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martes, 15 de abril de 2025

Lagarde a las Droites

En el blog El guía del paraíso, excelente relato de su preciosa escalada hace apenas unos días a la Lagarde a la Noreste de Les Droites

Qué guapo de leer!

Enhorabuena Xuaco y Rafa!

viernes, 21 de marzo de 2025

Las orejas del Lobo

Sábado 1 marzo 2025
Con Rubén
Peña Santa de Castilla (2.596 m), canal Estrecha.



Vaya día de curtir estamos teniendo. Salimos a las seis de la mañana de Vegarredonda con el cielo muy cerrado, a ratos nevando fuerte. A la luz de la frontal siguiendo huella de días previos hemos pasado el collado de la Fragua sin darnos cuenta. Con la luz del día las nubes abren un poco y aparece la alpina Torre de Santa María con nuestro objetivo del día, la Pili Cristina, pero no lo vemos claro para una escalada tan técnica (incluso con buen tiempo sería un reto serio para nosotros) y con este cielo de nubes entrando y saliendo, copos cayendo por ratos, la temperatura friísima y viento intenso del NE. El resto de vías de la misma torre aparecen en buenas condiciones, pero Rubén ha estado hace unas semanas por aquí y nos apetece otra cumbre.





Decidimos seguir hacia el Jou Santu a ver la Peña Santa. La vista de la Norte tampoco nos convence. Apenas la vemos por momentos; si bien las líneas principales parecen formadas, pero está super expuesta a un viento continuo y muy intenso por momentos. Las nubes circulan veloces de izquierda a derecha barriéndola. 



Nos queda como última opción ir hacia la Canal Estrecha o la Escalonada, más recogidas en estas condiciones. Con esfuerzo llegamos al pie: nieve profunda y pesada. 



Hacemos la canal en las mismas condiciones de nieve pesada pero con buenos resaltes de hielo. Hay coladas continuas de nieve polvo sobre nosotros, viento, ambiente duro, alpino. 





Llegamos a la Brecha Norte hacia las 12 menos cuarto. En ese momento el día nos da una tregua, nos da el sol y se calma algo el viento; justo lo que necesitamos para en lugar de dar vuelta para abajo, decidir continuar a por la cumbre...



La travesía de las llambrias tiene tramos bien expuestos, la nieve no es la mejor, pero llegamos bien. 





A la una y veinticinco estamos en el vértice geodésico. Mucho frío. Mucho viento. Nubes que nos envuelven por momentos, vistas parciales a las erizadas cumbres del Cornión. No podemos ni comer. El agua de las botellas prácticamente congelada. Somos conscientes de nuestra posición de total aislamiento, a la vez estamos muy contentos. 







Tras unos metros de arista nos tiramos en rápel hasta las travesías, volvemos a montar reuniones, a deshacer nuestros pasos por las llambrias expuestas.





Llego yo al rapel que nos enfocaría a la Brecha Norte y a la Estrecha, terreno ya pisado hoy. Pero cuando llega Rubén al collado encima de mí me comenta la opción de la canal Ancha; lo vemos más corto y rápido y decidimos bajar por ella. Todo va bien, bajamos con 2 rápeles a tope de cuerda separados por un largo destrepe intermedio.





Ya estamos “en el suelo”, todo correcto, recuperamos las cuerdas y las guardamos en la mochila. Son las tres y media de la tarde. Estupendo. Ahora solo queda “andar” las dos horas hasta Vegarredonda, allí recoger los sacos y en otra hora más aproximadamente, coche y para casa. Todo ha salido estupendamente. Una escalada en un ambiente tremendo y condiciones duras, estamos muy contentos.

En estas estamos de charleta animada buscando la mejor bajada para llegar a nuestra propia huella de esta mañana, apenas cien metros por debajo.

Vamos caminando, Rubén delante de mí unos ocho o diez metros, asomando a las canales y tubos comentando para ver la mejor opción.

De repente todo cambió.

Todo el suelo se pone en movimiento. Como a cámara lenta, Rubén que iba muy cerca del borde, se ve envuelto en una masa de bloques de nieve que lo tumban, lo giran, da unas leves voces, y sale volteado resalte abajo…Yo estoy apenas a diez metros, pero a mí no me afecta: mi suelo sigue quieto. Primer pensamiento: se va a hacer daño.

Unos pocos segundos y se para la nieve. Con el corazón acelerado busco ángulo y me asomo: lo veo, está bastantes metros por debajo, sentado con nieve hasta la cintura, pero está braceando como si estuviera apartándola de alrededor. Le doy una voz. Me responde, pero en medio del viento reinante no le entiendo. Parece que no está mal, pero estamos aún muy separados para entendernos. Empiezo inmediatamente a destrepar pero me paro en seco y me digo, ojo amigo por dónde vas, no vayas a repetir lo mismo. Observo la nieve y me parece que por donde acaba de bajar la avalancha puedo destrepar bien. Arranco toda leche cara a la pared, aunque por ángulo no hace falta. Voy perdiendo altura rápido y hacia la mitad de recorrido me vuelvo a parar a intentar hablar con él: me dice que llame al 112. Me pongo a sacar el móvil, pero me lo vuelvo a guardar: primero he de llegar a él, evaluar la situación, intentar ayudarlo y luego ya llamar pudiendo explicar bien las cosas.

