viernes, 9 de febrero de 2024
El Cornión en exclusiva
martes, 1 de marzo de 2022
La gran cabalgada
Palabras mayores.
Habiendo compartido cuerda con los tres, juntos y por separado, en invierno y en verano, solo puedo decir que ¡Vaya tres patas pa un banco!!
Imprescindible.
Grandes
sábado, 5 de febrero de 2022
Un día largo: Canal NE a PeñaSanta Enol
Sábado 15 Enero 2022
Rubén Díaz
Peña Santa Enol (2.478 m) Canal NE
Hacía mucho frío. La previsión ya lo anunciaba. Daba máxima en Peña Santa de seis bajo cero. Sensación térmica de 11 bajo cero. En el mejor momento. La mínima de mucho menos. Por suerte no habría viento porque entonces sí que iba a ser duro.
En la Fragua, la nieve como el hormigón. Las huellas eran profundas y bien definidas, solitarias. Eran como las de un perro solitario cruzando el collado. Nosotros caminábamos sobre la superficie helada sin apenas marcar. Especulamos si podrían ser del perro de alguien, pero no había huellas humanas asociadas. Claramente eran de lobo. Imaginaba el bicho, buscándose la vida en este desierto frío...
La media ladera justo después de la Fragua está como el cristal. El ángulo hace que cueste asentar las puntas de los crampones. La luz de emergencia se me enciente; Rubén pasa rápido y eficiente, pero yo me pongo cara a la pared.
Vemos a lo lejos una cordada
remontando Cemba Vieya camino al Marqués. Por lo demás nadie. No tenemos claro
el objetivo. Las condiciones parecen ideales, salvo por el frío intenso. Los
ánimos no son los más altos, y ambos tenemos claro que no queremos complicarnos
la vida en exceso. Los días anteriores habíamos hablado de la NO, es decir, la
vía que va pegada a la Aguja de Enol por la vertiente norte. No sabemos de
nadie que la haya hecho y los croquis y referencias de las guías son muy vagos.
Cuando nos vamos acercando nos da la sensación de que en la mitad y en la
salida al collado tiene franjas de roca. Con este frío no nos vemos escalando
llambrias a mano desnuda y con crampones. Tras un rato de duda, decidimos
seguir girando hacia el Jou de los Asturianos.
Al sol, sentados comiendo algo y
preparando el material, le vemos mucho más color a la Canal NE: desde abajo se
ve el primer resalte con planchas de hielo. A su izquierda, la vía de Tito ya
racanea hielo, y asoma demasiada roca como para pensar en ella (al menos
nosotros).
La Canal NE es una vía estupenda, tiene de todo, con dificultad moderada-baja, y con un ambientazo tremendo.
La segunda tirada la hago yo, por buena nieve helada, fácil, estirada a tope también e incluso ensamblando unos pocos metros para que me diera margen a llegar a un relevo montado en un puente de roca a la izquierda de la canal.
Vuelve a tirar Rubén y vuelve a
tener una pequeña cascada sencilla donde mete tornillos. Escalada disfrutona
(si acaso el frío intenso). De nuevo estira la cuerda a tope y yo arranco unos
metros antes de que monte reunión sobre clavos existentes. De segundo aprovecho
para entrarle directo a un buen moco de hielo que Rubén había evitado.
Agradezco el afilado que le pegué hace unos días a piolets y crampones…
Me toca ahora a mí el largo más difícil teóricamente. La canal se encierra un poco, aflora más roca que antes a la izquierda y quizá toque algo mixto. Salgo tranquilo y meto una estaca justo antes del primer resalte de hielo. Me remonto y meto un tornillo, luego sigo y asegurando en la roca de la derecha, otro resaltillo en hielo, otro tornillo. Luego parece que aflora la roca pero se pasa bien, resalte final, cinta a un bloque de roca y me remonto a la arista nevada en el collado ya con la Aguja Enol.
