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martes, 10 de junio de 2025

El día del trabajo; Aneto en esquíes

1 mayo 2025

Pico Aneto (3.404 m) en esquíes. Con Rafa Belde


El plan inicial era venir con Nando, pero la previsión meteorológica empeoraba hacia el fin de semana, y un encuentro casual con Rafa días antes hizo que adelantáramos el viaje al día 30. Nando no podía por agenda de trabajo.

Estábamos arriesgando bastante porque las probabilidades de que se torciera el cielo eran muy altas.

Aunque el plan era vivaquear en la Besurta, por el camino, mientras recorremos España, buscamos alojamiento en Benasque, con la gran suerte de una oferta en el hotel de Llanos del Hospital. Llegamos a las 12 de la noche. 

Desayunamos a las 7 y salimos con el coche hacia la Besurta, pero no llegamos; está completa de coches. Nos quedamos a 1 km  aproximadamente. Estamos preparándonos junto con otra gente bajo un cielo amenazador, cuando empieza primero a llover y luego a granizar. Son solo unos minutos, pero la sensación de que se puede ir todo al garete está muy presente...


Salimos caminando desde el coche de botas de esquí por la pista hacia la Besurta. Una vez allí ya arranca la nieve. Estupendo. El cielo ha aclarado algo cuando salimos foqueando hacia la Renclusa. Hay bastante gente pero sin agobios.

Una vez llegamos a la altura del refugio Rafa me comenta la opción de tirar hacia las Maladetas, pero consigo mantener el plan inicial.



La gran remontada hasta el Portillón Superior la hacemos tranquilos. Rafa me lleva a un ritmo que nos permite ir hablando. Se lo agradezco. El sol se abre paso entre las nubes, casi domina, aunque a ratos todavía nos envuelven. El paisaje es precioso. 


Cuando llegamos al collado, a casi 2900 metros, llevamos ya remontados 1000 desde el coche. Para la bajada del collado me pongo los esquíes en la mochila y salgo piolet en mano. Voy delante yo. Hay más gente alrededor, en esquíes o caminando. 

Aquí tenemos un episodio extraño; estamos juntos en el collado, ojo.

Yo tiro delante desde el collado, bajo la parte más empinada, es un momento apenas. Salgo del paso y ya me pongo las tablas y me voy foqueando muy tranquilo. Estiro hasta un collado romo a unos cientos de metros donde hay roca seca y me siento a esperarlo. Como algo y echo un trago. No llega. No lo veo. Pasan los minutos. Más minutos. No lo entiendo. Lo llamo. No hay red. Raro, no hay forma de despistarse aquí... Preocupado decido volver atrás a ver dónde anda. Aquí no hay donde esconderse... pues nada, llego de vuelta hasta el Portillón sin encontrarlo... le llamo como 30 veces al móvil sin respuesta. No doy crédito. Tras muchas dudas y bastante tiempo decido seguir hacia cumbre a ver si nos reencontramos. Manda huevos. Habré estado más de 40 minutos entre lo parado, volver al Portillón, y volver de nuevo al punto de espera...

Salgo ahora rápido sin apenas gente alrededor. Cojo ritmo y al final voy adelantando personal y cruzando algunos que ya vienen de bajada.

Ya estoy llegando al tramo final bajo la antecima cuando aparece Rafa de bajada.

Después de comentar el insólito episodio, con una explicación que sinceramente no entiendo, algo mosqueado le digo que yo sigo a cumbre. Él se pone de nuevo las pieles. Llego justo hasta la antecumbre en esquíes. Hay un buen grupo de gente celebrando la ascensión.  


Muchos con esquíes, otros han subido caminando. Me llama la atención una niña de unos 7 años; ole por ella. 

Me estoy terminando de poner los pinchos para salir hacia el paso de Mahoma cuando llega Rafa. El ambiente es muy alpino, muy guapo, y esto relaja mi cabreo. Hay bastante gente pero la mayoría no salen a cumbre. Hacemos cima solos. Un abrazo. Fotos. Un lujo.




 El día sigue con cielo variable, la nube entra y sale, pero ahora ya hemos podido cumplir el objetivo.



De vuelta a las tablas decido bajar caminando el primer tramo. Está buena la nieve pero por si acaso prefiero ir andando hasta donde lo vea más abierto. Ya puestos los esquíes bajo con cuidado. Hay mucho desnivel por delante y la nieve está regular (para mí al menos).


 

Rafa va delante y me va esperando cada pocos giros. Si siguiera a su aire me metería más de media hora...


Me tengo que parar a descansar cada poco. Las piernas no quieren retener. Lástima porque las palas son espectaculares. 


Finalmente, tras la gran bajada y enlazar con el camino de Barrancs, todo sobre esquíes, apurando la nieve entre piedas el último tramo, llegamos al último colladito para bajar ya a los Llanos de Aigualluts. 

