Sábado 12 Octubre 2013
Nando Del Pozo
Carlos Cabo
“Travesera de Redes BTT Versión
1.0", 54.6 km, >2.300 m desnivel acumulado
Faltando varios días ya estaba pensando en ello frecuentemente: está claro que le tengo ganas, pero a la vez me asusta el volumen. El recuerdo del año pasado pesa: lo intentamos y fallamos básicamente por mi culpa.
Es lo bueno de ir con gente más fuerte que tú. Te llevan a afrontar retos que, de otro modo, quizá no intentarías.
El verano se nos pasó sin encontrar
la oportunidad. Ahora el otoño está entrando, la luz ha bajado
considerablemente y este fin de semana parece que empieza a llegar el frío: la
previsión para Caso habla de mínimas de un grado bajo cero y máximas de trece.
En mi opinión es un buen rango para ciclar.
Me encanta la bicicleta de montaña.
De siempre. Es una disciplina físicamente muy dura, pero que da unas
satisfacciones muy grandes también: te permite recorrer mucha montaña en un
día. Además, es sincera, aquí hay poca opción de hacer trampa. No hay muchas medias
tintas ni posibilidades de escaqueo a la hora de subir a una collada o a un puerto.
O lo haces o no lo haces. Por último, encaja muy bien en el medio. Es
silenciosa y limpia, apenas deja huella de su paso.
El plan es madrugar bastante, salir
con las primeras luces ya pedaleando, para intentar garantizar que el completar
el recorrido no dependa al menos de la luz del día. Mis compañeros hoy son Nando
“el Máquina” del Pozo y Carlos “la Locomotora” Cabo, ambos fuertes como toros. Sus bicicletas, más
ligeras que la mía. Mi forma física, no en su mejor momento… Todo parece
indicar que hoy me toca sufrir como un perro. ¡Qué aburrida sería la vida sin
retos!
Como el año pasado, hoy tampoco
llevamos GPS, ni tenemos el perfil de la ruta, ni falta (espero). Esta vez no
llevamos ni siquiera el mapa pintado. Eso sí, hoy ya sabemos lo que me espera
en las primeras siete horas…
Primera parada, aún con frío: los pies como tablas |
Quedamos a las ocho y media en
Rioseco, café y al lío. A las nueve salimos pedaleando al lado del embalse. Hace
frío, apenas tres o cuatro grados, Tenemos unos pocos kilómetros para calentar
antes de empezar en La Encrucijada con las fuertes rampas camino de la
Felguerina y la Infiesta. Los prados blanquean sombríos.
Durante varios kilómetros
remontamos cuestas continuas, alternando hormigón y tierra, no sé qué es peor.
La velocidad media está en un dígito… Reagrupamos a menudo, pero la tónica es
la siguiente: Carlos y Nando delante, hablando mientras pedalean (salvo en los
repechos más duros), y yo detrás descolgándome, dosificando el esfuerzo. Cuando
llegamos al pilón donde paramos el año pasado a coger agua aún seguimos tiesos
de frío: las manos y los pies de madera. Aprovechamos que empieza a darnos el
sol para descalzarnos y masajear los pies. Yo voy de coulotte corto.
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Collada Canalina: 2 horas, +1.000 metros desnivel |
Hasta el collado de la Canalina la
cuesta se mantiene dura, pero ya hemos ganado la mayor parte de altura de la
primera subida: apenas he tenido que posar el pie, me siento bien. En el
collado paramos de nuevo y empezamos a comer: Nando y yo nos tomamos las
primeras raciones de pizza. Ya llevamos unos 1.000 metros de desnivel directo desde
el coche y conviene meter combustible al cuerpo. Hay que ser conservador con
las reservas de fuerza que te quedan: una pájara de bicicleta es algo muy
serio, sobre todo si estás en el monte. La idea de Nando de traer pizza para
comer me parece muy buena: ocupa poco espacio en la mochila y aporta mucho
alimento. Traemos una cada uno. Carlos va de barritas…
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Al fondo los prados de Brañagallones, una isla en el mar de bosque |
Nuevos collados, sube baja, piedras
sueltas, arena de cuarcita. El día está espectacular. A nuestra izquierda el
Cornión se recorta preciso en el aire límpido de la mañana. Más cerca, el Canto
del Oso, el Tiatordos, y justo sobre nosotros los contrafuertes que bajan de la
Peña del Viento y del lago Ubales. Por debajo, la alfombra boscosa parece
eterna. Seguimos a ritmo, luchando en las subidas hasta llegar a desmontar en
algún tramo corto, cuando el ángulo y el terreno ya no lo hacen razonable. Hay
que guardar, que el día es largo…
Braña de Mericueria: increíbles sensaciones al ciclar por aquí |
La bajada por las praderías de
Mericueria es simplemente espectacular. Luego, una vez en el bosque, la luz se
atenúa y los colores se suavizan. Vamos parando frecuentemente a sacar fotos:
no queremos que se nos escape lo que estamos viendo.
El tramo que sigue hasta Brañagallones
se hace largo, varios kilómetros de falso llano (muy falso, vas subiendo casi
todo el tiempo). Por fin llegamos a la majada. Nando y yo tiramos las bicis en
la primera cabaña. Carlos, que viene absolutamente sobrado, acelera de forma
tremenda para acercarse a saludar a unos conocidos. Nuevamente nos ponemos a
comer: aquí será la principal parada del día. Dos raciones de pizza, un
plátano, bebida de fruta y más agua. Estoy siendo concienzudo con la comida: el
año pasado me vacié del todo y no quiero repetir el error.
