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viernes, 15 de febrero de 2019

Perseverancia al mediodía

Miércoles 13 Febrero 2019
Mon S. Turrado, Villa
Cara Noreste Pico Mediodía (2.179 m), Vía Perseverancia (500 m hasta la arista, III/4 IV+)




Levantarte a las cuatro de la mañana para ir de monte exige un perfil determinado del personal. Yo lo hago con sumo gusto pero reconozco que no tengo mucha agenda para estas cosas…
Esto es lo que exige el alpinismo cantábrico de ventana de tiempo reducida!

En el garaje de casa... empieza la fiesta


A las cinco nos juntamos en Noreña: hoy somos tres, Mon, Villa y yo. El trayecto hasta Maraña se hace largo, con miradas al termómetro negativo que llega a -6 cuando nos bajamos del coche.

A la luz de la frontal en la plaza del pueblo preparamos las mochilas y arrancamos por la pista. La nieve está como el hormigón.
Vamos remontando tranquilos. Ya a la luz del amanecer observamos la pared mientras nos ponemos el arnés y los crampones.



Venimos con el objetivo de repetir una vía en concreto: “Perseverancia” a la cara norte del Pico del Mediodía, en el coqueto macizo del Mampodre. La vía la abrieron dos amigos, Fernando y Martín, guías profesionales, allá por el año 2009. Y que sepamos no tiene repeticiones. 
Pero es que la montaña cantábrica, y el Mampodre especialmente, es caprichosa por naturaleza, y el hecho de encontrarla en las condiciones adecuadas para este tipo de escaladas (hielos y mixtos), no es fácil. Si le sumas que el trazado impone y que los grados empiezan a ser serios… pues eso.


Nos queda la pala final hasta el pie de vía, que se hace eterna.


Una vez en el pie de vía sacamos los trastos. Sale Villa delante amarrado al pecho como los clásicos: se ha olvidado el arnés en casa. Parece Comici… En seguida lo perdemos de vista. Cuando apuradas las cuerdas y no oyéndonos con él, Mon y yo tenemos que salir ensamblados unos cuantos metros. La nieve helada nos deja progresar bien, pero pronto nos encontramos escalando en mixtos delicados sobre roca bastante descompuesta, hielo y nieve podres intercaladas, y el siempre presente y agradecido tapín tracción… Alcanzamos la primera reunión montada con clavos, dientes de roca y algo más.






Villa vuelve a salir delante. Nada más salir hay un clavo de la apertura de Martín y Fer. Sale después por una goulotte estrecha y escasa de hielo. Al final de esta, el terreno se pone más vertical y hay unos mixtos delicados de aseguramiento complejo. La salida a la reunión es hacia la derecha con unos ocho metros de travesía en roca, a por un cordino en un diente.





El tercer largo, de nuevo para Villa, es más corto. Consiste en una estética travesía a izquierdas, casi entera en roca. Al final de esta hay un paso que se intuye complicado. Cuando llega al paso Villa coloca con trabajo un buen allien. A manos descubiertas supera el paso y se remonta con cuidado sobre roca recubierta de nieve. Desaparece después detrás de un filo de roca. El ambiente es espectacular.



Cuando llegamos a la reunión veo que ahora, llamadme jeta, sí me apetece tirar de primero: tenemos por delante una atractiva goulotte no muy tiesa, encajada, que parece tener buena masa de hielo y que levanta unos cuantos metros. Y así es, dos pequeños resaltes en hielo sólido y de buen espesor. Los tornillos entran duros. Disfruto como un enano. A unos cincuenta y cinco metros me paro a montar reunión: destapando nieve me arreglo para meter dos clavos feos y un buen allien.





Por encima, un muro con desplomes bloquea el paso. Parece que por su izquierda se pueda pasar, pero no fácilmente. Sin tener que pensarlo mucho, cobarde de mí, le cedo el paso a Mon.



Tal y como parecía, el largo es laborioso y delicado. De segundo obliga a ir con mucho cariño, así que de primero mucho más. Después de un primer tramo en nieve gira a la derecha sobre roca dudosa, en travesía casi descendente, probablemente en IV grado… Con mucho tiento vamos progresando, apoyando los pies con cariño, tentando las presas antes de meterles kilos. Recuperamos los seguros de Mon, unos buenos y otros más testimoniales, para dar color a las fotos y engañar un poco a la cabeza. Para salir al final a la reunión hay un paso sin duda de IV. Chapó por Mon.




