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jueves, 16 de enero de 2020

Amigos, hielo y tornillos

28 diciembre 2019
Martín Moriyón, Rubén Díaz
Peña Santa Enol (2.478 m), cara Noreste vertiente Cemba Vieya (300 m, ¿?,??)



Últimamente salgo poco de mi zona de confort. Y mi zona de confort cada vez es menos vertical. Así las cosas, la perspectiva de ir a escalar la Norte Directa de la Peña Santa de Enol, cascada tiesa donde las haya en los Picos, me había puesto nervioso. Había despertado cada hora de las pocas de la noche previa: el despertador sonó a las cuatro y media.
Todo vino de las referencias dadas por Fer y Martín de sus condiciones en días previos: Nano Zamora la había hecho y hablaba muy bien.



Nuestro plan inicial como cordada era mucho más modesto, una Torrezuela o similar, claramente más dentro de la mencionada zona de confort. La llamada de Martín alteró los planes. Cuando en el coche a las cinco de la mañana le comenté el tema a Rubén el destino aún no estaba cerrado, pero mi inquietud se le contagió automáticamente…
A las seis nos reunimos con Martín en Cangas. El termómetro marca 2 grados. A las siete menos cuarto ya estamos arrancando en Pandecarmen, a 8 o 9 grados positivos: Una temperatura nada buena para subir a escalar cascadas de hielo verticales…

A la luz de la frontal vamos remontando el camino a Vegarredonda.  Venimos en zapatillas acertadamente: la nieve no arranca hasta por encima del refugio viejo. Eso sí, arranca bien dura. En las zetas hacia la Fragua nos ponemos los crampones. Al llegar al collado y coger vista, nos saluda la helada cara norte con la cascada bien marcada. Está impresionante. Nuestra inquietud (de Rubén y mía, no de Martín) está en máximos cuando vemos varias figuras diminutas aproximando a la vía: se nos ha adelantado el personal.
No vamos a entrar a una vía de hielo como esta con cordadas por encima, así que nos toca buscar objetivo alternativo. Yo noto automáticamente una sensación de alivio…
La Pili Cristina, a pesar de haber subido hasta aquí unas cuantas veces a intentarla a lo largo de los años, también la tengo pendiente. Desde aquí su primer largo parece bien formado. Pero también aparece muy atractiva una línea de hielo poco habitual: a la izquierda dela Pili baja un chapón de hielo muy ancho, que se encauza abajo en una cascada… Por aquí no se sube todos los años, y yo nunca he visto tanto hielo como hoy en esa zona: hay un escudo tremendo. Ya tenemos reto: con este objetivo, que intuimos más fácil, Rubén y yo vamos ya más tranquilos.
Seguimos aproximando, piolet en mano, hacia la Cemba Vieya.
Vemos unas cinco personas por encima, algunos hacia la Norte Directa y otros hacia el Marqués. Por debajo de nosotros aún se acerca otra cordada.
En el último rellano paramos a poner arnés y ordenar el material. Cinco minutos más tarde estamos montando reunión bajo la cascada. No hace nada de frío.



Pienso ahora en mi amigo Javi Sáenz, entrando por aquí hace unos años, solo, de noche, para escalar esto que tenemos encima, luego la otra peña Santa, luego el Friero... Menudo jabalí.

Largo 1. Arranca más tieso de lo que creíamos: lo tiene nominado Martín. Resuelve el tramo tieso con envidiable soltura, da gusto verlo escalar: desaparece de nuestra vista y apura las cuerdas.  Cuando nos avisa salimos hacia arriba: los primeros pioletazos dan buena sensación. Otra cosa es que yo me vea torpe, pero el hielo desde luego está bien. Los primeros diez metros hay que apretar más, después va más tranquilo. Todo tornillos. Para llegar a la reunión vuelve a ponerse tieso. Solamente por este largo, pienso, ya merece la pena venir hasta aquí.