Finalmente lo alcanzo: está sentado tapado de cintura para abajo, atrapada la pierna derecha y la otra ya fuera: esta es la herida, el tobillo. Está entero, salvo ese pie no hay nada más roto aparentemente. Está muy nervioso y dolorido. Trato de calmarlo, le ayudo a desenterrar la otra pierna, clavada en nieve a tope. También un piolet que enganchado a la goma está a más de un metro de profundidad… Quitamos toda la nieve posible a su alrededor, me saco mi plumífero de la mochila y se lo pongo. En cuanto me confirma que la lesión es el tobillo izquierdo, pero que lo demás está bien, respiro aliviado. No podemos salir de aquí solos, estamos en un sitio remoto y aislado, pero no hay nada realmente grave… Milagroso: todos esos metros de bajada, rebotando entre la nieve y cortados, con dos piolets en las manos, crampones en los pies... Realmente una suerte.

Desde su posición mi móvil no me da red, pero en cuando me muevo unos cien metros hacia el Boquete cojo cobertura. Son las cuatro en punto cuando hago la llamada a Emergencias: primero me cogen en Cantabria, explico la ubicación, me derivan a Asturias, vuelvo a explicar ubicación y situación general, pero me derivan a Castilla y León. Hablo con la persona, le explico la situación de nuevo, me pasa con la médico, le comento el alcance de la lesión. Me da instrucciones de abrigarlo, intentar protegerlo del viento, darle un analgésico si tenemos… De vuelta con el técnico me pide que le comparta las circunstancias del accidente y la ubicación exacta de GPS; me pasa un número de móvil, lo guardo y le mando por WhatsApp la ubicación. En contra de mi opinión (estaba equivocado por unos 200 metros) estamos en León, nos corresponde el rescate del equipo de Castilla León. Esto no me suena nada bien e intento convencerlos de que me deriven a la Morgal, ellos están a veinte minutos de vuelo y controlan la zona al dedillo… No hay nada que hacer. Les corresponde a ellos. Ponen en marcha el operativo: me dicen que pueden tardar una hora. Nosotros por ahora estamos al sol pero con bastante viento y un frío intenso. Por debajo hay mar de nubes. Me dice que si no pudiera entrar el helicóptero se activaría el rescate por tierra: pienso para mí que mejor que llegue el pájaro o vamos a pasar mucho frío…

Vuelvo con Rubén, está temblando violentamente, quizá entrando en hipotermia. Le ayudo a quitarse nieve de encima, a sentarse sobre las cuerdas para aislarse. Le doy un ibuprofeno 400 que trae en su mochila. Saco una manta de emergencia, aunque realmente no sirve de mucho, pero algo de viento le quitará. Está nervioso, pero intento transmitirle calma: el helicóptero nos sacará. No viene de Asturias, que habría sido mucho mejor por tiempo y por logística general, pero eso ahora es lo de menos.

La espera se nos hace larga. Le doy algo de comer. El agua de las botellas está prácticamente congelada. Llevamos todo el día bajo cero: en cumbre daban las previsiones a medio día 15 negativos. Calculamos por sensaciones que ahora aquí al sol podemos estar a diez negativos. El viento continuo aumenta la sensación de frío. Rubén se echa, se incorpora, está muy dolorido e incómodo, pero es un tío duro. Los nervios de antes están más controlados. Él ya está en sombra así que decido intentar moverlo unos metros para aprovechar más el sol que aún queda. Así además vemos realmente cómo está del resto. Se incorpora apoyándose en mí, a la pata coja puede caminar así: remontamos unos metros y se vuelve a sentar de cara al sol declinante que en breve desaparecerá por la Forcadona y el Torco. Últimos minutos antes de entrar en sombra y que la temperatura se desplome. Hablamos analizando la situación. Está controlada.


Ya se nos ha ido el sol. El frío aumenta. Menos mal que hoy, a diferencia de lo habitual, ambos nos hemos puesto cubrepantalón y hemos traído plumífero…

Vuelvo al collado a llamar de nuevo a preguntar cómo va la cosa: me informa la misma persona (todo muy profesional): el pájaro está en el aire, a la altura de Velilla del Río Carrión me dice, y que le calcule unos diez minutos más.

Al cabo de un rato más oímos finalmente el helicóptero. Son las cinco y cuarenta. Asoma por la Forcadona. Yo en el collado con los brazos en Y. Ellos se arriman, acerca un patín a tierra y se baja un bombero rescatador y una sanitaria. Vienen con mochila.

Hablan con Rubén, analizan cómo está para sacarlo. Yo me separo con el bombero y las mochilas. En una maniobra corta de torno la sanitaria saca a Rubén. Se separan, entran dentro del aparato y vuelven a por nosotros. El bombero me explica que bajaron con mochilas por si tenían que abortar misión y quedarse en tierra con nosotros… Me une a él con mosquetón de seguridad y cinchas, igual con las mochilas. El pájaro vuelve, el viento muy intenso con nieve me obliga a cerrar los ojos. Unos segundos más y estoy sentado al borde de la cabina colocándonos para entrar. Nos quitamos los crampones y nos sentamos relajados. Se acabó el lío. Santos helicópteros.

