguja Negra, con Estivi y Juaco. Año 2001. O la “Sur clásica” a la Aguja Amezúa, con Estivi. Año 2002. Aquella vez con tormenta en la base ya a medio preparar el vivac.
En el Torozo la “Vía del Friend número 1” con Juan Piñera y la “Vía del gran diedro” con Chusón y Juan Piñera. Año 2000.
En la Cabrera, el "Espolón Manolín" con Juan y Juaco Piñera, año 2000.
La Pedriza: un sitio realmente increíble para escalar, para caminar, para hacer bloque… De aquí tengo un montón de fotos de muchas vías, pero hay algunas vías sin foto que me dejaron un gran recuerdo:  como la “Sur clásica” al Pájaro con Juaco y Estivi. Entera de primero, elegancia de línea. El “Espolón Soplapollas” a las Oseras, con Chusón, de adherencia típica. También la “Fisura Boomerang” con Eduardo Rodríguez Dedeus.

Otras vías de zonas variadas:
El “Diedro UBSA” al Peñón de Ifach con Iñaki Diez Maneiro. Año 93. Dormimos al lado de la playa debajo del Peñón y casi nos comieron los mosquitos.
La “Pericondrio Tragal” a la Pared del Estrecho en Montanejos. Con Iñaki Diez Maneiro. Año 93.
“Apocalipsis” al Pilar del Sella en el Desfiladero de  los Beyos. Año 95. Con Miguel Rodríguez.
En Vilanova de Meiá, “El señor de los Bordillos”, “Musical Express”, "Migraña Profunda" o "Tierra de Nadie" en la Roca dels Arcs, con Juaco Piñera y Luque. Año 97. Todas ellas calidad total.
“La Colores” a la Pared de Bagasses, en Terradets, con Luque y Juaco. Año 97. Las risas que nos echamos.
En el Cueto Agero, la “Antimateria” al Castro Candilejas, en el año 92, con Miguel Rodríguez e Iñaki Diez Maneiro. O también allí la “Waters” con Miguel Rodríguez. Año 96. Off-width memorable y vuelo no menos memorable.
“London Wall” en Milestone Edge, en el Peak District. Año 99. Con Alistair Jump. Fisura de empotre, mi vía más dura en la Isla, más o menos 7a de autoprotección.
Bastantes vías en el Faro Budiño y en el monte Galiñeiro, Pontevedra, con Laurinda y Juanín Crespo. Año 2002. Qué sitios, qué granito, increíbles pitones, grandes amigos. Mucha Calidade, sin fotos.
La “Sureste clásica” al Midi D´Ossau con Javi Sáenz. Julio 2004, escapando del mal tiempo de los Alpes. Atlética. Preciosa.
Una vía cuyo nombre no recuerdo al Risco de Villarejo con Estivi, en el año 2006, aunque sí recuerdo bien los tremendos líquenes que poblaban la roca.
En la pared de Leiva, Murcia, la "Gallego Seiquer" y la "Chochos voladores" con Chusón y Estivi allá por diciembre del 2000.

Incluso de la ascensión a la montaña más alta que he hecho hasta la fecha (y a mí lo que me gusta principalmente son las montañas), el Mont Blanc, por Gouter, con Estivi en el año 2000, no tengo ni una triste foto de cumbre!

De todas estas vías y ascensiones me quedan buenos recuerdos. A veces son sólo sensaciones o fotogramas, casi siempre más del ambiente que de la actividad en sí. Pero sobre todo, recuerdos de la gente con la que estaba: Iñaki, Miguel, Juaco, Estivi, Juanín, Brojos, Chus, Rafa...
Desafortunadamente, se irán borrando poco a poco, pero es ley de vida.
Lo que es seguro es que el poso de los buenos momentos queda dentro. Como dice el refrán adaptado, …"Que me quiten lo escalao!"