LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
DONDE ESCALAR, ESQUIAR, PEDALEAR, CORRER, CAMINAR...
DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO
Mostrando entradas con la etiqueta Pajares. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pajares. Mostrar todas las entradas

domingo, 5 de enero de 2025

Cuitu Negru por tres

20 diciembre 2024

Valgrande Pajares. Solo.

Un año más parece que se repite el patrón. Nieva tarde y poco, y luego las subidas de temperatura quitan lo poco que hay.

Antes de que limpie del todo aproveché para dar otra sesión de entreno, en este caso en Pajares estación, aunque haciendo las subidas por el Vallón apenas lo notas; estas pistas están cerradas, no hay nadie y además no das vista a las otras pistas hasta la parte alta. No tienes apenas sensación de estar en una estación. 

La primera

En esa zona de enlace me salgo a la ladera izquierda y está más helado. Me pongo cuchillas para ese tramo. Después ya queda solo coronar el Cuitu y bajar por las pistas.

La segunda 

Tres subidas. Tres bajadas. Casi 1300 metros positivos. Muy buenas sensaciones hacia arriba. Bastante buenas hacia abajo. 

La tercera bajada ya con la estación cerrada y nadie más por allí...

La tercera

Al llegar al coche coincido con Cristina que estaba también foqueando con su hija pequeña.


Muy prestoso tanto el entreno como el encuentro con Cris.

lunes, 23 de diciembre de 2024

Entrenamiento matutino en el Cellón

Sábado 14 diciembre 2024

Solo, Cellón desde Pajares.

No contaba con ello, pero surgió la oportunidad y la aproveché.

Dejo a la niña a las nueve y media en su colegio para ayudar en la Operación Kilo de Navidad; tengo hasta las dos libre cuando he de pasar a recogerla, así que subo a casa cojo los aperos y tiro hacia Pajares.

Por el camino hablo con Carlos y Cris que suben también, aunque finalmente tiran al Tresconcejos.  Ruben está por San Isidro hoy. No me gusta mucho ir solo con esquíes, pero imagino que al Cellón tendré compañía. 

Aparco en el puerto y sin demora me calzo, cojo las tablas y me salgo a la nieve. 

Son las once menos cuarto cuando empiezo a deslizar las tablas. Me marco como objetivo estar de vuelta en el coche a la una máximo.  Tengo dos horas y cuarto para subir y bajar, a ver hasta dónde llego...


El cielo está raro. Hay una capa de nube negra pero a lo lejos y por debajo de ella se ve sol... En mi montaña la nube envuelve la parte alta. No hay problema, subiendo por la llomba cumbrera y pegado a la alambrada no tiene pérdida. 

Hay bastante gente por la zona. Con esquíes, con raquetas y también a pie sin añadidos. Voy buscando mi ritmo, adelantando a algunos, y recortando distancia a otros. 

La nieve para subir va bien, ya veremos luego bajando. En una pala algo más empinada paro y coloco las cuchillas. En cuanto libro de ángulo las quito de nuevo. La subida es irregular y alterna lomas con algunos llanos y hasta pequeñas bajadas. Sigo pasando gente. 

Todos comentamos que a ver si abre el cielo porque el sol se intuye a través de la nube, pero hay momentos en que apenas se ve más allá de unos cincuenta metros...

Voy controlando el reloj.  Viendo el estado de la nieve y con los comentarios de algunos esquiadores que ya vienen de bajada creo que me va a llevar tiempo, así que me he marcado hora límite las doce para dar la vuelta. 

Sigo apretando pero con esfuerzo controlado, me encuentro bien. Adelanto ahora a un grupo de cuatro con equipación algo racing... como los coja uno que corra de verdad les arranca las pegatinas. 

Poco después de esto, en mitad de la nube y sin ver a más de diez metros, decido llegar hasta un punto que parece un poste con nieve adherida por el norte y ahí mirar la hora: cuando lo alcanzo veo que es el vértice geodésico!  Miro la hora: las doce en punto. Perfecto.


Cierro botas, quito pieles y arranco para abajo con cuidado.

Nieve venteada, con muchos relieves que te hacen rebotar. En tramos más lisos te acanala y me resulta hasta peor... Nada, está claro que hoy no va a ser para mí una esquiada fácil ni disfrutona (de bajada, porque de subida sí lo ha sido). Lástima porque la tarde anterior lo gozamos en Celleros...

El cielo ha abierto un poco y por momentos tenemos vistas.

A ratos tengo que remontar lomas, hasta me quito las tablas y también llego a poner de vuelta las pieles... bueno, todo es práctica. 

Comento las condiciones con la gente que me voy cruzando. Hay que tener cuidado porque la verdad es que, como ya me habían dicho antes a mí, así las cosas es fácil hacerse daño. Por otra parte hay que intentar disfrutar de la nieve, cada año más efímera por estas latitudes.

