Octubre 2007
Javi Sáenz
Ya han pasado tres años, pero lo recuerdo muy bien.
En el curro, me sudan las manos mirando por enésima vez en las últimas semanas la meteo de Grindelwald y la webcam del Eiger. Nos vamos este fin de semana a los Alpes y la previsión a diez días vista es muy buena. Peor aún.
Tengo una sensación muy desagradable en el estómago desde hace días.
Este año, entre una cosa y otra el viaje se ha ido retrasado. Ya estamos en otoño y los días han menguado mucho, de hecho, a nivel de horas de luz es como si estuviésemos en marzo, y la temperatura, aunque no tanto, sí que se va acercando más al invierno, dejando ya atrás el verano.
La parada en Chamonix nos deja una visita a la Casa de la Montaña en la que vemos que no se están haciendo muchas cosas últimamente, las condiciones son regulares, pero la meteo es buena para la semana. Mientras nos preparamos para vivaquear en el túnel junto a Ortház, aparece Eduardo, un viejo conocido de Gijón, que ha venido solo para encontrarse con amigos más tarde. Más tarde sabremos que hizo el pilar Nosotros hemos decidido ir hasta Grindelwald, para ver de cerca la pared norte más famosa de Europa, el Eiger, y quizá intentarla. Cuando al día siguiente llegamos al mediodía al idílico pueblo suizo, el sol con su reflejo nos oculta totalmente la vista del monte. Se intuye una silueta, enorme, pero nada más.
En el parking preparamos las mochilas, apilando en un montón lo que creemos que es recomendable llevar, luego quitando cosas y dejando lo que creemos que es necesario, y por último quitando más cosas aún y dejando únicamente lo que es imprescindible. Aún así, abulta y pesa bastante en la mochila.
Nos dirigimos a la estación del tren que nos subirá a Kleine Schddeigg.
La sensación del estómago se hace insoportable, un comezón permanente que se agudiza por momentos.
Todavía seguimos sin ver apenas la pared, el sol no nos lo permite. El tren va trepando por la cremallera y de repente, después de un pequeño túnel, hemos librado el ángulo ciego y por fin vemos la Norte. Es impresionante. Nada más verla me doy cuenta de que no voy a ir ahí; esto me queda grande para esta ocasión. No hay duda.
El enorme paredón con grandes parches de nieve y roca chorreada tiene un aspecto intimidante, a esto se suma toda su leyenda.
Delante de la Norte más famosa de los Alpes: de retirada antes de empezar
Nos bajamos del tren, nos sacamos fotos, miramos por el famoso catalejo del hotel, Javi me pregunta si estoy seguro, pero no lo tengo ni que pensar. La cosa está clara.
Por fin, después de varios días, la sensación del estómago desaparece, el nudo se desata, ya no hay tensión. Ya está claro lo que era: ¡un miedo tremendo!
Esto mismo ya me ha pasado anteriormente con otras tapias o montañas, es como si necesitase verlas varias veces para hacerme idea de la dimensión antes de intentarlas. No es nada malo, de hecho creo que es incluso bueno.
Tren de vuelta para abajo, coche de vuelta para Chamonix: llegamos por la tarde.
Al día siguiente por la mañana subimos a Argentiere.
El ritual de las mochilas, cada vez distintas según el objetivo
Desde la estación intermedia del teleférico tenemos un buen pateo de tres horas hasta el refugio, que parece no llegar. No estamos solos, nos acompañan dos ingleses que esta noche se van a Les Droites; esta pared de mil metros también me intimida mucho, tiene una estampa de la leche. Javi quería haber subido material pensando en ella, pero mi posición fue firme, yo necesito algo más suave, que en hielo no tengo la confianza necesaria para esa tapia. Con mi postura y los pocos tornillos que hemos subido no hay opción al enorme espejo de la Ginat. Mi propuesta es otra norte clásica, los Suizos a Les Courtes, también de unos mil metros, pero más fácil.
Les Droites: una Norte impresionante
Les Courtes y más al fondo el Triolet, grandes clásicas
Cena temprana y a la cama; poco después de las ocho estamos bajo las mantas. Los comienzos alpinos te hacen levantarte a horas tan extrañas como la una y media de la mañana. Desayunar no apetece demasiado, pero hay que meter algo en el cuerpo para resistir lo que viene. El cielo está raso y destrepamos la morrena sin demasiados problemas. Los ingleses ya son dos puntos de luz entrando en el escudo central de Les Droites, han madrugado mucho y se mueven rápido, falta les hace. Dos horas de aproximación nos plantan en la rimaya de Les Courtes, a priori muy abierta. Después de media hora explorando nos damos cuenta de que no podemos entrar, hay un vacío de unos seis metros que sólo se corta a la derecha en un espolón de roca muy tieso y pulido… ¡Qué mal, tampoco vamos a poder intentar hacer esta clásica! Retirarte a las tres de la mañana fastidia bastante, pero no hay opción.
