LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
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DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Norte Peña Santa Invernal - Northern Exposure

Lunes 26 Diciembre 2011
Martín Moriyón, Pablo Luque
Peña Santa de Castilla (2597 m), Cara Norte, “El Ojal” 350 m, IV/3

Northern Exposure: mi serie de televisión favorita de todos los tiempos. Las peripecias de un médico judío, neoyorquino, recién titulado, que es enviado a un pequeño pueblo de Alaska a hacer méritos para devolver a la Administración parte del favor de haberle dado crédito para pagarse sus estudios. Un urbanita extremo en una aldea perdida en mitad de la naturaleza más salvaje, con un clima radical, y con unos habitantes y una forma de vida un tanto peculiares.
La traducción del título es difícil de hacer, pero dentro de las acepciones posibles, podrían estar la de Orientación Norte, o la de Exposición al Norte. Las dos me valen al efecto.




Festivo, buena previsión de la meteo y casi un mes sin salir al monte: hay que ir a Picos. 

No tenemos información de las condiciones, así que, iremos con objetivos bastante abiertos; llevaremos incluso los pies de gato, por si hay que dedicarse a la roca, pero eso sí, arriba. Si no subes, seguro que no haces nada. Además, los pateos de aproximación y los porteos son muy sanos (más aún si en algún momento pretendes escalar en montañas más grandes).
Madrugón. Un grado en Gijón. Rascar el parabrisas por primera vez en la temporada. Recojo a Martín y cogemos autopista hasta la gasolinera de la Villa donde hemos quedado con Pablo. Nos agrupamos en un coche y salimos dirección a los Picos: yo tengo en la cabeza la Peña Santa desde que salimos, aunque también se barajan otras opciones.
Son las siete y media cuando arrancamos a andar en Pandecarmen. Hay algunos coches más, con la previsión metrológica tan buena es normal. La temperatura no está muy baja, hacía más frío en Cangas, pero los charcos están helados. Mucho antes de lo que esperábamos, empezamos a pisar nieve. Llevo mucho sin cambiar las pilas de la frontal, esto no alumbra nada; menos mal que con las de los colegas voy viendo lo suficiente. Pronto la apago, la nieve y la claridad del amanecer son suficientes.
Pasamos Vegarredonda y paramos a cargar agua en la fuente del refugio viejo. Al cabo de un rato, en las zetas de subida a la Fragua, alcanzamos a dos chavales que suben con intención de hacer el Marqués. En la collada comemos y bebemos, nos ponemos los pinchos y sacamos un piolet. Escondemos los gatos detrás de un bloque, no van a hacer falta. No vamos muy bien de tiempo, llevamos unas dos horas, pero yo no me veo corriendo más…


Santamaría: Norte Directa y Pili Cristina en formación


La media ladera está muy guapa, y aunque la nieve se dejaría caminar sin crampones, lo cierto es que me veo más seguro con ellos. La pareja del Marqués ya están remontando hacia Cemba Vieya, a nosotros aún nos queda un buen rato. La Pili Cristina y la Norte Directa tienen mucho más hielo del que esperábamos encontrar, aunque parece que les falta un poco aún para poder hacerse.


La Torre del Torco desde el Jou de los Asturianos


Cruzando el Jou de los Asturianos, librada la Aguja Enol, nos quedamos boquiabiertos con la enorme cascada de hielo en la llamada “Canal de la Derecha”, en la Noreste de la Santamaría. Unos cuantos metros a la derecha de la Arrieta (que se ve escasa), hay un buen largo a tope de cuerda sobre hielo de fusión: está espectacular, nunca la he visto tan formada, y a la luz del sol de primera hora de la mañana resulta muy atractiva, casi irresistible. Lo malo es precisamente ese sol que le lleva dando un rato. Descubrimos que hay una cordada en la vía, ya por encima de la cascada, subiendo hacia las goulottes superiores. Unas voces cruzadas nos confirman que está en condiciones. Nos lo pensamos un rato, pero finalmente yo tiro de los demás hacia la Peña Santa.