El vuelo es breve, paisajes espectaculares, charla acelerada por nuestra parte, los nervios. El bombero nos saca fotos…

Aterrizamos en Riaño en el campo de fútbol, apenas a 50 metros del centro de salud: trayecto de medio  minuto de ambulancia y estamos entrando, Rubén en silla de ruedas. El médico lo revisa con calma y determina que no puede saber si tiene algo roto. Hace falta una placa. Nos llevarían en ambulancia a León. Lo pensamos, y les decimos que preferimos coger un taxi hasta Arriondas, que la logística es más sencilla (el coche está en los Lagos, la familia en Gijón…).

Una hora y cuarenta y cinco minutos de taxi, puerto del Pontón, desfiladero de los Beyos, Cangas de Onís, finalmente Arriondas. En el trayecto revisamos lo sucedido.

Ha sido la rotura de placa de viento: no muy gruesa, quizá unos treinta o cuarenta centímetros de espesor, y de unos treinta metros de ancho. Yo me quedé fuera (pura suerte). Esto es algo difícil de controlar, casi imposible de anticipar. Realmente fuera de nuestro control. Especulamos mucho con otras cosas que podrían haber pasado. Casi todas peores.

Rubén no se cayó por un fallo suyo. Él no hizo nada mal. Es prácticamente imposible anticipar la situación ¿Y qué? En el fondo da igual; el accidente lo tienes. Y eso es lo que hay.

Concluimos que, en realidad, no deberíamos estar allí de cualquier manera: la montaña estaba muy cargada, reciente. El día estaba perro, nubes, viento, nieve, frío intenso. Tuvimos suficientes señales a lo largo del día como para habernos dado la vuelta. Abortar la misión. Salimos del refugio con otros tres, y había otra gente por encima, pero ninguno de ellos pasó del Boquete. Nevaba a menudo. Estábamos solos en una de las mayores montañas de Picos de Europa y a ratos no veíamos apenas a cincuenta metros. A ratos sobre hielo, a ratos abriendo huella profunda. Aun así, continuamos hacia arriba. Escalamos bien, resolvimos los problemas que se presentaron con eficiencia, hicimos cumbre seguros y nos bajamos. Todo en buen horario. 

Llevamos más de treinta años en el negocio, y atados juntos muchísimas veces. Eso se nota. Pero también para mal: juntos apuramos en ocasiones en las que ya no deberíamos hacerlo. Esto es algo fácil de decir desde casa y quizá no tan fácil de evitar cuando eres alpinista y estás en la montaña.

En los días siguientes, hablando con amigos alpinistas y bomberos de Asturias, me explican que ese helicóptero que nos sacó, solo uno da cobertura a toda Castilla León, algo increíble para semejante superficie. Además, su base está al sur de Valladolid, muy lejos de los Picos. Está claro que los repartos de los rescates tienen su lógica política, geográfica y económica, y que las lesiones de Rubén no eran críticas, pero la cosa es que nuestra posición a unos 300 metros en línea recta a la frontera cambió un rescate desde Asturias y en unos veinte minutos desde la llamada, a una hora y media larga. Incluso a nivel de costes del vuelo, la diferencia parece enorme. Luego la bajada a Riaño (centro de salud) en lugar de directos a Arriondas (hospital), aunque esto es ya realmente secundario. 

Los chicos del teléfono, el helicóptero, la ambulancia, el centro de salud, todos encantadores y muy profesionales. Un diez.

Recuerdo cuando bajaba conduciendo el coche de Rubén por la carretera de los Lagos, a las diez de la noche, total soledad obviamente. Y pensar que podría estar haciendo este trayecto hacia casa, pero con una noticia mucho peor y definitiva…

Rubén tuvo mucha suerte (yo mucha más). No hubo rotura. Fue un esguince muy fuerte. Se quedará en unas semanas de muletas, rehabilitación y muchas complicaciones de trabajo. Ser autónomo tiene peajes.

Después de conversaciones con varios colegas alpinistas que han vivido experiencias similares de avalanchas, ya sea escalando, esquiando o caminando, todos llegamos a la misma conclusión: difícil de prever, una cuestión de estadística, y la única opción para reducir riesgo pasa por elegir bien el día. Evitar las condiciones dudosas y caso de estarlo, simplemente no ir. Porque si vas, aunque haya señales, terminas metiéndote más de la cuenta.

Esperamos haber aprendido algo de todo esto. De eso se trata en el fondo, de aprender e intentar seguir adelante, recordando que el alpinismo es intrínsecamente peligroso, y en último término, algo simplemente absurdo.

Le hemos visto muy bien las orejas el lobo en esta ocasión.



jueves, 6 de febrero de 2025

Trainning lap

Con Rubenín.

Otra salida rápida en plan entrenamiento. Una más de tantas. Como siempre pasándolo muy bien.

Llegar al parking y solo está nuestro coche junto con otro y una furgo de gente durmiendo. El Meicín cerrado. El Macizo vacío. Todo para nosotros. 

En lo alto de Covarrubias nos encontramos con Juaco que viene con dos clientes (los del otro coche del parking?). Charlamos un rato poniéndonos al día y comentando las condiciones del invierno. Muy prestoso. 

