Sábado 15 Enero 2022
Rubén Díaz
Peña Santa Enol (2.478 m) Canal NE
Hacía mucho frío. La previsión ya lo anunciaba. Daba máxima en Peña Santa de seis bajo cero. Sensación térmica de 11 bajo cero. En el mejor momento. La mínima de mucho menos. Por suerte no habría viento porque entonces sí que iba a ser duro.
En la Fragua, la nieve como el hormigón. Las huellas eran profundas y bien definidas, solitarias. Eran como las de un perro solitario cruzando el collado. Nosotros caminábamos sobre la superficie helada sin apenas marcar. Especulamos si podrían ser del perro de alguien, pero no había huellas humanas asociadas. Claramente eran de lobo. Imaginaba el bicho, buscándose la vida en este desierto frío...
La media ladera justo después de la Fragua está como el cristal. El ángulo hace que cueste asentar las puntas de los crampones. La luz de emergencia se me enciente; Rubén pasa rápido y eficiente, pero yo me pongo cara a la pared.
Vemos a lo lejos una cordada
remontando Cemba Vieya camino al Marqués. Por lo demás nadie. No tenemos claro
el objetivo. Las condiciones parecen ideales, salvo por el frío intenso. Los
ánimos no son los más altos, y ambos tenemos claro que no queremos complicarnos
la vida en exceso. Los días anteriores habíamos hablado de la NO, es decir, la
vía que va pegada a la Aguja de Enol por la vertiente norte. No sabemos de
nadie que la haya hecho y los croquis y referencias de las guías son muy vagos.
Cuando nos vamos acercando nos da la sensación de que en la mitad y en la
salida al collado tiene franjas de roca. Con este frío no nos vemos escalando
llambrias a mano desnuda y con crampones. Tras un rato de duda, decidimos
seguir girando hacia el Jou de los Asturianos.
Al sol, sentados comiendo algo y
preparando el material, le vemos mucho más color a la Canal NE: desde abajo se
ve el primer resalte con planchas de hielo. A su izquierda, la vía de Tito ya
racanea hielo, y asoma demasiada roca como para pensar en ella (al menos
nosotros).
La Canal NE es una vía estupenda, tiene de todo, con dificultad moderada-baja, y con un ambientazo tremendo.
La segunda tirada la hago yo, por buena nieve helada, fácil, estirada a tope también e incluso ensamblando unos pocos metros para que me diera margen a llegar a un relevo montado en un puente de roca a la izquierda de la canal.
Vuelve a tirar Rubén y vuelve a
tener una pequeña cascada sencilla donde mete tornillos. Escalada disfrutona
(si acaso el frío intenso). De nuevo estira la cuerda a tope y yo arranco unos
metros antes de que monte reunión sobre clavos existentes. De segundo aprovecho
para entrarle directo a un buen moco de hielo que Rubén había evitado.
Agradezco el afilado que le pegué hace unos días a piolets y crampones…
Me toca ahora a mí el largo más difícil teóricamente. La canal se encierra un poco, aflora más roca que antes a la izquierda y quizá toque algo mixto. Salgo tranquilo y meto una estaca justo antes del primer resalte de hielo. Me remonto y meto un tornillo, luego sigo y asegurando en la roca de la derecha, otro resaltillo en hielo, otro tornillo. Luego parece que aflora la roca pero se pasa bien, resalte final, cinta a un bloque de roca y me remonto a la arista nevada en el collado ya con la Aguja Enol.
Reunión sobre una estaca muy dura
y los dos piolets. Rubén sube tranquilamente. Mirando para Rubén remontar y
recuperar el material se me va la cabeza a la primera vez que hice esta vía,
1994, con Miguel, sin cuerda. Aquel día apenas había hielo, era todo buena
nieve transformada, pero justo en el paso del resalte que acabo de hacer, a mí,
que venía detrás de él, se me fue una chapa de verglás de los pies y me quedé
sujeto por los piolets con las rodillas apoyadas en roca, y un susto
considerable. Salí rezando porque los piolets no desprendieran la parte superior
de la chapilla. Hubiera sido Game Over definitivo. Salí, y seguimos tranquilos
hasta cumbre y destrepamos el Marqués entero a pelo. De aquella me creía casi
inmortal.