Noreste de Santamaría: Cascada al sol en la Canal de la Derecha

Aún nos queda un buen trecho: cruzar el Jou Santu y remontar laderas aún nos lleva casi una hora hasta el rellano donde paramos a ponernos los arneses y preparar el material. 


La aproximación no es solo caminar

La norte está espectacular, con mucho hielo: la Tiritonitis” parece en condiciones (para el gallo que se levante por allí, claro), “Big Foot” casi a punto, y la “Norte Directa” perfecta. La nuestra, “El Ojal”, la más fácil del centro de la Norte, tiene muy buena pinta; un primer largo con dos tramos de cascada muy estéticos, y para arriba las clásicas palas y pequeños corredores enlazados.
Cuando montamos la reunión en la base de la cascada del primer largo son casi las doce y cuarto. Muy tarde si se nos complica algo por encima. Los pies se me están quedando fríos, las manos acaban de calentar ahora. 




Luque venía desde hace rato con molestias en una rodilla, y cuando Martín avisa de que tiene montada la primera reunión, a pesar de mis ánimos, increpaciones y hasta insultos, decide retirarse por hoy.


De tres a dos todo se hace más rápido. Hacia la una menos cuarto empiezo yo a escalar: los piolets nuevos van de cine, el que va muy torpe es el dueño: no sin esfuerzo remonto los dos tramos de cascada, el primero de unos cinco metros, el segundo más largo, de unos diez. Tardo bastante más tiempo que Martín yendo de primero, que subió silbando.



Llego a su altura: reunión de tres tornillos cortos ecualizados… Sin apenas parar, me pasa algo de material y salgo directo para arriba;  nieve helada, muy consolidada, aunque a ratos hace algo de costra. Curva a la izquierda, resaltín de hielo, tornillo, remonto otros quince metros y estoy chapando un puente de roca cuando Martín me avisa de que se acaba la cuerda. 




Ensamblamos unos quince metros más hasta la reunión, en una franja de roca: un clavo y un fisurero viejos que refuerzo con un alien y otro empotrador.


Al minuto llega el gallo: traspaso de trastos y para arriba con la misma tónica de nieve helada, de vez en cuando zonas donde aflora el hielo para meter algún tornillo, y tramos cortos de nieve costra o hueca, con polvo por debajo, que exigen cariño con los piolets y las patadas. Ahora soy yo quien sale en ensamble unos doce metros para que Martín encuentre una buena localización sobre roca para el relevo. Dos camalots a cañón.
Dudamos de si tirar a cumbre o no, es bastante tarde, pero estamos tan cerca… Lo vamos a intentar al menos: salgo yo hacia la izquierda, en una diagonal ascendente, la arista se intuye muy próxima. 




Voy cruzando pequeños espolones cubiertos de hielo, atravesando tramos de nieve más delicada. 




Cuando se me termina la cuerda, tengo encima el bloque de cumbre al sol, a menos de quince metros: me paro en mitad de la nada, coloco el camalot del 3 en una fisura ciega y con hielo, sin más opciones.


Miro el friend y la cumbre tan próxima, finalmente le doy una voz a Martín, que ya viene veloz, para que a medio largo empiece a derivar a la derecha. Abortamos la misión: en cuatro largos y apenas dos horas hemos llegado hasta al lado de la cumbre, pero es muy tarde y toca retirar.


Luque nos observa desde abajo.
Cuando Martín desaparece hacia el Oeste y las cuerdas se terminan en mis manos, salgo recorriendo otra vez parte de lo que acabo de escalar, siguiendo después por terreno nuevo en travesía, a ratos descendente a ratos ascendente, voy recuperando tornillos, asentando con cuidado los movimientos. Estamos escalando de forma muy rápida en terreno alpino, aunque es fácil, tiene bastante exposición: la coordinación y la sincronía son totales. 



