Una conversación con un amigo, unida a las noticias de incendios del verano me han traído el recuerdo.
Revolviendo entre las fotos, me encontré una haciendo bloque
junto a la mar. Se trata de una diapositiva que me tiré en autorretrato (con la
correspondiente carrera), pero que con todo quedó bastante bien.
Haciendo bloque cerca de casa: Santa María de Oia |
Hace unos diez años estuve viviendo una temporada en Galicia por motivos de
trabajo.
El destino laboral, Porriño, está en medio de una zona preciosa, de
las muchas que hay en Galicia. Estuve viviendo en Bayona, y durante un año y
medio disfruté de las Rías Bajas, que son espectaculares. Además, por aquí está
la mayor concentración de zonas de escalada.
A los pocos días de llegar me puse a investigar acerca de mis posibilidades
para escalar o al menos entrenar: en Vigo, en la tienda de material de montaña Terra, gente maja, me
dieron el contacto del tablón de Vigo. En ese pequeño local, instalado en un entresuelo entre una peluquería y un despacho de abogados (o algo así) pude entrenar muchos días,
pasándolo en grande con la motivación reinante, y hacer amigos a los que hace
mucho que no veo, pero de los que tengo un gran recuerdo: César, Fonso, Gitos,
Jacobo…
Con ellos y con otros compañeros varios como Juanín Crespo y Laurinda pude hacer boulder y escalar muchas veces en Budiño, en Galiñeiro, en Monteferro, o en Santa María de Oia que me quedaba muy cerca de casa.
El granito es buenísimo, y los tipos de escalada muy variados:
En Budiño hice bastantes vías muy guapas, de hasta 150 metros, en cuatro o cinco largos, con los pitones
característicos, tanto con chapas como de cacharros. Una pasada de sitio.
Los perfiles de Budiño |
En Galiñeiro, con sus vías explosivas y
técnicas, unas de chapas y otras a proteger. Preciosas vistas.
En
Monteferro con los romos y los desplomes, ¡qué sensación la de escalar con la mar
rompiendo las olas justo detrás de la espalda!
Los circuitos de boulder en distintos sitios, variados tanto en estilos como en dificultad…
Además, detrás de mi casa en Bayona se abría un escenario perfecto para la
bicicleta de montaña o para correr: estupendos montes cubiertos de pinares, con
pistas y caminos, fáciles o trialeros, todo un lujo de atardeceres con el sol poniéndose
sobre el Atlántico.
Vista privilegiada desde la ventana de casa |
Por último y mucho más importante, la gente. Estar fuera de casa siempre es un incordio. Fueron
muchos los kilómetros conducidos de vuelta cada fin de semana, y sin embargo
allí nunca me sentí solo. Apenas tengo fotos, pero sí tengo grandes recuerdos de aquella época.
Sin duda alguna, Galicia Calidade.
Aunque las fotos ayuden, lo que cuenta son los recuerdos, sin duda. Un saludo.
ResponderEliminarTotalmente Mon.
EliminarDesde la actualidad de la foto digital y los teléfonos con buenas cámaras, parece increíble lo que pasaba hasta hace bien poco: sacar fotos era para las ocasiones y además era caro.
Un saludo