Viernes 17 Julio 2015
San Isidro
Puente Wamba (1.450 m) - Collada
Acebal - Lago Ubales - Cascayón (1.941 m)- Collada Acebal - Rapaína (2.019 m) -
Puente Wamba (1.450 m)
Solo
Pablo iba a ir a escalar, pero más
tarde. Alberto lo mismo. Yo tenía que estar de vuelta pronto, así que preferí
ir a dar un paseo. Cuando al salir del curro a la una me subí al coche el
termómetro marcaba 27 grados (muchos para un asturiano que quiere caminar).
Paré a comer un pincho en Felechosa y la cosa seguía igual. Confiaba en que en
el puerto aflojara un poco y así fue: en el Puente Wamba había unos 23 grados,
nada mal pensé. Cogí los bastones, un litro de agua y un cortavientos, que
nunca se sabe...
A las dos y media arranqué por la
pista de Wamba en dirección a la Collada Acebal. Quería controlar bien el
camino y la zona porque la tenía como primera opción para venir a acampar con
Javi, y no quería que fuera demasiado para él: es importante con los niños empezar
con cosas atractivas para que enganche la afición.
Los grupos de vacas y
caballos fueron mi única compañía: llegué a la caseta del Icona en la collada a
las tres y cuarto. Cuarentaicinco minutos para cuatro kilómetros: calculé que
en el doble de tiempo seguramente lo haría bien con Javi y con mochila. Había
visto varios puntos donde plantar la tienda para esa noche de iniciación.
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La majada de Mericueria agostada |
Desde la collada recordé el
comentario de mi amigo Dani y cogí la leve senda que sale por encima de la
cabaña, menos evidente que la de abajo. Entre arbustos fui faldeando la ladera,
sin ganar ni perder apenas altura. Pasé una buena fuente donde agradecí un
trago. Por debajo se extendía Mericueria, preciosa majada, aunque hoy mostraba
colores agostados, seguramente está lloviendo poco. En la bruma a lo lejos
distinguía Brañagallones, el Cantu L´Osu, la sierra de Brañapiñueli, más a lo lejos los
Picos… Al llegar a un pequeño hombro (luego supe que se llama La Xara) descendí
a la izquierda hacia la zona de bloques verdosos de líquenes, y desde ahí
atravesando hacia la evidente depresión que hace la cara norte del Cascayón y
que alberga el pequeño lago Ubales. Cuando llegué eran las tres y media
pasadas. Una hora y diez desde que salí del coche: veinticinco minutos desde la
collada: de nuevo pensé para mí, bien para venir con Javi, y aunque el terreno
era algo más escarpado, no había peligros.
El lago estaba tranquilo. Apenas
algunas ondas causadas por las truchas de cuando en cuando. Con el calor, la
tentación era demasiado grande: me desvestí y me metí en el agua, que estaba menos
fría de lo que esperaba. Secando allí en pelotas recordaba una situación
similar, aunque entonces iba con mi amigo Iñaki, cuando hace casi veinte años
hicimos en Gredos la integral del Circo del Almanzor y llegando al final nos
pegamos un buen baño en una poza antes de volver hacia el refugio Elola…
Me vestí y salí loma arriba
buscando el mejor camino directo hacia la cumbre del Cascayón. Los arbustos
eran bajos y duros y pude avanzar cómodo (dejando de lado el desnivel directo a
las piernas).
En las miradas hacia el valle
reconocía las pistas blancas de arena cuarcítica por las que sufrí y disfruté
en bicicleta nuestra Travesera de
Redes y sus intentos previos con mis amigos
Nando y Carlos: desde este teclado muchos ánimos para esa recuperación!
Llegué a la cumbre del Cascayón (1.951
m) aún fresco gracias a la brisa que soplaba, y a que el sol apenas había
empezado a pegar directo. Buenas vistas a pesar de la bruma del calor: Redes,
Ten y Pileñes, los Picos, el Mampodre, las cumbres de San Isidro… Una última
mirada hacia el lago y me tiré dirección Sur para buscar la Collada Acebal en
la menor distancia posible: quería hacer ahora la cumbre de la Rapaína.
La bajada es rápida, en un cuarto
de hora estaba pasando de nuevo la portilla hacia León para coger pronto una
senda a media ladera por debajo de la Peña los Fornos y la Peña del Viento.
Pronto (aunque no sin esfuerzo) llegué a la collada de las Agujas (1.841 m). Eran
las cinco de la tarde.
Desde esta collada una senda
remonta suave rodeando la peña, decido tirar por ella y no subir a derecho.
Después de unos cientos de metros recorto hacia la izquierda buscando la línea
más corta hasta la cima. El calor aprieta y agradezco el trago de agua,
calentuza ya, que me pego cuando llego a la cumbre (2.019 m). Una piedra plana
hace de tapa del buzón.
La bajada empieza cómoda. Desnivel
suave y terreno limpio. Pero pronto va derivando a desnivel más fuerte y
terreno más sucio; no sucio de suciedad, sino de cerrado de arbustos. Sin
camino, navego buscando la mejor opción, para terminar metido en el cauce seco
de un mínimo torrente que me llevará directo al fondo del suave valle. Casi
abajo resbalo con una raíz y me caigo apoyándome en la muñeca de la mano
derecha. El golpe en el escafoides me duele un par de días. Lo fácil que es
hacerse daño, pienso.
Llego a la carretera por una senda
paralela a la de Wamba.
En el coche miro la hora: las seis
y cuarto.
Una buena sudada, un paseo muy
guapo, dos cumbres y un baño memorable. Lástima que el orden no fuera el contrario y pegarse el baño al final...
La opción para acampar con Javi es
buena.
Aproximadamente 15 km, 800 m
desnivel positivo, 3 horas 45 minutos
Puente Wamba 14:30 h
Collada Acebal 15:15 h
Lago Ubales 15:40 h
Cascayón 16:20 h
Collada Acebal 16:35 h
Rapaína 17:15 h
Puente Wamba 18:15 h