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sábado, 18 de abril de 2020

Al Sur de una noche - San Juan en Vega Huerta

23 Junio 2001
Jesús González
Peña Santa de Castilla (2.597 m), “Al Sur de una noche” (600 m, 6c, 6a obligado)


En mitad de este periodo de confinamiento que jamás hubiéramos imaginado hace apenas un mes, sigo recuperando historias enterradas en la memoria. Una vez más, es gracias a mi antigua libreta de escaladas, donde tengo unas breves notas de esta actividad, y a las diapositivas escaneadas días atrás, que entre ambas me dejan reconstruir la vivencia.

Recuerdo mi juventud como un periodo de gran ilusión, libertad, expectativas y falta general de preocupaciones. Con el paso de los años eso va cambiando, es natural. He tenido suerte entonces, y la sigo teniendo hoy. Mucha. Conviene ser consciente de estas cosas. Recordártelas con frecuencia.


En 2001 yo cumplía ya 26 años, y estaba claramente saliendo de la época mágica de la juventud como tal. Ya había empezado a trabajar, y el tiempo libre disponible se había reducido mucho. Con todo, el que tenía seguía casi entero consagrado a la montaña.


Esa primavera había tenido un episodio de vértigo: un día en el trabajo empecé a sentirme mal, a las pocas horas tenía un colocón increíble. Fui al médico, me diagnosticó vértigo: alucinante pensé, yo que por entonces escalaba sistemáticamente cada fin de semana! Parece que se combinó una otitis con el estrés, y el resultante fueron varios días tirado en la cama, en modo galerna, a pesar de la medicación. Semanas después empecé a recuperar sensaciones, pero todavía recuerdo una aparatosa caída en bicicleta cuando ya creía que estaba bien…




La cosa es que ya había empezado otra vez a escalar poco a poco. Ese fin de semana, el de los días más largos del año, se había organizado una convocatoria general a Vega Huerta, y me apunté.

Iba un montón de gente, todos amigos, pero cada uno por su lado. Nosotros dos, Chus y yo, íbamos en mi coche (un Citroen Saxo por entonces), y habíamos decidido subir por Valdeón, desde la vega de Llos. Esta aproximación, hoy día prohibida (seguramente también por entonces), te remonta por una pista que reduce casi dos horas respecto al camino clásico desde Soto de Sajambre. De aquella estábamos como burros de fuertes, pero dos horas menos de pateo y porteo siempre es algo a considerar, sobre todo cuando subes con todos los trastos para escalar. Llegamos a Llos por la tarde, y subimos hasta Huerta con las últimas luces, llegando justos para tirarnos en uno de los concurridos vivacs, sin tienda.


Con Chus compartía por entonces muchas, muchas horas de entrenamiento, muchas sesiones de escalada deportiva; con él hice mi primer 7c, con él encadené mi único 8a. Por un par de temporadas o tres en aquella época, también compartimos bastantes escaladas en el monte. Nos entendíamos bien. Luego la vida se fue enredando, y ahora apenas nos vemos. Esta fue nuestra vía grande juntos.

La pared Sur de Peña Santa de Castilla es realmente espectacular, por grande, por alta, por estampa, por buena roca, por ubicación con una vega verde preciosa a sus pies. En los Picos se lleva la fama Urriellu por encima de todas las demás, pero a mí me gusta más esta. Al estar lejos, además le sumas el atractivo de lo remoto. Por aquel entonces yo ya tenía un buen lote de vías hechas ya: la “Sur Clásica”, la “Rescate Emocional”, la “Manantial de la noche”, la “Canal del Pájaro Negro” y la “Reino de León”, además de haber destrepado la muy antigua “Diagonal Sur” del gran Pedro Udaondo, por error.


Nuestra vía objetivo, “Al sur de una noche”, fue abierta en el año 1994 por Salvi Muñoz y Valentín Pedregal. No tenía de ella tan buenas referencias como de las otras listadas (que yo había verificado personalmente), pero era evidente que era la que tocaba. De hecho, el verano anterior ya la había intentado, en aquella ocasión con Juaco y Jandro, pero después de unos seis o siete largos nos habíamos bajado; íbamos demasiado lentos. Es decir, la tenía en mi lista de pendientes y con el agravante de una retirada…



Por la mañana nos levantamos todos, cada uno a su ritmo, cada uno con su objetivo, nos desperdigamos en distintas cordadas. Unos a repetir, otros a abrir cosas nuevas, alguno iría a caminar.