Reunión sobre una estaca muy dura
y los dos piolets. Rubén sube tranquilamente. Mirando para Rubén remontar y
recuperar el material se me va la cabeza a la primera vez que hice esta vía,
1994, con Miguel, sin cuerda. Aquel día apenas había hielo, era todo buena
nieve transformada, pero justo en el paso del resalte que acabo de hacer, a mí,
que venía detrás de él, se me fue una chapa de verglás de los pies y me quedé
sujeto por los piolets con las rodillas apoyadas en roca, y un susto
considerable. Salí rezando porque los piolets no desprendieran la parte superior
de la chapilla. Hubiera sido Game Over definitivo. Salí, y seguimos tranquilos
hasta cumbre y destrepamos el Marqués entero a pelo. De aquella me creía casi
inmortal.
Desde esta reunión también puedo ver bien la salida de la otra opción que barajábamos para hoy, la NO: donde pensábamos desde abajo que habría una franja de roca tiene una buena goulotte helada justo hasta mí partiendo de la campa de nieve superior de las 2 o 3 que vimos desde abajo: habríamos pasado bien. Lástima no tachar otra vía más, descubrir nuevos recorridos siempre gusta. Aunque la vía de hoy nos está encantando por las condiciones.
Rubén retoma el extremo caliente de
las cuerdas (ironía en el frío reinante) saliendo por las planchas heladas que
recorrimos con Martín hace ahora dos años. Hoy está aún más helado que aquel
día, y el frío es más intenso. Mete tornillos de cuando en cuando y al liquidar
los sesenta metros monta un relevo junto a un bloque, pero con estaca y
tornillos.
Yo me he quedado frío en la
reunión del collado. Subo hasta él pero no llego a calentar, así que le pido
que salga de nuevo delante. Misma tónica, ángulo favorable, buen hielo.
Serpentea evitando resaltes rocosos hasta remontar una pequeña cascada que nos pone
a la altura de la salida al hombro del Marqués. Tornillos de nuevo. Reunión en
roca con terraza cómoda.
Subo hasta él y salgo directo a la derecha a empalmar con el Marqués. La formación de nieve de esta zona no la he visto nunca como hoy: una enorme ola de nieve helada da un aspecto patagónico al sitio. A medio camino coloco un tornillo largo para no ir a pelo tantos metros, ni yo ni Rubén, ya que es travesía.
La tarde avanza y la luz oblicua avisa de que tenemos que espabilar.
Ultimo largo a cumbre manteniendo el estilo: hielo de calidad, ángulo tranquilo. Está realmente precioso.
Cumbre solitaria para nosotros dos, comer algo y beber. Frío intenso: en las botellas se han formado bloques grandes de hielo. Vistas tremendas.
Salimos rapelando. Los tramos intermedios del Marqués habitualmente los destrepamos, pero las condiciones hoy nos invitan a rapelar. A media bajada vemos bajo nosotros en Cemba Vieya a la cordada que hizo el Marqués: extrañamente la única compañía que hemos tenido en un día espectacular y con unas condiciones excelentes. Misterios.
Se nos dan bien las maniobras, trabajamos eficientes, y nos posamos en “el suelo” de la Cemba Vieya rápido y sin incidencias.
La luz del atardecer nos regala unas vistas impresionantes: suaves perfiles sobre los que caminamos, atentos a los crampones, pues los toboganes son tremendos.
Encendemos la frontal llegando a la Fragua, a las planchas heladas que esta mañana me asustaron, puesto que apenas notamos el relieve ya. Parece que las horas de crampones se notan y, si bien cara a la pared, paso bien tranquilo con un piolet. En la Fragua volvemos a cruzar las huellas de lobo y seguimos para abajo. Rubén charlando animado, yo aguantando el tipo como puedo.
A la altura de la cabaña de Remis vemos luces de gente que está acampada. En el refugio viejo paramos a cambiar el agua de las botellas: parece menos fría la de la fuente que la que traemos… También hay un buen grupo de chicos y chicas que van a pasar aquí la noche. A la altura de Vegarredonda también se ve ambiente de frontales. Nos quitamos los crampones y continuamos para abajo.
Una vez más, el tramo llano del Pozo del Alemán al coche parece que lo han estirado al doble o al triple de longitud respecto a esta mañana… Pero finalmente llegamos al coche. Trece horas y media después de arrancar. Se nos ha hecho más largo de lo habitual pero es lo que hay.
