Pajares, 2 x Cuitu Negru (1.856 m)
Borrasca tras borrasca.
Repentinas y drásticas subidas y bajadas de la isoterma. Sin ton ni son.
Precipitación permanente sin fases anticiclónicas intercaladas que dejen transformar la nieve y que nos permitan disfrutarla...
Desde navidad para acá la cosa no ha parado apenas y me está recordando al invierno del año pasado.
Esto empieza a ser un dejá vu... un dejá vu CANSINO.
A la una y cuarto apagué el ordenador y salí pitando de la oficina.
Sobre las dos estaba llegando al puerto Pajares: a esa hora, tal y como anunciaba la previsión de la meteo, la temperatura era alta, unos siete grados, y empezaba a llover... Mmmm ideal para esquiar.
Entre los pocos coches del parking, veo el de Martín que está dando un curso de travesía: ¡pobre gente sus alumnos!
A las dos y media, bajo un cielo cada vez más cerrado arranqué para arriba paralelo a la última silla, que estaba parada. Cuando coroné no había apenas visibilidad, pero sí bastante viento. La humedad empezaba a calar.
Nada más empezar a bajar, casi a palpo, me cruzo con un chaval que sube foqueando.
La estación está abierta pero apenas hay gente. No me extraña.
Llegando abajo me pasa el tío de antes, que se para al pie de la última silla. Llego a su lado, nos saludamos, comentamos lo justo que está de nieve y lo desagradable de la humedad. Él va a darle otro pegue y yo también: esta vez subiré por donde va él, por la carretera de verano, más por el centro de la estación. El tío sale delante mientras yo pongo pieles.
A media subida le alcanzo, pero en cuanto llego, le mete otro tirón y se me escapa. Llegamos arriba con unos cincuenta metros de diferencia. El tío me comenta que es el cuarto pegue que le da a la cuesta, hay que ver cómo está de fuerte la gente.
Llueve bastante.
La bajada no la disfruto apenas. Casi no veo nada y a ratos la lluvia me hace daño en la cara, casi como granizo.
Son las cinco menos diez. Empapado me cambio en el coche. La parte de arriba, con la chupa bien, pero de cintura para abajo como si me hubiera tirado al río, hasta los gallumbos pingando.
Dos subidas, dos bajadas, unos ochocientos metros de desnivel y una mojadura de las buenas.
A las seis de la tarde en casa.
El resto del fin de semana estuvo lloviendo sin descanso.
De lunes a viernes ha enfriado y nevado, así que vuelve a haber una buena carga de nieve fresca.
A ver si el fin de semana da tregua y se puede dar otro paseo.
Es lo que hay.
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