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martes, 7 de marzo de 2023

La penúltima: el Ferreirua en esquíes

4 Febrero 2023 Pico Ferreirua (1.987 m) desde Ventana Nando, Noelia y Roberto
En la Cordillera Cantábrica hay multitud de ascensiones buenas para el esquí de montaña. Especialmente desde los puertos o desde la vertiente leonesa. En general el desnivel no es demasiado grande, y las laderas son más adecuadas para el esquí en las vertientes Sur.
En la zona del puerto Ventana hay varias opciones como son los Huertos del Diablo o el pico Colines, hacia el lado de Ubiña. O bien las cumbres que apuntan hacia Somiedo como es el caso del pico Ferreirua.
Esta cumbre que no alcanza los dosmil metros, tiene no obstante una ubicación privilegiada que le da estupendas vistas. Se puede ascender de manera directa desde el mismo puerto, cresteando la arista sobre los bosques de Teverga. Esta opción es mejor si vas caminando. Para subir con esquíes hay varias alternativas más recomendables: desde el pueblo de Torrestío es una de ellas.
Nosotros optamos por arrancar de una curva del puerto un poco más arriba del desvío. Desde aquí, comienzas sorteando los pocos árboles que quedan a esta altura, para internarnos por un valle que poco a poco se va abriendo.
Ganamos cota de manera cómoda, con pendiente suave y constante. El paisaje se va abriendo y ya podemos observar las atractivas palas que nos dejarán descender desde cumbre dentro de un rato.
Continuamos hacia el collado buscando la traza de menor resistencia. Al alcanzarlo hacemos una breve parada para disfrutar de las vistas.
Hay gente en la cumbre, seguramente han ido por la arista, porque por nuestro recorrido las pocas huellas que vemos no son recientes.
Giramos a la derecha hacia el tramo final, más empinado ahora. La nieve se pone un poco más dura y obliga a cantear más.
Cuando mis amigos se ponen las cuchillas decido quitar las tablas y seguir caminando. No se va mal a pie.
Remontamos con esfuerzo pero disfrutando el momento. Alcanzada la zona de la arista todavía nos quedan unos cientos de metros para llegar a la cumbre. Dejamos las tablas en lo que parece el mejor sitio para iniciar el descenso, y continuamos andando todos juntos.
Después de trepar unos pocos pasos sobre la cuarcita verdosa llegamos a la cumbre. Llama la atención la ubicación del buzón, realmente al filo de la caída al Norte...
Comemos algo y sacamos fotos: las vistas son muy buenas.
De vuelta en las tablas, quitamos pieles, nos ajustamos las botas y nos preparamos para el descenso.
Comienza este ligeramente diagonal hacia el Este para ganar la amplia pala. La nieve está buena. Mis amigos van girando tranquilamente por delante de mí. En un punto en que parece coger más ángulo, me da respeto (vengo esquiando básicamente con una pierna y no quiero sustos). Decido hacer una transición más amplia a la derecha para coger la pala cerca del collado, menos empinada.
La cosa funciona bien y con giros muy defensivos y lentos vuelvo a reagruparme con los colegas. Ellos han disfrutado en el tramo que yo renuncié: no se ve demasiado complicado, pero he hecho bien con mi decisión. La segunda parte del descenso pierde un poco de interés, y consiste más bien en interpretar bien el recorrido para intentar evitar atascar con los árboles o tener que remar. Aún así es bonito. En poco rato estamos de vuelta en el coche, descalzando las tablas a medio metro...
Excursión breve pero bonita.
De vuelta, paramos a tomar una cerveza en San Emiliano. Placeres cantábricos.

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