LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
DONDE ESCALAR, ESQUIAR, PEDALEAR, CORRER, CAMINAR...
DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO
Mostrando entradas con la etiqueta Fontanes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Fontanes. Mostrar todas las entradas

martes, 30 de abril de 2024

Integral de Ubiña

Sentados en el hormigón de la base del vértice geodésico mientras comemos un bocado, observo a la gente que nos rodea. Cuando llegamos no había nadie, pero en pocos minutos esto se ha puesto muy concurrido. Gente en pantalón corto y camiseta, algunas hasta de tirantes. Zapatillas más que botas. Algunos bastones, pero no piolets. Unos charlan animadamente, otros buscan el mejor encuadre y se graban vídeos para sus redes sociales. Toda esta gente viene de la normal desde el collado Ronzón, la normal de Peña Ubiña. En esta cumbre y en esta época del año, lo normal es que las botas, piolet y hasta crampones sean casi imprescindibles. Este año se ha adelantado la primavera-verano y casi suben en seco. Nosotros aún tenemos el arnés puesto con material colgando, y por supuesto el casco. Acabamos de llegar de hacer la integral del macizo y eso requiere nuestro equipo. Claramente estamos fuera de lugar. Al rato recogemos y nos tiramos abajo por la pala de nieve de la Fana, perdiendo altura rápidamente, rodeados de ambiente de montaña y volviendo de nuevo a la soledad que nos ha acompañado todo el día.
13 abril 2024 Integral de Ubiña: Fontán Norte, Fontán Sur, Crestón Pasumalu, Siete, Tercer, Segundo y Primer Castillín, Puerta de Arco, Peña Ubiña. Rubén Díaz El invierno se ha pasado sin darnos opción. Venimos a Ubiña buscando un poco de ese ambiente de montaña que echamos de menos. Salimos de Gijón a las siete. La previsión para el día es de buen tiempo y temperatura alta. Llevamos poca ropa. El cielo está despejado. De material hemos cogido 2 cuerdas de 30 m y 8 mm, 6 express, 6 friends, piolet y crampones.
A las ocho y media arrancamos de Tuiza. Al llegar al Meicín empezamos a derivar hacia la Forqueta. Vemos bien por encima dos figuras remontando la cuesta. Paramos a coger agua en la fuente y continuamos hacia arriba.
La Forqueta no tiene nieve ya, pero hacia Cuevapalacios se ve bien blanco. La pareja que nos precedía y con los que coincidimos en el collado van a tirar hacia el Portillín por la normal. Nosotros, después de comer algo y echar un trago, nos ponemos el arnés, las polainas, el casco y sacamos el piolet. Salimos a ver qué tal está la nieve.
No hay huella así que buscamos el mejor trazado. Por zonas pisamos nieve nueva, reciente de los días previos. Por tramos está cada vez más pesada: hasta la rodilla en ocasiones. Rubén va como una moto y yo apenas le doy algún relevo testimonial. Se ha currado casi toda la apertura de huella él.
Con esfuerzo llegamos al collado con el Crestón: dejamos las mochilas y vamos hasta el Fontán Norte, que da inicio a la Integral completa que es nuestro objetivo de hoy. Al llegar a su cumbre miro la hora: son las once menos diez de la mañana. Desde aquí Peña Ubiña parece lejana.
Desandamos el tramo hasta el collado y tras sentarnos un momento a comer algo, arrancamos la arista propiamente dicha.
En el Crestón hacemos un pequeño rápel para librar un destrepe aéreo.
Este nos deja al comienzo de la expuesta travesía que hace famoso a este pico: pasos fáciles pero con mucho aire bajo los pies. La roca es típica de Ubiña, pero hoy está seca y no hace frío, hay buen tacto. Con atención voy siguiendo los pasos de Rubén que se conoce el terreno como la palma de la mano.
Superada la zona delicada del Crestón continuamos por al afilada arista, a ratos una vertiente a ratos otra, a ratos por el propio filo. La siguiente cumbre es la del Siete.
En su cima volvemos a sentarnos a echar un trago. Miro hacia los Castillines que son nuestro próximo objetivo.
Bajamos hasta el collado con el Tercero, y en su base sacamos las cuerdas para la vía de escalada de hoy: los Mierenses. Rubén escala el primer largo, pocos metros pero más tieso, V+ atlético.
Después salgo yo delante a por el siguiente, es súper estético. Asegurando desde la reunión, con el sol recortando mi sobra y la de Rubén contra el collado sombrío, recuerdo la misma foto hace treinta años cuando pasaba por aquí con Elías y Miguel, haciendo la misma Integral con mochilas con sacos de dormir. Qué jabatos.
El siguiente largo ya es más trepada sencilla, llegamos a la cumbre y sin mucha dilación montamos el rápel para bajar hasta el collado con el Segundo Castillín.
Aquí recogemos las cuerdas y continuamos con las trepadas fáciles que pasan por la cumbre del segundo, destrepe y cumbre del Primer Castillín. Aquí nos sentamos a comer de nuevo, disfrutando el momento. Desde aquí la vista hacia la Norte de Peña Ubiña es muy buena: hay poca nieve pero algo nos va a tocar.
Destrepamos y nos acercamos a la afilada Puerta de Arco. Esta pequeña cumbre tiene en su destrepe hacia el sur algunos de los pasos aéreos más expuestos del día, especialmente por lo rota de su roca.
Bajamos con cariño y atravesamos hasta que el Pilar Norte de Ubiña nos cierra el paso. Trepadas buscando el paso entre resaltes de roca tiesos, campas de nieve, nuevos resaltes, tramos de arista aérea. La cumbre se intuye cercana.
Vemos algunas personas recortadas contra el cielo mientras nosotros seguimos escalando. Al llegar a la cima, en los metros finales la tenemos entera para nosotros. Muy contentos por la actividad, nos sentamos a descansar y disfrutar el momento. Miro la hora, nos ha llevado cuatro horas desde la cumbre del Fontán, aunque hemos venido relajados y haciendo paradas frecuentes, lo poco que nos hemos encordado hace que el horario parezca breve. Fui más rápido con Bene en el sentido contrario hace unos años, pero aquello fue en verano. Hoy venimos con los trastos de alpininismo.
Lo hemos pasado fenomenal, disfrutando de este macizo tan a mano y a la vez tan alpino.
En la bajada, al llegar al refugio nos encontramos bastantes conocidos del Club, bajamos de charla hasta el pueblo y allí rehidratamos con una buena cerveza.
Tuiza Tuiza ocho horas y media. Gran día de montaña.