Hay poca nieve asi que vamos a asegurar la actividad en la norte clásica. Juaco y compañía van para allá también. 

Hoy, a sugerencia de Rubén, decidimos meternos por una pequeña variante de entrada que yo no había hecho nunca: se trata de una pequeña cinta de nieve, estrecha y a ratos encajada, a ratos más abierta y colgada. Para cogerla hay que bajar un poco por la senda de las Merinas dirección Este, pero apenas te desvías cinco minutos. Tiene alguna zona mixta y alguna con la nieve algo delicada. Nada grave tampoco. No coge mucho ángulo y le da ambiente. Es una opción chula y para repetir otras veces, la verdad.


Después de esta pequeña variante de entrada, que puede medir unos cientocincuenta o doscientos metros, nos unimos ya a la clásica asturiana en la primera campa. Aquí entramos por la izquierda mixteando un poco.

Para arriba la combinación clásica de dosificar esfuerzo, analizar la nieve y regular la exposición. Jugamos con el poco hielo que nos encontramos.




Hacemos cumbre encantados. Otro pegue de entrenamiento en este terreno de juego tan guapo que tenemos al lado de casa.

La Fana de bajada está perfecta. 



Probando a jugar un poco con la GoPro de mi hijo Javi (a Rubén no le gusta nada...).



Y otra vez más, solos en cumbre en un día soleado y con buenas condiciones. 
Cerveza de rehidratación en Espinedo. Muy guapa jornada de monte.




miércoles, 15 de enero de 2025

"Maripaz de la suerte"

29 diciembre 2024
José Antonio Estévez, Rubén Díaz 
Peña Ubiña (2.417 m), Combinación corredor "Maripaz" y "Elixir de la suerte"

Vamos cerrando el año y con las buenas referencias del mismo sábado por parte de Rubén en la vertiente norte asturiana de Ubiña, decidimos probar suerte en la otra vertiente norte, la leonesa. 

Me contacta Estivi el mismo sábado para preguntarme por las condiciones, para subir él a dar un pateo, así que nos juntamos los tres. Salir de monte con Estivi es en sí mismo un acontecimiento; ¡no somos capaces de cuadrar agendas! 

El hecho de salir juntos ya pone en segundo plano lo que finalmente hagamos. No importa. Lo importante es pasar el día juntos por el monte como antaño, como tantísimas veces.

Salimos de Gijón a las siete de la mañana y vamos charlando sin parar.

Al salir del Negrón el termómetro baja a 5 bajo cero. En Torrebarrio, mientras ponemos botas y repartimos zarrios, son 9 los grados negativos... Las manos se quedan como de madera rápidamente.

El cielo está despejado y hay pocos coches, algo raro por aquí. Arrancamos calentando poco a poco por la pista, con el barro duro como el hormigón. El andar es cómodo. El panorama nos muestra la vertiente Oeste de Ubiña muy seca, bastante triste, pero confiamos en que una vez superado el espolón y girados al Norte aparezca más blanca. Al rato adelantamos a una pareja que parece que van a caminar (1 piolet).

Pisando la primera nieve vemos que está totalmente helada. Bien. Mientras remontamos el lomo hacia la Aguja buscamos el seco, que lo blanco resbala... ya en el collado aprovechamos para poner arnés, crampones y casco, y picar algo. Hace frío. 

Mientras comemos observamos el aspecto de las vías; nos decidimos a probar suerte en la "Maripaz"; no la hemos hecho ninguno de los tres. Así pues salimos en travesía hasta el cono de deyección que da entrada al corredor de la vía. Hay que cruzar casi hasta la entrada de la "Hielo dulce".

De acuerdo a los croquis la vía tiene un primer largo encajado que puede llegar a los 70° o tener algún paso en roca.

Cuando vamos entrando hacia el corredor, la nieve cada vez más empinada nos calienta los gemelos. Está perfecta para escalar; apenas entra la punta de las botas y las hojas de los piolets transmiten esa sensación de seguridad (tacto, sonido) que tanto nos gusta. 


La duda es los resaltes secos. Montamos una reunión y sale para arriba Rubén disparado estirando el largo a tope hasta debajo del bloque empotrado que mencionan las reseñas. Estivi y yo subimos hablando sin parar. Trepamos el paso de roca desnuda hasta el collado y allí nos cambiamos cabos.

El segundo largo se ve más feo, seco. Tiro yo y voy buscando el mejor paso por entre los resaltes rocosos, tapín tracción y algo de nieve. Al consumir las cuerdas monto reunión con dos friends y un fisurero. Aseguro a los colegas a los piolets (unidos a la R), que han entrado muy duros en la nieve.

La tercera tirada de nuevo blanca y sencilla para Rubén.  De transición y sin nada reseñable más allá de la buena calidad de la nieve.

Tiro después delante de nuevo yo y ahora surge la duda de si podremos completar la salida por "Maripaz" o tendremos  que buscar alternativas. A los veinte metros corto unas huellas que vienen de la derecha y siguen por la travesía de "Elixir de la suerte", esta es la más clásica de esta vertiente porque conjuga poca dificultad y las mejores condiciones habitualmente. Por encima se ven las salidas secas. Remonto unos quince metros a la derecha para ver si quizá "Gligli" nos dejará pasar; nada, misma pinta, tramos largos secos.