Desde esta reunión también puedo ver bien la salida de la otra opción que barajábamos para hoy, la NO: donde pensábamos desde abajo que habría una franja de roca tiene una buena goulotte helada justo hasta mí partiendo de la campa de nieve superior de las 2 o 3 que vimos desde abajo: habríamos pasado bien. Lástima no tachar otra vía más, descubrir nuevos recorridos siempre gusta. Aunque la vía de hoy nos está encantando por las condiciones.
Rubén retoma el extremo caliente de
las cuerdas (ironía en el frío reinante) saliendo por las planchas heladas que
recorrimos con Martín hace ahora dos años. Hoy está aún más helado que aquel
día, y el frío es más intenso. Mete tornillos de cuando en cuando y al liquidar
los sesenta metros monta un relevo junto a un bloque, pero con estaca y
tornillos.
Yo me he quedado frío en la
reunión del collado. Subo hasta él pero no llego a calentar, así que le pido
que salga de nuevo delante. Misma tónica, ángulo favorable, buen hielo.
Serpentea evitando resaltes rocosos hasta remontar una pequeña cascada que nos pone
a la altura de la salida al hombro del Marqués. Tornillos de nuevo. Reunión en
roca con terraza cómoda.
Subo hasta él y salgo directo a la derecha a empalmar con el Marqués. La formación de nieve de esta zona no la he visto nunca como hoy: una enorme ola de nieve helada da un aspecto patagónico al sitio. A medio camino coloco un tornillo largo para no ir a pelo tantos metros, ni yo ni Rubén, ya que es travesía.
La tarde avanza y la luz oblicua avisa de que tenemos que espabilar.
Ultimo largo a cumbre manteniendo el estilo: hielo de calidad, ángulo tranquilo. Está realmente precioso.
Cumbre solitaria para nosotros dos, comer algo y beber. Frío intenso: en las botellas se han formado bloques grandes de hielo. Vistas tremendas.
Salimos rapelando. Los tramos intermedios del Marqués habitualmente los destrepamos, pero las condiciones hoy nos invitan a rapelar. A media bajada vemos bajo nosotros en Cemba Vieya a la cordada que hizo el Marqués: extrañamente la única compañía que hemos tenido en un día espectacular y con unas condiciones excelentes. Misterios.
Se nos dan bien las maniobras, trabajamos eficientes, y nos posamos en “el suelo” de la Cemba Vieya rápido y sin incidencias.
La luz del atardecer nos regala unas vistas impresionantes: suaves perfiles sobre los que caminamos, atentos a los crampones, pues los toboganes son tremendos.
Encendemos la frontal llegando a la Fragua, a las planchas heladas que esta mañana me asustaron, puesto que apenas notamos el relieve ya. Parece que las horas de crampones se notan y, si bien cara a la pared, paso bien tranquilo con un piolet. En la Fragua volvemos a cruzar las huellas de lobo y seguimos para abajo. Rubén charlando animado, yo aguantando el tipo como puedo.
A la altura de la cabaña de Remis vemos luces de gente que está acampada. En el refugio viejo paramos a cambiar el agua de las botellas: parece menos fría la de la fuente que la que traemos… También hay un buen grupo de chicos y chicas que van a pasar aquí la noche. A la altura de Vegarredonda también se ve ambiente de frontales. Nos quitamos los crampones y continuamos para abajo.
Una vez más, el tramo llano del Pozo del Alemán al coche parece que lo han estirado al doble o al triple de longitud respecto a esta mañana… Pero finalmente llegamos al coche. Trece horas y media después de arrancar. Se nos ha hecho más largo de lo habitual pero es lo que hay.
Gijón 5:30 h, Pandecarmen 7:15 h, Arranque 7:30 h, Fragua 9:30 h, Pie de Vía Inicio escalada 11:00 h, Cumbre 16:20 h, Fin Rápeles 17:30 h, Pandecarmen 21:00 h
Trece horas y media de tostada (no estaba la nieve para correr). Unas diez de esas horas a pinchos puestos. Empezar y terminar con la frontal puesta. ¡Un poco más de media jornada, como dicen por ahí!
Gran jornada de alpinismo, gran día de monte con Rubenín.