Verano 1992
Rubén Díaz Gutiérrez, Iñaki Diez Maneiro,
Alejandro Seoane, Iván Blanco...
Urriellu, Canalona, Coteros, Peña Santa, Tajahierro, Porrubolu, Tercer Castillín...
Érase una vez hace veinticinco
años… Yo tenía diecisiete por entonces.
Llevaba poco más de un año
escalando; básicamente en escuela (antes, a las zonas de escalada deportiva se
las llamaba escuelas, porque la escalada “de verdad” era otra, en montaña).
Este verano, empecé a escalar en
montaña.
El 28 de Junio tuve mi bautismo en
escalada en montaña: había hecho mi primera vía alpina en la zona de Ubiña. Fue la vía San Claudio al Tercer Castillín (180 m, V+), con Rubén y con Ramón Juidía. Allí
Rubén tiraba de primero, metía clavos, organizaba, tenía experiencia. Ramón me
indicaba a mí las cosas en las que debía fijarme.
En aquella ocasión había ido toda
la vía de segundo.
Con trece o catorce años había
estado en Vega Urriellu con unos amigos.
Recuerdo estar allí sentado en una piedra, mirando pa la tapia flipaocon
la boca abierta, identificando las pequeñas figuras de escaladores que por ella
se movían como hormigas. Me quedé impactado. Cuando más tarde empecé a escalar,
tenía claro que allí quería subirme.
Llevábamos subiendo a la Vega Urriellu tres
fines de semana seguidos. Los dos primeros, el tiempo no acompañó. Era temprano
en la temporada y recuerdo estar con mi amigo y tocayo Diego vagando perdidos
por la nieve del Jou tras el Picu, en mitad de una niebla que podías cortar con
cuchillo. Resistiéndonos a retirarnos hasta el último momento. Al siguiente
fin de semana llovía, otra vez para abajo
con el rabo entre las piernas.
Al tercer fin de semana, por fin, el
tiempo era mejor.
El día antes subimos Rubén y yo al
refugio y matamos la tarde por allí, yo nervioso con la escalada del día
siguiente. Rubén y yo nos conocimos en las excursiones del club Torrecerredo. Un
tío muy majo y fuerte deportista. Habíamos subido el material que teníamos,
poco. En mi caso seguramente cosas prestadas. Quizá incluso el arnés. No tenía
nada. Nada, menos ganas y empuje.
Madrugamos y salimos Celada arriba
con prisa por ser los primeros en la vía: la Directa de los Martínez (180 m,
IV+). Al llegar nos preparamos y sorteamos quién tiraba: yo estaba allí para
escalar, no para que me subieran. La escalada la recuerdo vagamente, pero lo que
sí recuerdo era el buen rollo entre nosotros, cómo resolvíamos sin problema los
largos, y las maniobras en las reuniones fluidas. Al llegar arriba, la grandeza
del escenario histórico. En la cumbre, la Virgen. No la de ahora, ni la
anterior, sino la anterior a esas dos.
No tengo fotos: yo desde luego no
tenía cámara, y creo que Rubén tampoco.
Fue llegando más gente y nosotros
nos fuimos hacia los rápeles. Volví a casa feliz. Creo que yo ya estaba por entonces
enganchado a la montaña y a la escalada. Aquel 19 de Julio fue un día muy especial.
Una semana después escalé con
Alejandro en la Aguja de la Canalona, y en la torre de los Coteros Rojos. Luego en
Tajahierro… El Porrubolu con Iván, con su padre y con Iñaki, con aventura previa incluida... Semana tras semana, al monte, a
caminar o a escalar. Sin fallo.
Al mes siguiente, en agosto, hice mi
primeravía en la cara Este del Picu: la Martínez-Somoano (280 m, V+), con
Iñaki, en su primera escalada al Picu. A largos. Desde entonces fuimos cordada.
Ya en septiembre Iñaki y yo hicimos nuestra primera vía larga de verdad: la Sur clásica a Peña Santa de Castilla
(600 m V). A largos. Éramos dos mindundis. Cómo lo pasamos de bien!
Al año siguiente, en Junio, nuestra primera Oeste, ya con Miguelón. La Leiva. A largos. Siempre.
La única foto que tengo de todo ese
verano de escaladas es esta que me sacó Alejandro en la cumbre de la Canalona,
camisa de franela y pies colgando al vacío…
Así que, desde
hace ya veinticinco años, Bodas de Plata, de cuando en cuando, aún me da por ir a
subirme por las rocas. Será que lo paso bien.
Para mí sin duda fue un verano mágico el del año 92.
Y... un día, hace muchísimo, me di cuenta de que los globos, para que subieran muy alto, no se soplaban si no que se FLIPABAN.
ResponderEliminarFirmado: El Princiflipo de Peña Santa.
Abrazón Amigu
Pendiente tenemos atanos juntos a no mucho tardar gallo!
EliminarJoder ..25 ya...jejejeje cómo pasa el tiempo.Un saludo
ResponderEliminarYo pretendo cumplir las bodas de Oro trepando por ahí... A ver si se me arregla! Un saludo máquina
EliminarPues ta claro que lo que hay que hacer es felicitarte por esa actividad de un cuarto de siglo!!
ResponderEliminarY que escales muchos más !!
Nando
Y tú que lo veas, y te amarres de vez en cuando conmigo también chulo! Gracias
EliminarYa llovió, desde aquel verano del 92, un placer ir al monte contigo, y otro placer recordarlo.
ResponderEliminarGrande Rubén!
Eliminarya sabes que siempre que quieras, conmigo tienes un cabo para atarte.
Saludos