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viernes, 24 de febrero de 2023
Finde en Fuentes de Invierno y el refugio del Torrecerredo
Hay veces que se alinean los astros y todo sale a pedir de boca.
Así nos pasó hace unos fines de semana cuando subimos a dormir a La Raya, en el puerto de San Isidro, al refugio del Grupo Torrecerredo, con intención de esquiar al día siguiente.
Coincidió que esa semana había nevado bien, y con temperaturas bien bajas. El puerto esa misma mañana había sido testigo de enormes atascos debido a los inconscientes que suben sin cadenas ni ruedas de invierno, y colapsan a los que sí las llevan. Algo fácil de resolver por otra parte con una pareja de la Guardia Civil inspeccionando abajo...
Nosotros salimos a media tarde de casa junto con otra pareja de amigos y sus niñas.
El plan era acomodarnos en el refugio, salir a dar una vuelta por la Raya, cenar y dormir tranquilamente y al día siguiente disfrutar de una jornada de esquí en la estación de Fuentes de Invierno.
Al llegar al puerto ya se hicieron necesarias las ruedas de invierno. Dejamos los coches en el aparcamiento de la estación, totalmente blanco. Cargamos las bolsas y remomtamos trabajosamente sobre nieve profunda y muy seca hasta las casas del pueblo. El refugio nos queda muy a mano.
Nos recibe súper amable el guarda, Julio. Desde el primer momento las sensaciones del refugio fueron muy buenas: todo ordenado, muy limpio, amplio, calefacción adecuada, duchas con buena presión y agua bien caliente...
Un refugio de montaña, pero bien preparado. Escogemos una habitación por familia. Somos los únicos a excepción de un chico que trabaja en la estación.
Es media tarde así que salimos a pasear que está muy guapo. Las casas están ideales cargadas de nieve, con carámabanos en los aleros, y humo saliendo de las chimeneas. El ambiente es precioso.
Anochece mientras paseamos, así que nos acercamos al bar "La Braña" a tomar algo. Centro de reunión de la comunidad esquiadora, coincidimos con amigos y conocidos.
Camino de vuelta al refugio para la cena, nieva abundantemente. La previsión para el día siguiente son cielos despejados, así que no nos preocupa lo que está cayendo.
La cena abundante y sabrosa, la despachamos entre conversaciones variadas. Cinco niños dan para mucho. En nuestro caso cuatro niñas y un niño.
Después de cenar, tertulia los mayores, juegos de mesa los pequeños. Hay revistas y libros para hojear. A las once en la cama.
Amanecemos con energías, desayunamos estupendamente y nos preparamos para salir a las pistas.
Hoy el cielo está azul y las vistas preciosas: cogemos desde el mismo pueblo la pista verde de retorno que nos llevará hasta las sillas.
La jornada de esquí estupenda. Esquiamos juntos Paula, Jimena y yo: nos centramos en la parte baja y la silla de Entresierras en la parte alta.
Javi después de unas pocas bajadas con nosotros se ha ido con unos amigos que han venido de Gijón (Rafa y Félix, y Guille, con el padre de los primeros); ellos lo esquían todo, rojas, negras, fuerapistas...
Nosotros más tranquilos nos dedicamos a las azules con alguna roja intercalada. Perfecto para Jimena que el año pasado apenas esquió con sus lesiones, y Paula afianzando el tema. Y perfecto para mi pierna, que no está ya para alegrías: de hecho noto que voy ya muy al límite con ella, casi esquío solo con la pierna derecha.
Nuestros amigos tienen a las niñas en la Escuela todo el día, y él también está de cursillo.
A lo largo del día hemos ido coincidiendo con cantidad de amigos en las pistas: Kike, Miguel y Elis, Kike Rendueles, la familia Viña en pleno, Iván con María y Pedro...
A la una y media quedamos abajo en la zona de la cafetería donde Julio, el amable guarda del refugio, nos ha acercado los bocatas de la comida, junto con agua, zumo, galletas, fruta... ¡Qué más se puede pedir!
Después de comer apuramos aún el forfait unas cuantas bajadas más. Es increíble cómo está de buena la nieve a las cuatro y media de la tarde!
¡Qué bueno cuando todo se da tan bien!: buena compañía, buen paisaje, buen alojamiento, buena comida, buen esquí...
Ha sido un fin de semana buenísimo, ¡para repetir!
Totalmente recorecomendable el plan con el refugio de A.M.A. Torrecerredo
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