El ambiente es espectacular.
Alcanzo la reunión montada en un hombro, al que llego destrepando con atención, y donde por primera vez el sol nos roza: es un sol de invierno, pero su calidez se agradece. Comemos y bebemos. Hemos tardado muy poco en la vía: apenas dos horas. Las vistas preciosas, la costa, la cordillera, las cumbres cercanas… Recogemos una cuerda y con la otra nos encordamos a unos doce metros para hacer el destrepe hasta la brecha Norte, donde cogeremos la Canal Ancha como vía de descenso.




La arista está increíble, merengues de nieve transforman los perfiles de los resaltes por los que se baja en verano, haciéndolos irreconocibles para mí, a pesar de haber pasado por aquí muchas veces. 




Alternamos la delantera en el destrepe. Unos pasos mixtos nos posan en el collado de entrada a la Ancha, donde despedimos al sol. 



Una vez dentro de la canal, nos movemos simultáneamente hacia abajo: yo siempre de cara a la pared, Martín a ratos cara al valle!




En pocos minutos estamos montando el único rápel que haremos, a sesenta metros, y que nos posará en las palas a mitad de la norte: refuerzo la reunión con un fisurero sin carga antes de que baje Martín: los clavos parecen trabajar bien, y lo retiro cuando me toca el turno. 







Todo va perfecto, recogemos las cuerdas para seguir destrepando con cuidado las canales por las que Luque nos orienta desde abajo hacia la bajada más rápida. 
Ya está casi hecho, pero debemos mantener la concentración en estos tramos finales de terreno técnico.





En un llano donde nos espera Pablo nos quitamos los arneses y recogemos el material. Sentados sobre la mochila por primera vez en unas cuantas horas, bebemos y comemos lo que nos queda. 


Recuerdo en este punto cuando en enero de 2001 hice esta misma vía con mi amigo Edu Dedeus, con unas condiciones increíbles también; aquella vez el ambiente era realmente patagónico, entonces encendimos las frontales recogiendo las cuerdas después de rapelar en la Ancha. Un gran día.


Eduardo saliendo a la arista, una década atrás


Invierno 2001, apurando la luz
Seguimos cramponeando camino a la Fragua, admirando la tremenda belleza de los Picos, tan alpinos con el blanco de la nieve y el hielo: imaginamos nuevos trazados por los sistemas de diedros y canales que nos rodean (algunos a mí me parecen imposibles).







Saludamos de lejos a Javi Malo,  que con unos colegas, se disponen a vivaquear en la boca del Jou de los Asturianos: ellos eran la cordada de esta mañana en la Santamaría.




La luz va bajando: de Vegarredonda para abajo tenemos que sacar las frontales (tengo que comprar pilas…). 
Llegamos al coche a las siete y media, doce horas después de salir esta mañana. Ha sido una buena paliza, pero es que la Peña Santa está bien lejos. Desde luego ha merecido la pena: una ascensión rápida, con bastantes tramos en ensamble, moviéndonos con seguridad por terrenos delicados, y con un paisaje espectacular. Hemos escalado alto, rápido y ligero. 
Siete horas de crampones, la mayor parte del tiempo a media ladera, me van a dejar unas buenas agujetas para varios días… Una espectacular jornada de montaña, una jornada de "Northern Exposure".




Gijón 5:30 h
Pandecarmen 7:30 h
La Fragua 9:30 h
Pie de Vía 12:15 h
Arista 14:15 h
Pie de Vía 15:45 h
La Fragua 17:30 h
Pandecarmen 19:30 h
Gijón 21:00 h

viernes, 16 de diciembre de 2011

180º South


Una película fantástica sobre un viaje iniciático, inspirado en otro viaje increíble de varias décadas atrás.

