El sufrimiento físico es algo que, en mayor o menor grado, nos acompaña desde siempre. Siempre está presente, aunque normalmente en dosis muy bajas.
El saber sufrir, conocer tu cuerpo y tu mente, y cómo estos se interrelacionan, es algo que ayuda en muchas situaciones de la vida; de forma directa para la práctica de la montaña, pero también de forma muy importante en algunas totalmente dispares y separadas del deporte o del ejercicio físico.
Kelly Cordes reflexionaba reciéntemente sobre el tema, mezclando como siempre el profundo análisis con la ironía y la sorna que le caracterizan. Una entrada muy buena: To suffer well
Por supuesto, siempre hablando del sufrimiento relacionado con el deporte. Como dice Kelly Cordes, "en cierto sentido, se trata del sufrimiento autoinfligido de los privilegiados".
Por supuesto, siempre hablando del sufrimiento relacionado con el deporte. Como dice Kelly Cordes, "en cierto sentido, se trata del sufrimiento autoinfligido de los privilegiados".
A saber sufrir solo llegas a base de acumular callo. Para eso necesitas acercarte a tus límites, probarte. Necesitas repetir situaciones en las que el cuerpo te pide parar, abandonar, dejarlo, y en las que sin embargo te obligas a seguir. Correr es un ejemplo claro de una situación en la que, desde que empiezas, el cuerpo te pide parar. Si además de correr, lo haces cuesta arriba, la voz interior sube de volumen de forma exponencial.
El sábado por la tarde me fui con mis amigos Chus y Tito hasta el Centro Asturiano de Oviedo, para correr la edición de este año de su Carrera de Montaña al Naranco. Por distancia y desnivel se trata de una opción muy buena para iniciarse en las carreras de montaña.
Las cinco de la tarde. Bochorno. Unos cien corredores en un ambiente excelente. Algo menos de diez kilómetros. Algo menos de quinientos metros de desnivel. Cincuenta y cinco minutos. La mayor parte de ellos sufriendo.
Llegué a la meta esprintando, con el corazón en la boca y los ojos inyectados. Tardé cinco minutos en recuperar el resuello.
Es parte del eterno aprendizaje. Ya tengo ganas de la siguiente...
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