domingo, 31 de diciembre de 2023

Cierre de año

Nadie. Paisajes demasiado secos para la época. Remontar con esfuerzo cuestas y laderas en silencio.
Los amigos en las aristas. Cramponaje de media ladera sin marcar huella. Latidos fuertes de corazón, resoplar intenso. Silencio. Viento en el collado.
Cumbre. Nadie. Silencio. Sensación de pequeñez. Descenso tranquilo pero atento a los pies. Cramponaje sin apenas dejar rastro.
De vuelta en la horcada, un bocado y un trago. Nadie. Silencio. El soplar del viento. Laderas verdes. El refugio cerrado. Nadie. Charla con los amigos en el aparcamiento. Regreso a casa con las pilas de las piernas gastadas, y las de la cabeza recargadas.
Tuiza 13:15 h, Meicín 13:45 h, Forqueta Portillín 14:45 h, Cumbre Fontán Sur 15:30 h, Tuiza 17:15 h, Cuatro horas de montaña.
Buen cierre de año. Ahora a por el siguiente. Salud y montaña.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Iñíguez al Fontán

Viernes 13 Noviembre 2015
Martín Moriyón
Fontán Norte (2.417 m), Vía Iñiguez (200 m, 6b/A0)


Por fin, por días, el otoño es lo que tiene que ser: la nube descarga lluvia y nieve en montaña, va enfriando el ambiente y el suelo, preparando las condiciones para el invierno. Es que hasta hace dos semanas el ambiente era veraniego. Nosotros cogimos uno de esos últimos días benévolos.

Salimos de casa temprano, a las seis. A las siete aparcamos en Tuiza en la oscuridad. Se ven estrellas por zonas. La previsión habla de nube, aunque sin precipitación. Rematamos las mochilas y salimos con las frontales pueblo arriba. Pasamos por el Meicín amaneciendo, cargamos agua y salimos a por la dura cuesta que sube a la Forqueta del Portillín. La nítida luz del amanecer recorta precisos perfiles todo a nuestro alrededor: el macizo de Ubiña destaca por lo alpino de sus cumbres. Hoy se ven mejorados por un mar de nubes que engulle los valles.



Con esfuerzo alcanzamos la Forqueta: son las ocho y media, hemos ganado unos 1000 metros desde que salimos del coche. Tenemos la primera vista de la pared a escalar. Su aspecto es el que recordaba: franjas de desplomes, cambios de color en la roca. Se ve recio, tieso, alpino… Las vistas hacia Cuevapalacios son espectaculares: el mar de nubes se ve interrumpido por la gran Peña Rueda. Nos queda ahora cruzar la cuenca de piedras hasta la base de la pared. La subida está hecha, pero este tramo final aún nos lleva un buen rato: a las nueve y cuarto estamos finalmente en la cueva de la que parten tanto nuestra vía como la temida Rubén Solís.


Con calma y charlando nos vamos preparando para la escalada.
Comienza Marín el primer largo, 6b. A los pocos metros de empezar, después de una chapa en una placa, dejo de verlo. Le lleva su tiempo, pero es que cuando me toca a mí y llego a la secuencia tiesa del largo, me doy cuenta de por qué. Recuerdo el comentario de Johnny cuando le pregunté por la vía, y me dijo que en el primer largo... Pasos atléticos muy verticales, teniendo que tirar fuerte de algún canto que no da buen rollo. Un clavo y un spit que Marto complementa con dos Friends en los que me cuelgo a recuperar el resuello. Desde luego un arranque intenso especialmente para mi lamentable forma.