Gijón 5:30 h, Pandecarmen 7:15 h, Arranque 7:30 h, Fragua 9:30 h, Pie de Vía Inicio escalada 11:00 h, Cumbre 16:20 h, Fin Rápeles 17:30 h, Pandecarmen 21:00 h
Trece horas y media de tostada (no estaba la nieve para correr). Unas diez de esas horas a pinchos puestos. Empezar y terminar con la frontal puesta. ¡Un poco más de media jornada, como dicen por ahí!
Gran jornada de alpinismo, gran día de monte con Rubenín.
sábado, 22 de agosto de 2020
Integral del Cornión
Sábado 25 y domingo 26 Julio 2020
Rubén Díaz
Integral del Cornión: Torres Argaos-Torres
Cebolledas-Aguja GUA-Torre Santa María-Torre Horcada-Torre En medio-Tres
Marías-Torre del Torco-Peña Santa de Castilla
Hay líneas tan evidentes que no
hace falta que nadie te las explique. Están ahí llamándote por sí mismas.
La Integral del Cornión es uno de
esos ejemplos.
El Cornión es el Macizo Occidental
de Picos de Europa, el más grande en superficie de los tres, cuya cumbre más
alta, Peña Santa de Castilla, es una de mis montañas favoritas.
La Integral del Cornión consiste de
una línea natural de cumbres que forma la espina dorsal del macizo de forma
continua, sin apenas collados ni interrupciones, para terminar en su cota más
alta y más imponente, la Peña Santa, la Perla de los Picos.
Recorrer esta línea de cumbres en el día está al alcance de pocos. Nosotros, conscientes de nuestras limitaciones, nos la planteamos con una noche de por medio. Esto hace que, aunque sigas teniendo que escalar (trepar en realidad; la mayor parte del terreno es sencillo) rápido y sin cuerda lo máximo posible, ahora vayas lastrado por el peso extra del material de vivac y la comida adicional. Pero esto es lo que venimos a buscar, nuestra aventura particular en los Picos. Y la encontraremos.
El recorrido empieza en el collado
de la Fragua, a unos 1.900 metros. Para
llegar aquí nosotros invertimos dos horas de aproximación desde el coche en
Pandecarmen (salimos a las 8:00 h, son unos 900 metros positivos), cargando
cada uno con una cuerda, algo de hierro (poco), arnés, gatos, saco, esterilla,
ropa, agua, comida, frontal… En total unos 13 kilos de mochila que se
convertirán en el principal obstáculo del día.
En la subida a Vegarredonda nos
partimos de risa con algunos de estos que nosotros llamamos “carrerinas”, tan
de moda hoy día, con sus mallas, sus gafas y sus zapatillas especializadas, muy
preparaos ellos, que intentan correr cuesta arriba y apenas consiguen
descolgarnos a nosotros dos, puretas, de botas, bastante cargados y además de
tranqui, dosificando para la larga jornada que tenemos por delante. Les falta
monte y les sobran pijadas. Me pillan en otro momento y les arranco las
pegatinas (yo de botas y de mochila).
Llegamos a collada de La Fragua
las 10:00 h. La collada separa la Porra la Altiquera del Primer Argao, puntode
inicio de la Integral. Podría considerarse la Altiquera la primera cumbre, pero
se suele descontar.
Parada a comer y beber algo, y a
poner el arnés y los fierros al mismo, que no hacen falta, pero todo sea por
aligerar un poco los hombros.
El día está claro y hace algo de
viento, esto nos refrescará y hará que deshidratemos menos. A ver si no aumenta
y empieza a ser un problema…
Tenemos por delante unas once horas
y media de luz, y un largo camino por recorrer. No sabemos aún hasta dónde
vamos a llegar. No hay problema, un
hueco para tirar el saco, malo será…
Argaos:
Aquí empieza nuestra escalada, que
recorre primero la dentada cresta de los Argaos: unas cinco o seis cumbres de entre 2.024 metros el primero y 2.238
metros el último, que suben y bajan, a veces sencillos, a veces afilados. Este
tramo lo hicimos entero desencordados, con cuidado en algún punto, pero sin
problema.En la cresta adelantamos a tres tíos, vascos creo.
Al terminar los Argaos hay un
collado verde, el Mosquil de Cebolledas, donde hacemos otra parada para comer y
beber. Este collado da paso al segundo grupo de Torres, más grandes estas ya,
las Cebolledas.
