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viernes, 14 de marzo de 2025

De rodaje por Villanueva

Viernes 7 marzo 2025. Villanueva de Proaza. Con Toni.

A falta de nieve para esquiar, retomamos las tardes de viernes roqueras. En esta ocasión con Toni y en Villanueva de Proaza.

Se trata de un pequeño sector cercano al pueblo, apenas a diez o quince minutos. Eso sí, en cuesta ariba pronunciada. 

En el pie de vía hay un bosque de encinas que a los dos nos recuerda al Cueto Agero.

El sector tiene una docena de vías entre el V y el 7b+. Predomina la placa vertical con finales algo desplomados. 


Ya había estado por aquí, pero hace ya varios años, así que me resulta prácticamente escalada a vista.

Hoy el cielo está oscuro y amenazante. De hecho escalamos con lluvia incipiente casi todo el tiempo. A ratos parecía que teníamos que plegar velas...

Con todo, el tacto de la roca es excelente y además estamos solos, cosa cada vez menos frecuente en los sectores de deportiva asturianos.


La verdad es que disfrutamos bastante. En un par de horas escalamos 6 vías entre el V+ y el 6c+.

Como hace años cuando estuve por aquí con Alberto, volví a fallar en la última chapa de la última vía de la derecha, "La arcellada".

Por otro lado me salió muy cómoda la llamada "Cus" , también 6c+ según los croquis. Con esta, satisfechos, cerramos la tarde.


El cielo seguía gris marengo y la nube a ras de suelo.

Lo pasamos muy bien. Qué guapo el valle del Trubia. Para repetir.


lunes, 3 de junio de 2024

Fracasando en Sena de Luna

Domingo 26 mayo 2024. Nuestra intención inicial de escalar vía larga en las Peñas del Prado se vio truncada a escasos metros de la collada Aralla: un rally ha cortado el paso (nula señalización). Parados contra la barrera nos pusimos a pensar qué hacer. Es cierto que en un radio pequeño hay mucha roca disponible, especialmente deportiva. Nos decantamos por Sena de Luna.
Ni Rubén ni yo no habíamos escalado nunca aquí, Nando sí y tenía buenas referencias. Aparcamos junto a la iglesia y salimos remontando las lomas hacia la banda de roca. El día está fresco y muy guapo de luz.
Llegamos los primeros y tras recorrer los dos primeros sectores nos paramos en la parte izquierda del llamado Mitológico. Hay muchas vías, quizá demasiado pegadas unas a otras en esta zona. Escalamos un par de ellas V+ y 6a+, guapas. Después nos vamos a la parte deecha del sector, que coge más altura y verticalidad. Aquí hacemos un par de 6as largos realmente buenos; "de chus" y "Samuel".
Esta última tiene una entrada en fisura muy guapa (física para 6a), si no tuviera las chapas sería bien interesante...
Rubén las hace bien, Nando las pelea algo más. Escaladas estas dos le pongo el ojo primero a un 6b+ vecino, "Joel", pero la desecho porque se ve un paso de bloque a ras de suelo muy poco apetecible por lo duro que parece. Entonces miro la siguiente; "Abelgas", un 6c según los croquis, con muy buena pinta. Desde el suelo se ve intensa en los primeros metros. Después de mirarla bien me meto concentrado desde el primer metro. Obliga.
Después de la tercera chapa atasco, no veo la secuencia y después de intentar corregir postura tengo que colgar a mirar; tiene una apretada buena para chapar la cuarta, pero es que no termina ahí la cosa, para continuar mantiene la tensión un par de metros más en canto pequeño tanto de manos como de pies... El resto de la vía hasta la cadena ya es más razonable en el grado, con algún otro paso más. En mi opinión el conjunto es más bien 7a (o 7a+!) que 6c. Muy buena en todo caso.
Han ido llegando distintos grupos del pueblo que se han colocado en las vías fáciles de la izquierda. Otros chavales se han ido al sector del extremo izquierdo de la banda de roca, "La Viecha". Después de este chasco, al bajar le pongo las primeras cintas a Rubén en "Joel", el 6b+ vecino que a mi me ha dado mal rollo desde el suelo. Entra con ganas y después de apretar hasta lo posible en el bloque, tiene que colgar... El resto de la vía la resuelve sin problemas. Después de Rubén pruebo yo con idéntico resultado; no encadeno (ni estoy cerca siquiera) el movimiento de entrada y sigo luego los restantes casi 30 metros hasta la cadena sin problema. Pienso igual que en la anterior; para mí está mal graduada.
La mañana tiene una luz preciosa. El sol no molesta y las nubes dan contraste al paisaje vestido con los verdes nuevos y las flores. Con este doble chasco y los ánimos un poco gachos nos volvemos a la zona donde habíamos empezado la mañana.
Buscando opciones entre las cordadas, aquí volvemos a escalar más suave de grado sin problemas. Hacemos otros dos V+ bastante guapos. Luego me voy hasta la última de la izquierda del sector a ver qué tal: "Trasgu", 6b. Con los dos fracasos previos ya me espero cualquier cosa... En esre caso llego a la cadena sin encontrar ningún paso de 6b. Sorprendente, pero esta para mí es menos grado (más fácil que los 6as de antes, ?¿?). Para acabar hacemos otro 6a. Mismo caso, mucho más fácil que los de la derecha. Nos damos por escalados: recogemos tranquilamente y nos vamos para abajo. Voy por el camino rumiando los largos pringados y sigo pensando que puede ser que sea una zona de grado apretado, pero entonces pienso que no cuadra con las otras vías cotadas en mi opinión por encima... Cosas raras. En cualquier caso no todo va a ser triunfar, si no, menuda gracia tendría esto!
Me doy la vuelta a echar un último vistazo a las paredes; sitio muy guapo Sena de Luna. Habrá que volver.

