Martes, 30 Julio 2013
Pablo Luque
"Rabadá-Navarro" al Pilar de Cotatuero, Gallinero, Ordesa. 400 m 6c, 6a obligado
Después de tantos años escalando por el monte, era imperdonable no haber dado una visita a las paredes de Ordesa. La verdad es que los años fueron pasando y fui centrando los viajes más en los Alpes que en Pirineos, y mi desconocimiento de estos últimos (para mi vergüenza) es casi completo. Apenas unas pocas visitas, casi siempre de vuelta de Alpes por mal tiempo.
Pablo Luque
"Rabadá-Navarro" al Pilar de Cotatuero, Gallinero, Ordesa. 400 m 6c, 6a obligado
Después de tantos años escalando por el monte, era imperdonable no haber dado una visita a las paredes de Ordesa. La verdad es que los años fueron pasando y fui centrando los viajes más en los Alpes que en Pirineos, y mi desconocimiento de estos últimos (para mi vergüenza) es casi completo. Apenas unas pocas visitas, casi siempre de vuelta de Alpes por mal tiempo.
Por fin, este verano me he empezado a quitar la espina de Ordesa.
El plan inicial era irnos una semana a los Ecrins o a Chamonix, con idea de escalar, y como siempre con objetivos abiertos. El caso es que, aunque la meteo prevista era muy buena, la temperatura estaba altísima, y esto nos echaba para atrás para cualquier cosa con glaciares de por medio. Total, que para acabar escalando en roca en zonas más bajas (que seguro que son excelentes también), decidimos cambiar por Pirineos. Una vez decidido, nuestra idea era visitar varias zonas e intentar escalar variado. El primer sitio: Ordesa.
Las tormentas aquí son legendarias. Las características del macizo se prestan
para generar grandes marrones: mucho calor en el valle, cumbres altas alrededor,
fuertes desniveles… No queríamos ni pensar en que nos pillara una de ellas en
mitad de una vía con difícil retirada. La previsión meteorológica las
descartaba, pero por si acaso decidimos madrugar el máximo. Para coger el primer bus nos levantamos a las
cinco de la mañana en el camping, desayunamos con todo el sigilo posible, y
salimos a la carretera para caminar quince minutos hasta la parada en Torla.
Apenas somos unas quince o veinte personas en total, y escaladores sólo cuatro:
nosotros dos y otra cordada en la que reconozco a Juan, un tipo muy majo de
Zaragoza que tiene un buen blog que leo hace tiempo. Intercambiamos saludos y comentamos objetivos:
ellos van a la pared de la Cascada, al diedro de “Los Trituradores”. Sin saber
nada sobre ella, el nombre de la vía ya asusta…
El plan inicial era irnos una semana a los Ecrins o a Chamonix, con idea de escalar, y como siempre con objetivos abiertos. El caso es que, aunque la meteo prevista era muy buena, la temperatura estaba altísima, y esto nos echaba para atrás para cualquier cosa con glaciares de por medio. Total, que para acabar escalando en roca en zonas más bajas (que seguro que son excelentes también), decidimos cambiar por Pirineos. Una vez decidido, nuestra idea era visitar varias zonas e intentar escalar variado. El primer sitio: Ordesa.
Largo 1: bienvenido a la "Sensación Ordesa" |
El bus tarda más de lo normal por culpa de un inmenso rebaño de vacas que
sube por la carretera hasta desviarse a la pista de Bujaruelo, camino de pastos
altos. Con todo, algo después de las seis y media estamos en la Pradera en la suave
luz del amanecer. Salimos camino adelante y a los pocos cientos de metros ya
vamos solos en el bosque: nos encontramos varios sarrios (son muy parecidos a
nuestros rebecos aunque más rubios). El camino pronto pica cuesta arriba y
sudamos bastante. La mirada se escapa frecuentemente a las inmensas paredes que
nos rodean. Entre ellas miramos con atención nuestro objetivo: el espolón
sureste del Gallinero, el pilar de Cotatuero.