Brañagallones |
En la bajada hasta Bezanes cruzamos
bastantes coches de gente local. Llegados al pueblo, donde ya podríamos dar por
concluida una gran excursión de bicicleta (de las de recordar siempre), nos
tomamos una coca cola (por la cafeína, para metabolizar grasas según Nando) en
la terraza de uno de sus bares. Aún nos queda aproximadamente media excursión.
Kilómetro 34.5, nada más pasar la
Foz abandonamos la carretera de Tarna. Empieza la rampa de hormigón blanco que
nos subirá hasta el Collado Xuaco. Dos aldeanos en un tractor suben a nuestro
ritmo el primer kilómetro. Nos animan a su manera (seguro que no entienden bien
estos esfuerzos baldíos nuestros…). El trío se estira: Carlos, que está como el vinagre, se
escapa. Nando me va esperando de cuando en cuando. Yo me retuerzo sobre la
bicicleta. Me paro cada varios cientos de metros a bajar de pulsaciones, pero
vengo pedaleando todo con la excepción de unos cincuenta metros de tierra
demasiado suelta para mí. En un momento dado, en un repecho de hormigón en
curva especialmente tieso, tan despacio voy que, en uno de mis agónicos giros
luchando por seguir subiendo, pierdo el equilibrio. No me da tiempo a soltar el
pedal automático y me desplomo como un saco sobre el brazo izquierdo, la
bicicleta se me viene encima y arrastro un par de metros sobre el cemento. Me
levanto a rastras y me reviso el rasguño del codo mientras Nando aparece
alarmado por el ruido. Nada grave,
seguimos para arriba.
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el paisano no va más |
Supero varios tramos donde el año
pasado tuve que tirarme en el suelo a descansar, y empujar la bicicleta
caminando. Me veo claramente mejor (en la pura agonía, peor mejor), pero el collado parece no llegar nunca. Por
fin, doy un giro y veo a mis amigos sentados esperándome, dándome ánimos.
Exprimo las últimas pedaladas y los alcanzo: estamos en el collado Xuaco. La subida desde la carretera de Tarna es realmente dura: apenas llegará a 3 kilómetros, pero remonta unos seiscientos metros.
Cabaña en la Collada el Xuaco |
Los chavales de tertulia |
Collada Capiella mirando a Conforcos |
El día está totalmente despejado y hoy,
a diferencia del año pasado, vemos claro por dónde tenemos que seguir por entre
los altos helechos y escobas hasta el collado Capiella, unos 200 metros de
desnivel por encima. Este tramo no es ciclable, así que Nando y yo nos hacemos un invento con cintas para colgar la bici parcialmente de la mochila: aunque no queda perfecto sí que es mejor
que llevarla al hombro. Media hora más tarde estamos tirados en la hierba
observando el valle que debemos descender ahora dirección a Conforcos primero y
Orlé después.
Monta, desmonta, navega |
Siguiendo las instrucciones de un paisano que encontramos en el
Xuaco, una vez bajados los sillines para no salir volando por encima, nos
tiramos por los prados de la izquierda del valle hasta entrar en el denso
bosque. Aquí la incertidumbre nos domina por un rato, cuando no vemos el camino
lógico en la densa selva de hayas. Finalmente los hitos nos ayudan y seguimos
ahora alternando tramos cortos ciclados con otros muchos caminados. Pronto
alcanzamos el camino empedrado que nos llevará primero a Conforcos y luego
hasta el mismo pueblo de Orlé, donde se termina nuestro tramo de tierra. Esta
técnica bajada empedrada es emocionante porque vamos rebotando continuamente.
Suerte que está seca en gran parte, ya que de otro modo habría sido temerario ir
subidos sobre la bicicleta.
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Rebotando en el resbaladizo empedrado hacia Orlé |
Como otras veces, comentamos lo increíblemente
resistentes que son estas bicis: se construyen pocas máquinas que aguanten esta
caña sin apenas rechistar. Desde siempre, a mis bicicletas les he dado un
mantenimiento que roza el cero absoluto, y sin embargo nunca me han dejado
tirado.
Llegados al asfalto, aumentamos
desarrollos poco a poco y después de Campocaso y un par de túneles, llegamos a
los coches.
Comentamos la jornada: ha sido una
excursión espectacular. Dura de verdad y muy completa: subidas que parecían
interminables, tramos trialeros, otros de bicicleta al hombro, bosques, prados,
majadas… Una gran parte de la bajada final es muy técnica: no vale con dejarse
ir, exige concentración y desmontar muchas veces (por el bien de tu
dentadura…).
Después de más de veinte años de cuestas en bicicleta, esta excursión es sin duda de lo más duro que he hecho. No por los kilómetros (las he hecho bastantes más largas), ni por el desnivel acumulado (he hecho otras similares o superiores): tiene que ser por la combinación del desnivel, su concentración, y lo técnico de algunos tramos.
54.6 km
>2.300 m Desnivel acumulado
>2.300 m Desnivel acumulado
9 horas 45 minutos
9:00 h Coballes, Embalse de Tanes (500 m)
11:00 h Collada Canalina (1.550 m)
13:00 h Brañagallones (1.200 m)
14:30 h salimos de Bezanes (650 m)
15:50 h Colllado Xuaco (1.244 m)
16:30 h Collada Capiella (1.450 m)
17:30 h Conforcos
18:20 h Orlé
18:30 h Campocaso (600 m)
18:45 h Coballes, Embalse de Tanes (500 m)Redes es increíble, y hoy hemos recorrido una parte muy guapa del parque. Consciente de que queda mucho más que lo recorrido hoy, no se lo he dicho a Nando pero ya estoy pensando la versión 2.0 (un poco más de todo) para la próxima temporada…