Torres Cebolledas:
Las Torres Cebolledas, las tres de
altura similar en torno a los 2400 metros, presentan dificultades variables en
función de por dónde las ataques. Las tres son muy alpinas y con paredes
vertiginosas al Norte y al Sur. La primera, la tomamos por el lado Norte,
aprovechando unas viras verdes y
escalando roca solo el tramo final. Casi se agradece los tramos de trepar donde
repartes esfuerzo entre brazos y piernas. A la segunda pasamos por el propio
filo calizo, siempre desencordados.
Cuando destrepamos al collado con
la tercera Torre, paso aéreo, alcanzamos en el mismo a una cordada en la base
del largo de IV grado que da paso a la cumbre de la Tercera. Tras vernos llegar
veloces, amablemente nos ceden el paso: nosotros sin dudarlo aprovechamos el
favor agradeciéndoselo. Por primera vez en el día nos encordamos. Rubén tira
delante en gatos, yo detrás en botas. Largo bonito de escalar, roca buenísima.
Cumbre (2.445 m). Recogemos la
cuerda, Rubén se pone de nuevo las botas, y cresteamos un tramo hasta montar un
rápel de 30 metros, el primero del día, que, con un destrepe añadido, nos deja
en la base de la siguiente cumbre: la aguja del GUA. Esta es una aguja
secundaria pero igualmente bonita, con
una caliza excepcional.
Aguja GUA:
Escalamos el GUA (2.386 m) de nuevo
sin cuerda y flanqueamos su cumbre para destrepar por el otro lado hasta llegar
a un nuevo rápel, el segundo del día, corto, aéreo, que nos ahorra un destrepe
delicado.
Peña Santa de Enol:
Estamos ya en el collado con Peña Santa de Enol. Esta la escalaremos por su espolón Oeste: estupenda vía de 3 largos en torno a IV grado, con roca excelente, con unas vistas espectaculares. El primero yo, el segundo Rubén, el tercero yo. Lo hicimos sacando aquí las dos cuerdas (para quitar peso a la espalda) y de gatos (los guides, que son muy finos ellos, se lo hacen de botas).
Cumbre de Peña Santa de Enol (2.478
m), son las dos y media de la tarde.
Nueva parada a comer y beber. Recogemos
las cuerdas y salimos hacia abajo por la Grieta Rubia, la vía normal: destrepe
aéreo, delicado de roca por zonas, donde no hay margen de error. Adelantamos a
un tipo en solitario que nos sigue como referencia, pasándolo mal en el último
tramo antes de la Horcada, algo que ya le habíamos advertido…
Hasta aquí, en línea recta, sin
contar rodeos ni subidas y bajadas, la cresta ya suma unos dos kilómetros.
Estamos en la Horcada de Santa María, son las tres de la tarde, vamos bien, pero el sol, la mochila y la xatada ya empiezan a pasar factura. Ya no vamos tan ligeros como antes. Con todo, hasta aquí hemos invertido una hora menos que el año pasado (solo hicimos este tramo entonces), a pesar del peso extra. Es decir, vamos bien.
Tras breve un reposo salimos hacia la collada entre la Torre de la Horcada y la de En medio. Cruzamos ahora neveros y remontamos pedreras. Intentamos coger agua en un desagüe de nieve. Observamos de pasada los abundantes fósiles marinos desperdigados, sin ánimo de coger ninguno, no está la cosa para añadir peso…
Torre de la Horcada:
En la collada tiramos las mochilas
y salimos a por la Torre de la Horcada: trepada aérea de chimenea, más difícil
de lo que recordábamos ambos, yo hace muchos años que no paso por aquí. Foto de
cumbre (2.447 metros) y para abajo, el destrepe me resulta difícil e
inquitante. Si hubiéramos subido una cuerda, yo sin duda habría rapelado…
De nuevo en el collado (2.401 m) comentamos que nos falta frescura ya… se notan las horas, los metros recorridos y el sol en la cabeza.
Torre de En medio:
Recogemos las mochilas y nos vamos
hacia la Torre de En medio (2.459 m). Después de hacer la cumbre, destrepamos
hacia el Sur hasta una terraza. Aquí se concentra ahora nuestra mayor
incertidumbre del día: tenemos por delante el tramo que no controlamos y que
por relatos leídos puede ser “entretenido”. Hay que hacer un vertiginoso
descenso de 150 metros, muy verticales, y sin escape fácil si tenemos un
problema en medio. Sabemos que si hacemos este tramo sin problemas, tenemos
muchas posibilidades de cumplir nuestro objetivo.