Llegamos Villa y yo a la reunión en la que Mon ha puesto un buen fisurero para completar un pequeño puente de roca con un cordino rojo de los aperturistas. El puente es pequeño, y sinceramente, el conjunto no da muy buen rollo… Pero es lo que hay.
Por encima la cosa mete miedo: después una pequeña campa de nieve inconsistente se levanta terreno tieso, con hielo aflorando pero claramente insuficiente, resaltes de roca, nieve tapizando pero que seguramente sirva de poco para progresar… y así por lo que parecen sesenta metros hasta una arista de cuernos afilados.



Sin dilación le pasamos a Mon el material que hemos recuperado. Miro para intentar reforar la reunión pero no da para más. Estamos los tres sobre una manta de nieve inconsistente en la que resbalamos cada minuto. Es lo que hay. Mon sale a por ello. Se lo curra muy bien, va remontando con ritmo regular, asegurando siempre que puede, consciente de lo precario de su posición como primero y la de la cordada como conjunto. Mete fisureros maceados, Friends, clavos… Lo vemos tentar los pasos, afianzar los piolets, y a veces repensarse los movimientos varias veces antes de darlo.



De propina, a los de la reunión nos bajan trozos de hielo, de nieve y alguna piedra que otra (de Mon y de la arista de encima, aún al sol). A Villa un trozo de hielo le da entre los ojos, doloroso. Al cabo de un buen rato Mon monta reunión en el último filo que aparece a nuestra vista.



De segundo se escala bien, pero porque con la cuerda por arriba desaparece el factor mental: en resumen consiste es un levitar precario entre tapines, hielo de buen pinchar, hielo de mal pinchar, roca regular o mala que se escacha, y desde luego exposición, mucha exposición!!



Felices alcanzamos a Mon, lo felicitamos por el largo y nos relajamos los tres pues la cosa difícil ha terminado aquí. Por encima tenemos una sencilla travesía de campas de nieve (peligrosa por el estado de la nieve, pero sencilla) para ganar la arista final.
Por no perder tiempo, dejamos seguir a Mon delante. Tocamos arista a las tres menos cuarto. La vía termina aquí. Un poco menos de seis horas.







La arista se hace laboriosa, está menos helada de lo que quisiéramos. Pero por otra parte, las vistas y el ambiente son realmente espectaculares.



Hacemos cumbre a las cuatro menos cuarto. Algo menos de siete horas. Nada mal para la vía ni para las condiciones, pensamos.



Pasamos unos minutos en la cumbre comiendo algo, recogiendo el material duro y las cuerdas, y sacando fotos.




La bajada la hacemos tranquilamente, disfrutando del macizo para nosotros, recreándonos con las vistas. Una vez cogemos ángulo, recorremos la vía de nuevo con los ojos:



La línea tiene lógica, es audaz de trazado y de dificultad, tanto como para convertirse en una clásica de la zona. A ver si se anima más gente a venir a repetirla, porque creemos que la nuestra puede ser la primera repetición desde su apertura ya diez años atrás por Martín y Fernando. Dos máquinas.



Llegamos a Maraña a las seis. Once horas después de salir y con una buena curtida. Nos vamos al bar a celebrarlo con una birra bien ganada, acompañada por un poco de “marisco de la tierra”: jamón y cecina.


Un placer compartir cuerda con estos dos paisanos, que le enseñan a uno cómo se escala de verdad. Son feos, pero repetiremos. Seguro.


Maraña 7:00 h
Pie de Vía 9:00 h
Arista 14:45 h
Cumbre 15:40 h
Maraña 18:00 h


lunes, 10 de marzo de 2014

Reencuentro invernal y afortunado

Domingo 16 Febrero 2014
Iñaki Diez Maneiro
Pico del Mediodía (2.180 m), “La Dama Blanca” III/4, 600 m



Iñaki y yo habíamos empezado a ir de monte juntos a los doce o trece años, y a escalar a los quince: durante siete u ocho años fuimos compañeros de cordada.
Cuando separamos nuestros caminos, hace ya más de quince años, cada uno tenía intereses divergentes. Iñaki estaba empezando a escalar muy fuerte en artificial, y además le daba duro a la escalada en solitario. Todo esto unido a que estaba muy centrado en el Picu. Yo en cambio estaba algo saturado de Urriellu: las vías que tenía allí pendientes por delante empezaban a ser verdaderos bacalaos, y quería explorar nuevos sitios. Además me interesaba mucho más el libre que los pedales.

