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viernes, 30 de abril de 2010

Retiradas: aprender equivocándote


“Good Judgement is only as a result of having survived Bad Judgement”

El Buen Juicio es sólo consecuencia de haber sobrevivido al Mal Juicio. Vamos, que sin equivocarte no aprendes. Eso sí, en este juego del Alpinismo hay que tener cuidado con los errores porque pueden tener consecuencias graves. Los errores casi siempre implican retiradas, fracasos.

En Alpinismo el fracaso casi siempre pasa por no hacer cumbre. Algunas veces el objetivo no pasa por la cumbre, sino por completar la vía elegida; el reto va bajando de nivel de exigencia. Cuanto más lejos te quedes de la cumbre, menor es el reto, y mayor es el fracaso si no lo logras.
Otras veces sí que se completa la vía, o hasta se consigue la cumbre, aunque quizá en un “mal estilo”, y esto también puede ser un fracaso, pero eso es otro concepto.

El máximo objetivo siempre ha de ser, a mi entender, hacer la cumbre por la vía elegida, dentro de un buen horario y en un buen estilo.

Cuanto más grande y complejo es el objetivo, más posibilidades de fracasar: factores como la meteorología, las condiciones de la ruta, la incapacidad física o técnica de la cordada, y casi siempre una combinación de las anteriores en mayor o menor grado, el caso es que uno termina retirándose a distintas alturas de las montañas, y cuanto más abajo, mayor el fracaso.

Lo importante es extraer de cada fracaso aprendizajes que nos sirvan para el futuro:
Humildad para elegir bien los objetivos y para tomar la decisión de retirada cuando procede: si las condiciones son peligrosas, el nivel técnico insuficiente o el horario inadecuado.
Rabia para entrenar duro.
Experiencia para conocerse a uno mismo, medir tus capacidades físicas y técnicas (No Pain, No Gain), así como el estilo, la logística y el material a utilizar.
Humildad para saber que, aún cumpliendo todo lo anterior, la Montaña dicta, y a veces simplemente no se puede.

Me vienen a la cabeza retiradas vividas que me fastidiaron bastante:
El Torrecerredo invernal a quince metros de la cumbre después de hacer la Casal-Martínez, por incapacidad técnica y mal horario.
La Directísima a Urriellu en solitario a siete largos del suelo y cuatro de la cumbre: Lluvia.
La Norte del Eiger, a trescientos metros de la entrada: Exceso de nieve: condiciones desfavorables, incapacidad física y horario.
La Peña Santa invernal en la Brecha Norte: íbamos demasiado lentos.
La Norte de Les Courtes: a las dos de la mañana con la rimaya abierta ocho metros: imposible.

De algunas de estas retiradas me he resarcido más tarde. Otras siguen pendientes. Pero de todas he aprendido.

Si triunfas minusvaloras lo realizado, con el tiempo tiendes a olvidar los errores cometidos, el sufrimiento físico, el miedo… Siempre aprendemos más de los errores que de los triunfos, y sólo escarmentamos en carne propia.

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