LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
DONDE ESCALAR, ESQUIAR, PEDALEAR, CORRER, CAMINAR...
DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO

martes, 13 de junio de 2017

Tarde de BTT Cantábrica

21 Abril 2017
Nando y Noelia
Ruta por las faldas del Brañacaballo, León (aprox. 24 km, +800 m)

Viernes tarde, buena previsión de meteo, hoy toca bicicleta.
Salimos de Gijón hacia las dos y media de la tarde. El trayecto lleva una hora escasa. De camino observamos la poca nieve que nos queda en la cordillera esta triste temporada: se vaticinan para el verano sequías en montaña nunca vistas.


Poco después de las tres y media ya estamos listos para arrancar. Hace una muy buena temperatura para rodar. Salimos desde el pequeño pueblo de Camplongo de Arbás (1.200 m). Los primeros kilómetros son de asfalto: primero de regreso hacia la general, y desde esta,  al poco rato, coger una ya empinada carretera hacia Millaró de la Tercia. La carretera pica bastante y el plato pequeño hace acto de presencia.


El paisaje es muy guapo, cumbres rocosas aún adornadas por neveros, y laderas cubiertas de brezo colorido. Saliendo de Millaró (1.300 m) el asfalto da paso a la pista de tierra, de pendiente muy pronunciada al principio. Vamos remontando por zetas sobre tierra hasta el collado Farramedal (1.700 m). Desde este la cosa suaviza, y aunque sigue para arriba, es más llevadero.
Nando y Noelia se turnan a tirar delante. Yo bastante hago con no descolgar.



Vamos faldeando el Brañacaballo, una cumbre típica de esquí de montaña, a la que este invierno la escasa nieve seguramente no haya dejado disfrutar de sus laderas salvo a los más fanáticos.
Paramos a reparar un pinchazo de Nando, parada que también sirve para comer y beber un poco, y para admirar el paisaje. Tratamos de identificar las muchas cumbres que se ven alrededor.


Seguimos girando dirección Oeste en un subir suave pero constante hasta que pasamos por una cabaña, poco después de la llamada Fuente la Pinga. Estamos a unos 1.900 metros y este es el punto más alto por el que vamos a pasar. Es decir, de aquí en adelante básicamente nos toca bajar.


La pista es realmente fantástica para la bicicleta de montaña: nos dejamos lanzar por la pendiente, tocando frenos de vez en cuando para que la cosa no se desmadre. Vamos perdiendo altura poco a poco, cambiando de orientación hacia el  Oeste, luego hacia el Norte, vuelta al Este y al Sur, girando las redondeadas laderas. Ahora estamos en las faldas del Pico la Carba. Debajo, muchos metros más abajo, vemos las casas de Tonín de Arbás, hacia donde vamos a ir, pero aún nos queda trayecto.


Pasamos por unas cabañas con bastantes caballos, el Chozo de la Carba, más adelante, los Chozos de los Prados Viejos. Aquí, ya casi en el Valle de Cuadro, paramos a observar la propuesta de extensión de la ruta que tiene Nando en la cabeza: en la ladera de enfrente se levanta una estrecha y muy empinada pista que sube hasta el llamado Collado Sierra Bermejo. En este collado, de camperas, confiamos exista nueva pista para bajar por la siguiente vertiente y terminar dando a Pendilla. Pero la extensión va a quedar para otro día. Hoy seguimos para abajo.


Breves minutos después alcanzamos los embarrados caminos que dan entrada a Tonín, con sus múltiples perros. Y desde aquí, poco más de carretera y llegamos a Camplongo, donde tenemos el coche.
Gran ruta. Y gran potencial para extenderla con las muchas opciones de pistas de la zona.

Una tarde de viernes bien aprovechada.

(varias de las fotos son de Noe)

sábado, 3 de junio de 2017

Contrarreloj a la tormenta

Sábado 13 Mayo 2017
Juaco Piñera
Integral de los Poyones (1.000 m, V), Macizo del Cornión, Picos de Europa


La previsión era clara: hasta las dos o tres aguantaría, pero luego, de repente, iba a caer agua en cantidad. El día antes había llovido intensamente casi toda la tarde, con contundencia. La conclusión es que íbamos justos de tiempo y que había que moverse ligeros, y además tener suerte de que no se adelantara.
Salimos de Pandecarmen hacia las nueve, con una cuerda cada uno y el material justo repartido entre los dos. Las mochilas parecen hasta ligeras: una vez dejas de meter los piolets, los crampones y la ropa extra del invierno, es como una liberación.
El macizo aparecía enganchado de nubes algodonosas, que cambiaban de forma con rapidez a merced de un fuerte viento en altura. Las cumbres más altas a ratos se cubrían, a ratos asomaban, con una capa de nieve fresca de los días anteriores. Nuestro objetivo era más modesto, con cota máxima en torno a los 2.100 m, iba a estar limpio de nieve.