El primer montaje de rápel consiste en un trozo de cuerda rodeando un bloque enorme, tendrá unos ocho o diez metros de perímetro. Está descolorido y no tiene buena pinta, pero creemos que lo cambió Fernando en su repetición invernal del año pasado… Por si acaso, yo refuerzo con dos Friends sin carga para que baje delante Rubén.
El viendo azota las cuerdas hacia
el lado del JouSantu, y le lleva un buen rato bajar y encontrar la reunión.
Cuando me toca, desmonto el refuerzo de Friends y me confío al descolorido
trozo de cuerda. El rápel es largo, unos 50 metros, y muy aéreo, los muros
enormes, compactos, intimidantes. Ahora me alegro de venir con dos cuerdas y no
con una y un cordino de kevlar como nos planteamos, por aligerar…
Llego a la reunión con Rubén: muy colgada, tres clavos a cañón y un spit. Unidos por cordino reguleros, que ahora sí, reforzamos con alguno nuestro. Confiamos en que las cuerdas recuperen bien, y así es a pesar del viento.
Tiro yo delante ahora, muros
tiesos, lucha con las cuerdas para llevarlas al sitio. El nudo bloqueador se
hace necesario al menos tres veces para poder organizar el tema. 50 metros más
abajo llego a una repisa más cómoda con un relevo con tres clavos buenos, y
cordinos con buen color. El último rápel vuelve a ser largo y muy aéreo. Este
el que más: los últimos 15 o 20 metros vas separado de la pared, y para cuando
tocas suelo estás al menos a 6 metros de la misma. Tremendo. Con razón algunos
lo llamaron “la madre de todas las bajadas”. Con todo, cuando llega Rubén y
recuperamos cuerdas miro el reloj: nos ha llevado una hora. Muy bien.
En este punto, tras este tremendo
descenso, no podemos evitar pensar en relatos novelescos y fantasiosos que
circulan en el imaginario alpinístico asturiano hace décadas. En fin…
Tres Marías:
Estamos ahora más relajados de cabeza.
Tenemos por delante ahora el tramo de las
Marías. Primero por la vertiente del JouSantu, trepando roca compacta, buscando
el mejor recorrido, a ratos placas, a ratos filos. Avanzamos desencordados y de
botas.
La distancia engaña, el Torco que
vemos tan lejano, no lo está tanto. Cuando nos acercamos a la Tercera María
vemos de lejos una canal que la recorre y que termina aparentemente en un tramo
tieso: ese va a ser el largo que nos comentaba Fer, que hay que atarse y escalar con atención.
Así es, llegamos al sitio y tras montar una reunión, escalo un diedro chimenea
lavado, que me hace apretar más de lo previsto. Después simplemente estiro las
cuerdas hasta la arista, cincuenta metros más arriba.
De esta cumbre, después de crestear
un rato, hacemos cumbre en la segunda María, y después un rápel corto pero
agradecido, el destrepe alternativo habría sido muy aéreo para nuestras cabezas
cansadas.
Afrontamos la Primera María, pero
rápidamente vemos la lógica de flanquearla por el Oeste hasta el collado con el
Torco: canalizos demasiado compactos de frente.
En el collado tiramos las mochilas
y trepamos a pelo con sumo cuidado hasta su cumbre: tiene unos seis u ocho
metros delicados. Cumbre y destrepe al collado, de nuevo con sumo cuidado.
Torre del Torco:
La bajada del Torco la hacemos por
su normal, y esta no es nada a despreciar: es aérea y tiene unos neveros muy
serios, huecos por el interior, que los hacen peligrosos. Destrepamos por un
lateral, luego pasamos un túnel por debajo del nevero, al otro lado. Intentamos
cargar agua a las botellas en un drenaje. Luego hay que buscar el mejor camino
para llegar abajo. Este tramo nos lleva más de una hora.
En el declinar de la luz de la
tarde buscamos un sitio donde tirar los sacos, en las inmediaciones de la
fuente de las Balas. Después de posar las cosas nos vamos a ver si da agua,
nuestra última preocupación: afortunadamente mana bien, y podemos beber sin
preocupaciones.