Pablo en el largo 2, V |
Aunque nunca había escalado aquí, ya venía predispuesto a la verticalidad del sitio. Las tapias salen a cuchillo desde el primer metro, sin transición. Y siguen así de radicales hasta que terminan en una de las bandas de hierba intermedias. Impresionantes.
Son las ocho y veinte de la mañana cuando empiezo a trepar por el primer
largo de la vía: cincuenta metros, el más largo según el croquis. Pronto me
encuentro con la “sensación Ordesa”: esto es totalmente tieso incluso en grados
sencillos, buena roca pero que requiere fijarse, escalada física y secuencias
algo intrincadas librando bloques y techos. Una vez te acostumbras la cosa va
bien.
Asegurando a Pablo desde la reunión, disfruto del paisaje: a nuestra
izquierda, la cascada de la pared del mismo nombre cae dispersada contra la luz
del sol. Detrás, en el valle por el que bajaremos por la tarde, otra gran
cascada se precipita. En frente, un gran murallón cierra el valle que sube
camino a la Cola de Caballo y a Góriz.
Llevamos con nosotros varios croquis de la vía y las diferencias entre
ellos son notables. El mejor sin duda nos está resultando el de Luis Alfonso
(lanochedelloro), por el gran detalle y calidad del dibujo. Sin él
estaríamos perdiendo mucho tiempo.
Pablo en el tercer largo, verticalidad total |
De nuevo me toca tirar delante. Una vez caliente las sensaciones son
mejores. Disfrutamos los movimientos. Poco a poco nos vamos acercando a la zona
de techos, clave de la primera parte de la vía; la dificultad aumenta.
Le toca a Pablo un largo precioso que empieza por un diedro gris y termina
en una aérea travesía de placa. El ambiente de la vía es una pasada.
Después tiro yo delante en un largo en el que, para remontar un paso bastante pulido y de dificultad concentrada, para no perder tiempo (y para pasar...) tengo que pisar a modo de estribo una cinta pasada por un clavo: nos reímos porque este es un paso que en uno de los croquis lo marca literalmente como “6a fino fino”, mientras en el otro lo marca de 6b. Vamos, que será 6b. El largo entero es muy bueno y sobre una roca excelente.
A continuación Pablo resuelve el largo del techo con maestría (con aceros,
pero con maestría). Yo sufro algo más con la mochila que se me engancha en la
salida. A nuestra izquierda el techazo de la Zaratustra.
Mi falta de forma es patente: todo me cuesta más de lo normal. Es mi
primera vía de montaña de la temporada. Es la temporada que menos he escalado
de mi vida. Y es una vía seria. Con todo, lo estoy pasando bien. Alternamos la
cabeza de cuerda y llevamos bastante buen ritmo.
Pablo estira la cuerda a tope en el largo de salida a la vira intermedia: estamos
ahorrando una reunión del croquis y eso siempre está bien. Nos ponemos las
zapatillas para el tramo de hierba y la vira alta hacia la izquierda que nos
lleva de nuevo al filo del pilar, en el comienzo de su segunda mitad.
Después de unos momentos de incertidumbre sobre el camino a seguir (esto está tieso total), mirar el excelente croquis de Luichy, y beber y comer algo, finalmente le pido a Pablo que tire delante aunque sea mi turno. El largo de ahora se ve tan tieso como los anteriores y necesito descansar la cabeza. Él no lo duda y sale para arriba con decisión, resuelve en libre y con seguridad los veinte metros hasta la reunión. De segundo paso bien, pero al llega a la R le pido que tire otra vez. Vuelve a resolver el siguiente 6b sin problemas y rápido. Yo de segundo, curiosamente también. No obstante, no me arrepiento de pedirle que tirara delante… Maldita flojera!
Cuarto largo, diedro negro |
Después tiro yo delante en un largo en el que, para remontar un paso bastante pulido y de dificultad concentrada, para no perder tiempo (y para pasar...) tengo que pisar a modo de estribo una cinta pasada por un clavo: nos reímos porque este es un paso que en uno de los croquis lo marca literalmente como “6a fino fino”, mientras en el otro lo marca de 6b. Vamos, que será 6b. El largo entero es muy bueno y sobre una roca excelente.