Las palas finales sí me dejan hacer algunos giros más relajados, pero poca cosa. 

En la zona más baja cerca ya del parking hay un montón de gente jugando con los críos. Llego al coche. La una. Perfecto. Me cambio y arranco para casa. Llego a tiempo y con las piernas más suaves...

Objetivo cumplido. Buen entrenamiento. Unos 5 km para cada lado y 650 metros positivos y negativos. Lástima la bajada.

Para casa encantado. 

Gijon 9:40 h

Puerto Pajares 10: 40 h

Inicio foqueo (1.385 m) 10:45 h

Cumbre Cellón (2.029 m) 12:00 h

Puerto Pajares (1.385 m) 13:00 h

Gijón 14:00 h

lunes, 16 de diciembre de 2024

Tarde de regalo blanco

Viernes 13 diciembre 2024, sesión de tarde

Peña Celleros (1.864 m)

Carlos, Cris, Nando y Rubén

Salir de Gijón a las tres de la tarde después de trabajar y disfrutar la primera esquiada de la temporada, aunque sea solo de un par de horas, tiene para nosotros un valor incalculable.

Nos encontramos con Carlos y Cris en el apartadero a medio camino entre la nacional y la estación. Nos preparamos rápidamente pues no nos sobran los minutos de luz; estamos en los días más cortos del año...

Veníamos con la idea de esquiar en las pistas de la estación, ya pisadas, más recomendable siendo el primer día, pero al ver los giros marcados en la ladera de Celleros no pudimos resistirnos.

Arrancamos a las cuatro foqueando. 

Hay una luz espectacular.  La nieve está suelta sin haber transformado nada a pesar de haber caído varios días antes. Señal de temperaturas frías continuadas.

Vamos remontando la cuesta, resiguiendo por tramos las huellas. Paramos a recuperar el aliento y a disfrutar observando el paisaje. Las vistas del macizo de Ubiña espectaculares. Hacia León se ve la nieve bajar por los valles hasta donde alcanza la vista.




La luz va declinando y nos apresuramos por intentar alcanzar la cumbre. Llego yo el primero, seguido de Rubén y Nando. Hemos tardado unos 55 minutos. 

Nos abrigamos, quitamos las pieles, apretamos las botas y, para cuando estamos listos para arrancar llegan Carlos y Cris. Saldremos para abajo por delante Rubén y yo, que vamos más lentos para abajo que los demás, ellos nos cogerán enseguida.

La nieve está buena, muy suelta y se deja hacer. Hay que ir no obstante atento a los cambios. Para ser los primeros giros de la temporada, las sensaciones son buenas.

Nos paramos para reagruparnos y aprovechamos para disfrutar de las vistas. En frente el Cellón se nos muestra invitándonos. A la derecha las cumbres de Brañacaballo, Estorbín, Tresconcejos... una de las mejores zonas de la Cordillera para el esquí de montaña.

La parte baja nos deja girar más rápido y despreocupados. Me lo estoy pasando pipa. 

Llegamos al coche encantados del paseo, comentando una vez más lo afortunados que somos. 

Un regalo para todos está tarde de esquí.





jueves, 7 de marzo de 2024

Una cerveza cara

Viernes tarde. 1 de marzo 2024. Nando
En medio del invierno, intentamos hacer lo que tantas veces: aprovechar la tarde del viernes para esquiar un rato. Foquear hasta donde nos dé tiempo y después pegar unos giros apurando la luz. Aprovechar la tarde.
Al llegar al puerto observamos que a pesar de las recientes nevadas, el aspecto de las montañas es muy irregular. Se ven zonas totalmente peladas por encima de otras bien cubiertas. Ha debido de nevar con mucho viento. La temperatura y el cielo no tiene tampoco buena pinta. Salimos con poco convencimiento desde el puerto hacia el Cellón. Las torres de tendido eléctrico y el solitario aerogenerador que han plantado recientemente afean el comienzo, pero una vez superados ya estamos en paisaje de montaña.
El cielo amenaza con empezar a nevar (o lo que es peor, llover) en cualquier momento, así que ya vamos resignados a ir hasta donde se pueda sin objetivo concreto. Remontamos las primeras lomas observando por dónde subir y por dónde bajar más tarde, evitando las zonas peladas. La nieve nos da buena sensación, aunque está claramente húmeda, serán las ganas.
Antes de lo que nos gustaría tenemos que dar por terminada la subida. Por dos factores: por un lado estamos entrando en la cota de la nube y empieza a nevar, con lo que la visibilidad se reduce. Por otro lado y lo que es peor, se corta la continuidad de nieve en los tramos superiores y tendríamos que quitar tablas tanto para seguir subiendo como para bajar después...
Resignados a dejarlo antes de lo previsto, en un collado aún antes de mitad de la subida nos quitamos las pieles, apretamos las botas, y salimos para abajo intentando disfrutar en la medida de lo posible.
Al poco rato ya estamos en el coche. Y al poco rato ya en El Ruchu, comentando con el paisano la malísima temporada de nieve, mientras nos tomamos una cerveza muy cara y muy poco merecida. No cara por lo que nos cobran, sino por subir a Pajares a tomarla con tan poco esquí... Con todo, como siempre, concluimos que nos merece la pena.

miércoles, 7 de junio de 2023

Cuando marzo mayea, ¡mayo marcea!

