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domingo, 28 de octubre de 2018

Un alemán en el Picu

Viernes 5 Octubre 2018
Alberto Boza, Món Turrado
Picu Urriellu (2.519 m), Vía Schulze (450 m, V)

A veces se dan combinaciones inesperadas. Había hablado con Boza para ir a hacer algo juntos. Dos semanas antes había escalado con Mon. Y plas: nos terminamos juntando los tres.


Tanto Boza como Mon son apasionados escaladores y grandes conocedores de Urriellu, a donde van con asiduidad. Yo pasé años muy centrado allí, hasta que me saturé un poco y además terminé con lo que me interesaba por entonces: lo que me quedaba ya empezaba a ser mucho bacalao y me aparté.

De entre las otras muchas cosas que dejé pendientes allí (muchas sures por ejemplo) se me había quedado la Schulze a la Norte. La Schulze es una vía especial por varios motivos: es histórica por ser el segundo recorrido abierto en el Picu, en un lejanísimo 1906. Es una vía especial por haber sido escalada por un solitario, y que además fue el primero en rapelar por la cara Sur (por donde hoy circula la Teógenes). 



Hay que ser un tío muy bravo para plantearse subir al Picu en solitario, hace 112 años. Gustavo Schulze lo hizo abriendo vía, que diríamos hoy, por donde le dio a entender su instinto que era lo más lógico. No creo que tuviera mucha información de la vía de sus predecesores un año antes (desde luego nada en línea a lo habitual hoy día). Después de explorar y observar los puntos débiles del Picu, se decantó para empezar por la parte derecha de la cara Este, al pie de la característica “Y”.


Empezó su escalada por lo que hoy día conocemos más por ser la entrada de la Cepeda, Este clásica por excelencia (otra vía intrépida abierta por visionarios allá por 1955, pero que pisaba tres tiradas al menos con casi 50 años de historia ya por entonces… ojo al parche).

Cualquiera que haya escalado estos tres largos, además de la increíble calidad de la roca, se da cuenta de que por ahí hay que saber trepar bien, que cada largo tiene su aquel, y que destrepar en caso de necesidad no debe resultar fácil en ningún caso. Pues por ahí se levantó el geólogo alemán a su aire, sin nadie con quien compartir sus afanes o miedos (que imagino tendría). Por supuesto, sin nadie tampoco en los alrededores. Lo que viene siendo solo de verdad. Además lo hizo un día 1 de Octubre, con lo que eso significa de horas de luz disponibles. Un gallo. 
Un estudio exhaustivo del personaje por Elisa Villa.


Dejamos a Boza el privilegio de escalarlos delante (cosa que ya habrá hecho docenas de veces). Mientras tanto, Mon y yo disfrutamos del momento, del sol que nos llegaba y de la espectacular luz otoñal.



Después de estos tres primeros largos, el alemán derivó hacia la derecha en busca del mejor acceso a la terraza intermedia que ofrece esta cara Noreste. Yo, que conocía tanto la parte baja de la vía de varias veces, como también la parte final por compartir recorrido con la Pidal-Cainejo (1905, ole sus huevos!), les pedí a mis colegas que me dejaran escalar delante esta parte.



La escalada, siendo fácil de grado, es especialmente estética y bonita. Estiro una tirada a sesenta metros superando el espolón que se levanta de la rama derecha de la “Y” y apuro cuerda hasta montar una reunión en un cómodo nicho sobre Friends y fisureros.


Después de este largo, una vez llegan los colegas, vuelvo a salir delante y en pocos metros llego a la terraza y camino por ella hasta acabar la cuerda otra vez. La siguiente tirada también es de caminar y me lleva, con un corto ensamble de los colegas, hasta la reunión de la Pidal que da acceso a las chimeneas y fisuras superiores. La parte intermedia de la vía se ha terminado.



Cuando llegas a este punto, si uno se pone en la piel del Cainejo, de Pedro Pidal, o de Gustavo Schulze, y simplemente flipa. Con el gas que hay a nuestra derecha, que la pared cae a plomo hasta la base de la Bermeja, no queda más que alucinar con la valentía de estos tipos, que querían de verdad llegar arriba y que escalaban tan tan bien. Si nos centramos en el alemán, que además iba solo, entonces ya no hay palabras.



A Mon le toca el tercio final por reparto: sale para arriba con la velocidad y soltura de quien lleva mucho tiempo escalando en el monte, está en forma, y al que además esto se le da muy bien. Apurada la cuerda a tope, un par de voces y arrancamos Alberto y yo. Cada pocos metros yo me paro, miro cómo estoy colocado mientras saco un friend y pienso en estos tipos. Tremendo.
Repetimos la secuencia tres veces. Escalada vertical por la que los pioneros encima bajaron destrepando. Alucinante.


Cuando la cosa afloja nos desencordamos, pero mantenemos los gatos para la trepada final, unos cien metros, que nos deja en la misma cumbre.


El sol nos da de nuevo después de unas horas a la sombra de la Norte. No hay nadie más. Esto es un lujo total. 
Nos deleitamos con el momento, con las vistas, tanto de perfiles alpinos como de playas, con las sensaciones (no por repetidas menos disfrutadas). Comemos, bebemos y nos sacamos fotos de recuerdo con la nueva Virgen que subieron este verano. A ver lo que dura.


Aquí arriba me pongo a pensar:
* Hace 26 años desde mi primera ascensión al Picu (con Rubenín)
* Hace 25 años desde mi primera Oeste (con Elías y Miguelón)
* Hace 20 años desde que subí y bajé solo y sin cuerda por la Sur,
* Y estoy en mi enésima escalada (no llevo la cuenta).


Volver a estar aquí arriba después de escalar una vía nueva para mí es todo un lujo. Compartir esto con dos colegas como Boza y Mon, un auténtico privilegio.
Simplemente no me canso de esta sensación.



Después de rapelar y recoger las cosas, a sugerencia de Boza decidimos bajar por un camino distinto del tedioso recorrido normal por Vallejo. Desde lo alto de la canal de la Celada nos desviamos a la derecha a los pies de las paredes de la Torre del Carnizoso, y después de Peña Castil, vamos enlazando collados hebosos, en el camino que lleva hacia la majada de las Moñas, para terminar con una vertiginosa bajada hacia el collado de Pandébano. 




Recorrido precioso. Mis colegas han tenido que parar a esperar por mí en repetidas ocasiones: tengo que ponerme en forma.
Llego al coche con un buen machaque general, arrastrando sensiblemente la pierna, pero más feliz que una perdiz.

Vía recomendable 100%. Gustavo Schulze, un máquina

Villaviciosa 6:00h
Arenas de Cabrales 7:00h
Inicio aproximación 8:00 h
Pie de Vía 10:15 h
Inicio Escalada 10:45 h
Cumbre 15:00 h
Pie de Vía 16:00 h
Coche 18:30 h
Gijón 20:30 h


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