LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
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DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO

lunes, 16 de enero de 2012

Raro y solo

Durante toda la semana de anticiclón, sentado delante del ordenador en la oficina, he ido sabiendo de los amigos que estaban escalando en Picos, con grandes condiciones: están siendo unas buenas semanas estas últimas.
De lunes a viernes salí a correr un poco un par de días. Solo. También fui un día un rato al gimnasio a estirar, a hacer unas dominadas y unas abdominales, poca cosa. Esta vez rodeado de gente, pero solo.
El fin de semana familiar transcurre entretenido con tareas y amigos.
El sábado por la tarde aprovecho una hora libre para entrenar en el tablón del Grupo: la temperatura sería de unos 8 o 9º y el tacto de las presas excelente. Unas series a una trave de 30 movimientos en canto pequeño (pequeño para mí) hasta que los antebrazos pidieron tregua. Estuve todo el tiempo solo.


El domingo tocaba algo más de fondo; correr se contempló, pero la bicicleta apetecía más. La previsión meteorológica hablaba de un claro empeoramiento y no falló. A las tres y media, después de comer, cuando me preparo para salir, la lluvia empieza a arreciar: a esa hora, y más si lo ves lloviendo, el cuerpo pide sofá y siesta, pero el plan está para cumplirlo. Con la capucha del chubasquero puesta por encima del casco salgo por el parque fluvial dirección Camocha; no hay nadie. En un recodo del río, asustada por mi llegada, levanta el vuelo una esbelta garza real.
El culote largo se agradece. Los dedos de las manos y de los pies se están quedando fríos, pero imagino que irán calentando.

Retrato al estilo de mi amigo Alberto
Los primeros cinco kilómetros son prácticamente llanos, perfecto para calentar. A partir de ahí la cuesta es continua para ganar los setecientos metros del Fario. Repechos duros que alternan con tramos más suaves.
La zona de chalets y caserías se queda atrás. Voy encadenando todos los tramos de cuesta a excepción del clásico “repecho imposible” justo después del último hormigón. Entro ahora en el bosque de pinos disfrutando del pedaleo en silencio, todo ruido amortiguado por la alfombra de agujas en el suelo. El esfuerzo es grande, no por ser conocido baja el sufrimiento, pero las sensaciones son buenas.
Llego a la cumbre a las cinco y diez, una hora y cuarenta minutos después de arrancar: unos dieciséis kilómetros y casi setecientos metros de desnivel, 95% de pista. Es un recorrido que me encanta. Al pie del vértice geodésico un belén de cumbres de la pasada navidad (…).


Miro el paisaje en los 360º: la nube baja acorta el horizonte. Peña Mayor está nevada, a ver si el invierno entra por fin, porque la Cordillera está muy triste.
Saco el teléfono y le mando un mensaje de texto a Iñaki (para mí siempre será Elías) con quien había quedado para tomar un café y charlar después de mucho tiempo, ponernos al día y retomar relaciones alpinas. Lo he dejado colgado y la disculpa seguro que habrá sonado vacía, pero es que cuando salí de casa no pensé que fuera a llegar hasta tan lejos.
Hace frío, me abrigo con lo que me queda por poner y salgo cuesta abajo por el mismo camino. La pista es rápida y me esfuerzo por prestar atención. A ratos, me invade una extraña sensación de miedo: miedo a qué? No lo sé, pero estar ahora por aquí solo, en la penumbra del bosque, se me presenta extraño…


Un ferre despega de una rama a mi paso. Observo más tarde a las vacas y los caballos, impasibles en mitad de la lluvia, perfectamente adaptados. Entre escalofríos pienso en lo inútiles que somos en comparación.
A las seis en punto llego a casa, 32 km de BTT y dos horas y media, cansado, pingando y con los dedos de las manos y los pies tiesos de frío. Encantado del paseo.
Doscientas ochenta mil personas viviendo aquí y apenas he cruzado a un par en los tramos finales, entrando ya en la ciudad. A veces me da la sensación de ser el único (tonto) disfrutando de estos placeres. El caso es que esto me pasa en muchas ocasiones: seré yo el raro.
Al entrar a casa, me recibe Javi ataviado con un delantal de flores, ha estado haciendo un bizcocho con su madre. La cara de ilusión es tremenda. 


Fallar a Iñaki, y no estar en la operación bizcocho… Me quedo pensando que a algunas cosas es muy difícil ponerles precio, incluida la vuelta en bici de esta tarde.

14 comentarios:

  1. Raros y solos, amigo:
    así somos y así estamos, pese a que nos rodean amigos y seres queridos...

    por eso en ocasiones nos gusta compartir nuestras rarezas y sensaciones.

