21 Julio 2014
Rafa Belderráin
Pico Aneto (3.404 m), Arista Nordeste
El verano está siendo inestable en los Alpes. La organización de la escapada se ha ido complicando y de nuevo, como el año pasado, recortamos el viaje para quedarnos en los Pirineos.
Hace años que tengo en mente esta
actividad, y Rafa es ideal como compañero para ella, así que con esa idea
salimos de casa: intentar la Salenques-Tempestades al Aneto. La previsión es
algo incierta, pero no tenemos mucho margen de maniobra, así que simplemente
tiramos los dados y fuimos a por ella.
Benasque nos recibe con cielo muy
oscuro y lluvia fina, pero es lo previsto. En teoría esta noche levanta.
Con esa esperanza salimos de la
Besurta hacia las siete de la tarde, porteando tienda y sacos con la idea de
acampar en los alrededores del Collado de Barrancs.
El camino es nuevo para los dos:
Aigualluts impresionante. Las cascadas de agua, las camperas alpinas. Hacia
arriba apenas vemos nada por la nube enganchada. Bajo la lluvia fina, sin nadie
a la vista, vamos avanzando en la declinante luz del atardecer.
El tiempo parece empeorar, casi son
las nueve y nos queda poca luz. Buscamos un espacio de hierba para plantar la
tienda. Con tanta agua corriendo cuesta encontrarlo, pero finalmente damos con
uno. Apenas terminamos de montar la tienda cuando empieza a llover con
intensidad. En pocos minutos es una tromba de agua y se hace de noche.
Acurrucados bajo la tela, cenando la pasta que Paula preparó el día antes
(riquísima), comentamos que hemos tenido suerte…
Pongo el despertador a las seis,
aún confiando que escampe y la roca se seque con el viento anunciado.
Cuando suena la alarma, la retraso
una hora: llueve con intensidad. A las siete repetimos la operación sabiendo
que ya están apagándose nuestras opciones. Cuando nos levantamos la lluvia ha
parado, pero el cielo sigue muy oscuro de nubes. Estando aquí, vamos a tirar
dirección al collado de Salenques, así al menos conoceremos el terreno para un
intento futuro.
Caminamos con el material en la
mochila (la esperanza es lo último que se pierde y siempre es mejor que te
pille la oportunidad con los trastos encima). En el colladeta de Barrancs aún
no podemos ver la arista, la nube lo tapa todo unos cientos de metros por
encima de nuestra cota. Hace frío.
Amanecer incierto |
Decidimos entonces intentar la
arista Nordeste del Aneto, y caso de no poder con ella, tirar a la Normal para
por lo menos hacer cumbre. Ayer habíamos leído una descripción de esta arista
en internet, y parecía que podíamos meternos incluso con este tiempo.
Vamos remontando zócalos rocosos,
buscando el mejor camino, esquivando las numerosas cascadas de agua. Unos
rebecos nos vigilan desde la altura, únicos signos de vida en el gris paisaje.
Poniendo pinchos: la nieve estaba dura |
Cuando alcanzamos el pie del primer
tramo de arista, pisando nieve hace rato ya, la lluvia nos hace dudar de nuevo.
Finalmente entramos a la línea de rocas desde un pequeño collado.
Nieve fresca de la noche anterior tapiza los bloques. Pequeños carámbanos cuelgan de los bloques. El terreno es sencillo pero alpino: hacia la izquierda un vacío vertiginoso hacia el glaciar de Barrancs, hacia la derecha más suave hacia el glaciar del Aneto. Las trepadas son fáciles, pero el ambiente recio le da interés: frío, viento, aguanieve, niebla. Para ser un premio de consolación, nos lo estamos pasando muy bien.
En un momento dado, la arista gana ángulo, y aprovechamos para encordarnos y colocar algún seguro.
Nieve fresca de la noche anterior tapiza los bloques. Pequeños carámbanos cuelgan de los bloques. El terreno es sencillo pero alpino: hacia la izquierda un vacío vertiginoso hacia el glaciar de Barrancs, hacia la derecha más suave hacia el glaciar del Aneto. Las trepadas son fáciles, pero el ambiente recio le da interés: frío, viento, aguanieve, niebla. Para ser un premio de consolación, nos lo estamos pasando muy bien.
En un momento dado, la arista gana ángulo, y aprovechamos para encordarnos y colocar algún seguro.
Pronto volvemos a recoger la cuerda
y a movernos juntos.
Cuando estamos alcanzando el final,
vemos moverse por el glaciar a cuatro o cinco personas que bajan por la normal.
Al poco rato estamos en los pasos famosos de la arista y al minuto en la
cumbre.
Estar solos en esta cima en verano es seguramente inusual. Acurrucados en un vivac, comemos un bocata. El cielo se va aclarando y por breves momentos podemos disfrutar de las vistas.
La bajada va muy rápida, el glaciar
está muy nevado y seguro: bajamos sin crampones casi esquiando sobre la nieve
dura. El cielo está azul por fin.
Estar solos en esta cima en verano es seguramente inusual. Acurrucados en un vivac, comemos un bocata. El cielo se va aclarando y por breves momentos podemos disfrutar de las vistas.
Destrepando los pasos del Profeta |
Desmontamos la tienda y bajamos
sobre nuestros pasos de ayer, disfrutando ahora de vistas más completas. La
Salenques-Tempestades se nos muestra ahora casi entera: sigue en la lista de
pendientes, pero ahora con más peso después de habernos pegado el paseo y de
ver su ambiente.
En dos horas estamos en la Besurta,
no sin antes habernos quitado las botas para cruzar un río en el Plan de Aigualluts.
Nos vamos esta tarde dirección Norte a Neouville, para intentar escalar algo en el
Cap de Long.