No estamos del todo seguros, pero quizá la última vez que nos encordamos por entonces fue cuando hicimos Zumbeltz. Esto, que fue en el verano del 97, fue una de las primeras repeticiones (la segunda creo). Una vía de artifo paralela al Pilar del Cantábrico y que se une a este a la altura de la R8 o 9, de hasta A4 según el croquis (algo menos según los que saben). La resolvimos con una fantástica noche en hamaca rígida en la reunión cinco o seis, con el volao de la Bermeja por debajo del culo, y en la que recuerdo haber dormido como un lirón. No tenemos ni una foto de aquella aventura: no teníamos cámara… Manda huevos. Más o menos después de aquello nos separamos.


Los años han ido pasando, y en medio Iñaki estuvo una buena temporada sin escalar. Yo seguí mi trayectoria por mi cuenta, con nuevos compañeros, acercándome cada vez más al alpinismo y separándome de la dificultad en roca. Empecé a preferir escalar más fácil pero más metros, recorrer montaña.

Cuando nos encontramos a las siete de la mañana en la plaza de Maraña a la luz de la frontal, nos dimos un abrazo. Yo aún no las tenía todas conmigo: mi prioridad respecto a la seguridad escalando es alta, y no estaba seguro de que Iñaki fuera del todo en mi línea. Él es un tío muy impulsivo y pasional. Además, sus aperturas en los últimos años me daban mucho respeto. Después de repartir los trastos, y de ver marchar a Mon, Gelo y compañía, cuando aún junto al coche nos pusimos la mochila a la espalda, Iñaki se puso el casco: “un resbalón tonto en la nieve helada y te puedes hacer daño”. Desde ese momento estuve mucho más tranquilo.

El croquis de la guía de Salvi
El croquis de Adrados
Poco a poco fuimos recortando distancia a las luces de los amigos, y para cuando amanecía íbamos todos juntos. Las miradas a nuestro objetivo, la norte del Mediodía, y los comentarios sobre lo bonita y la buena pinta que tenía se repetían por entre las sornas y el cachondeo general hasta que la cuesta ya obligó a callarse y a hacer turnos abriendo huella.

Todos menos Mon, que tiró la foto
Después de ponernos el arnés, los crampones y la ropa de escalar, hicimos en pelotón el flanqueo bajo la cara para embocar las canales de entrada a nuestras vías: Iñaki y yo íbamos a la “Dama banca” mientras que Mon con Gelo y Andoni, más Julio con Emilio iban todos a la “Norte Directa”.

Las dos vías en cuestión fueron abiertas por la misma visionaria cordada galaico-leonesa: Pita-Fernández. Las dos vías se convirtieron rápidamente objetivo para muchos (a mí siempre me han dado mucho respeto). Concretamente la "Dama Blanca" alcanzó un estatus casi mítico por lo difícil que fue conseguir sus primeras repeticiones.


M4 o V+, depende del croquis
Arrancamos sin cuerda por la primera goulotte hasta chocar con un resalte de roca en el que afloraba un clavo. No lo reconocía como el mismo que superamos en diciembre Martín, Fer y yo, pero ya no estoy seguro. Aquí Iñaki reforzó la reunión, se colgó los trastos y salió por el paso de mixto (he visto croquis que marcan V+) con una envidiable soltura. A mí me costó bastante más de segundo, pero fuera de ese paso la cosa fue correr por la nieve hasta el spit que da paso al flanqueo.



La mucha nieve no dejó a Iñaki ver la reunión, y con la cuerda consumida estaba en mitad de la nada sobre los piolets, así que paré en el spit hasta que completó la travesía y montó reunión. Destrepé sin problemas y lo alcancé con ganas de ver la pinta que tenía la cosa por arriba. Aquí dejamos de ver a los amigos, que progresaban veloces por las campas de la Directa. De un primer vistazo me quedó claro que la cosa pintaba mucho más fácil que en mi intento anterior. Este largo que en diciembre obligó a Fer a trepar con atención sobre nieve inestable lo hice yo sin pestañear. No tenía nada que ver.