domingo, 10 de septiembre de 2023

Tardes de deportiva en el Monsacro

En este final de verano, bastante inestable meteorológicamente, hemos visitado las pasadas semanas varios sectores nuevos para nosotros, aunque ya tienen unos cuantos años.
La gran cantidad de roca de calidad cerca de casa, unido al trabajo incansable de unos pocos, nos permite a unos muchos disfrutar. Líneas preciosas, bien equipadas. Es bueno recordar a los equipadores.
Es un placer aprovechar un rato en días de trabajo, para descubrir estos rincones, escalar a vista, y deleitarnos con el paisaje. En este caso, vistas al Aramo en general, y al Angliru en particular.
Además, frente a otras zonas cercanas con mucha afluencia, aquí hemos estado solos.
Zonas Aguja Roberto Madalena, y Entrepicos (o Alimoches) en la Covarriella.
Con tantas opciones y este gran ambiente, volveremos.

viernes, 18 de julio de 2014

Finale Ligure, primavera 99

Cuando llegamos a la zona de acampada pirata de Monte Cucco, aún sin haber estado, me vino directamente a la cabeza el Campo 4 de Yosemite: las tiendas de colores diseminadas entre los árboles, los tenderetes de ropa al sol, los melenudos con aspecto hippie, las cuerdas y el material desparramado delante de los campamentos, la música variada, las botellas de cerveza y el olor a chocolate o a maría… Luego, cuando pasando por delante de la zona de duchas, una plataforma de madera abierta, vi una tía duchándose en pelotas a la vista de todos, me quedó claro que el sitio era especial. 
Ese día, con las manos aún blancas de magnesio (no sé por qué no nos duchamos…), cenamos una pizza en el chiringuito de madera de enfrente.


Había salido esa mañana temprano de Manchester, después de pasar una “cómoda” noche tirado en los bancos del aeropuerto: los diseñadores de ese mobiliario o bien odian a los colgaos o bien tienen instrucciones contra ellos. Después había hecho escala en Amsterdam: con la mochila facturada iba de ligero, podía moverme por la terminal como si fuera un experto viajero. Sentado en un banco leyendo, viendo al enjambre de gente ajetreada, joven, autónomo, viajando, con todo por delante, me sentía un poco como el Holden Caulfield de Sallinger, descubriendo la vida: menudo flipao.