    Saludos

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  2. Solo se valora en comparación. Para agradecer volver primero uno tiene que haber salido, para agradecer la compañía hay que estar solo a ratos.

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  3. Como siempre, un gustazo leerte!
    Aquí en Graus, dando el do de pecho con el curso, más duro que un largo nuevo en Peña Santa, jejeje!!

    Un abrazo y nos vemos pronto, espero que pasándote a buscar para ir al monte!

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. En los envoltorios pequeños están los mejores regalos. Se parece a ti un montón. Sin duda tu mejor vía.
    Cuídate.

    Pd. No se que tecla toque que se borro el mensaje. Dedos gordos no ponen anillo. Mea culpa.

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  6. Brojos,
    Lo que más me llama la atención es que la gente no se dé cuenta de lo que se pierde...
    Pelayo,
    Tu prosa te delata desde el anonimato, gran frase y mayor verdad
    Martín,
    Aplícate, que los que nos encordamos contigo te lo agradeceremos!
    Mon,
    Gracias por el cumplido, de los dedos gordos sin problema

    Un saludo a todos

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  7. Imposible valorarlo sin conocerlo. Tu sensación es compartida ya que con ese pedazo relato imposible no hacerlo. Tesoros al alcance de todos.

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  8. Rafa, placeres muy baratos, pero que necesitan algo de reflexión para apreciarlos
    Un saludo

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    1. Completamente identificado con esa sensación. La reflexión es necesaria para un completo disfrute... Se echa de menos pero ahora tocan otras cosas...

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  9. Diego,

    Buen relato. Aunque en bici de carretera es más difícil tener esa sensación de soledad(la rueda gorda no es lo mío) en alguna carretera perdida del Paraíso Natural me ha pasado. Lo has descrito muy bien.
    El peque tiene el pelo de los Cienfuegos. Será otro terror de las nenas, jajaja

    Un abrazo desde Germania

    PS: Te vi en la foto de la espicha del 75. Una pena no haber podido estar. Vaya tropa...

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  10. Olay, un saludo para Ginebra, aprovecha para reflexionar esquiando algo por nosotros!

    David, un ironman como tú seguro que tiene que conocer mucho mejor que yo esa sensación de bicho raro y algo masoquista, un saludo para Alemania
    (Se te echó de menos en la espicha, espero que la repitan)

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  11. TRANQUI HOMBRE, FALTARIA MÁS, AMI NO ME FALLASTE, JAJAJA, A PARTE DE TOMAR UN CAFETÍN CON CELESTINO Y COSTALES QUE HACIA MILES DE AÑOS QUE NO LOS VEÍA, EL QUEDAR CONTIGO TAMBIEN ERA SOBRE TODO PARA HACER ALGÚN PLAN ALPINO PERO YA VEO QUE LO TIENES CLARO, ASI QUE HABLAMOS. JEJEJE
    EN CUANTO A TU RELATO TE DIRE QUE
    "TODO EN LA VIDA ES RETO, PUEDES ACEPTARLO PARA MEJORAR O PUEDES TOMAR EL SOL Y DISTRAERTE. TU ACEPTAS EL RETO Y POR ELLO TE CONVIERTES EN UN AUTENTICO SER HUMANO. LA RECOMPENSA ES TU LIBERTAD PERSONAL.
    EL DEPORTE TIENE QUE VER CON EL CRECIMIENTO INTERIOR YA SEA EN UNA MARCHA EN BICICLETA AL FARIO O EN UNA CARA NORTE DE LOS ALPES. TIENES LA OPORTUNIDAD DE PONERTE A PRUEBA DE MANERAS QUE NO SON POSIBLES EN LA VIDA COTIDIANA. ELIGES LO QUE OBTIENES"(BRIAN ENOS, JULIO 2002)
    FELICIDADES POR DARTE CUENTA DE ESTAS COSILLAS.
    NOS VEMOS PRONTO.

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  12. " ...cansado, pingando y con los dedos de las manos y los pies tiesos de frío. Encantado del paseo.
    Doscientas ochenta mil personas viviendo aquí y apenas he cruzado a un par en los tramos finales, entrando ya en la ciudad. A veces me da la sensación de ser el único (tonto) disfrutando de estos placeres. El caso es que esto me pasa en muchas ocasiones: seré yo el raro."

    Nun yes raru, nenín! O si lo eres no te preocupes por lo somos algunos más...

    Ya estamos tardando mucho en organizar otra...

    saludos,

    Dani

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    1. Dani, a ti te tengo en mi grupo de afines (raros o no, todos juntos), en cuanto alarguen los días habrá que preparar una! Un saludo

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