Decido continuar hacia la "Elixir" y esperar a los colegas para ver qué hacer. Estiro cuerdas y monto reunión con friend y dos fisureros. 

Una vez agrupados no hay mucha duda; decidimos seguir por "Elixir". La vía "Maripaz" hasta aquí es guapa. La parte de arriba quedará para otra ocasión. 

Tras cuatro largos de cuerda apurados a tope, ahora nos desencordamos y seguimos cada uno a nuestro aire. Hay que ir con atención pues el terreno es sencillo pero la nieve está dura y el tobogán por debajo es definitivo...

Estivi completando la travesía 
 

La falta de actividad se nota; Estivi viene cansado, así que vamos regulando. Rubén se entretiene con los pocos resaltes helados que encontramos. 

Nos sentamos a comer algo unos metros antes de salir a la cresta. Estirando la vía un poco más. 


Una vez salimos al sol y ganamos vista a la normal, nos sorprendemos al comprobar que estamos solos.  

Todo un lujo en esta cumbre tan transitada, con un buen día de fin de semana y con buenas condiciones. Realmente una suerte.

Cumbre. Fotos. Comer. Charlar.

Con mis grandes amigos Estivi y Rubenín

La bajada hasta Torrebarrio, con sus 1200 metros de desnivel, se hace valer. Llegamos al coche muy contentos. Nos cambiamos y recogemos las cosas al sol. Cerveza en San Emiliano.

Un placer compartir esta jornada de montaña con estos dos amigos, especialmente Estivi, que no se prodiga nada... A ver si de esta lo reenganchamos.

Buena manera de cerrar el año de monte.




sábado, 28 de diciembre de 2024

45 Semana Internacional de Montaña de Gijón

Se acerca una nueva edición de la Semana Internacional de Montaña de Gijón. La 45. 

La organización de la misma corre un año más a cargo de un equipo de gente del club Torrecerredo de Gijón, entre los que por segunda vez me encuentro.  Este año diría que he tenido una participación principal en la selección de los ponentes. Por supuesto coordinado con el resto del equipo.

Vídeo 45 SIMG

Al cerrar el programa me entraron dudas de si habrá quedado demasiado igual, demasiado cercana a mis gustos, demasiado mismo estilo; esto es alpinismo de estilo ligero, y dejando de lado otras cosas... Es probable que sea así. Solo espero que guste al máximo de gente posible.

La realidad es que todo lo seleccionado, siendo variado en destinos por el mundo y en estilos de escalada, tiene características comunes importantes. El nexo más claro entre todas las propuestas seleccionadas para mí es la importancia que todos los ponentes transmiten respecto a los compañeros de cordada.

Las montañas son muy grandes. Remotas. Intimidantes. Peligrosas en muchos momentos. Lejos de todo. Pueden dar miedo. Más allá de las fotos bonitas y los vídeos de celebración que se enseñan, hay multitud de situaciones tensas, duras, complicadas. Es en esos momentos cuando la cordada como ente se convierte en algo fundamental. Tu compañero/a, el/la que te apoya, a quien animas, quien te ayuda... Ser una cordada integrada tiene una importancia enorme para afrontar la multitud de retos que aparecerán, cuando casi siempre no hay nadie más alrededor.

Todos los ponentes seleccionados hablan de esto. Por supuesto se presentarán realizaciones punteras en el aspecto técnico, escaladas en roca, en hielo o mixtas. Destacables a nivel internacional en varios casos.

El programa es el siguiente:

La Semana arrancará el lunes 13 de enero con la escalada en libre de la vía "Eternal flame" en el Trango, Pakistán, por parte del escalador profesional Edu Marín. La realización alpinístista es muy importante y tiene pocos precedentes; una vía deseada y perseguida desde su apertura en 1989 por un potente equipo alemán entre los que estaban los míticos Sikora, Güllich y Albert, sentando un punto de partida para este estilo de escaladas en altura. Edu realizó la escalada teniendo como compañeros de cordada a su padre (quien lo acompañará en la presentación) y su hermano, persistiendo en el esfuerzo durante semanas.  Edu Marín nos tiene acostumbrados a realizaciones impresionantes; ganas de ver su presentación. 

Seguiremos el martes 14 con los potentes guías de montaña catalanes Bru Busom y Marc Toralles presentándonos su escalada en Alaska,  a su cumbre más elevada, el Denali. En este caso la vía elegida es la mítica Directa Eslovaca. Y digo mítica porque ese es el aura que tiene después de décadas de su primera ascensión. Pocas repeticiones han seguido por la enorme envergadura de la misma, sus dificultades técnicas en hielo, en mixto, la altura, etc. Bru y Marc llevan juntos muchas escaladas de alto nivel, por todo el mundo, recibiendo premios por sus realizaciones. De nuevo en este caso, destaca para mí, al mismo nivel que su dificultad el espíritu de cordada entre los dos amigos. Seguro que nos lo transmitirán. 