Viniendo del invierno de Inglaterra, con poca luz durante meses, y habiendo hecho escala en Amsterdam, donde la nube a ras de suelo daba una sensación de opresión total, la luz mediterránea me sorprendió nada más salir del aeropuerto. Además de la luz, había un importante salto térmico: debía de haber algo más de veinte grados que, corriendo por el andén de la estación con la mochila de 80 litros me hacía sudar de lo lindo. Si le sumamos la cara de despiste que debía llevar, provocaba a menudo la sonrisa de los que me cruzaba.
De repente me parecía que estaba dentro de una película de Mastroiani: Italia tiene su ritmo propio, y eso que estoy en el Norte… La estación central de Milán era, como todas las estaciones, un sitio “delicado”: por allí había una fauna interesante, atenta al despiste de cualquiera para sacar algún beneficio poco lícito. Claro que yo no debía de parecerles una presa interesante de ninguna forma.

Míticos Kendo!
Había quedado con mi amigo Peter en Finale Ligure, un pueblo en la orilla del mar Mediterráneo, cerca de Génova. En aquellos tiempos aún no teníamos móviles, ni whatsapp, ni gepeses. En realidad poco faltaba ya: era el final de una época. Pero aún no había. Así que yo trotaba por la estación para llegar a coger el último tren del día a Génova, donde tenía que cambiar a otro de cercanías que me dejara en destino. Ya había perdido un enlace y no sabía qué iba a hacer si finalmente no llegaba.



Peter y yo nos habíamos conocido unos años antes en Gredos, en una concentración de escaladores de toda España y algunos de fuera, entre ellos tres austriacos: Peter era uno de ellos. Iñaki y yo fuimos seleccionados por nuestra Federación autonómica para asistir. Lo pasamos fenomenal. Claro que nosotros habíamos presentado los curriculums para optar a otra concentración de escalada que se iba a celebrar en Dolomitas. No fuimos los elegidos. Al año siguiente también fuimos a otra concentración, en este caso fue en casa, en Urriellu. También vino Peter y también lo pasamos fenomenal. Pero también nos habíamos presentado para intentar optar a la versión internacional de la concentración, que en esta ocasión era en Crimea.

Peter apretando en desplome
Muros de huecos
 Las dos veces parece que el “seleccionado” fue una persona “cercana” a la Federación. Mamoneos: dudo mucho que tuviera más historial de escalada en roca que nosotros. Pero bueno, esa es otra historia.
El caso es que Peter y yo hicimos buenas migas y después seguimos en contacto por correo electrónico. Ese año yo estaba estudiando en Inglaterra y decidimos quedar para escalar juntos unos días en Italia: primero barajamos Arco, también el Vall Di Mello, para finalmente elegir Finale Ligure.
Finale es una zona mítica de escalada deportiva, situada en la costa mediterránea, presenta un montón de sectores dispersos por las colinas cubiertas de encinas y bosque bajo. Con esta ubicación y buen clima era una opción estupenda.





Para cuando llegué a la estación de tren del pueblo aquella tarde, con horas de retraso respecto a lo planeado, no vi a nadie esperándome. Mochila a la chepa empecé a caminar en busca del camping municipal, no sin algo de incertidumbre. Afortunadamente, ya antes de llegar a la puerta, vi a mi amigo Peter. 
Pasamos los siguientes días en una peregrinación entre sectores, moviendo las tiendas cada día de un sitio a otro, acampando en mitad del monte, en los claros de bosque. A veces nos perdíamos en los trayectos, y acabábamos en mitad del sotobosque, sudando como perros, enganchados en los espinos, maldiciendo y riendo. Escalamos un montón de vías, grado medio casi siempre, para poder conservar yemas (y porque no escalábamos mucho más). Disfrutamos de sectores variados, de sol y de sombra, desplome y placas, de uno y de varios largos.




Mi amigo Peter
Recuerdo estar haciendo una vía de 7a que iba paralela a otra más dura, en la que aparece escalando Gullich en su biografía. Como ya me había pasado antes en Verdon, recuerdo pensar que él y otros lolos habrían calentado en la vía que yo estaba haciendo.
Bañarse en la playa después de un día entero escalando y sudando bajo la mochila también era una experiencia buena.



Los días pasaron rápido. Mis amigos austriacos tenían que volver a casa dos días antes que yo, así que me fui a Milán y estuve por allí de turismo de solanas. Guapa ciudad. Después, me cogí el avión y volví, como dirían los ingleses “overseas”, de vuelta  a la pérfida Albión.