Chus y yo nos dirigimos al pie de vía de Al Sur de la Noche.
La vía recorre una parte de la pared sin terrazas grandes, con un gran recorrido cercano a la clásica Canal del Pájaro Negro.

La entrada está en una zona algo tétrica de la pared, o eso me parece a mí.




No tengo concretos recuerdos de la escalada en sí, más allá de que Chus tiró todos los largos duros (yo seguía sin estar al 100% después del tema vértigo), y que yo tuve que acerar o parar a descansar en alguna de las secuencias más sostenidas.




Según mis notas, tiré 7 largos de primero, siendo estos los más fáciles. También según mismo notas, algún tramo tenía roca muy mala, en la segunda mitad en concreto (“de pánico” escribí entonces). No apunté el horario, raro para mí.



Con el tiempo, mi sensación es que se trata de una vía larga, tiesa, con entidad propia, una línea lógica. Pero si tengo que recomendar una escalada a alguien en Peña Santa, me salen antes que esta la Rescate o la Manantial, o el Reino de León.


Al llegar a cumbre, dado que éramos muchos los amigos escalando por distintas vías, paramos a esperar a los demás. Cada cual fue saliendo de su vía. 


Nos reagrupamos unos cuantos en la cumbre, y decidimos bajar por los Llastrales, una bajada rápida y cómoda, que recorta un montón de tiempo respecto a ir por la Estrecha y la Forcadona, pero que requiere destrepar un poco, y sobre todo conocerla (y hablo con conocimiento de causa).



Allí fuimos bajando siguiendo los pasos de Miguel, y de Eduardo que también la conocía. Creo que montamos algún rápel corto (no Miguel). Rápidamente estábamos de vuelta en la Vega. Sin duda se trata de una opción ventajosa.




Esa noche era la de San Juan. Vega Huerta no es un sitio donde abunde la leña, pero entre todos fuimos recogiendo lo que había de material quemable, y al anochecer encendimos nuestra pequeña hoguera. Allí estábamos, un grupo de amigos alrededor del fuego, charlando, riendo, comiendo, celebrando nuestra particular fiesta de San Juan; la hoguera de los escaladores de Peña Santa.
Estivi, Juaco, Miguel, Chusón, Eduardo y Noelia, Edu Amandi, Kico…



Al día siguiente, domingo, ya no escalamos. Nos levantamos sin prisa. Algunos nos dimos un paseo hasta el Jou de las Pozas. Luego todos holgazaneamos al sol, estiramos unas horas más hasta el mediodía en este sitio tan guapo.





Por la tarde armamos las mochilas (siempre tan grandes en aquellos años), y arrancamos hacia abajo. Antes de comenzar la bajada hacia el Frade, dejando las mochilas en el collado del Burro, algunos subimos hasta la cumbre de la Peña Bermeja, por el mero placer de hacerlo.


El resto de la bajada, a la luz del atardecer, transcurrió sin incidentes.



Otro fin de semana en Vega Huerta. Mágico sitio. Una vía más a la Peña Santa. Qué montaña.



“Excelente fin de semana” escribí cerrando la nota en mi cuaderno de escaladas por entonces. Sin duda alguna lo fue.

jueves, 9 de abril de 2020

Estímulos para el encierro

En tiempos de encierro, estímulos para los sentidos:

Dos amigos en total autonomía cruzan los Alpes en bicicleta, cargando con sus esquíes, realizando ascensiones a montañas en Suiza, Italia y Francia, hasta descender a la costa mediterránea en Niza:
Ice & Palms

(gracias Rafa)

El libro del mítico viaje de Chouinard, Tompkins, Dorworth, Jones y Tejada en 1968 desde California hasta Patagonia para realizar la tercera Ascensión absoluta al Fitz Roy:



 Y la película del mismo viaje:

Mountain of Storms

Salud y Montaña!