Una oportunidad para reflexionar sobre la vida que llevamos, sobre nuestro nivel de consumo, sobre nuestra huella en el planeta, sobre el mundo que dejaremos a nuestros hijos... 
Un vistazo a algunos de los últimos paraísos naturales vírgenes, que empiezan a estar amenazados por la presión creciente.
Un recordatorio a todos para intentar apreciar y proteger la belleza de los espacios naturales que nos rodean, para defenderlos cada día, con cada gesto, cada uno desde nuestra posición. Para apreciar la intensidad de las experiencias vividas en ellos, desde la sencillez, desde el mínimo impacto al entorno.


Piensa globalmente, actúa localmente.


jueves, 8 de diciembre de 2011

Steve House en la distancia corta

Martes 29 Noviembre 2011
Steve House, Eva House y Martín Moriyón
Picu Urriellu (2519 m), Cara Este, "Amistad con el Diablo" 350 m, V+


Verano 2011. Cumbre del Mera Peak (6476 m), Nepal. Este fue el sitio escogido por Steve para pedirle a Eva que se casara con él. Sacó de la chaqueta el anillo, que había comprado de estrangis en el aeropuerto de Nueva Delhi, y se arrodilló como mandan las tradiciones americanas. "No tuve opción" nos dice Eva, "Toda la ascensión fue muy fácil, nada técnico, a excepción de una travesía final para llegar a la cumbre, muy aérea. Sólo llevaba un bastón de esquí y Steve me aseguraba. Si no le digo que sí quiero, ¡a ver cómo bajaba de allí!"  "Todo había sido planeado en detalle para que no tuviera escapatoria" confirma Steve. Se partían de risa contándonoslo. Bajábamos camino de Pandébano, con las últimas luces del día, después de disfrutar de una estupenda jornada de montaña.

Cuando hace un par de meses recibí la llamada de Alejandro, fue una sorpresa. Por un lado me encantaba poder conocer y escalar con un tío como Steve House, en mi "topfive" desde hace años. Por otro lado, lo de traducir su proyección me daba respeto, no tanto por entenderle y traducir simultáneamente (que también, claro), como por el hecho de hacerlo delante de un teatro Jovellanos lleno, osea, delante de quinientas y pico personas. Una tarde en el curro, me suena el móvil, era Steve, me llamaba desde Austria por cuenta de Alejandro para convencerme. No hizo falta más, su inglés es muy claro, su pronunciación muy fácil de seguir.

El domingo los fuimos a recoger al aeropuerto, y desde el minuto uno nos parecieron muy majos, tanto él como ella, cercanos, sencillos. Esa tarde paseamos por Gijón, puerto deportivo, Cimadevilla, plaza Mayor... Tomando un café repasamos la proyección en el portátil y después yo me fui a casa. Alejandro los llevó a cenar al Playu, un sitio popular de comida excelente que les encantó.

El lunes yo trabajo, pero Martín los acompaña a escalar: acertadamente escoge Quirós, un sitio histórico a parte de muy guapo. Los sectores del Ventolín y la Candela les hicieron afinar los movimientos sobre las gotas de agua, siempre con vistas al valle, al Aramo, al embalse, a Peña Rueda.

La clásica danza de Quirós
Por la tarde, después de currar, yo llego al teatro hacia las seis y media: últimos retoques y pruebas. Cambio de proyector. Las ocho llegaron rápido y el teatro estaba prácticamente lleno, como era de esperar. Muchos conocidos. Los nervios de última hora se me pasaron nada más empezar. Steve transmite tranquilidad: no es porque lleve muchas proyecciones (de hecho, esta temporada en Europa sólo tiene unas doce en tres meses), creo que más bien es por su forma de ser.
La hora y tres cuartos de proyección se me pasó volando. Salvo algún momento en el que tuve que improvisar un poco, la traducción creo que fue bien, y por las risas del público, conseguí transmitir las bromas, y las ironías de Steve. Seguro que también había mucha gente que lo entendía a él directamente.
En el tiempo de preguntas al final, no previsto inicialmente, Steve respondió al público dejando clara su opinión respecto a las expediciones comerciales o al oxígeno artificial en los ochomiles.
Cuando se desalojó el teatro, después de sacarse unas fotos, estrechar manos y firmar algún autógrafo, nos fuimos a cenar al barrio del Carmen. Los excelentes pescados de El Candil nos dejaron a todos el buen gusto de la comida tradicional: Alejandro ha escogido bien y se lo agradecemos: no dejamos ni las migas. No obstante, retiramos pronto, al día siguiente íbamos a madrugar bastante y ya eran casi las doce.

