Dice la Wikipedia que muchas doctrinas antiguas usaban un
grupo de elementos para explicar los patrones en la naturaleza. En este
contexto, la palabra elemento se refiere más al estado de la materia (o sea,
sólido/tierra, líquido/agua, gas/aire, plasma/fuego) o a las fases de la
materia (como en las cinco fases chinas), que a los elementos químicos de la
ciencia moderna.
Tales de Mileto propuso como el principio o arché de
todas las cosas el agua, después Anaxímenes consideró el aire, Heráclito el
fuego y Jenófanes la tierra (Aecio y Sexto Empírico nos transmiten un fragmento
(B 27) en el cual Jenófanes dice que la tierra es principio y fin de todas las
cosas. Pero Aristóteles había dicho que ningún pensador había atribuido a la
tierra el carácter de elemento primordial.). Para Aristóteles el
"eter" o quinto elemento es la quintaesencia, razonando que el fuego,
la tierra, el agua y el aire eran terrenales y corruptibles, y que las
estrellas no podían estar hechas de ninguno de estos elementos, sino de uno
diferente, incambiable, y de una substancia celestial. Los pitagóricos
utilizaban las letras iniciales de los cinco elementos para nombrar los ángulos
de su pentagrama, y los identificaban con los sólidos platónicos.
La teoría de las cuatro raíces de Empédocles (cerca del
450 a. C.) es mencionada por Aristóteles:
El fuego es a la vez caliente y seco
La tierra es a la vez seca y fría
El agua es a la vez fría y húmeda
Dicen algunos estudios por ahí que muchos niños de las
grandes ciudades no saben que la leche no viene de los tetrabriks del
supermercado. Que en su mundo cotidiano de cemento y asfalto, apenas pisan
verde. Que cuando ven vacas de cerca,
creen son toros y que embisten (esto no sólo le pasa a los niños, doy fe). Que
muchos de ellos tardan años en ver y sentir la nieve.
Sus vidas están muy lejos del contacto directo con la
naturaleza.
Yo haré todo lo posible porque a mis niños no les pase
esto.
Creo que el contacto con la naturaleza es fundamental para
el aprendizaje de lo que somos, para conocer aquello de lo que formamos parte.
Lo llevamos en los genes. Si le das la opción, un niño
jamás podrá evitar agarrar un palo, lanzar piedras al agua o por una pendiente,
esconderse entre los árboles, pisar la nieve por más que esté fría y le moje, trotar
por los prados, hacer montones con hojas secas, meterse en los charcos de agua
o de barro… Son juegos básicos.
El Agua es a la vez fría y húmeda |
Veo como parte necesaria de nuestra formación el sentir el viento, sufrir al subir las cuestas, notar el escozor de las ortigas, ver lo muy grande que es un caballo de cerca, o lo que se agradece el calor de la chimenea cuando es de noche y hace frío.
Todo es mejor en el campo: la misma merienda de casa sabe
mejor sentado en un prado de montaña.
Recolectar los frutos silvestres o recoger astillas para
encender la chimenea de casa son
verdaderas aventuras.
El Aire es a la vez húmedo y caliente (según, diría yo) |
El Fuego es a la vez caliente y seco |
Unos días en el pueblo los transforman. Bajar a la calle
simplemente por salir al exterior, por estar a su aire, autónomos, por sentirse
libres, es un impulso irrefrenable que no pueden evitar. Me encanta verlo.
Los niños tienen que correr, jugar a la pelota,
esconderse. Tienen que caerse y hacerse heridas en las rodillas, levantarse
llorando y seguir corriendo dos minutos después.
A última hora de la mañana del sábado, en contra de lo
prescrito por el médico y de lo que me dice el sentido común, me puse de corto,
me calcé las zapatillas y salí corriendo pista arriba. Últimamente me permito
el lujo de correr un rato de vez en cuando. Precisamente debido a lo poco que
lo hago, sumado a un par de kilos de más, sufro bastante, especialmente si es
cuesta arriba como era el caso. Curva tras curva seguí la desierta pista de
Vegabaño, rodeada de ese gran bosque silencioso de hayas y robles, aún desnudos
de hoja. Iba concentrado en las pisadas, intentando reducir en la medida de lo
posible el impacto a mis articulaciones. A la vez iba disfrutando
el paisaje y el aire frío (hoy estábamos por debajo de 5 grados). Iba encantado
a pesar del latir de las sienes, del protestar de las piernas y de la
respiración acelerada. Al llegar al Mirador de los Porros me di la vuelta
cuesta abajo hacia el pueblo.
La Tierra es a la vez seca y fría |
Apenas fueron cuarenta minutos pero los sufrí y los
disfruté a la vez como si hubieran sido muchos más. Por contradictorio que esto
suene.
Unos días estupendos en la montaña aprendiendo con los
cuatro elementos. Pura Vida.
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