Cuando unos días después de llegar a Sheffield fui a recoger las diapositivas del viaje recién reveladas (un carrete porque la economía estaba muy achuchada), me encontré con la desagradable sorpresa de 36 diapos negras. Había colocado mal el carrete por lo que no había corrido. Ahora había pagado una buena pasta por nada, y encima no tenía ni un recuerdo. Menos mal que Peter me envió una copia de las suyas!

martes, 1 de julio de 2014

La nueva biblia de la deportiva en la Cordillera Cantábrica

Pocas cosas hay que me gusten más que la sensación de escalar en roca. Tan pocas, que me sobran varios dedos de una mano. El hecho de escalar hace que se desprendan estímulos químicos, las endorfinas, que lo convierten en una de mis actividades favoritas. Seguro que esto es similar al efecto de una droga y por eso yo, que salgo poco a trepar, periódicamente tengo mono.
Me gusta mucho el monte, escalar en el monte y el alpinismo, pero la escalada en roca es la base necesaria de este último.
Y la escalada deportiva la mejor base para la escalada en roca.
La deportiva tiene ese componente adicional de seguridad que te permite centrarte en el hecho en sí de escalar (en el gesto que dirían los bloqueros), despreocuparte de otros factores concentrándote en la dificultad, en la plasticidad del movimiento, en la forma de las presas, en las sensaciones…
Si escalar en roca me gusta, escalar a vista es la variedad que más me atrae. Sin duda, escalar a vista es muy desagradecido si buscas la cifra y el grado, sin embargo, para mí es lo más enriquecedor. Para escalar a vista, está claro que hace falta moverse, visitar nuevos sitios, y que la oferta de vías disponibles en el grado en que te mueves siga creciendo (en mi caso el grado está estancado y hasta retrocediendo). Afortunadamente, esta oferta creciente es algo que está garantizado por aquí: el potencial de roca es tremendo y hay un buen grupo de gente que no para de equipar nuevas vías, nuevos sectores, nuevas escuelas completas.
Después venimos algunos como yo, que no aportamos nada al respecto, a disfrutar de su trabajo. Las vías que equipan y que yo luego escalo, me aportan grandes sensaciones y disfrute: se lo agradezco enormemente.
Pero claro, aunque me guste mucho la escalada a vista, siempre es bueno (necesario más bien) disponer de una referencia que te oriente cuando llegas al pie de vía de cualquier escuela.

Primero fue Eduardo Velasco con su guía de Quirós, mi escuela favorita durante mucho tiempo, quien facilitó la información de esta zona.
En los años noventa, con la publicación por Javier López y Alberto Marcos de su guía “Escalada deportiva en Asturias”, muchos pudimos descubrir grandes sitios como Pelúgano o Boyu. No obstante, había zonas muy grandes como Teverga que se habían quedado fuera; estaba creciendo mucho por entonces. En este caso, las fotocopias del grupo de Tino, Raúl, Jose, Josón, Gali y compañía servían bien. Pero las nuevas vías, sectores y zonas completas seguían apareciendo y se complicaba la historia.
Adrados amplió la información al incluir en sus dos versiones de "Cordillera Cantábrica Escaladas Selectas" deportivas tanto de Asturias como de León.
Posteriormente se publicó alguna otra guía que pretendía actualizar la situación, pero que en mi opinión fracasó estrepitosamente, tanto por el formato elegido como por la irrespetuosa forma de publicarla. Esta no la compré.
Las escuelas, los sectores y los nuevos rincones siguieron creciendo continuamente. A pesar de estar en la era de la información y de que en internet se consigue prácticamente todo, no hay nada como tenerlo recopilado en una guía.

Pues bien: acaba de ser publicada la nueva biblia de la "Escalada Deportiva en la Cordillera Cantábrica".



La nueva guía ha sido publicada por Alberto Boza, activo escalador, equipador y promotor de la escalada deportiva en Asturias en las últimas décadas.
Esta guía recopila de forma ordenada, exhaustiva y detallada las principales zonas de Asturias, el norte de León, y la parte de Cantabria cercana a nuestra frontera.
Organiza la información de forma coherente, lógica, gráfica y fácil de manejar.



