17 enero 2020, sesión de tarde
Rafa Belderráin
Peña Ubiña (2.417 m), Norte clásica asturiana
Alpinismo de sesión de tarde y en enero: suena casi absurdo.
Tiene que ser rápido por definición.
A las seis y media es de noche… en fin.
Tiene que ser rápido por definición.
A las seis y media es de noche… en fin.
Trabajar hasta la una y media. Quedar en Mieres a las dos. Salir de Tuiza a las tres: La idea es, si la nieve está buena, hacer la Norte clásica asturiana y bajar por la Fana hacia el collado de Terreros.
Yo esto ya lo he hecho antes así, incluso viniendo solo, aunque quizá con más margen de luz, más a finales de invierno…
Yo esto ya lo he hecho antes así, incluso viniendo solo, aunque quizá con más margen de luz, más a finales de invierno…
No llevamos peso: ni cuerda ni material, nada más que los piolets y crampones. Bueno, eso y la frontal. Si la cosa no está, nos daremos la vuelta y punto.
Rafa camina rápido y habla de forma continua: así vamos más entretenidos. Subimos hasta el Meicín y enfocamos Covarrubias. Al remontar las primeras palas, la nieve estaba bien helada. Yo paro a poner los pinchos, Rafa sigue.
Son las cuatro y media más o menos cuando alcanzamos el collado con el Cuitu Les Cabres. La Norte de Ubiña se ve muy guapa: tapizada de blanco la roca. El cielo presenta nubes extrañas. La previsión es que se tuerce al día siguiente, pero aquí nunca se sabe…
Seguimos progresando por debajo del Primer Castillín y de Puerta de Arco, altos en la media ladera, con nieve helada y blanda a ratos. Vengo esperando de cuando en cuando por Rafa: no podemos perder tiempo, llevamos la luz justa.
Por fin, casi a las cinco de la tarde, enfocamos la primera diagonal a izquierdas de la Norte clásica: la luz declina rápidamente y tenemos que espabilar. La roca está tapizada de nieve reciente. Coladas de nieve polvo nos bañan, procedentes de las palas superiores. Las nubes empiezan a cubrir todo el cielo. Ambiente de montaña.
Remontamos juntos, yo delante y Rafa detrás. A ratos paro a esperarlo: se le vienen enfriando las manos.
Enfocando ahora la primera diagonal a derechas nos asaltan las primeras dudas: estoy en la mitad de un tramo de nieve inestable, en el que hay que sanear unos treinta centímetros de profundidad para pinchar algo consistente con los piolets. Los pies parece que van mejor. Nos sigue cayendo nieve polvo de las palas superiores. Son unos cuarenta metros, luego tumba y mejora la nieve: tiro delante hasta encontrar la cresta blanca que nos da vista hacia León.
Llamo a Rafa para que suba. Mientras llega, me pongo la chaqueta. Hace bastante frío y lo noto, a pesar de venir a ritmo. Miro alrededor y al valle: pienso que en estos momentos, aquí arriba, nuestro mundo es tan distinto al de ahí abajo…
Al rato llega Rafa. Comentamos el tramo: si hay que destreparlo, podríamos, pero aún confiamos en salir por arriba.
Llamo a Rafa para que suba. Mientras llega, me pongo la chaqueta. Hace bastante frío y lo noto, a pesar de venir a ritmo. Miro alrededor y al valle: pienso que en estos momentos, aquí arriba, nuestro mundo es tan distinto al de ahí abajo…
Al rato llega Rafa. Comentamos el tramo: si hay que destreparlo, podríamos, pero aún confiamos en salir por arriba.
Por delante todo se hiela. Salimos buscando el paso más fácil por entre los espolones de roca. Ahora vamos rápidos enlazando pequeños corredores diagonales, ganando cota. Hielo de puntas delanteras y media hoja de piolets. Es tumbado, pero es hielo. A nuestro alrededor, la luz va bajando y también se levanta viento por momentos, nos ciegan a ratos las coladas y a veces también chispea algo de nieve, pero voy optimista.
Vamos llegando al final, se intuye la cercanía de la cumbre, casi lo tenemos hecho. Nos montamos en la arista de roca para pasar a la vertiente leonesa: tramo de mixto para ganar el paso al pequeño corredor final que da acceso a la cumbre. Aquí hay poca nieve y pisamos roca tapizada.
Cuando por fin cogemos vista del paso, me desanimo: está muy justo de hielo y de nieve, aflora roca a ambos lados. Sé que desde esté ángulo parece más tieso de lo que es en realidad, lo he hecho varias veces sin cuerda, pero…
Miro el reloj: son las seis menos cuarto. Calculo que nos queda poco más de media hora de luz. La nube nos rodea…
Sopesamos opciones.
