14 Abril 2022
Senda Arcediano: Tramo 1 Puerto
del Pontón a Oseja de Sajambre
Tantos años
viniendo por Sajambre y no habíamos hecho este tramo de camino tan famoso.
La senda del
Arcediano es uno de tantos caminos tradicionales que unen León con Asturias:
une el puerto del Pontón con el concejo de Amieva, por el collado Angón. Un
trazado ancestral, seguramente de origen romano o incluso anterior, que busca
de manera directa y lógica los pasos naturales en una orografía de montaña, en
algunos tramos muy compleja. El camino, en definitiva, une la costa y la meseta en esta zona. El origen de la senda es el comercio entre
comunidades con riquezas y productos muy distintos entre sí. Por un lado en
León (y Palencia por extensión) los cereales, el vino. Por el lado de Asturias la sal, los animales, la madera trabajada, etc. Las odiseas de aquellas gentes en su peregrinar
anual, en ocasiones bianual, para vender sus excedentes de producción y comprar
a cambio aquellos productos de que carecían, viajando lentos y pesados, con sus
carros de bueyes. Días, semanas o hasta meses transcurrían entre la partida y
el regreso. Y nos quejamos hoy en día…
El recorrido de
este tramo de camino tradicional, el Arcediano, tiene algo más de veinte kilómetros,
con un desnivel acumulado importante. Se puede dividir en dos etapas
principales: si pensamos de León a Asturias, la primera sería del Puerto del Pontón
a Oseja, unos 9 km (o a Soto mejor, 4 km más y algo de subida). Y una segunda
desde Soto hasta el Collado Angón, en Amieva. La primera etapa es suave,
básicamente de bajada, partiendo de unos 1.300 metros del puerto, por bosques y
camperas. La segunda etapa tiene una remontada importante por pista hasta la
Portilla Beza, para atravesar desde allí majadas y puertos altos (Toneyo y Sabugo)
hasta el espectacular collado Angón. En ambas etapas hay tramos empedrados,
donde se intuye el gran trabajo dedicado al camino, y por tanto su importancia.
El tramo Soto-Angón lo conozco por haberlo hecho por tramos varias veces, y el
camino Oseja-Soto también. Me faltaba el tramo Pontón-Oseja.
La etapa
elegida para recorrer hoy en familia es la fácil, de bajada. Quedamos en Oseja
con Jose Rojo, el taxista, para que nos suba hasta lo alto del puerto. No
madrugamos, no es necesario. El trayecto de taxi lo hacemos en animada charla
con el paisano. Muy majo. Hacia las once y media estamos en lo alto del puerto.
El día está perfecto para caminar: soleado pero fresco. Desde el mirador
disfrutamos de las vistas en redondo: el macizo central, el valle de Valdeón,
el Cornión, Beza, Niajo, Pileñes y Ten, el Pozúa. La nieve aún blanquea las
cumbres grandes, si bien está ya en claro retroceso. Los bosques siguen
desnudos, aunque veremos cómo los brotes ya empiezan a salir. En pocas semanas
habrá cambiado totalmente con el renacer de la vida, el nuevo ciclo.
Comenzamos la senda en animada charla por una caja de pista tapizada de hierba y hojas del pasado otoño. El caminar es cómodo, vamos dando curvas, al rato cortamos la carretera por primera vez, seguimos serpenteando.
La pista parece
ciclable, comentamos Javi y yo haciendo planes…
A ratos el
paisaje de bosque se abre en praderías. Leo en la guía que llevo referencias al
uso de algunos de estos prados: lugares donde paraban a dejar descansar a los
bueyes, los soltaban del yugo o los cambiaban por otros, antes de continuar
puerto arriba.
Más adelante un aviso tallado en madera nos invita a acercarnos a unos robles centenarios. En una zona abierta, rodeados de rústicos bancos tallados en troncos, nos sentamos a disfrutar del paisaje y la compañía de estos arbolones. Sin duda merece la pena.
Estamos
acercándonos al collado con la Pica Ten, una cumbre afilada que destaca en todo
Sajambre. Es alpina de corte y delicada de terreno: han habilitado un acceso hasta
la cumbre casi a modo ferrata. Hoy no vamos a subir.
Seguimos adelante faldeando la Pica Ten y un rato después nos sentamos a comer en otros acolchados prados en mitad del paisaje idílico. Después del bocata, nos recostamos al sol, quedando medio adormilados en algún caso.
Retomamos la marcha para volver a meternos en el bosque por un trecho, acercándonos a un río (el Sella) y de nuevo a la carretera. La volvemos a cruzar acercándonos ahora a unas cabañas alrededor de las cuales se apila leña en distintos estados de corte y preparación. Me encanta ver este ejemplo de adaptación al medio, de explotación equilibrada de los recursos.
Remontamos por
detrás de las cabañas, subiendo cuestas por primera vez en el día: estamos
acercándonos a Berrunde. El camino tradicional se eleva aquí a la derecha en
las faldas del Jario, para librar una zona encajonada del valle, por donde
antaño era imposible pasar.
En este tramo
se empalma con el camino viejo de Valdeón, otro camino tradicional que tengo
previsto recorrer. La pista se vuelve aérea y las vistas aumentan. El día sigue
azul y la luz primaveral muy nítida contrasta perfiles afilados cerca y lejos.
Saco los prismáticos para recorrer las crestas del Niajo, la cumbre de la Pica
Ten, las palas sugerentes del Pozúa. En los puertos y majadas aún no hay
ganado. Es muy temprano.
Desde el mirador de Berrunde el camino se desploma hacia Oseja, ya cercana.
Llegamos al
pueblo por los barrios altos, queserías, casas con antojana, gente de sobremesa
en terrazas techadas…
Lo vamos a
dejar aquí en Oseja porque tenemos el coche aparcado junto al centro de
interpretación de la Fonsella. Para otro día el tramo hasta Soto.
Estupendo
paseo, un placer para los sentidos. Ideal para pensar en la forma
de vida de las gentes de estos valles hasta no hace tanto tiempo.
Habrá que ir en bici, no???....vaya buena pinta!
ResponderEliminarNando
Creo que hay un enlace bastante evidente con el Camino Viejo de Valdeón que yo creo que puede quedar bien. Ahí lo dejo
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