Aquí Rafa decide exprimir un poco más el día subiendo al vecino Turón de Barrancs. Yo tiro para abajo ya contento con lo remontado hoy...


En los Llanos me tiro a comer y disfrutar de las vistas. Precioso ambiente.

Tablas a la mochila y a caminar el último tramo. Aún quedan casi 500 metros que perder... llego al coche y me relajo al sol, secando los pies y dando buena cuenta de más comida.

Casi veinte kilómetros. Unos 1.600 metros positivos y otros tantos negativos claro. Ocho horas y media. 



Poco después aparece Rafa. Ha llegado cerca de la cumbre pretendida pero un último tramo de roca se lo impidió. Nos cambiamos, recogemos los trastos y bajamos a Benasque.  Decidimos tirar a dormir a Vielsa para intentar al día siguiente otro monte por la zona de Piau Engaly o por el Neouvielle. Si el tiempo aguanta.

Cena estupenda en la plaza del ayuntamiento y a dormir como lirones. 

Gran jornada de montaña. Con Rafa muy bien. Con episodios extraños.  Como otras veces...



miércoles, 28 de mayo de 2025

Al otro lado del túnel

16 mayo 2025

Peña los Llanos, vía Pati (120 m, A0, 6a/+) vía de la Aguja (70 m, IV+).

Con Toni Suárez-Ramón 


Sucede que a menudo al lado norte del túnel estamos metidos en la nube, incluso lloviendo, y sin embargo es cruzar al lado sur y el cielo está despejado y nos deja escalar, caminar, ciclar... al sol. Así que muchas veces optamos por pagar el peaje (caro caro!) para poder disfrutar de lo que nos gusta. En esta ocasión, la roca.

Hoy no hace malo por Asturias, pero decidimos aprovechar la tarde en la provincia vecina.


Nada más salir del Negrón a León tenemos a mano mucha roca de calidad. En concreto la Peña los Llanos, al borde del embalse de Barrios de Luna, ofrece unas cuantas vías largas de hasta 400 metros, con una aproximación muy corta y cómoda desde el coche.

La vía más recorrida de la zona es, por méritos propios, "La feriona del Pilar". 

Hoy con Toni venimos a disfrutar una vía abierta por él, la "Pati": me había hablado de ella ya hace años y la tenía en la lista.

Tiene 3 largos y tiene un poco de todo; unos aceros obligados en el primer largo, un espoloncillo tieso y de precioso escalar en el segundo largo, y pasos de adherencia típicos leoneses en el tercer largo.

Toni me cede el primero de cuerda, así que puedo disfrutarla entera a vista (los aceros son aceros).

Primer largo: después de una entrada bonita hay un muro tieso y liso donde te agarras de las chapas. Luego se sigue en libre y sales a una reunión, pero es mejor continuar por la terraza a una segunda, ya en la base de la siguiente tirada.

El segundo largo es realmente bonito de escalar. Rocaza de gran tacto, gotas de agua, regletillas. Pasos muy elegantes. Bien abierto!


El tercer largo (6a/+) es de adherencia típica leonesa; desde el arranque al muro exige poner atención, pisar bien, y bailar buscando los lomillos... realmente muy guapo.





Por encima la pared continúa, la vía podría seguir pero pierde continuidad. Observamos a ambos lados otras líneas ya abiertas, y otras potenciales esperando a gente con ganas...

Se rapela en 3 veces con una cuerda de 70 metros (apurando bien los cabos en los dos primeros).

Como terminamos con tiempo, nos acercamos a la Aguja (apenas diez minutos de caminar) donde aprovechamos para rematar la tarde con una vía de dos largos, sobre una roca especial, de estética curiosa, de gran calidad. 


Se dejaría asegurar seguramente entera con friends, pero tiene bastantes parabolts. Dos largos cómodos y rapelables de nuevo con una cuerda de 70 m.


El sitio es precioso. Las vistas al embalse, la tranquilidad....


Una tarde bien aprovechada con Toni.

Dos vías muy guapas, especialmente la "Pati", bien abierta y con visión (pena los aceros del primer largo). Muy recomendables ambas.

Volvemos al túnel y al norte. Lujazo.

sábado, 17 de mayo de 2025

99 años y 10 meses

2 mayo 2025, Pico Estaragne (3.006 m), macizo Neouvielle. Con Rafa Belde

"Vuelve pronto, parece que es inminente."

Mensaje de Paula a las 9 y cuarto de la mañana. Justo cuando nos poníamos las mochilas para empezar la excursión.


El día estaba regular y la previsión era que empeoraría. Habíamos elegido el Pico Estaragne (3006 m), a iniciar desde una curva de la carretera del Cap de Long.


