Costa Rica, naturaleza salvaje
Agosto 2025. Con Paula, Javi y Jimena
Los niños crecen y el tiempo pasa rápido. Con motivo de un aniversario significado, decidimos hacer un viaje familiar especial. La lista de posibles destinos era larga y variada. Después de bastantes debates nos decidimos por Costa Rica.
Nuestro viaje es un paquete contratado, pero con bastante libertad. Vamos a visitar cuatro parques Nacionales: dos de costa y dos de montaña. Salvo el primero, nos moveremos a nuestro aire y haremos las visitas que nos apetezcan. Solo llevamos cerrados los hoteles y el coche de alquiler.
Tras el largo vuelo transoceánico, llegamos a la capital al atardecer. Al día siguiente salimos en autobús hacia la costa caribeña. En el trayecto atravesamos las montañas centrales del país: Costa Rica es muy montañoso, especialmente en el centro, con multitud de volcanes tanto activos como apagados, de hasta 3.800 metros de altura. Las carreteras que cruzan las montañas son estrechas y con bastante tráfico. El paisaje es exuberante. Más abajo, en los valles se abre la perspectiva. Plantaciones de banano, de palma, bosques desbordantes. Moisés, nuestro guía nos va explicando en detalle lo que nos rodea. Hacemos breves paradas para avistar perezosos sin bajar del autobús. La comida es excelente. La gente muy amable. Nos embarcamos en unas lanchas para realizar el último tramo, unas dos horas, hasta nuestro primer destino.
Parque Nacional de Tortuguero. Caribe.
Pasamos dos días en esta unión de la selva y la salvaje costa caribeña. Apenas hay pueblos, no hay carreteras. Canales anchos y recovecos. Enormes árboles y mucha fauna.
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Moisés explicando |
El hotel es un complejo de cabañas de madera integrado en un bosque selvático junto a la playa. En nuestros paseos amanecer por la playa vemos lo que parecen las huellas de pequeñas excavadoras en dirección al agua: son las huellas de las entradas y salidas de las tortugas a poner los huevos durante la noche.
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Las huellas de la tortuga de vuelta al mar |
Estos días hacemos recorridos guiados de navegación tranquila en lancha por los canales en los que vemos cantidad de animales: tucanes, iguanas, lagartos, cocodrilos, guacamayas, caimanes… También caminando por los alrededores y hasta en los propios jardines del mismo hotel vemos cantidad de animales: colibríes, mapaches, perezosos, monos aulladores, mariposas azules, garzas tigre, etc. Increíble.
Al amanecer, en los mismos jardines del hotel, prismáticos en mano, disfrutamos del avistamiento de aves. Varios guías están a la vez haciendo lo mismo, por su mero placer personal. Nos indican los tucanes, guacamayas, colibríes…
Relax en las piscinas solo alteradas por la aparición de las iguanas, los perezosos, o los mapaches… Por la tarde hacemos una visita al pueblo, gente amable, tranquila.
Tras una charla previa de explicación de las condiciones y restricciones, en la segunda noche, asistimos al desove de la tortuga verde: animales enormes de más de 250 kilos.
Vamos todos vestidos de negro, en grupos limitados, con guías controlando los listados de gente, coordinadores dando paso y sacando a loa grupos para preservar la tranquilidad de las tortugas, solo una linterna roja que lleva el guía. Durante unas dos horas asistimos en directo a la construcción del nido, a la puesta de huevos, al regreso de vuelta al mar… de esra experiencia increíble solo nos quedan los recuerdos; no hay fotos.
Al día siguiente salimos en barco del parque. En el punto de encuentro almorzamos y el grupo se separa entre la gente que continúa en autobús y otros muchos que nos vamos por nuestra cuenta en coche de alquiler, cada uno con destinos diferentes. Nosotros salimos hacia el segundo parque que vamos a visitar: el del volcán Arenal.
Parque Nacional Volcán Arenal. Montaña central.
Nuestro hotel está en mitad del campo, lejos del pueblo de La Fortuna, capital de la comarca. Esa tarde conducimos para ir a cenar al pueblo. Las carreteras son estrechas y hay tráfico, pero se conduce despacio y seguro. Después de un paseo de exploración por las calles, nos decidimos por uno de los muchos restaurantes: cena típica local sabrosa.
Por la mañana temprano nos vamos a hacer la visita de la espectacular catarata La Fortuna. Llegamos a la entrada del parque y apenas hay nadie. Tras un paseo tranquilo y unas escaleras en bajada llegamos a la enorme cascada, unos sesenta metros de altura y con un caudal tremendo. El poder de la naturaleza impresiona, después de disfrutar un rato del espectáculo, nos pegamos un buen baño.
Después de la catarata nos vamos a dar un paseo dentro del parque nacional. El acceso, previo pago de la entrada, es por las faldas del volcán. Aquí tampoco hay apenas gente. El volcán tiene una prominencia tremenda. Las coladas de lava bajan desde la afilada cumbre.
Elegimos uno de los varios senderos marcados y bien señalizados. La cima del volcán solo se muestra a ratos, cuando la nube se deshace. En el paseo circular vemos árboles espectaculares, vistas al lago además del volcán y algunos animales (un descarado coatí en el aparcamiento). Una pasada.
Debido a la presencia del volcán, los ríos vecinos tienen zonas con aguas termales. Después de la caminata nos vamos a dar un baño. Se ofertan baños en algunas en áreas privadas, pero nosotros nos vamos a una zona libre que visitan los Ticos (los locales), se llama Chollín. El agua está a unos cuarenta grados, y buscando la posición cómoda en las pozas, evitando la fuerte corriente, te puedes relajar y disfrutar.