Cenamos y nos tiramos en los sacos.
Estamos contentos por nuestra actividad, todo ha salido como esperábamos.
Tirado en el saco, en silencio,
recuerdo la primera vez que subí a Peña Santa. Fue en el año 1992. Iba con mi
amigo Iñaki, y queríamos controlar la Canal Estrecha, como vía normal y de
descenso, porque al día siguiente queríamos escalar la Sur Clásica (500 m, V).
Iba a ser nuestra primera vía larga. Esa tarde hicimos la Estrecha y la cumbre
a la Peña Santa, solos. Al día siguiente hicimos la Sur Clásica, solos en la
pared. Gracias a unos chavales que en Vega Huerta nos dejaron unos fisureros.
No teníamos casi nada de material. Teníamos 17 años.
Yo tengo 45 años y Rubén 46, o 47. Toda la gente que nos cruzamos en el recorrido eran más o menos como nosotros. ¿No hay relevo? ¿Dónde está la juventud? ¿Qué está haciendo la chavalería? Se están perdiendo algo realmente increíble. Con estas reflexiones me quedo roque.
Dormimos regular: el suelo del
vivac está inclinado y nosotros demasiado cansados para conciliar bien el
sueño.
Peña Santa de Castilla:
A las ocho de la mañana ya estamos desayunando. El día está claro. Salimos hacia Peña Santa con una cuerda, el arnés, los gatos y una botella de agua. Nuestra intención inicial es subir por la ruta original, que ninguno de los dos conocemos. Remontamos por el nevero hasta al lado de la Forcadona, aquí nos salimos a la izquierda por gradas fáciles buscando el paso más lógico. Hemos ganado bastante altura, hasta una cueva de la que hemos oído referencias, pero en este punto no vemos paso evidente para una cordada del siglo XIX. Decidimos destrepar a buscar otro paso más abajo a la izquierda. Los puntos que nos parecen más evidentes nos obligarían a trepar en llambrias finas. La otra alternativa que vemos es sobre roca dudosa. No lo vemos. Después de debatir la situación, decidimos bajar todo lo ganado y subir por la Canal Estrecha.
Todo este periplo nos ha ocupado más de hora y media, pero una vez en la Canal, nos ponemos los gatos y ganamos altura a gran velocidad.
En pocos minutos estamos en la
Brecha Norte, y poco después, tras sortear las trepadas y llambrias del lado
norte, llegamos a la cumbre. Son las diez de la mañana. Aquí hemos completado
nuestra versión de la Integral. Otras versiones, más estrictas, continúan
cresteando hacia el espolón Asturias. Estamos solos en la cumbre disfrutando de
las vistas en 360 grados. Muy contentos.
Al cabo de un rato iniciamos el
descenso. Cruzamos a varias parejas que vienen ascendiendo. En la Canal
rapelamos tranquilamente, sin gente por encima.
Una vez fuera de la canal, bajamos
destrepando ligeros hasta el nevero y nos dejamos deslizar felices en dirección
a nuestro vivac. Allí nos tiramos a descansar un rato, comer y beber, antes de
echarnos a la espalda las mochilas para el largo descenso.
La bajada se nos hace dura, muy
dura, por el calor y lo cansados que vamos.
Por citar a Amandi, rosca, llanta,
walkingdead, corpo-escombro, estoy Malhoy…
Tres horas más tarde estamos en
Pandecarmen.
El tramo final desde Vega La Piedra
se me ha hecho eterno.
Todo llega y todo pasa. En el coche
nos cambiamos de ropa, de calzado, repartimos los trastos de cada uno, nos
ponemos la puta mascarilla, y arrancamos pa casa.