Podemos probar a ver qué tal, gastar unos minutos de luz, estamos tan cerca de la cumbre… y luego ya es bajar por terreno fácil y conocido (aunque no sabemos cómo estará la nieve, ¿habrá placas de viento? ¿nos hundiremos hasta el eje?).
Hay que decidir rápido: yo hoy no lo veo claro para pasar a pelo, toca tirar para abajo (destrepar todo lo escalado también me da respeto…).
Una vez decidido, superada la incertidumbre, solo hay que ejecutar: Deshacemos el tramo de arista con cuidado y nos echamos cara a la pared para los tramos helados. Son movimientos sencillos, repetitivos, pero es importante hacerlos bien, prestar atención y no cometer errores... Hay pocas bromas ahora.
La luz va a menos a cada metro. Desescalamos casi el mismo recorrido de hace un rato. Yo me muevo bastante más rápido que Rafa en este terreno, en parte imagino que por los piolets. Espero por él en varios puntos, según veo que la distancia entre nosotros crece.
Antes del tramo de nieve delicada paramos un rato a que le calienten las manos: dolor, mareos, qué chungo es ese proceso… Una vez repuesto salimos a por el tramo inestable. Yo paso rápido y me echo de nuevo a la zona helada de abajo. Rafa viene más lento.
Hacia las seis y media enciendo la frontal. Aún nos queda un rato hasta el collado con el Cuitu les Cabres. Se hace difícil identificar los mejores pasos, se pierde el relieve, pero aquí ya estamos relajados. Prácticamente se trata de andar: andar por laderas heladas y a oscuras, pero andar. Rafa vuelve a su locuacidad habitual.
Con el refugio cerrado, sabemos que no hay nadie más en el macizo (¿quién iba a estar por aquí a estas horas?). A escasos metros del fin de la nieve paramos a quitar los crampones. El resto del camino es rápido.
Hacia las ocho de la tarde llegamos al coche. Cinco horitas de montaña.
Ya llegando al coche, comentamos otro escenario que podía habese dado allá arriba: haber probado suerte con el resalte final, gastar unos minutos más en los que finalmente uno hubiera conseguido pasar delante, pero que el otro no se atreviera (los toboganes hacia Torrebarrio imponen), que el de arriba destrepara el paso estaba descartado (los toboganes hacia Torrebarrio…), y despedirse allí arriba a esta hora, cada uno hacia un lado distinto de la montaña, cada uno en solitario, los dos sin apenas luz…
Conclusión, buena decisión la tomada.
Acumulamos experiencia a lo largo de los años, esto nos hace tener criterio.
El buen criterio solo es consecuencia de sobrevivir al mal criterio. Exponernos a situaciones de estrés en terreno conocido y “manejable”, y tener que decidir aquí, nos ayuda para cuando esas situaciones aparezcan en terreno desconocido y menos manejable, porque lo más seguro es que antes o después, nos llegará el caso.
Alguien dirá que si tuviéramos buen criterio quizá simplemente no deberíamos intentar la norte de Ubiña en enero, con poco más de tres horas de luz, saliendo del pueblo a las tres de la tarde. Y está claro que en parte tiene razón. Pero ya explica el refrán cómo se aprende a capar…
Gran tarde de montaña.
Grande Rafa.
Tuiza 15:00 h
Cabecera Valle de Covarrubias 16:00 h
Inicio Norte Clásica Asturiana 17:00 h
Último punto alcanzado 17:45 h
Cabecera Valle de Covarrubias 18:45 h
Tuiza 20:00 h
Ta claro que el que quier aventura la encuentra aunque sea a media jornada jajajajajaja y aun sobro día pa roscar a gusto. A seguir dando leña. saludos
ResponderEliminarQué te voy a contar yo a ti, jabalí! A ver si vuelve la nieve, que estamos quedando en seco!
EliminarBuena actividad, buena pareja y buena decisión!!
ResponderEliminarNando
Sí a todo! Salud!
EliminarAupa ahí! Bonita entrada, muy intensa, como la anterior!!
ResponderEliminarDespues de esa intensidad, cuando uno vuelve a casa, piensa si realmente hace unas horas estaba ahí arriba en ese otro mundo o es imaginación! A mí por lo menos me pasa en esas actividades "Express".
Un saludo gracias por compartir tus experiencias.
Tal cual Txema, además aquí las distancias son tan cortas que cuesta creerlo. Gracias por el comentario. Saludos
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