Retirada de madrugada en la rimaya de Les Courtes
Camino al valle, cabizbajos, miramos cada poco a los ingleses que progresan bien y ya están saliendo del escudo central de la pared cuando los perdemos de vista.
En la Casa de la Montaña nos interesamos por otras zonas, las goulottes del Tacul surgen como opción en otra zona diferente del macizo. Parece que algo se puede hacer, aunque están bastante secas, como corresponde a esta época del año. Sin perder tiempo subimos a Midi, y de allí bajamos al Valle Blanco hacia el refugio viejo de Cosmicos. Esa tarde tirados al sol en la terraza del refugio, mientras nos hidratamos sistemáticamente, con las impresionantes vistas que nos rodean, se convierte en un gran placer. Compartimos espacio con unos españoles, andaluces concretamente, entre los que uno de ellos destaca por sus comentarios torpes, en altas voces, fuera de lugar: un payaso. Afortunadamente también están un par de discretos chavaletes franceses que ayer hicieron la Modica y que nos la recomiendan: la Modica-Noury es una escalada de nieve y hielo de unos quinientos metros, graduada de III, 5+, ya tenemos nuevo objetivo. Hacemos la cena y nos acostamos pronto.
La primera luz del día nos encuentra cruzando la rimaya de la goulotte después de casi dos horas de pateo. Por el mismo corredor entran la Modica y la Gabarrou-Albinoni, pero esta última está demasiado seca.
Estamos encerrados entre pilares enormes de granito rojo a la luz del amanecer, el Gervassutti, el Boccalatte, y otros secundarios. La orientación es Este-Noreste. Arrancamos en ensamble con una cuerda, cuando la cosa se complique ya montaremos reuniones y sacaremos la otra. El caso es que Javi empieza a trepar y lo pierdo de vista rápidamente. La cuerda corre rápida por la placa, pronto se acaba y empiezo yo. El ritmo es continuo y nos elevamos por el corredor siempre separados por los sesenta metros de la cuerda de 8.1 mm. Por tanto apenas nos vemos, y por supuesto no hablamos.
Javi estira la fase de ensamble hasta terminar el material
De cuando en cuando recupero un seguro; ya sea un fisurero o un friend en la roca, o un tornillo en algún tramo más de hielo, pero nunca están demasiado cerca uno de otro; se ve que Javi quiere estirar el material para retrasar la parada.
De esta forma remontamos más de cuatrocientos metros de escalada en hielo, tramos de nieve más tumbados, y algunos resaltes mixtos donde aflora la roca.
El día está azul y no tenemos más preocupaciones que escalar.
Javi ha parado debajo de una zona tiesa, montando reunión en un pilar de roca ya bastante aéreo. Cuando llego le paso los trastos mientras cavilamos por qué lado será: a la derecha se ve más hielo, pero de un tono negruzco. Por la izquierda está más fino, pero la roca parece ofrecer más posibilidades de protección. Javi se decide a probar por la derecha, pero después de un rato cambia de idea y regresa a la reunión para subir por la izquierda.
Javi prueba primero por la derecha...
...Escalando muy fino...
...Para terminar saliendo por la izquierda, con poco hielo
El hielo está muy delgado y hay que ser fino tanto con los piolets como con los crampones. Tras unos breves minutos ya ha salido de la zona complicada y se eleva por terreno más sencillo, monta reunión y recupera las cuerdas.
Voy flipando con lo difícil que me parecen estos pasos, por aquí yo no habría pasado de primero ni de coña; abro las piernas para buscar más espesor en el hielo, aprovecho los agujeros de los piolets de Javi para no estallar más la fina capa, me estiro para agarrarme a los seguros mientras pienso lo fácil que Javi lo ha hecho a vista y por supuesto en libre. Son unos doce o quince metros, pero intensos. Desembocan en una lengua de hielo a unos setenta grados, de buen espesor, donde se puede clavar sin miedo.
Así de relajado llegué yo a la reunión
En la reunión felicito a Javi y después de pensármelo un poco decido seguir yo delante por lo que parece el último largo de goulotte, la arista parece cercana. Por terreno fácil estiro las cuerdas a tope y monto reunión, salimos a una zona de seracs que una vez flanqueada nos lleva hacia la cumbre por la normal.
El último largo y el único en que me puse delante
Hemos hecho la vía bastante rápido, algo más de cinco horas, pero es que el ensamble de tres cuartas partes es lo que tiene.
Recogiendo el material debajo de un serac en la arista
Después de un rato en la cima, la gente que había se fue marchando y nos quedamos solos; callados, comiendo algo, bebiendo, sacando fotos, disfrutamos del ambiente y las vistas, acompañados sólo por las chovas. En estos momentos entiendo qué es lo que nos hace subir a las montañas.