El miércoles 15 nos iba a acompañar Javier Campos, alpinista y aventurero con mayúsculas. Con una trayectoria dilatadísima recorriendo el mundo. Por un contratiempo serio de última hora no podrá asistir. Confiamos contar con él en el futuro. 

La presentación de ese día será finalmente dos películas de la mano de Mendi Film:  

El jueves 16 serán Lucía Guichot y Nieves Gil las que nos transmitirán la enorme importancia de la cordada. Estas dos jóvenes y potentes alpinistas llevan una progresión sobresaliente desde sus comienzos en Pirineos. En los Alpes, entre otras cosas realizan la primera escalada invernal femenina española a la ruta clásica de la Norte del Eiger. Avanzando después a cordilleras más grandes con escaladas en Sudamérica y después en Nepal y el Karakorum. Destilando pasión por lo que hacen y cómo lo hacen. Son definición de cordada.

El cierre de la Semana será el viernes 17 a cargo del belga Nico Favresse. Nico es un escalador de fama internacional que lleva décadas elevando el listón. En este caso, nos presentará su escalada en libre (la primera) a la vía "Riders on the storm" en el Paine, Patagonia Chilena. La vía también es muy famosa y perseguida desde su primera ascensión en 1991 de nuevo también por Güllich, Albert y compañía.  En el caso de Nico esta vía ha sido muy importante en su carrera como escalador de grandes paredes. Con su famoso estilo musical, festivo y su inigualable forma de disfrutar de la escalada y la vida en general, nos contará el proceso para llegar a liberar esta vía. Nico y compañía también tienen muy claro la importancia del cómo y del con quién. Para Nico los compañeros de cordada son muy importantes. 

Antes de la semana oficial podremos disfrutar de cuatro presentaciones en la Previa;

El 26 de diciembre, mi amigo Juan Piñera ya nos ha mostrado las delicias del BTT en la Cordillera Cantábrica. Estupenda proyección.

El 27 la jovencísima cántabra Carla Astuy nos ha mostrado su apasionada visión de la montaña. Estupenda su presentación.

Ya en enero, el día 8 de enero será Eduardo Astudillo quien nos muestre sus vivencias esquiando en las montañas de Georgia la pasada temporada. 

Para cerrar la Previa el día 9 tendremos una mesa redonda donde analizar los cambios en el acercamiento a la montaña desde el fin del Covid. Ponentes con experiencia dilatada que plantearán puntos de vista ante los retos presentes y futuros.


Esta Previa ya tiene un empaque muy respetable en sí misma. La entrada a la Previa es gratuita. 

La venta de entradas online comenzará en breve a través de la web de la semana: simgijon

Así mismo y como siempre, en las taquillas del teatro en los días de las proyecciones. 

Diseño de imagen y cartelería a cargo de mi amigo y veterano socio del club Pelayo Pastor: tallerpastor. Creo que muy logrado.

Me parece que tenemos un programa estupendo y confío tenga aceptación. Por el momento hemos empezado bien con la Previa. Se verá.




lunes, 14 de octubre de 2024

Jordi Corominas Piolet de Oro Trayectoria Alpinística

Excelente noticia que leo en Desnivel.com:

Jordi Corominas Piolet de Oro

Jordi Corominas va a ser galardonado con el Piolet de Oro por su Trayectoria Alpinística. 

Un premio al alcance de muy poca gente, como bien  indica la lista de sus precedesores en el mismo, pero bien merecido por Corominas.

Leer su historial, simplemente abruma.

Dejando de lado el volumen, es sin duda todo un ejemplo de estilo en la montaña. También en divulgación y en llamar a las cosas por su nombre:

diccionario-alpinismo

Además es una persona cercana incluso con desconocidos, en esto doy fé personalmente.

Me alegro por él.

jueves, 10 de octubre de 2024

Nil Bohigas y Enric Lucas - 40 años de la Sur del Annapurna

Cómo gusta leer una noticia refrescante:


Está claro que para gustos colores, pero siempre son buenas las referencias para poder medir. 

En esta era de narcisismo, de comercialización total, y de pérdida general de perspectiva, hay mucha gente vendiendo motos y parece que están inventando la pólvora... cuando en realidad, en mi opinión, en general estamos en claro retroceso. 
Esto para mí aplica en casi todos los campos relacionados con la montaña, desde el simple caminar por el monte, a la deportiva, por poner dos ejemplos...

Ahora, que parece que allá arriba en las mayores montañas del planeta lo normal y meritorio sea hacer colas absurdas con O2 embotellado, cuando los helicópteros se afanan arriba y abajo de los campos de altura (y no por rescates), cuando nos acribillan con records en muchos casos innecesarios, conviene recordar el listón que se marcaba hace ya cuatro décadas. 

Por entonces lo normal en montañas grandes era el estilo pesado, de grandes equipos de personas, de montar varios campos de altura, de fijar cientos de metros de cuerdas, etc. 
La cordada catalana se enfrentó a una de las mayores paredes del planeta en estilo alpino; esto es, ellos dos solos, del tirón, y con lo que podían llevar en la mochila. 

Como en todo, algunos estilos son sin duda mejores que otros.

Con enorme audacia, subieron, bajaron y dejaron ahí una referencia que a día de hoy mantiene su posición en la vanguardia del alpinismo de altura. 