Seis de la mañana, café rápido, recojo a Martín y nos vamos hasta el hotel a por Steve y Eva, que se acomodan en el coche con pocas palabras, hay sueño. Arrancamos autopista alante. 
El destino ya está escogido, pero tuvo su reflexión. Era importante que fuese un sitio bonito, que les dejase buena impresión de nuestras montañas. A la vez debería ser significativo, histórico. También quería que la vía escogida fuera de calidad. Por último, estaba el factor de las condiciones, las meteorológicas y las de nieve: a finales de noviembre en Picos todo suele estar blanco, mojado, y frío. 
Este año apenas ha nevado aún, y para el martes daban buena previsión, así que podíamos plantearnos subir a escalar sin botas ni piolets, que es como Steve y Eva habían venido, y como Martín y yo nos habíamos equipado en solidaridad. Con todo esto en la cabeza, optamos por Urriellu, y dentro de Urriellu la Este, y dentro de la Este la "Amistad con el Diablo". La vía de 1980 de Iñiguez y Marín es una cinco estrellas por su trazado, su elegancia, su escueto equipamiento, la calidad de su roca y por su historia. Ni a Martín ni a mí se nos ocurrió mejor opción (y no nos defraudó).
Llegamos a Arenas con el termómetro por debajo de los diez grados. Eva prefiere dormir mientras nosotros vamos a desayunar. Pronto volvemos al coche y subimos hasta Pandébano, donde nuestro coche es el único junto con otro.
Estudiamos el material a subir y cogemos, para cada cordada, unas ocho o diez expres, largas en su mayoría, un juego de friends, uno de fisureros y unas cintas largas. Vamos con una cuerda de 9.2 mm simple: rapelaremos juntos. Les prestamos cascos, guantes y bastones de esquí. También una mochila pequeña.
A las nueve menos diez estamos empezando a remontar los prados helados hacia el collado. Steve y Eva llevan las mismas zapatillas con las que estaban ayer en la proyección, no han traído nada más. No quieren sudar demasiado ya que llevan camisetas de algodón, pero aún así subimos rápido. Vamos hablando sin parar: Martín y yo preguntando de todo, de distintos sitios, vías, estrategias, de todos. Steve responde en detalle. Los dos van comentando lo guapo del paisaje.
De Vallejo para arriba el viento es fuerte y frío. La vista de la nieve nos hace dudar de si podremos conseguir nuestro objetivo.


Llevamos menos de dos horas cuando, a punto de coronar la canal de la Celada, paramos a abrigarnos y comer algo. Desde aquí para arriba, la nieve dura domina el paisaje: estamos claramente al límite de lo recomendable con nuestro calzado, sin piolets ni pinchos.


En el pie de vía le paso la guía a Steve, que irá delante disfrutando el descubrimiento a vista. En el momento de empezar a escalar está frío, pero al sol y cuando amaina el viento, se está muy bien. Aún así, ellos van con el plumífero puesto, y nosotros con la chupa, y a ratos hasta con la capucha.

Largo 1, Steve sube en zapatillas. Le sigue Eva, luego Martín y por último salgo yo.



Largos 2 y 3: Steve los empalma. Detrás sale Eva, luego tiro yo y me sigue Martin. Sesenta y pico metros de calidad total.



Largos 4 y 5, Steve los vuelve a empalmar. Casi setenta metros buenísimos. Damos algo de margen a Eva y sale Martín. En las reuniones te quedas frío: se ven guantes puestos.


