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miércoles, 4 de octubre de 2023

Balcones de Ordesa

Fin de semana Pirineos express Nando del Pozo Sábado BTT por Ordesa: ruta de los Balcones de Ordesa (37 km, +1.350 m)
Habíamos retrasado el plan algunas semanas, pero finalmente el viernes arrancamos de casa a las tres de la tarde, con muy buena previsión meteorológica. Conducir hasta Jaca charlando animadamente: son unos cuantos kilómetros y horas, pero lo cierto es que el paisaje es variado y la conducción entretenida. Cuando estamos llegando llamamos para reservar en alguno de los campings: varios ya están cerrados, curiosamente en el que reservamos está casi completo. Al llegar descargamos las bicicletas, montamos la tienda, hacemos algo de compra en el super, y salimos a dar una vuelta por el pueblo. Está fresco: aparecen los primaloft y los plumíferos… Cenamos en la terraza del Biarritz, y temprano retiramos a dormir. Chispea algo de lluvia cuando nos acostamos, pero apenas son cuatro gotas. Amanece bien frío. Temprano desmontamos la tienda sin hacer ruido y salimos en coche sin desayunar, para conducir hasta el punto de inicio de la ruta de hoy: Broto.
La ruta del día Nando ya la conoce: consiste en un recorrido circular que remonta cordales boscosos situados justo frente a la fachada del Parque Nacional de Ordesa. Sube un buen desnivel para alcanzar una serie de miradores desde los cuales baja por otras pistas hasta Torla. Se completa uniendo los pocos kilómetros entre este pueblo y Broto. Al llegar al pueblo nos vamos a tomar un café mientras esperamos a ver si atempera la cosa: estamos a pocos grados sobre 0… Bien abrigados con toda la ropa puesta, nos subimos a las bicis. La ruta comienza por un breve tramo de carretera, que remonta metros desde el principio, para llegar al pueblo de Buesa. Al poco de pasarlo ya abandonamos el asfalto y nos metemos en una buena pista de tierra, ancha, que se va internando en el bosque. La pista tiene subida continua que no afloja casi en ningún momento. Si acaso, a ratos se pone más dura, con repechos de intensidad que piden meter hasta el desarrollo más corto para poder remontarlos. Es en estos momentos cuando la conversación cesa, cuando la respiración se altera, cuando nos reconcentramos dosificando fuerzas, analizando los siguientes dos metros de suelo por delante para minimizar los obstáculos… Afortunadamente venimos en forma, y ascendemos parejos, tramo a tramo. La temperatura sigue siendo fría, y aun cuando ganamos el sol se mantiene fresca. Nos cruzamos con unos pocos paseantes, con cestas en la mano, recogiendo setas. El paisaje se asoma a ratos por entre la densa arboleda: la escala del Pirineo, para nosotros que venimos de montañas casi de juguete, a cada mirada a los cordales, los valles y perfiles que nos rodean, se nos revela espectacular.
Ganando cota a fuerza de pedal vamos saliendo de la curva de nivel del límite de los árboles, y los prados empiezan a ganar espacio. Coronamos el cordal secundario y por primera vez cogemos perspectiva del frente de paredes de Odesa, y por detrás y por encima, la cuerda de cumbres míticas de este sector del Pirineo oscense. Un poco de nieve espolvoreada le da el matiz merecido de la altura. La cuesta es más leve ahora, y paramos a ratos a disfrutar de las vistas.
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El último tramo de subida, desde la collada del Estallo, nos reserva un duro repecho ya sin pista para coronar la punta Estatón. Nos retorcemos sobre las bicis para completar la ascensión sin echar el pie a tierra. Son retos de esos gratuitos que nos autoimponemos sin más necesidad que la de nuestra propia satisfacción personal. Por fin llegamos al punto alto, y desde aquí nos desviamos por un ramal que recorremos hacia la derecha, para llegar al mirador.
En el collado más alto que vamos a alcanzar, a unos 2150 metros, está el mirador de Punta Cuta. Aquí nos encontramos un pequeño grupo con una guía, que les explica los orígenes glaciares de las formaciones, las características de los bosques, los nombres de las cumbres… Al poco rato se van y nos quedamos solos disfrutando el momento. La vista desde aquí es tremenda: justo delante de nosotros, al otro lado del valle se levantan las vertiginosas paredes de Ordesa, en las que reconozco las formaciones principales, el Tozal del Mayo, el Gallinero, la cascada al lado de la que bajé con Pablo hace años después de escalar el Pilar de Cotatuero, a la derecha la Fraucata… Por encima de esas fajas, nuevas paredes y por detrás las cumbres de los Gabietos, la Brecha de Rolando, el Casco, la Torre de Marboré, y hacia la derecha se intuye enorme el Monte Perdido. El Taillón está oculto por un monte menor adelantado. Abajo la pradera, el valle, coches aparcados, bosque, pistas… Ya estamos volviendo hacia la pista cuando llega una pareja muy veterana, marido y mujer, con atuendos de ciclista. Nos piden sacarles una foto. Gente encantadora con la que charlamos un buen rato comentando su admirable amor por la montaña: con 78 años vienen remontando con bicicletas eléctricas desde Nerín, al fondo de otro valle más al Este. Nos cuentan cómo más de 50 años atrás coronaban algunas de las cumbres que observamos… Les decimos con sinceridad que son fuente de inspiración para nosotros.
Tras varios intentos infructuosos de reparación del freno trasero de Nando, y algo de charla con un par de chicas que llegaron también en bicicleta (casualidades, una de ellas de Ribadesella!), iniciamos la larga bajada.
Rebotando en los baches, antes de coger la pista ancha cruzamos algunos ciclistas más. El sitio es realmente perfecto para la BTT.
Desde aquí la velocidad aumenta: menos mal que él va sin freno trasero, pienso mientras intento seguirle el ritmo. Con la velocidad notamos que la temperatura sigue baja y paramos a abrigarnos. Desde ese momento ya no hacemos más que alguna breve parada para sacar alguna foto. La bajada hasta Torla es igual de larga que lo fue antes la subida: vamos por otros cordales distintos a los de la mañana, metiéndonos poco a poco de nuevo en los bosques, cruzando algunas praderas con cabañas, tramos de piso más roto, con repechos fuertes. Nando negocia como puede que no se le lance de más la bicicleta. Finalmente llegamos al fondo del valle, bastante gente paseando por las pistas señalizadas. Hemos perdido más de mil metros de desnivel y hace más calor aquí. Cogemos la carretera para entrar en Torla, con miradas hacia atrás a los murallones de Ordesa…
Unos breves kilómetros de carretera y llegamos a Broto y al parking. Nos cambiamos de ropa y vamos a rehidratar con una bien merecida cerveza en el mismo bar que desayunábamos apenas hace cinco horas.
Esa misma tarde conduciremos hasta el Portalet y subiremos a vivaquear a los ibones de Anayet, pico que queremos escalar al día siguiente. Pero la visita aragonesa y la kilometrada ya están amortizadas con estas horas de bicicleta de montaña por estos parajes.
Ha sido una ruta simplemente espectacular.

2 comentarios:

  1. Que bien se pasa cuando haces lo que te gusta...en sitios chulos y con buena compañía!

    Nando

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    1. Con esa combinación y con buen tiempo, como dicen los galegos, no hay fallo!

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