Estos dos tipos, en sus veintipocos años, rompieron moldes a nivel mundial. 
40 años después, su ejemplo sigue vigente.  Chapó por la cordada catalana.

lunes, 9 de septiembre de 2024

Grande Arrieta

Llevo toda la vida, desde que empecé a escalar de chaval, intentando repetir las vías que llevan su firma de aperturista. Algunas las he hecho y repetido varias veces, pero me da que hay otras que ya va a ser difícil que las llegue a hacer nunca. Así de difíciles son a pesar de haberse abierto hace tantos años.

Así mismo tal cual se lo dije en persona al final de una charla-proyección que daba presentando su estupendo libro "Memorias de un Montañero Feliz" (Ediciones Cordillera Cantábrica). En esa cita, que era la primera vez que yo lo trataba en persona, me pareció un señor encantador, y desde luego un apasionado de la montaña.


Al terminar esa misma charla, una chica le preguntó si después de haber hecho tantas escaladas difíciles en tantos sitios del mundo no le daba pena no poder escalar a ese nivel ya de mayor. Juanjo respondió categóricamente que no. Que él disfrutaba de la montaña en todas sus facetas y que adaptándose a su condición física pretendía seguir haciéndolo para siempre.

Como yo opino exactamente igual que él, no pudo caerme mejor.

Después de aquella proyección, por circunstancias lo volví a tratar algunas veces más. Me pareció en todo momento lo mismo que en la primera impresión: un tipo encantador.

Ayer falleció Juanjo Arrieta, en el monte, con las botas puestas, haciendo lo que le gustaba, disfrutar de la montaña. 

Grande Arrieta. Descanse en paz.

viernes, 30 de agosto de 2024

Tour Ronde por la Arista Sureste

30 Julio 2024, Rubén Díaz

Tour Ronde (3.792 m). Arista Sureste (200 m, SE, AD, II, P4).

Seguimos acampados en el collado Flambeaux, casi a tiro de piedra. Desde aquí se ve perfectamente la huella que cruza el glaciar hacia la Combe Maudit, primero en descenso y luego casi en horizontal. Desde el campamento nos tapa la vista a nuestro objetivo los contrafuertes de Entrevés. La tarde previa, de vuelta de Rochefort, adecuamos un par de emplazamientos para vivaquear Rubén y yo en la zona de roca. No hace viento y la noche es perfecta.


A las cinco y media pita el despertador y nos vamos poniendo en movimiento. No hace frío y después de desayunar pongo al día el cuerpo en la rimaya del glaciar. Hoy la idea es que Nando nos acompañe, aunque no las tiene todas consigo. A las seis y media, con luz plena de día, arrancamos los tres encordados con calma.

Optamos por la vía normal de hoy día, esto es, la Arista Sureste. La clásica y atractiva cara Norte está seca ya, se corta la nieve hacia la mitad y aquello puede ser una bolera con estas temperaturas. El couloir Gervasutti lo descartamos por lejano (y porque estamos casi en agosto): si llegamos allí y no está en condiciones puede que hayamos perdido el día… La ruta normal de antaño no es transitable por falta de nieve y exceso de riesgo de caída de piedras.

A la luz del amanecer las vistas son inmejorables hacia el Capucin y sus vecinos, la Kuffner al Maudit, a la Midi-Plan. Después de un tramo de llaneo cogemos vista a la Tour Ronde y empezamos a remontar hasta el collado de Entrevés. Hay más gente en la zona pero parece que no van a nuestra montaña. Llegamos al collado Entrevés, arrimados a la derecha y nos preparamos sacando los trastos. Mi referencia de la guía es que la cresta se hace por la vertiente contraria, no le he prestado demasiada atención a la descripción: perdemos un rato mirando desde el mismo collado. 

La buena referencia de CamptoCamp que no miré bien

El aspecto de la otra vertiente desde aquí es sumamente desagradable y peligroso: una sucesión de bloques solapados entre sí, sin consistencia y con ángulo suficiente como para que decidan arrancar su carrera hacia el glaciar de la Brenva en cualquier momento. Estos momentos de incertidumbre (mea culpa) deciden a Nando de nuevo, como ayer, dejarnos a nuestro aire… Una pena.

Después de descartar las opciones inmediatas del lado italiano, revisamos de nuevo la vertiente Este. El glaciar parece tener algo de huella y vamos a explorar: efectivamente cruza una rimaya por un puente de nieve con buena pinta. 

Nos acercamos y tras revisar la zona, a eso de las 8: 45 h de la mañana cruzamos la rimaya y nos empezamos a remontar por la ladera. Desde aquí, varias campas de nieve cortadas por bandas de roca.

Encontramos alguna reunión de parabolts que nos indican que estamos en la vía. La nieve está pesada y la cantidad de roca nos invita a quitar crampones. Hacemos algún tramo mixto e incluso algún paso de artificial para superar un resalte tieso de roca. A partir de aquí aceleramos en terreno más favorable, pero aún en vertiente francesa. A nuestra derecha, en la vertical de la cumbre los derrumbes son permanentes: bajan rocas sin parar y hay hasta una pequeña cascada de agua… En el glaciar Nando nos tira fotos de lejos.  