Quinto largo, pasito de 6b (A0) y después 6a, una pasada |
Pablo saliendo del techo del sexto largo |
Pablo en el largo de escape hacia la vira intermedia |
Después de unos momentos de incertidumbre sobre el camino a seguir (esto está tieso total), mirar el excelente croquis de Luichy, y beber y comer algo, finalmente le pido a Pablo que tire delante aunque sea mi turno. El largo de ahora se ve tan tieso como los anteriores y necesito descansar la cabeza. Él no lo duda y sale para arriba con decisión, resuelve en libre y con seguridad los veinte metros hasta la reunión. De segundo paso bien, pero al llega a la R le pido que tire otra vez. Vuelve a resolver el siguiente 6b sin problemas y rápido. Yo de segundo, curiosamente también. No obstante, no me arrepiento de pedirle que tirara delante… Maldita flojera!
Pablo en nuestro largo 9, 6b |
Pablo en nuestro largo 10, 6b atlético |
Mirando para arriba, la chimenea se ve aparentemente lisa, tiesa, tétrica, y larga. A Pablo tampoco parece gustarle el tema al llegar, pero sale para arriba una vez más con decisión. Después de cambiar la espalda de lado de la pared y de pelear para colocar algún cacharro, sale de mi vista y me da una voz para soltarle. Con la mochila colgando del arnés con una cinta larga, me aplico en imitar las técnicas que ves en los libros clásicos… Al final no fue para tanto.
Primera tirada de la chimenea de salida |
Saliendo de la segunda chimenea, 6a ó IV+ (...) |
Pablo con la mochila colgando |
Nos queda una tirada final de IV para acabar la vía, que ya recorremos totalmente relajados
y disfrutando.
Cuando alcanzo a Pablo miro el reloj: las cuatro y cuarto. Hemos tardado casi ocho horas: algo por encima de unas estimaciones, aunque dentro de otras.
Impresionante paisaje |
Rehidratación directa |
En total hemos hecho catorce largos de los quince que marcan los croquis
(descontando la tirada de la vira, aunque ahí, trepar trepas): ocho los tiró Pablo y
seis yo. Hemos escalado todo en libre excepto los aceros del quinto y sexto largos. La
vía es muy buena, tiene bastantes seguros aunque obliga a escalar, como debe
ser.
Desde luego no hemos ido rápido, pero estamos satisfechos siendo nuestra
primera vía en Ordesa. Rabadá y Navarro, unos máquinas.
Salimos andando, parando a sacar fotos, contemplando los abismos, los
sarrios, las marmotas. Bebemos en los arroyos y descansamos en la hierba
mullida.
La bajada al valle muy guapa.
Ya en la base de la pared de la Cascada, después de escuchar unas voces, vemos en los largos finales a la cordada con la que coincidimos esta mañana en el autobús. ¡Menudo ambiente se ve! Aunque también es cierto que mirando al Pilar de Cotatuero, la vía que acabamos de hacer también nos resulta impresionante.
Ya en la base de la pared de la Cascada, después de escuchar unas voces, vemos en los largos finales a la cordada con la que coincidimos esta mañana en el autobús. ¡Menudo ambiente se ve! Aunque también es cierto que mirando al Pilar de Cotatuero, la vía que acabamos de hacer también nos resulta impresionante.
Intimidante panorámica desde el pie de vía |
Pilar de Cotatuero, espectacular perfil |
L1 V, 50 m, yo
L2 V, 30 m, Pablo
L3 V+, 30 m, yo
L4 V+, 35 m, Pablo
L5 6b (A0), 6a, 30 m, yo
L6 6c (A0), 25 m, Pablo
L7 IV+, 35 m, yo
L8+L9, IV+, 65 m, Pablo (pequeño ensamble)
Vira intermedia
L10, 6b, 25 m, Pablo
L11, 6b, 20 m, Pablo
L12, V, 20 m, yo
L13, V+, 30 m, Pablo
L14, 6a, 30 m, yo
L15, IV+ Pablo
6:45 inicio aproximación en la Pradera
8:20 h inicio escalada
16:15 h fin escalada
18:00 Pradera