No teníamos claro por dónde aproximar, así que una vez en la Cuerre Benita, después de echar un vistazo, decidimos continuar a lo conocido, camino del Porru Bolu, y explorar de bajada.
Un poco por encima del camino, unos chavales parecen clavar algo en la roca. Después sabré que era Fer con unos clientes de cursillo haciendo prácticas.


Al pie del Porru Llagu observamos tanto el lago que le da nombre (y que suele estar seco) como la línea de cumbres que vamos a ascender, con esbeltas paredes en su vertiente Este y en las que he disfrutado buenas escaladas hace años (hay que volver). Nosotros teníamos que girar al Norte y ganar la cabecera, para lo cual tuvimos que perder bastante altura en un jou, y remontarla de nuevo hacia el Primer Poyón.


Primera Torre: Equivocamos la entrada y tenemos que escalar en botas un largo con pasos de IV en roca dudosa para alcanzar la primera cumbre. Luego vemos que se sube andando por la otra vertiente. Bueno, a esto venimos, a escalar.
Cresteo fácil hasta la cumbre y rápel de unos treinta metros al collado con la segunda torre. Una vez aquí nos toca el largo más difícil según los croquis.



Segunda Torre: mientras me pongo los gatos y me cuelgo los trastos, el viento frío nos zarandea. Voy con la chupa puesta y los guantes a mano. Salgo a por ello y voy resolviendo tranquilo toda la tirada. Escalada bonita combinando adherencia con fisuras fáciles. Roca norte con su tacto particular. Hay varios seguros, pero hay que reforzarlos con otros intercalados. La escalada obliga a moverse. Llegando casi a la reunión me pego un buen susto cuanto agarrado a un buen canto aparentemente sano, se sale de sitio un bloque tamaño caja de zapatos: lo trato de dirigir evitando que me pegue a mí y a las cuerdas hacia abajo. Después de esto, me concentro en los últimos cuatro metros hasta la reunión. Esta es de tres clavos y bastante colgada debajo de unas panzas. Juaco viene despacio detrás. Yo aseguro con la capucha y los guantes puestos.


Apuro para salir de nuevo y después de unos metros en una especie de chimenea, estiro las cuerdas a tope ya sobre la arista fácil de la segunda torre, y con caliza súper adherente.Otra tirada por la arista en terreno sencillo.
El cielo está muy oscuro por momentos, tenemos que espabilar. Recogemos las cuerdas y destrepamos hacia el collado con la tercera torre. Mientras destrepo, voy identificando en frente los pasos a seguir y los seguros existentes que me sirven de referencia.


Tercera torre: Salgo para arriba rápido. Es fácil y pronto he estirado toda la cuerda y monto reunión sobre un gran bloque. Observo a Juaco recortado contra el gris de las nubes que están descargando agua no muy lejos ya: cortinas hiladas que se van acercando...


Mientras Juaco trepa, empiezan a caernos las primeras gotas. Rápidamente recorremos otra tirada de arista fácil en ensamble y nos preparamos para destrepar hacia el collado con el Requexón. Esta parte la conozco de hace un par de años, cuando vine solo por aquí.
Completar la actividad haciendo la cumbre del Requexón, que es lo natural, ni se contempla hoy con la perspectiva de cielo gris plomo que tenemos encima.




Recogiendo las cuerdas y los trastos, con las manos frías, las gotas parecen arreciar a la vez que el viento. Sin embargo, al cabo de unos minutos volvemos a estar al sol. Ha pasado esta nube...

Destrepamos hacia el Norte, por la base de las paredes Oeste cuyas cumbres acabamos de cabalgar, dirección a la Canal Vaquera. Aprovechamos los neveros para deslizarnos con cuidado, perdiendo altura.

25 años escalando juntos, ahí es nada!
Esta zona de los Picos, tan cerca de zonas trilladas, es nueva para los dos, así que procuramos no perder la referencia de los hitos. Poco a poco vamos acercándonos al camino de Ordiales, aunque se nos está haciendo largo.



Es justamente cuando acabamos de tocar el camino de Ordiales cuando empieza a llover fuerte, y al minuto siguiente es una tromba total. La lluvia prevista ha llegado con una hora de retraso. Menos mal!
Llegamos a Vegarredonda totalmente empapados. Nos tomamos un Aquarius charlando con Marta. Al rato escampa y podemos salir hacia el coche sin lluvia ya.


Charlando de mil cosas, llegamos al coche hacia las seis y media, nueve horas y media después de salir, muy contentos con la actividad, especialmente por habernos librado de la lluvia durante la escalada.
La integral es bonita, habrá que volver a repetirla, y estirarla hasta el Requexón. Y luego hacerla al revés. Y más tarde hacerla en invierno…

Gijón 7:00 h
Salida Pandecarmen 9:00 h
Pie de vía 11:30 h
Fin escalada 15:00 h
Vegarredonda 17:00 h
Pandecarmen 18:30 h