Por escuela y por sector te describe el tipo de escalada, te recomienda las mejores épocas, las orientaciones, los tipos de pie de vía, los tiempos de aproximación…
Te informa de las condiciones particulares a tener en cuenta en cada zona, que como es lógico existen y es necesario conocer y respetar.
Te dice quiénes han sido los principales equipadores de cada zona, algo fundamental teniendo en cuenta la altruista y enorme cantidad de trabajo, tiempo (¡y hasta dinero!) invertido por algunos. Incluye en varias ocasiones las opiniones de estos, en forma de pequeños artículos: algo que además te da una visión histórica de las cosas.



En esta guía encuentro zonas que desde hace años sé que existen, pero que no he visitado por falta de información, pero es que además aparecen multitud de rincones que ni siquiera sabía que existían…
Está claro que una guía nunca va a tener toda la información, porque esto crece continuamente y sin parar. Sin embargo, en mi caso, con la oferta presentada en esta guía tengo suficiente para esta vida y para alguna más...

Gracias por el curro Boza. Lo disfrutaremos.

viernes, 23 de mayo de 2014

Otura revival

En las últimas semanas he hecho un par de salidas breves a trepar deportiva, y ambas han sido a Otura. Las dos veces he disfrutado como un enano.
Esta escuela, que ya tiene unos cuantos años de historia, la he visitado muchas veces; es un sitio tranquilo, en un valle con vistas, donde los buitres te hacen compañía.
Casi siempre la he considerado como zona una ideal cuando vas con gente que está empezando, o cuando quieres rodar en grados fáciles, pudiendo escalar vías de varios largos e incluso cacharrear en sus muchas fisuras y agujeros. También cuando dispones de poco tiempo, ya que está muy cerca de casa y aproximas muy rápido.

 En "Festival de cantos" acmpañados por los buitres
Esta opción por supuesto sigue ofreciéndola, pero es que desde hace una temporada para acá, y gracias al trabajo incansable y generoso de gente incombustible como Javier López y compañía, se ha abierto un nuevo y enorme abanico de posibilidades en grados y estilos variados.
Así han nacido sectores enteros nuevos, y también se han completado los existentes, añadiendo líneas nuevas paralelas a algunas que ya tienen casi veinte años, y que estando a escasos metros de estas, no se habían equipado.
En estas dos últimas visitas he escalado a vista (o al flash) vías muy variadas, lo mismo desplomes que placas, vías largas o muy largas (más de 45 metros). Todas me han gustado. También he repetido vías que hacía mucho que no escalaba, y me han sorprendido por lo buenas que son.
Además, he coincidido con amigos que hacía tiempo que no veía como Cristina, Miguel y Ana, Pochacu y otros, echando unas buenas risas con ellos.
Me quedan por probar un montón de vías nuevas en los sectores de siempre, y además cercarme a conocer los nuevos.

Fer y Martín en "Il cavaliere"

Fer en "Il cavaliere"
En conclusión, con vías largas o muy largas, predominando la continuidad, calidad de roca y grados adecuados a mi estado de forma y al objetivo de mejorarlo, sin duda repetiré. 

lunes, 14 de octubre de 2013

Una mañana en Gourette - Ravier al Pène Sarrière

Viernes 2 de Agosto 2013
Pablo Luque
Gourette,
Pène Sarrière, Clásica Ravier a la Cara Este, 200 metros, V+.




El tremendo calor en la vertiente española nos invitaba a pasar a Francia. El día antes, toda la tarde por el valle aplastados de calor, buscamos alternativa. Con la sabia recomendación de Chus y después de localizar en internet un croquis de calidad (de Luichy como es habitual), ya habíamos decidido el destino. 
La vía clásica a la cara Este del Pène Sarrière, en Gourette es una escalada de 200 metros, fácil de grado y totalmente equipada, con la firma de Ravier, garantía de calidad. Es lo que se viene llamando últimamente una “vía placer”.
Efectivamente fue un placer: el sitio y la escalada.

El Pène Sarrière y otras paredes mayores a su derecha
Al pasar el puerto, la mirada se escapa hacia el Midi, de donde ayer nos bajábamos poco después de empezar la escalada… Habrá más ocasiones. El paisaje, nada más empezar a bajar hacia el norte, es distinto. Por supuesto los pueblos son muy diferentes también.  Yo creo que hasta la gente es distinta, al menos en costumbres.
Llegados a Gourette, aparcamos en la misma plaza. Es el típico pueblo de esquí, y se hace raro ver los apartamentos, los montajes y las instalaciones de los remontes bajo este calor… Rebuscamos un rato sin éxito en sus librerías, a la caza de alguna guía de escalada de la zona. Al poco rato salimos hacia arriba, ya bajo un sol de justicia a pesar de ser temprano.
La aproximación es muy guapa, bosque primero, prados después. Las cumbres alrededor preciosas. Parece un sitio ideal para venir a esquiar.
Al cabo de unos cuarenta minutos empezamos a ver la pared: ya hay una cordada trepando y otra en la base. Apenas tenemos que hablar entre nosotros: activamos el "modo intimidatorio-adelantamiento”.