Salgo yo a por el segundo largo, que empieza por terreno fácil aunque algo roto, para transicionar por una rampa tumbada en la que hay un parabolt en un sitio algo raro. Después una corta fisura de V+/6a (para mí 6a) que protejo con dos fisureros y un alien a la salida. A partir de ahí terreno más fácil con otro parabolt hasta ganar una chimenea que lleva a la terraza de la reunión. Escalada bonita.



Tercera tirada, Martín, comienza por un muro de roca más tipo Lego: con cuidado y seleccionando bien los cantos, va serpenteando hasta alcanzar una chapa bajo una panza en la que se concentra la dificultad 6b. Antes coloca un buen alien. Se sale a la izquierda para coger el Diedro Gris: roca perfecta ahora, fisura perfecta de unos diez o doce metros. Tres chapas protegen el tramo, aunque bien podría haber quedado limpio… Escalada fantástica.




El día sigue igual de bueno: escalamos en camiseta a unos 2.300 metros, con un fondo de paisaje de mar de nubes que a ratos sube hasta nuestro pie de vía, a ratos baja un poco. Sin viento. Simplemente perfecto.


El cuarto largo tiene pocos metros, desde la reunión se ve entero. Arranco por un tramo tumbado y compacto que lleva a una terraza que me coloca bajo el desplome que concentra la dificultad: paso las cuerdas por una primera chapa: está demasiado baja y no protege del vuelo a la terraza, al medio metro de esta, un clavo bocabajo: paso cuerdas y destrepo. Miro la secuencia, me levanto bien, supero el desplome, coloco la cinta en la siguiente chapa, y cuando voy a pasar las cuerdas la flojera me hace agarrarme a la cinta: estoy más bajo que nunca. El resto de largo es un corto diedro hasta la R. Por supuesto, Martín se sube sin pestañear, claro.



Por encima se levanta el largo 5, aparentemente tieso y desde nuestra perspectiva poco evidente a primera vista. Martín empieza a navegar por él buscando la lógica, va encontrando los clavos que el buen croquis que llevamos (En la vertical, de Fernando) marca. Con solvencia circula bajo los desplomes hasta embocar el diedro final y llegar a la reunión después de unos estéticos movimientos atléticos finales.




Cuando lo voy recorriendo de segundo, voy disfrutando enormemente los pasos, lo muy aéreo del trazado, y lo audaz del recorrido. Me da que hay tramos de más grado que el V+ que marca el croquis, sobre todo en la diagonal a la izquierda para llegar al diedro final. Muy bueno.



Me toca el largo final, que empieza por una chimenea estrecha, casi off-width por tramos, fácil y muy estética. Más arriba gira un poco a la izquierda y recorre un diedro con algún paso de V+: la escalada de este último es fantástica también.


Salgo a la arista y estiro cuerda otros quince metros hasta unos bloques grandes donde monto el relevo final.
Martín llega encantado también por ese último largo, un buen broche para una vía que nos ha dejado muy buen sabor de boca.


Son las dos de la tarde: hemos tardado algo menos de cuatro horas y media. Mientras recogemos los trastos y comemos algo comentamos la muy buena sensación que nos ha dejado la escalada.

La vía es totalmente recomendable. ¿Para todo el mundo? Pues no, para todo el mundo no. Es necesario que te guste la escalada en montaña, y que sepas lidiar con roca que no deja cogerse directamente al primer agarre que ves. No obstante, no es tampoco tan mala.
El equipamiento fijo es suficiente en general, quizá algo extraño en algunos sitios. Alguna chapa nos llamó la atención.
Hay zonas en las que has de exponer un poco, y luego otras similares pueden tener varios seguros seguidos. En cuanto al grado, en realidad no obliga demasiado, las zonas más duras se dejan proteger adicionalmente sin mucho problema, y acerando pasas. Doy fe.
Si te gusta la escalada en montaña, es sin duda una vía a tachar.


Ya bajamos pensando que hay que venir a hacer la mítica Rubén Solís, ahora que le hemos cogido el gusto a la pared. Eso sí, quedará para la próxima temporada, porque la nieve ya ha llegado.

Bajamos en mitad de la niebla hablando de muchas cosas, entre ellas de lobos. En el Meicín pasamos a tomar una cocacola: los guardas nos enseñan un vídeo que grabaron esta misma mañana de un lobo comiendo de un jato muerto a apenas cien metros del refu. Espectactular. Nosotros habíamos pasado justo unos minutos antes por ese mismo sitio. Me encanta saber que el equilibrio se mantiene y que el máximo predador sigue rondando a pesar de nosotros. Creo que siempre es buena señal.

Nos vamos a casa como siempre, pensando ya en la próxima.

Las fotos buenas, ¡las de Marto!

Gijón 6:00 h
Tuiza 7:10 h
Pie de Vía 9:30 h
Arista 14:00 h
Tuiza 17:30h