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miércoles, 5 de noviembre de 2014

Bajada de pistón y viento en la Mesa

Viernes 31 Octubre 2014
Rafael Belderráin
La Mesa (1.922 m), “Espolón Tabuyo” 175 metros, V+



La semana había venido salteada de deserciones. Los planes de fin de semana escalando en Pirineos se habían desbaratado: uno tras otro, mis tres opciones de compañero se habían caído. Todos ellos con motivos de peso que conozco y comparto: la familia, los niños, las obligaciones... El caso es que el último, Rafa, me lo confirmó el jueves por la tarde, tarde.



Dado que la previsión de la meteo para Asturias el fin de semana era mala (cosa que luego no fue para tanto), intentamos aprovechar al menos escalando la tarde del viernes.
También en este plan de consolación la cosa fue menguando de forma estrepitosa: con la hora cambiada y currando de mañana, las horas de luz disponibles son pocas. Queriendo trepar en montaña, sopesamos destinos entre San Isidro, las Peñas del Prado, el Fontún, Ubiña… Finalmente nos decantamos por la Mesa en Ubiña, por su nula aproximación. Además, daban bastante viento en altura.

La Mesa tiene unas cuantas vías de escalada y como primer objetivo teníamos la “Natahoyo” con pasos de 6b creo, luego la “Tiempos de República”, de dificultad similar en principio. Estas dos son más duras pero más cortas. Además estaba la vía “Gran Diedro”, más fácil, con algún V+ suelto, muy atrayente para mí por lo evidente de su trazado.


Yo sólo he hecho el Espolón Tabuyo, esta ya unas cuantas veces a lo largo de los años. Una escalada clásica muy guapa, elegante y cómoda, sin apenas aproximación ni logística: lástima no tenga diez o doce largos más en el mismo plan… Siempre es una opción.
Cuando nos juntamos en Mieres a la una y media de la tarde había 29 grados. 31 de Octubre y un calor que en Agosto sería motivo de comentario y queja… Tremendo.

Salimos puerto arriba y afortunadamente el calor afloja: en la Cubilla hay 15º. Una vez aparcados en la Mayá Vieya, preparamos las mochilas a toda velocidad y arrancamos hacia la pared algo mosqueados por el viento. Al llegar al collado donde arrancan las dos primeras vías de nuestra lista, las ráfagas ya nos zarandean violentamente hasta para caminar: claramente así no podemos trepar. Las dos primeras opciones de vía objetivo se descartan automáticamente: seguimos bajando el listón…

Tiramos canal abajo hacia la entrada del “Gran Diedro” y el “Tabuyo”. Yo quiero ir a por la primera porque por lo menos, aunque sea fácil en general (según el croquis), escalaríamos una vía nueva.

Llegados al pie de vía me encuerdo sin demora (tres meses sin poner el arnés…), me calzo los gatos y salgo a por el primer largo: III y luego IV según Adrados. A los pocos metros me atasco en un paso en chimenea vertical y pulida. Yo estoy muy fuera de forma, pero desde luego no parece IV (y si me apuras, ni V!). Lo miro un momento y empiezo a destrepar: vamos éxito tras éxito en esta semana aciaga…



No conocemos a nadie que haya hecho la vía y no tenemos referencias. No queriendo perder lo que nos queda de día (son más de las tres de la tarde y a las seis y media no se ve nada), nos vamos al “Tabuyo”: más vale malo conocido… (y en este caso no es malo en absoluto).




Con bastante viento, aunque menos que arriba en el collado, tiro en la diagonal de partida echando de menos un buril que recuerdo en la misma entrada. Será cosa mía, pienso. Alcanzada la terraza de la primera reunión veo un parabolt reluciente justo a treinta centímetros de varias fisuras perfectas para cacharrear, y vecino además de dos vetustos clavos. Si el buril de la entrada me suena que estuviera, este parabolt estoy totalmente seguro de que no estaba antes… Yo esta reunión nunca la hago, así que continúo para arriba otros seis metros hasta la terraza con tres clavos que triangulo, justo antes del comienzo de los pasos más difíciles.



Rafa me comenta al llegar que se nota flojo de fuerzas. Ya me lo había dicho en el coche, pero ahora se hace patente que venir a trepar después de que te hayan sacado una muela con mucho sudor por parte del dentista, no es nada recomendable. El caso es que Rafa es un tipo duro duro, y yo no soy quien para cuestionar sus métodos de entreno… 

Total, que vuelvo a tirar yo, ahora el largo de V+. Preciosa escalada combinando fisuras y adherencias. Hay bastantes clavos, pero creo recordar quizá alguna chapa que hoy no veo…

El viento va aumentando: ya no nos oímos apenas. Cuando llega Rafa a la reunión (en la que también echo de menos alguna chapa, según recuerdo) viene pálido y mareado, con sabor a hierro en la boca, de sangre de la herida: le quito los trastos y vuelvo a tirar.

Estoy encantado con que me deje ir delante, llevo mucho sin escalar y nada mejor que largos disfrutones como estos para reencontrarse con la roca. Hay que tener cuidado al trepar porque el viento ya desequilibra.

Apurados los sesenta metros de cuerda, el espolón tumba y monto reunión en dos buenos puentes de roca. Mientras aseguro a Rafa me recreo con las vistas y pensando en cuando pasé por aquí en solitario hace unos pocos años, más o menos en esta época, con nieve en las terrazas aquel día.

En este mismo punto guardé la cuerda en la mochila las dos veces que lo hice solo: quedan aún unos ochenta metros a la cumbre, pero más fáciles. Hoy, quizá por el viento que nos zarandea, me sorprende que pasara por estos sitios a pelo. Está claro que todo depende de las circunstancias.



Casi al final hay una pequeña panza donde está el último paso difícil: también creo recordar aquí una chapa que lo protegía y que hoy no está, pero la roca ofrece posibilidades de protección natural.
En la última reunión me pongo la chupa, el viento me ha enfriado el cuerpo.

Días después comentando el tema con Pablo, me preguntaba él si estaba desequipada la vía, que algo había oído. O sea, que algo pasó con alguno de los buriles o espits que me suena que faltan, aunque también creció un parabolt… En cualquier caso, creo que la vía se protege perfectamente tal y como está, con lo existente y lo que deja añadir.



En la cumbre miro la hora: las cinco y veinte, algo más de dos horas desde que empezamos.
Estamos contentos con haber aprovechado la tarde. El cielo azul cuando llegamos, está ahora gris oscuro, anticipando la llegada del otoño y de la primera nevada, anunciada para dentro de dos días, y que tanta gana tenemos ya de ver…




Bajamos charlando hasta el coche, recordando nuestra primera ascensión a esta cumbre muchos años atrás, yo de niño, ambos con el grupo de montaña del colegio, quién sabe si ya coincidimos aquel día…

Para mí una tarde disfrutada con un amigo en el monte, algo azotados por el viento. Una delicia.
Para Rafa una escalada bajo los efectos secundarios de la anestesia y de gente arrancándote con esfuerzo arraigadas piezas dentales.
...Cada uno disfruta a su manera.

Mieres 13:30 h
Mayá Vieya 14:45 h
Pie de “Gran Diedro” 15:00 h
Pie de “Tabuyo” 15:15 h
Cumbre 17:15 h
Mayá Vieya 17:45 h

2 comentarios:

  1. Plan flash, si señor jajaja; ya me dijo Rafa que fue sobre la marcha ;). Un saludo.

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    1. Así fue Daniel, aprovechar la tarde. Objetivo logrado
      Un saludo

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