Una caliza difícil de mejorar

Largo 6, Steve lo estira más allá de la reunión oficial, que no ve por estar medio tapada entre la nieve, y la monta sobre friends unos ocho metros por encima. Yo me paro en la reunión, al saber dónde está, voy a tiro fijo. Empieza a haber bastante nieve y el sol ya nos abandona. El frío aumenta.



Ambientazo alpino

Largo 7, hasta debajo del Rompetobillos. Nieve por todas partes, para evitarla hay que moverse bastante. Tapa las fisuras y el fondo de los diedros. El ambiente es muy alpino. Martín va lento esperando a que Eva lo complete. Cuando llego yo a la reunión estoy helado y le pido a Martín que tire delante.


Largo 8, el Rompetobillos. Tiene un montón de nieve justo encima del paso clave. Cuesta encontrar las presas y los emplazamientos de los seguros. Martín resuelve sin problemas.


Al poco rato estamos todos juntos al sol del Anfiteatro: protegidos del viento la cosa cambia. Dejamos las cuerdas y el material y salimos para la cumbre. El ambiente está espectacular, la arista y la cumbre nevadas. Sacamos las clásicas fotos de recuerdo.


Todos estamos contentos: la actividad ha sido preciosa. Sin los yankees yo ya estaría encantado, pero estando además con ellos, simplemente ha sido perfecto. Un poco más de nieve y no pasamos (o las habríamos pasado de a kilo).



Destrepe y rápeles sin problemas, y nos plantamos en la base rápidamente. Recogemos las pocas cosas que habían quedado en el pie de vía y salimos para abajo de vuelta a la civilización.

El Gallo currando como el que más
El ritmo vivo de Steve nos marca el paso. Vamos otra vez hablando sin parar de montañas, de vías, de países, pero también de estilos de vida, de las diferencias entre América y Europa, de mil cosas. Antes de la Terenosa sacamos una frontal para Eva, que nos ayuda a todos en esta parte final del camino. Al llegar al coche miro la hora: diez horas desde que empezamos esta mañana. Diez minutos más tarde empieza a llover: hemos tenido mucha suerte.

Tomando una cerveza en Arenas, aprovecho para sacar el libro y que Steve me lo firme:
"The simpler you make things, the richer the experience becomes" 
Esta frase es parte de la dedicatoria que me escribe. También está en las camisetas que traía para vender. Claramente es su filosofía de vida: cuanto más simples haces las cosas, mejor es la experiencia.


Los dejamos en el hotel y nos vamos a casa. Al día siguiente y el resto de la semana hasta el domingo (habían cambiado el billete de vuelta del miércoles al domingo), irán con Martín a escalar, a pesar del mal tiempo, el jueves a Poo junto con Fer, y el sábado a Muro Techo. El gallo se hace algún 7b a vista. Lo pasan fenomenal.

Apretando en Poo
El viernes por la tarde quedamos para tomar una cerveza y conocen a Paula y a Javi.  Nos preguntan por cosas como los horarios de nuestros trabajos, los de las guarderías, por cómo nos arreglamos... Desde que llegamos Steve juega con el niño sin parar. Nos despedimos con un abrazo.
Ha sido un verdadero placer conocerlos. Una vez más confirmo que la gente que llega a la excelencia, no importa en qué disciplina de la vida, tienen virtudes en muchas otras cosas a parte de aquellas que les dan la fama. 
Espero que vuelvan por Picos y nos volvamos a ver.

Con Martín, como siempre, un placer. Muchas de las fotos son suyas.

Me viene ahora un recuerdo para Bus, que impulsó la Semana de Montaña de Gijón durante tantos años, y que ahora otros mantienen con tan alto nivel.

6:30 h salimos de Gijón
8:00 h desayuno Arenas
8:50 h empezamos a andar en Pandébano
11:15 h pie de vía
11:30 h empezamos a escalar
15:50 h cumbre Picu
16:45 h pie de vía
18:50 h en el coche en Pandébano
21:00 h Gijón