LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
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lunes, 14 de junio de 2021

Mi juguete favorito

Soy como un niño. Y espero seguir siéndolo. Tengo mis juguetes. Muchos y variados. 

Tengo juguetes para la nieve, para el hielo, juguetes para la roca, juguetes para el agua... Juguetes para acampar, para esquiar, para escalar, para bucear. También hay por casa algunos juguetes de mis hijos, pero mayormente son cosas mías. 

A lo largo de mi vida, los juguetes han ido variando, o ganando protagonismo unos sobre otros, según las temporadas y las modas. Pero hay uno que se ha mantenido presente desde muy niño, y que aún hoy lo está: la bicicleta. 

Recuerdo bien todas las bicicletas de mi vida. La primera fue una pequeña BH, de niño, azul, preciosa. Mi hermano la tenía igual pero roja, también muy bonita. En ellas aprendimos a pedalear, en ellas nos dimos nuestras primeras vueltas a nuestro aire, en radio corto claro.

La segunda fue una Bicicross, roja, también preciosa. Con esta descubrí la libertad. Fue la bicicleta de la preadolescencia. Primeros escardeos fuera de las fronteras acordadas. 

La tercera fue una California, azul y amarilla, muy viva. Saltos, derrapes, caballitos...

A partir de esta empezaron las bicicletas de montaña. Recuerdo leer una revista Pirenaica con un artículo sobre mountain bike. Me quedé alucinado leyendo y viendo las fotos, imaginando las posibilidades... 

Mi primera bicicleta de montaña la compré con el dinero ganado en un concurso, no recuerdo si fue de dibujo o de redacción. Lo que sí recuerdo bien es la bici: una MBK roja, dieciocho marchas, frenos cantilever. Maravillosa. Me la robaron a los pocos meses, vaya disgusto, pero ya había probado sus muchas posibilidades y había visto ampliarse mis horizontes. 

Después del robo tuve por unos años otra mountain bike BH, azul, un fierro... No iba bien. 

Con un dinero ganado dando clases particulares durante el verano me compré mi siguiente bici: mi primera Trek, azul, de acero, frenos VBrake, preciosa. Se la compré a Javi y Rosa en su tienda Ciclos Morán en Oviedo. 

Con esta hice mil excursiones. Primero sin horquilla de suspensión, luego con ella. Frenos V brake. Dormía en el garaje de mi padre. Un día descubrí que me habían robado los frenos. Desanimado la guardé una larga temporada en el trastero de mi gran amigo Estivi. La sigo teniendo. En ella he llevado a mis dos hijos desde bebés , y en ella se han aficionado ellos a la bicicleta. 

En la misma época que nació Javi me compré mi segunda Trek. Aluminio, negra, preciosa. También se la compré a Javi y Rosa. Gasté varios juegos de coronas, cadenas. Cambié de horquilla y sigue funcionando perfecta. 

Este año, cuando la Negra ya había cumplido diez años, me surgió una gran oportunidad a través de mi grupo BT-Tú. Le compré a un amigo una bicicleta de 29", carbono, roja, preciosa, y casualidades de la vida, Trek de nuevo. 

Pepino de bici que ya me está dando alegrías desde el primer día...

Tres décadas, tres Treks. Acero, aluminio, carbono. 




La negra la ha heredado Javi, con un cambio de potencia para adecuar la geometría a su talla. 

Sin duda alguna, mi bicicleta, cada una en su momento, ha sido siempre mi juguete favorito. 

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