Resumen:
Sábado 25 de Julio
Pandecarmen: inicio a las 8:00 h
Argaos Inicio a las 10:00 h Sin encordar
Cebolledas: 1 largo a la tercera, 1
rápel 30 m a la base GUA Tercera torre cumbre 12:55 h
GUA sin encordar, 1 rápel al
collado con Santa María, cumbre GUA 13:20 h
Santa María: 3 largos espolón Oeste
(IV), destrepe grieta Rubia, cumbre Santa María 14:30 h
Horcada Santa María: recoger 2
botellas de agua escondidas, 15:00 h
Torre de la Horcada: sin encordar,
ojito al destrepe, cumbre 15:55 h
Torre de Enmedio, caminando.Cumbre
16:15 h. Descenso en 3 rápeles de 50 m muy aéreos, especialmente el último,
volado, inicio rápel 16: 45h, suelo 17:45 h
Tercera María a pelo hasta un largo
de chimenea (IV), paso jodido con mochila pesada
Segunda María a pelo, fácil, rápel
corto
Primera María: flanqueo lado de las
Pozas, mochilas al collado, trepada fina a pelo y destrepe
Torco: subida andando, cumbre a las
20:15 h, bajada hacia JouSantudelicada por nevero grande e inestable, muy
hueco, túnel, destrepe lateral, carga agua en goteos
Vivac cerca de la Fuente de las Balas 22:00 h
Domingo 26 de Julio
Peña Santa: intento a la vía original,
trepada hasta casi la altura de la Brecha Norte, no lo vemos claro, destrepe y
Estrecha. De gatos. Cumbre 10:30 h.
Bajada 13:30 a 17:30 h. Bajada dura, sol, cansancio, peso
mochilas, 3.5 horas al coche.
Mochila
aproximada (cada uno):
Cuerda 3.5 kg
Hierro 2 kg
Gatos 0.5 kg
Arnés 0.5 kg
Comida 1.5 kg
Agua 2.5 kg
Saco 1.5 kg
Ropa 1.5 kg
Otros 0.5 kg
Nuestro
material (entre los dos):
2 cuerdas 8.1 mm
6 express
5 friends
1 juego fisureros
Cintas y cordinos
1 Maza y 4 clavos
Nuestros
largos encordados:
Tercera Cebolleda: 1 largo IV (40 m)
Torre Santa María: 3 largos IV (140 m)
Segunda María: 1 largo IV (50 m)
Nuestros
rápeles:
Tercera Cebolleda: 1 de 30 m
GUA: 1 de 20m
Torre de En medio: 3 de 50 m, aéreos. Convendría
cambiar el cordino del primero (10-12 m)
Segunda María: 1 de 20 m
Torco: 1 de 30 m (hay opción de hacer más)
Peña Santa 3 de 30 m
Resumen
aproximado:
Argaos (IV-, 1000 m)
Cebolledas (IV+, 1000 m)
GUA (III, 60 m)
Peña Santa Enol, Espolón Oeste (IV, 150 m)
Torre de la Horcada (III+, 60 m)
Torre de En medio (II)
Marías (IV+, 500 m)
Torre del Torco (II)
Peña Santa Castilla (III+, 200 m)
Conclusiones:
Una nueva aventura completada. Esta
largamente deseada. De la experiencia vivida destaca especialmente la
coordinación perfecta con mi compañero Rubén.
También destacar que se me caerá la
uña del dedo gordo del pie derecho.
La clave para tener éxito en esta
actividad es para mí doble:
Primero elegir bien el equipo que
llevas, aligerando todo lo posible para minimizar el peso de la mochila.
Segundo, la capacidad personal y elegir bien el compañero: por longitud,
conviene escalar lo máximo posible sin cuerda, pero a la vez, los dos tenemos
que estar muy alineados: cuando uno quiere encordarse, que el otro lo sugiera
por delante. Cuando uno cree mejor destrepar, que al otro le parezca lo
adecuado.
Rubén y yo estamos así: pensamos lo
mismo sin apenas hablar. Y él escala muy bien, rápido y seguro el terreno de
grado fácil sin encordar.
Gracias por el apoyo directo a Fernando, Kico y Martín por las referencias y datos. Gracias también a Alberto Boza. Indirectamente también a Augusto y la entrada en su blog.
Como ya han pasado unos cuantos
días y uno en casa es muy valiente, analizando los datos, ya tengo reto para el
año que viene (cadera funcional mediante): completar la
integral pero en un solo día. Nosotros salimos de la Fragua a las 10 de la
mañana, después de 2 horas de pateo porteando, y llegamos al Torco a las 20. Si
dormimos en la Fragua, empezamos dos horas antes (las 8), si no llevamos peso
extra de saco y comida, escalamos igual de bien y no tenemos contratiempos,
tenemos que llegar a Peña Santa…
Hay que ver qué bravo soy desde el
sofá…