A por el cuarto largo, mucho más fácil que en diciembre
Ya en la reunión siguiente, el paso mixto desplomado que hizo Martín tenía encima dos metros de nieve: Iñaki salió prácticamente caminando por el mismo sitio.
A partir de este punto, la tónica fue la siguiente: Iñaki estiraba el largo, superando el resalte de turno, y ante la falta de un sitio claro para montar la reunión continuábamos en ensamble a por el siguiente. De este modo encadenamos no sé si tres o cuatro largos de croquis. Ahorramos las reuniones aunque no demasiado tiempo, porque Iñaki se tomó muchas molestias en buscar alternativas serias para los seguros intermedios.

Iñaki en buen hielo en el resalte del quinto largo
Fin del ensamble de los largos 6 a 8


Cuando finalmente lo alcancé, ya habíamos salido de las dificultades: intentó explicarme lo sucedido y hasta disculparse cuestionando su forma de actuar, pero para mí, le dije, fue la mejor opción: no había alternativas mejores que no pasaran por pasarse un buen rato destapando roca en busca de sitio para clavar o colocar algún friend de reunión. La roca de esta montaña es bastante tacaña en oportunidades, así que seguramente la reunión hubiera sido similar a los seguros intermedios que colocó. Además le confirmé que lo colocado cumplía con creces mis expectativas. Iñaki tiene un estándar de seguridad muy similar al mío: esto me alegra y hace pensar que repetiremos en el futuro.

En mitad del ensamble de largos 9 a 11
Saludando a los amigos en la vía de al lado
Lo que quedaba por encima (y que por fin me dejó para mí) fueron ya palas de nieve a cincuenta o sesenta grados con un pequeño resalte corto y aislado. Lo resolvimos del mismo modo, ensamblados por unos tres largos hasta la arista. Fuimos sin prisa: Iñaki cogió ángulo para ver a Mon y compañía, y paró a charlar, a sacar fotos e incluso grabar vídeo.


La arista es muy alpina pero estaba fácil, en dos largos llegamos a la cumbre. Miré la hora, eran las dos de la tarde, nos había llevado apenas cuatro horas y media, y eso sin correr.




Mientras comíamos algo y recogíamos los trastos, comentamos cómo, en cierto modo, la escalada nos había dejado una sensación encontrada. Por un lado estábamos súper contentos con la vía, que es preciosa. La escalada nos había gustado, y el ambiente de esta montaña, aunque pequeña, es muy alpino. Por otro lado se nos había caído un mito: nos había resultado demasiado fácil. A mí, fuera del paso de mixto de la entrada, lo que es la escalada en sí me resultó del todo asumible: creo que yo la habría podido haber hecho entera de primero sin problemas, y eso es señal de que no estaba difícil para nada. Iñaki tenía esa misma sensación. 


Obviamente estaba en muy buenas condiciones. Probablemente mejores que las encontradas en su apertura y en todas las repeticiones hasta ese día (cuatro creo). Sólo eso podía explicar haber subido por allí tan tranquilos y en ese horario, ni siquiera nos habíamos esforzado especialmente en correr. En estas estábamos, recogiendo y pensando en bajar, cuando apenas media hora después de llegar nosotros aparecieron primero Andoni y luego Mon y Gelo (menuda cordada!), justo detrás seguidos por Julio y Emilio. Mon se había hecho en libre por hielo el paso de A1 de la Directa, no sin antes darse un pire: gente dura!

El Maraña Team: de pie Iñaki, Andoni, Emilio y Mon, debajo yo, con Julio y Gelo. Al fondo los Picos
Fotos, risas, cachondeo. Compartir montaña con esta gente es un placer. En la bajada mirando nuevos objetivos (alguno ya está tachado en este momento), hablando de proyectos, de familia, de la vida…
Un gran día de montaña y de reencuentro: habíamos escalado alto, rápido y ligero, y además seguro.
Iñaki y yo repetiremos.

Gijón 5:15 h
Maraña 7:00 h
Pie de vía 9:00 h
Inicio escalada 9:30 h
Cumbre 14:00 h
Maraña 16:00 h
Gijón 18:00 h

A los dos días se repitió de nuevo la Dama Blanca, a los tres días Fer y Martín repitieron la Norte Directa y rescataron junto con Mon a la perrina "Chispa", que nos había acompañado hasta el pie de vía y que pasó tres noches al raso a la altura de la reunión cuatro de la Directa. A la semana de nuestra repetición Mon hizo la "Dama Blanca" en solo, en una hora y pocos minutos, ojito. Las mejores condiciones de la última década!

(algunas fotos son de Iñaki y otras de Mon, gracias!)