Ganada la cresta nos pasamos a la vertiente italiana. El terreno es sencillo, pero poco agradable. Hay que buscar continuamente el mejor paso por entre el caos de bloques, a veces subiendo, a veces bajando. 



Hay algún hito de vez en cuando, pero otros tramos simplemente pruebas suerte. Cruzamos numerosos campos de nieve, pequeños y de consistencia pobre. No hay huella. Paramos a comer algo y reponer fuerzas. 


Se me está haciendo larga la cosa ya cuando por fin llegamos al hombro, creemos que es el collado Freshfield, y volvemos a coger vistas hacia Francia. Aquí enlaza con la antigua vía normal del lado francés: apenas se usa por la falta de nieve y el elevado riesgo de derrumbes de rocas (los que venimos observando). 


Las vistas a nuestra izquierda son espectaculares: toda la Brenva, pilar del Angle, integral del Peuterey...

Desde aquí, el tramo final es más de nieve así que ponemos crampones de nuevo (sin mucha falta la verdad). Vamos remontando la pala, cruzando alguna zona más aérea y con roca, y en el último esfuerzo ya solo el nevero final. Este se estrella contra la banda de roca somital: vemos la Virgen de la cumbre ya a tiro de piedra. 

Unos pasos de trepada en roca (muy buena en esta zona), y estamos en la cima. Son las 11 y media pasadas. 


Casi tres horas desde la rimaya. Hoy no hace ni viento ni frío. Estamos en forro fino y sin guantes. Sacamos fotos y grabamos vídeos a 360 grados: la ubicación de esta cumbre es simplemente sensacional. Mientras comemos algo, comentamos la ascensión, con la bajada también en la cabeza: pensamos que nos va a llevar más o menos lo mismo que la subida.


De vuelta vamos más ligeros de lo que pensábamos: conocido el terreno parece que la cosa fluye mejor. No fallamos y damos directamente con las reuniones de rápel que vimos en la mañana. 


Hacemos dos de algo menos de 30 metros desde relevos de parabolts, el segundo nos posa en el glaciar librando la grieta de la rimaya: perfecto. A las dos y veinte estamos reunidos con Nando que nos ha traído agua, cosa que agradecemos. Un par de horas desde la cumbre.


Hoy hemos estado solos todo el día en una cumbre emblemática del macizo. Siendo esta además una ascensión clásica de las fáciles. Me parece raro. Pero vistas las condiciones generales, quizá no lo sea tanto. Sí que hay gente cerca en la cresta de Entrevés (que tiene que ser muy guapa, pero sinceramente yo no la cambio por esta ascensión, por fea que sea en algunos tramos). Tenía ganas de subir aquí hace muchos años: viendo fotos de amigos, o cuando hicimos la Kuffner y la veía tan cerca. Estoy muy contento.



Volvemos por el glaciar del Gigante desatados hasta nuestro campamento, con la calma, charlando. Nando ha aprovechado el día subiendo al Grand Flambeau (3.569 m), con excelentes vistas. La nieve está buena y está muy cerrado. De vuelta en las tiendas comemos, bebemos, fundimos nieve para beber más y hasta nos echamos una buena siesta tirados al sol. Se acuerda por unanimidad del equipo lo muy adecuado de acercarse a Torino a tomar una cerveza por la tarde: una vez allí sopesamos pasar la noche en el refugio: preguntamos si hay plazas, y una vez confirmado volvemos a por los sacos. Cena sabrosa y noche calurosa: dormimos bastante peor que el día anterior vivaqueando… Por otro lado, el desayuno estupendo.



La previsión de la meteo nos dice que hoy miércoles la cosa se tuerce a medio día. Y para el día siguiente jueves lo dan realmente malo toda la jornada. Toca volver a la civilización. Desmontamos nuestro campamento en este sitio tan guapo, y rehacemos las mochilas para volver hasta Midi. Llevamos aquí desde el domingo y han sido unos días estupendos. Estoy encantado. El pateo de vuelta es un equilibrio entre el sufrir con la mochila y la cuesta, y deleitarse por los espectaculares paisajes que nos rodean… Me recuerdo grabar en la retina lo que nos rodea, hay que disfrutar el momento, nunca sabes cuánto tardaremos en volver… Al día siguiente dejamos Chamonix y ponemos rumbo a Ecrins buscando mejor tiempo para rematar la semana con una escalada en roca cómoda. 


Actividad clásica, para mí recomendable a pesar de lo dicho. Nosotros la cogimos con muy poca nieve y sin huella: es fácil, pero exige orientarse entre los bloques y elegir bien de qué te coges. Sería mejor con más nieve compacta que “amarre” el material. Como vimos el día anterior en la Rochefort, con la tendencia a menos nieve cada año, y las temperaturas cada vez más altas, llegará el momento en que estos terrenos sean realmente peligrosos. Estamos viviendo en directo los efectos del calentamiento global, más acusados en sitios extremos como puede ser este macizo.  

Referencias:  

“El Macizo del Montblanc, las 100 mejores ascensiones” G. Rebuffat – Actividad 11.

“Alpinismo fácil en el macizo del Montblanc” J.L. Laroche – F. Lelong – Actividad 11.