Largo 2. Sale de nuevo Martín en travesía oblicua ascendente a la derecha. Está fino de capa y hay que dar con tiento, y en momentos hasta ganchear  suave. Tres tornillos más tarde ya sale a una zona más tumbada y con más masa. Coge velocidad y estira las cuerdas enteras. Salimos Rubén y yo disfrutando a tope: de segundo la vida se ve de otra manera! Miro hacia atrás y veo por dónde venimos, es muy estético. Reunión en tornillos: esto no parece Picos. De nuevo, lujazo de largo.






Largo 3. La cosa tumba. Me ato a la otra cuerda y salgo yo delante. Plancha abierta tumbada. El hielo coge los tornillos. Coloco un friend en una fisura que aflora en el roñón de roca de la izquierda. Escalada fácil  y disfrutona. Por tramos la chapa de hielo adelgaza y hasta los tornillos cortos me tocan atrás, teniendo que alondrar con cinta en algún caso. Al acabar las cuerdas estoy en un bloque al lado del collado de enlace con la Noreste. Monto reunión en un bloque y aseguro a los colegas. Cinco o seis tornillos (¡!). Largo fácil, pero de disfrutar de la escalada.








Miro aquí hacia abajo y veo la salida al collado de la Noreste clásica, y me acuerdo de Miguel, de cuando hace más de 25 años, siendo yo un chaval, después de vivaquear en las Barrastrosas, subimos juntos por allí sin cuerda...


Largo 4. Para Rubén. Enlace con la Noreste: a diferencia de las otras veces que pasé por aquí, en nieve helada, hoy el terreno es hielo vivo con alguna franja breve de nieve y algo de roca aflorando.  Rubén sube a ritmo, metiendo pocos seguros. Apura cuerdas hasta el bloque de roca de la salida de la Pili Cristina. Martín y yo subimos charlando y comentando el día, planes presentes y futuros. 
Al llegar a la reunión tenemos vecinos encima: han salido de la Pili muy rápidos. Conocidos de Martín: José Tascón y compañía, majos.







Largo 5. Martín. Arranca en un resalte de tres o cuatro metros de hielo tieso, después hacia la derecha tumbado para enlazar con el Marqués. Me cuesta más este resalte que cualquier otro paso previo: creo que le entré mal. Después de bufar un poco salgo al tumbao y rápidamente hasta el relevo.




Llegando junto a Martín recordamos el día más frío de nuestras vidas, aquí juntos, hace unos diez años, la primera vez que nos encordabamos...

Al llegar a la reunión hemos terminado: qué disfrute de vía, condiciones de auténtico lujo. No ha hecho nada de frío pero el hielo estaba en perfectas condiciones. 
Por arriba hay mucho tráfico: al menos dos cordadas en la última tirada, y desde arriba otros cuatro o cinco rapelando.  Los tres somos de los de hacer cumbre, pero viendo el panorama, hoy decidimos (acertadamente) salir para abajo. Recogemos las cuerdas y destrepamos rápidos hasta el penúltimo largo. Aquí rapelamos al suelo.





Una vez en el rellano donde nos pusimos el arnés, nos lo quitamos de nuevo. Recogemos el material y comemos algo mientras los ojos no paran de recorrer las líneas de hielo que nos rodean, hoy en excepcionales condiciones.




Hemos hecho una escalada preciosa, sin referencias previas, sin encontrar ningún seguro, aunque sabíamos que por ahí se subía desde hace muchos años (más tarde supimos que la línea está incluso bautizada por Tito).

De camino para abajo, de pinchos aún un buen rato. El simple caminar de crampones por estas laderas heladas es en sí mismo un placer. Doce horas más tarde llegamos al coche con la frontal puesta. 



Venía pensando en la primera vez que subí a la Peña Santa de Enol en invierno, con 16 años, con Rubenín, como hoy...

Un gran día de montaña.
Qué guapos son los Picos y qué bien lo hemos pasado.



Con estos compañeros, a donde haga falta.

Las fotos son de los tres. Las buenas, de Martín.

Gijón 5:00 h
Pandecarmen 6:45 h
Cemba Vieya 10:15 h
Hombro Marqués 14:45 h
Cemba Vieya 15:30 h
Pandecarmen 19:00 h

2 comentarios:

  1. Alpinismo... del bueno ¡y a dormir a casa! Magnífico, Diego.

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