La bajada por la normal del Tacul está delicada de seracs y puentes de nieve. Las cordadas que van delante nos frenan. No hay prisa, vamos a quedarnos en Cosmicos.
Chaminix al fondo, en el valle, tres mil metros por debajo
Contentos por la escalada hecha dormimos esta vez casi solos. Por la mañana, una vez hechas las mochilas, nos planteamos el pateo de vuelta a Midi frente a la arista de los Cosmicos. El día está azul y no hace ni viento ni frío, nos vamos a la arista.
Desencordados vamos trepando rápidos por el granito, así se avanza muy rápido. Algún rápel corto y vuelta a trepar por roca o nieve. El ambiente es espectacular.
Un alud inmenso a la izquierda del Triángulo Rocoso del Tacul nos saca de la concentración con el estruendo. Las cordadas de la Chere o la Contamine seguro que lo han sentido cerca.
Llegamos a un resalte donde se concentran los pasos más complicados, sin cuerda y con crampones hay que estar atento. En una terraza plana sacamos por fin la cuerda para el único y último largo, que ahora se desarrolla a la sombra en la vertiente norte.
Felicidad Alpina
Terminar la actividad agarrándose a la barandilla de la terraza de la cafetería de la estación del teleférico, rodeado de gente que te mira, te saca fotos, te anima… es una sensación muy extraña.
Ha sido una bonita forma de terminar la semana, que empezó de forma bastante regular, con chascos en Suiza y en Argentiere. La peregrinación alpina del año.
Volvemos a casa contentos: uno contento al volante, el otro contento roncando. ¡Así es la vida!
Referencias:
Mont Blanc du Tacul, Goulote Modica-Noury:
"Escaladas en el Macizo del Mont Blanc" Tomo 2, Francois Damilano, Nº 222
Aiguille du Midi, Arista de los Cosmicos:
"El Macizo del Mont Blanc, las 100 mejores ascensiones" Gaston Rébuffat, Nº 17
Referencias:
Mont Blanc du Tacul, Goulote Modica-Noury:
"Escaladas en el Macizo del Mont Blanc" Tomo 2, Francois Damilano, Nº 222
Aiguille du Midi, Arista de los Cosmicos:
"El Macizo del Mont Blanc, las 100 mejores ascensiones" Gaston Rébuffat, Nº 17
Todo un placer el encontrar este Blog. No tenia ni idea.
ResponderEliminarMuy interesante el relato Diego.
Un saludo.
Gracias Mon, la verdad es que no lo he comentado mucho a la gente, así que creo que tiene pocas visitas y menos comentarios. Me alegro de que te guste, pero como todo, es mejorable, así que, no te cortes y dime por dónde crees que puede ir mejor
ResponderEliminarTu ascensión me tra recuerdos de cuando hice la Gabarou-Albinioni con el Porco (de Vigo) en semana santa del 86...Ya llovió. También fue en un estilo similar al ensamble y descenso delicado por los seracs.
ResponderEliminarMe alegro que por fin te animes a contarnos cosas. Te he localizado por un enlace que dejó Mon en Oxigeno.
Pues eso...ahora te enlazo y sigue contando cosas interesantes...mientras poco a poco llega el winter...
Un saludo
Ayer me leí el episodio del Pájaro Negro, y hoy ésto.
ResponderEliminarMe gusta mucho cómo cuentas las cosas, y cómo transmites las sensaciones de andar por ahí arriba.
Una cosa me ha llamado la atención y es curioso...en fotos te pareces la de dios a Javi!!, cosa que cara a cara nunca me había dado la sensación.
Nos vemos.
Cuando tome la decisión de poner el enlace de tu Blog, lo hice porque me parecía que era una pena que se perdiera la oportunidad de leerte.
ResponderEliminarNunca se puede dejar pasar la ocasión de dar horas extras a la motivación. En tus escritos,lo consigues.
Comentarte: en cuanto aumenten las visitas ¡estas pillado!. Recuerda siempre que un Blog, es como una planta.... Hay que regala. En tu caso, creo que no tendrás problemas.
Animo y pa lante.
Brojos, me alegra verte por aquí, que Factor G está un poco parado últimamente... ya volverá. Respecto a tu ascensión a la Albinoni en el 86, seguro que fue estupenda, con otro estilo de piolets, eso sí! Saludos
ResponderEliminarPepe, gracias por tu comentario, ánimo con las críticas también: lo de parecerme a Javi entiendo que te refieres a mi niño y no al incombustible cántabro!
ResponderEliminarGracias Mon, se hará lo que se pueda... Saludos
ResponderEliminarsigues siendo un mutante (la cara de niño te delata)
ResponderEliminarDani, de mutante nada, más bien del montón; además ya sabes que el que mucho abarca poco aprieta.
ResponderEliminarSaludos