La pared Este: la cásica sigue la diagonal marcada del centro
 Llegamos bufando y saludamos.
“Hola”
“Hola”
“Buf, ¡vaya calor! ¿Verdad?”
“Sí, y dan riesgo de tormenta por la tarde…”
“No, a nosotros no creemos que nos vaya a coger”
Intercambio de miradas entre ellos.
“Uy, pero vais a tener que esperar mucho…”
“¿Tú crees? Nah, ¿por qué?” 
De nuevo, miradas de duda cruzadas entre ellos.

Ante los desconcertados chavales maños, después de ponerme el arnés, atarme, colocarme los trastos, calzarme los gatos y ponerme de nuevo la mochila, todo esto en un máximo de dos minutos (el nudo lo revisé por si acaso…) arranco a por los primeros muros de la vía (aún estoy sofocado de la cuesta final de la aproximación…).
Así  de sencillo fue como adelantamos a la cordada que ya estaba en el pie de vía desde que nosotros vimos la pared, esto es, como unos diez minutos antes de llegar a la base. Para nuestro descargo, decir que no habían empezado a prepararse...
Aún teníamos por encima a la otra cordada, en este caso de tres, en el segundo largo. El plan era mantener el “modo intimidación” y educadamente intentar pasarlos desde ya, empalmando los dos primeros largos en uno.


Sin disfrutar mucho de los movimientos, a causa de la velocidad, alcanzo a los dos segundos de la otra cordada, aún anclados en la primera reunión. Son franceses, saludos educados. Chapo un parabolt de su reunión y sigo para arriba. Después de un tramo fácil algo herboso alcanzo al primero de cuerda, que acaba de llegar al segundo relevo. Para entonces Pablo ya lleva un rato ensamblado.


El francés me mira indirectamente (a nadie le gusta que le adelanten, y lo digo por experiencia) pero a los pocos minutos ya charlamos de forma cordial: Pablo viene adelantando a sus segundos, así que ya tengo claro que nos van a dejar ponernos por delante. Ha sido un poco brusco, impuesto a la fuerza quizá…
A partir de aquí la vía recorre una placa más o menos continua, de buena roca, algo tumbada, con presas muy chulas, casi todas en forma de regleta. Pablo hace el tercer largo rapidísimo y pronto le alcanzo yo para volver a ponerme delante (venimos con el ritmo puesto).


El calor aprieta. Vamos disfrutando la vía: es fácil y muy guapa. No se necesita colocar nada, chapas todo el tiempo.
Nuevos relevos y tiradas en el mismo plan. Las otras cordadas están ya al menos tres largos por debajo.
Llegamos a la cima (es realmente una cima) apenas una hora después de empezar a escalar. 




De regalo, alguien se ha dejado olvidados unos gatos en buen estado (FiveTen en primera suela!), que después de cierto rifirrafe en plan de cachondeo con Pablo, pasan a mi poder: a él le faltan tres tallas al menos.
Tras unos pasos aéreos de arista cogemos un caminito poco marcado por entre llambrias. Este nos posa en los prados, y al acabar estos ya en las pistas de esquí y el bosque para entrar en el pueblo. Vamos de charleta relajada.
Al llegar al coche miro la hora: tres horas desde que salimos.
Buscamos una sombra entre las casas para comer y beber algo. Escapando del tremendo calor de la vertiente española, hemos pasado una agradable mañana escalando (aunque aquí también hace calor, seguro que menos) en el Pirineo. El pueblo y el valle son muy guapos. Las cumbres de alrededor igual.
Una mañana bien aprovechada.
Al rato cogemos el coche de vuelta a España. Un baño en la piscina del camping. Esa misma tarde estamos en casa.




Referencia: croquis de Luichy, lanochedelloro