LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
DONDE ESCALAR, ESQUIAR, PEDALEAR, CORRER, CAMINAR...
DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO

sábado, 15 de septiembre de 2018

Lecturas de verano

Este verano he leído dos libros que han gustado mucho.
Han destacado claramente por encima del resto.



Cada uno en su temática, cada uno con su ritmo.
De ambos he aprendido cosas. Con ambos he ido a trabajar habiendo dormido menos  de lo recomendable...
Ambos bestsellers, aunque uno en difusión universal, y el otro en el ámbito de la Montaña.

Hacía tiempo que no encontraba algo que me gustara tanto.

Harari y Cordes. Qué buenos!

lunes, 10 de septiembre de 2018

Peñas del Prado, "La cuenta atrás"

Sábado 8 Septiembre 2018
Ramón Turrado
Las Peñas del Prado, “La cuenta atrás” (250 m, 6a)

A media semana contacté con Mon. Las ganas eran muchas ya. La previsión de tormentas descartaba nada grande o lejos, así que las Peñas del Prado volvieron a surgir como la mejor opción. Mon lo tiene escalado todo por allí, pero a mí me faltan muchas aún. Él, sabedor de mi estado de forma, me pasó un croquis de una vía de reciente apertura (o publicación) llamada “La cuenta atrás” y que él había hecho ya varias veces: era rápida, con buena roca y bonita de escalar. Las referencias de Mon no me suelen fallar, ni cuando hemos ido juntos ni cuando yendo con otros donde él me dijo. Así las cosas, para allá que nos fuimos.


La última vez que me puse el arnés fue ya en Julio en los Alpes, y allí estuve de crampones todo el tiempo, así que mi destreza sobre roca dependía de mi fondo de armario, que dirían algunos.
Llegamos al aparcamiento donde ya hay un par de coches. Remontado al collado vemos gente en las clásicas fáciles, y otros tres chavales más a la derecha. Al acercarnos nos piden orientación para la “Historia interminable”: llevan un despiste considerable. Una vez orientados ellos, nos quedamos solos en esta parte de la pared. Tras rápidos preparativos dejamos las cosas donde vamos a rapelar, y aproximamos los breves cincuenta metros hasta nuestro pie de vía.


Vamos comentando cuánto nos gusta la sensación de venir a escalar.
Arranca Mon con la primera tirada: unos cincuenta y cinco metros de navegación por placas tumbadas (que no siempre fáciles) con apenas dos puentes de roca equipados (el primero de los cuales se saltó por despiste). Escalada típica de la zona.


El segundo me toca a mí: es más corto, unos treinta y cinco metros, y más vertical. La roca es excelente, los seguros fijos pocos y los pasos muy elegantes. El paso más duro lo protege un parabolt por ser sobre placa compacta. El resto es básicamente autoprotección.
La tercera tirada me la cede Mon: me encuentro animado y él ya lo ha escalado todo delante varias veces. Son casi sesenta metros en la misma tónica: pocos seguros emplazados, buenas posibilidades de aseguramiento natural mezclado con una dosis necesaria de navegación. El punto más delicado para mí es hacia la mitad, una levantada en adherencia sobre un clavo. Termina en unas adherencias a izquierdas súper estéticas. Escalada disfrutona.
Para el cuarto largo repetimos: vuelvo a tener el privilegio de escalar delante. Otra vez casi sesenta metros con pasos variados y muy pocos seguros fijos, apenas un clavo, un parabolt y un puente de roca. Escalada atlética en algún tramo de fisura, de navegación en un murete vertical, y un diedro de salida más sencillo.
Queda un quinto largo de salida pero pierde mucha continuidad, tercer grado, y además obliga a ir a buscar los rápeles en la arista bastante lejos. No compensa.
Hasta aquí la vía es realmente buena. Grado homogéneo y te permite trastear bien. Para mí lo justo.



Montamos el rápel y sale Mon para abajo currando con las cuerdas. Sesenta metros justos nos ponen dos largos por debajo sobre la vía “Séptimo cielo”. Para cuando llego yo, está saliendo a la reunión un chaval de León que viene escalándola. Mientras se ancla vamos recuperando el rápel, con tan mala suerte que se nos traba una cuerda aún muy alta. Mon no pestañea, se ata a la otra cuerda y sale para arriba escalando para resolverlo. Al final tiene que trepar completos los dos largos que acabamos de rapelar: vuelve a instalar el rápel y vuelve a bajar rápidamente. Apenas está llegando el segundo de la cordada de León cuando ya estamos iniciando la maniobra hacia abajo, ahora ya sin más incidencias.


Llegamos al suelo, recogemos los trastos, y salimos hacia el coche y de este para casa, mientras el cielo se va cubriendo de las nubes de tormenta anunciadas, y que no queremos quedarnos a comprobar si aciertan…


Celebrar el día de Asturias con unos largos de escalada en la vecina León, y de los trayectos en coche hablando de la mina con un auténtico minero como Mon, una jornada disfrutada enormemente.

Una vez más, las Peñas del Prado, destino más que recomendable.
Me he quitado el mono por unos días.