Una vez más compruebo que la aventura puede estar a la vuelta de la esquina, solo hay que salir a buscarla.
Después de la operación y la primera fase de recuperación, la bicicleta es de lo primero a lo que me puedo reincorporar. Tras un invierno extremadamente seco, sin casi precipitaciones, la primavera arranca parecido. El mes de abril mantuvo la tónica: casi no llueve. De nevar ni hablar ya. Con este escenario se convoca una salida betetera a la cordillera para mediados de mayo y resulta que nos encontramos con un paisaje invernal memorable.
Como tantas veces es Nando el que tira de los demás para animarnos a coger el coche y salir a pedalear lejos de casa: la propuesta me venía bien porque aunque acumula desnivel, no son muchos kilómetros y el terreno es teóricamente sencillo, sobre buenas pistas. La previsión meteorológica para el día no es mala, pero el tema es que la semana previa ha venido con un bajón térmico importante, y con precipitaciones, que en las cotas más altas que vamos a superar han sido de nieve. El circuito parte de la estación de esquí del Brañilín, Pajares, para ascender por sus pistas hasta el Cuitu Negru, cota culminante del día, 1862 metros. Desde aquí se coge un cordal dirección SO hasta la cabecera del valle que cierra contra las Tres Marías. Por buena pista en todo momento baja girando por laderas empinadas, entrando luego en una zona de bosque, y más abajo ya a camperas abiertas en el fondo. Después se llega al pueblo de Viadangos de Arbás. Aquí toca remontar de nuevo para cruzar dos cordales, laderas de peña Celleros e ir acercándonos de nuevo de vuelta al valle que da a la estación, cerrando el círculo. Somos siete. Nando, Pablo, Fernando, Antón, Miguel, Javi y yo. Se nos ha unido del club Torrecerredo Javi, bienvenido. Después de un café en Campomanes subimos el puerto, con nubes que ocultan las cumbres y nos hacen temer malas condiciones. Aparcamos en la parte superior de la estación envueltos en nube, con frío. No hay más coches que los nuestros... Nos preparamos ajustando bicicletas, añadiendo capas de ropa, anticipando la aventura: se ve la nieve cerca.
Salimos por la carretera de mantenimiento de las pistas, que sirvió hace años de fin de etapa en la Vuelta a España. Pronto empieza a tener nieve y esto hace más difícil ciclar. El desnivel es importante desde el primer metro. Conocemos el trazado de tantas y tantas veces con las tablas de travesía. Hoy sobre las bicis, pero también sobre nieve! A ratos tenemos que desmontar porque la capa de nieve no deja pedalear. Algunos vamos de corto de piernas, pero es verdad que arriba llevamos un montón de capas, y no sobran! Trabajosamente llegamos a la estación superior. El paisaje está cerrado por la nube, pero las sillas con nieve invitan a sacarse fotos y al cachondeo.
Desde aquí, inicialmente en llano, vamos metidos totalmente en nieve, apenas ciclamos tramos, porque el espesor de la capa nos limita. Los pies con zapatillas de bicicleta se van enfriando.
Poco a poco vamos perdiendo cota y la nieve va menguando: los tramos sobre la bici van ganando proporción a los de caminar. Pronto estamos ya ciclando de continuo por una pista bacheada entre árboles.
El cielo se abre a ratos. La velocidad va aumentando, el grupo se estira. Paro a sacar fotos, o las saco en marcha.
En Viadangos hacemos una parada a comer algo. Comentamos que apenmas hemos quitado ropa: el día sigue frío. Desde el pueblo tenemos la segunda subida del día, dividida en dos o tres tramos, el más fuerte el primero para alcanzar un collado que apenas divisamos.
Salimos poco a poco, primero por una pista buena que nos deja disfrutar de las vistas, luego se va cegando hasta terminar por un tramo final que es directamente prado. Suerte que la hierba no está aún demasiado alta. Con todo, la sensación velcro es grande. Además, oculta los baches y vamos rebotando a dos por hora mientras ganamos metros. Nando tirando del pelotón sin misericordia. Yo voy detrás sufriendo tanto de piernas como de corazón.
Coronado el collado reagrupamos. Hace viento y sigue frío. Ahora tenemos un tramo sube baja, para cortar a la izquierda hacia otra cuerda de las que bajan de Celleros. Partes llanas, partes bajando, y vuelta a las cuestas arriba. Otro tramo bien intenso aunque este más corto. Salimos a un nuevo hombro que ahora ya da vista hacia el puerto de Pajares.
Vemos la carretera y el valle hacia la estación. Bajada rápida por pistas bacheadas. Las laderas de cotolla típicas por las que esquiamos los inviernos.
Tocamos la carretera general por apenas cien metros, y cogemos ya el último tramo del día, también por carretera, para subir a la estación y a los coches.
Qué ruta más guapa y qué bien lo hemos pasado. https://maps.suunto.com/move/diegocienfuegos/645fdb6eb9b68a46e88fc893
Nos cambiamos de ropa en mitad del frío que no levantó en todo el día, y salimos hacia Casa Maragato para tomar una cerveza y picar algo de queso, chorizo y jamón en este legendario bar. Invito yo, ¡al día siguiente se cumplen tres meses de mi operación! A las cuatro en casa. Resumen de la ruta: apenas 21 km, 900 metros positivos, algo menos de 4 horas.