Una barrera en el desvío  nos hizo dudar. No era definitiva, dejaba hueco para pasar, pero no quisimos ser los típicos españoles, así que aparcamos abajo y tiramos en zapatillas con las botas puestas a los esquíes en la mochila. 


No era demasiada distancia pero parece que fastidia caminar asfalto a buscar la nieve cuando te puede subir el coche...

El valle hacia nuestro objetivo se veía súper bonito. Arrancamos siguiendo huellas recientes. De hecho hay un par de coches cerca de gente que ha decidido arriesgar... Al principio nos rodean algunos árboles, pronto se abre en pequeños valles, canales y laderas.  Muy guapo.


Rafa va delante pero me lleva a un ritmo que puedo seguir sin problemas. Igual que el día antes en el Aneto. Me encuentro en forma pero le agradezco, sin decírselo, que me lleve suave; él podría salir disparado para arriba.

Medias laderas, vueltas María, bastantes metros remontados... hacemos paradas de cuando en cuando pada comentar la jugada. Charlamos de mil cosas. 

A pesar de la charla con Rafa,  yo tengo la cabeza todo el rato pensando en mi Abuela. Tantas vivencias, tantas anécdotas. ¡Cuántos recuerdos! 

Los últimos años ya se le habia ido la cabeza, apenas era ella. Algún destello fugaz de esa personalidad fuerte. El resto del tiempo ausente. Y en los últimos meses ya la acompañaban los problemas físicos, que hasta ahora nunca había tenido. La maquinaria ha llegado al final...


El cielo está yendo a peor. A ratos llueve, a ratos aguanieva. La visibilidad se va reduciendo y hace tiempo que la cumbre ha desaparecido entre nubes gris oscuro. Lo normal sería abortar el intento, pero a nosotros nos gusta mucho el monte y no estamos esquiando en Pirineos todas las semanas...

Nos cruzamos con un chaval de bajada al que da gusto verlo esquiar. ¡Qué delicia de estilo, qué envidia!

El pensamiento volvía una y otra vez a mi Abuela. No estaba centrado en el momento. Aunque no cambiaba nada, me daba apuro estar aquí foqueando sabiendo que ella estaba en sus últimos momentos. En un momento dado decido dejarlo por hoy. Me voy a dar la vuelta solo. Renuncio a la cumbre. 

Se lo digo a Rafa, que aún tira de mí unos giros más. Pero en un rellano cómodo para la maniobra me paro y le dejo seguir hacia arriba solo. Estamos a unos 2.600 metros.  Hemos remontado hasta aquí unos 750 m desde el coche. Aún queda para cumbre.

Rafa sale rápido a intentar hacer cumbre con el día cada vez peor.

Yo salgo para abajo con precaución. La nieve está húmeda y pesada. Busco las zonas más amables.

Me paro cada poco a descansar y ver por dónde seguir. En estas pausas me vuelve a la mente mi Abuela. Me alcanzan dos catalanes: vienen del Campbiel y luego pasaron al nuestro por la cresta. Charlamos un rato; hablan de zonas alpinas y delicadas. Luego siguen para abajo rápidos. Majos.

Sigo solo sin prisa. Llego a la carretera y mientras me quito los esquíes y las botas, la lluvia arrecia. Camino la carretera con la capucha puesta. 




Voy sin prisa y con el pensamiento en Asturias. Presiento que en cualquier momento ella dejará su presencia terrenal y pasará a formar parte del cosmos. De este mismo cosmos en el que ahora mismo yo camino bajo la lluvia, pero en medio de un paisaje precioso de bosques, montañas y lagos...

Llego al coche con una buena mojadura. Vuelvo para recoger a Rafa conduciendo hasta la curva. Al poco de aparcar ya aparece el Gallo. Ha hecho la alpina y afilada cumbre a palpo. Seguro que si yo hubiera seguido habría tenido que quitar tablas y poner pinchos...

Nos ha encantado el sitio a pesar de la desagradable meteo.  Habrá que volver por aquí a foquear más veces. Precioso Neouvielle.


En la bajada del puerto nos maravillamos con los verdes primaverales del renacer de la vida.

El viaje de vuelta es largo. Parada en Irún a comer un bocadillo.

Me informan cada cierto tiempo de que no hay novedades: mi Abuela está en su habitación rodeada de sus cuatro hijos, acompañándola en estos momentos finales. Sin dolor. Tranquila. No se me ocurre manera mejor.

Aún llego a casa a tiempo para salir a tomar una cerveza con Paula. Con mi Abuela la cosa sigue igual. 

Esa noche, ya muy tarde, se apagó finalmente. Tenía 99 años y diez meses. Una vida plena en la que habrá visto más cosas y cambios de los que nos podemos imaginar. Su recuerdo me acompañará siempre.