Cenamos en el pueblo de nuevo. Al día siguiente nos vamos hacia el siguiente destino.
Parque Nacional Bosque Nuboso de Monteverde.
El viaje es un variado trayecto de unas cuatro horas, primero rodeando el lago Arenal, después por carreteras de montaña y a tramos por pistas de tierra, con paisajes cambiantes. Muchas señales de tráfico anunciando la presencia de animales (iguanas, monos, coatíes, tortugas…) son justificadas: a veces tienes que detener el coche por la presencia de algunos de ellos. Cruzamos zonas de montaña, collados, donde el bosque se abre y el paisaje nos recuerda a Asturias. Luego vamos subiendo de nuevo y metiéndonos en valles donde domina el bosque nuboso. Al llegar al pueblo de destino estamos a unos 1500 metros de altura.
Estamos envueltos en nubes, por algo se llama bosque nuboso. Tras registrarnos en el hotel y dar una vuelta por el pueblo (muy pequeño), nos vamos a hacer una visita a una plantación de café y cacao. Realmente muy interesante y amena, vamos pasando por los distintos procesos, zonas y fases. Muy bien explicado tanto para mayores como para niños. Merece la pena. Nos vamos muy contentos.
Esa tarde el cielo descarga agua en abundancia. Tenemos que poner los chubasqueros. Cena en el pueblo.
Al día siguiente cambiamos de palo: otra de las cosas típicas que se ofertan en muchos sitios del país son las actividades de aventura en la naturaleza: desde el rafting, el kayak, los puentes colgantes y las tirolinas sobre el bosque. Nos decantamos por estas últimas (Selvatura). Por la mañana bien temprano, antes de las ocho, ya estamos ataviados con arneses, cascos y chubasqueros (llueve ligeramente).
El personal es muy profesional. Hacemos un recorrido muy divertido de trece tirolinas atravesando el bosque: unas más largas y rápidas que otras, primero las más tranquilas. La última mide casi kilómetro y medio. Una pasada.
Esa tarde accedemos al parque nacional, pagando la entrada correspondiente. Nos vamos a hacer una nueva marcha por el parque del Bosque Nuboso. Hay unos cuantos caminos señalizados, recorriendo distintas zonas, con árboles enormes, miradores, arroyos, puentes colgantes, etc.
Al terminar, en su entrada hay una zona donde tienen unos comederos especiales y podemos observar gran variedad de colibríes de distintos tamaños y colores. Es una maravilla poder observarlos tan de cerca.
Parque Nacional Manuel Antonio. Costa del océano Pacífico.
Nuestro último destino. Para llegar tenemos un viaje de unas cuatro horas. El trayecto circula primero por carreteras de montaña, con algún tramo de pistas de tierra. Cruzamos diminutos pueblos donde nos llaman la atención las pequeñas escuelas, los pintorescos cementerios, las plantaciones, la integración total en la naturaleza. Se ven vidas sencillas pero las caras de la gente son de felicidad. Luego seguimos bajando por carreteras más principales llegando ya hacia la costa. Cruzamos el famoso puente del río Tárcoles, donde simplemente asomándote puedes observar grupos de enormes cocodrilos en las aguas de color chocolate o en las orillas.
Avistada la espectacular costa pacífica, acantilados, enormes playas, paramos en un mirador a las afueras de Jacó, donde bajamos a tocar el agua. En la bajada, unas escandalosas guacamayas nos tiran las cáscaras de los frutos que se están zampando: este es el motivo de tanta fauna, el clima hace que la abundancia de frutos esté por todas partes y de manera permanente. Observamos Playa Hermosa con sus olas y sus spots de surfing.
Seguimos trayecto en la parte final rodeados de plantaciones de palma, de banano, paisajes cambiantes. Llegamos Manuel Antonio a medio día, a tiempo para disfrutar de la playa. Javi ya entra a coger olas un buen rato.
Esa tarde cae una tremenda tormenta tropical, que aumenta el caudal de los ríos un montón, la temperatura es igualmente agradable, desde el hotel escuchamos los cantos de los pájaros y los monos aulladores.
El día siguiente, después de tanto trajín, lo dedicamos al clásico relax playero, surfing para Javi, por la tarde cócteles para los padres, sabrosa gastronomía local… Vacaciones.
Un día más, madrugamos y nos vamos de visita al Parque nacional Manuel Antonio. Nuestro hotel está en su misma puerta, así que a las ocho y caminando 50 metros ya estamos entrando. En el control de acceso se revisan las mochilas de la gente para que no se entre con botellas desechables ni otras cosas susceptibles de ser tiradas por ahí. Paseo por distintos caminos señalados, con visitas a playas y miradores dentro del parque. Hace mucho calor y humedad hoy. Vemos animales variados. Los monos capuchinos son especialmente numerosos y descarados. Baños en las playas.
Esa tarde, ya fuera del parque, volvemos a la enorme playa de Espadilla. Paseos kilométricos, baños con cuidado (hoy hay mucha mar), surfing para Javi (hoy rompe una tabla, sale, e inmediatamente coge otra y vuelve a entrar…). Relax familiar.
Ultimo día, hoy ya nos vamos. Paula y yo madrugamos y aprovechamos para dar un paseo solitario por la playa al amanecer. Baño de despedida. Imágenes que se nos quedarán grabadas. Largo viaje de vuelta y regreso a la rutina, pero con esta gran experiencia familiar.
Costa Rica. Espectacular país para disfrutar de la naturaleza. Es seguro, cómodo, con comida interesante. Es caro en general: los precios parecen orientados a los estadounidenses. Los parques nacionales están cuidados al extremo. La gente es amabilísima y orgullosa de su país y su patrimonio. Totalmente recomendable.
Pura vida