viernes, 24 de marzo de 2023

La última: Celleros en esquíes

Peña Celleros (1.864 m) Viernes tarde Nando y Noelia
La peña Celleros es una cumbre suave de la cordillera, situada en el Puerto Pajares. Si bien el resto del año su interés es menor, cuando la cubre la nieve, como tantas otras, se transforma y su atractivo crece. Tiene palas adecuadas para el esquí de montaña en casi todas sus vertientes (alguna demasiado difícil para mí). Una de sus grandes ventajas es la gran accesibilidad: en apenas una hora desde casa estás calzando las tablas. Esto hace que sea ideal para escapadas express. Por supuesto se puede incluir en circuitos más largos y complejos también, enlazando cumbres y travesías.
Salgo del trabajo hacia la una y media, paso por casa de Nando. Nos juntamos con Noelia y arrancamos hacia el monte. Estoy a cuatro días de la operación. Salir a esquiar con este escenario me asusta un poco, pero por otra parte pienso que si no tuviera fecha marcada para la operación,seguiría saliendo al monte como estoy haciendo: es decir cada vez con más limitación, cada vez a menos volumen, pero seguiría saliendo. Con todo, mi actitud es totalmente amarrategui.
Este invierno ha sido muy rácano en precipitaciones y hasta hace apenas un mes no había nieve. Pero todo cambia con un par de temporales buenos. Hoy la nieve parece estar muy buena, las huellas que vemos al llegar sobre la ladera son de lo más inspiradoras; marcas de giros de esas que hacen que te apetezca salir para allá inmediatamente. Arrancamos cuesta arriba ganando metros. A lo lejos bastante por encima va una pareja. La loma tiene el ángulo ideal para mí, es bastante suave. Más arriba sí tenemos un tramo más empinado, no sé si por aquí me atreveré a bajar esquiando, ya se verá.
Nos cruzamos con la pareja que divisábamos por encima antes: vienen girando con soltura hacia nosotros y luego se echan por la pala de la derecha. Se les ve con muy buen nivel de esquí, sobre todo al que va delante. Aun así se cae un par de veces girando en la nieve profunda y empinada.
Al salir al plató de arriba la nieve cambia: está algo helada y esculpida por el viento que la ha castigado. Hacemos cumbre, nos sacamos unas fotos, y decidimos hacia qué lado tirar: otra gente hace un rato se ha echado hacia la vertiente de la estación. Nosotros vamos a bajar por donde hemos subido.
El primer tramo de la bajada para mí va entre el derrape y la cuña: está muy helado para mí. Noe y Nando me esperan cada poco. Una vez en la loma, la nieve mejora y ya vamos haciendo algunos giros, muy defensivos por mi parte. Cuando llegamos al tramo más empinado decido quitarme las tablas: no quiero arriesgar. Esquiar con una sola pierna y además con mi poco nivel, es demasiado riesgo. Bajo caminando la zona más inclidada, y luego ya me calzo de nuevo las tablas. El tramo final, en el que veíamos las huellas tan atractivas al llegar, está estupendo.
Hasta yo puedo ir marcando mis propios giros en la nieve virgen y suelta. Llegamos abajo contentos, como siempre es todo un regalo poder hacer esto después de haber trabajado. Disfrutar de la montaña aunque sea en dosis pequeñas.
Por este año se ha terminado el esquí para mí. Confío en que todo vaya bien y para la próxima temporada lo pueda retomar con mejores sensaciones.