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viernes, 13 de septiembre de 2013

Disfrutando en Urriellu: la Rabadá desde casa

Domingo 1 de Septiembre 2013
Martín Moriyón
“Rabadá-Navarro” al Picu Urriellu, 750 m 6c+/A1


“Aquí sólo hay dos vías que realmente significaron un salto cualitativo: la de 1904 y la “Rabadá-Navarro”. El resto son totalmente secundarias frente a estas.”  

Así opinaba Tomás la tarde del domingo, mientras charlábamos en la puerta del refugio. Y nosotros estamos de acuerdo. La original por lo que supuso en un escenario sin historia previa de escalada. Y la "Rabadá-Navarro" por el enorme salto en toda su concepción y contexto. Sólo hace falta colocarse en la travesía y en el posterior rápel del inicio de la segunda parte de la vía, para estremecerse pensando en sus aperturistas, que desde aquí salieron rumbo a lo desconocido en un paño de roca totalmente compacto. 

Ya había pensado esta actividad hace años. De hecho, cuando en 2011 hicimos la “Festa del Paca” en este mismo plan rápido, habíamos comentado hacer la Rabadá igual. Enredar a Martín sólo me costó dos breves wassaps: le gusta el lío cantidad. Sin embargo, el día antes en casa me asaltaban las dudas de si no sería demasiado pastel para mi estado de forma… Ahora ya estábamos en marcha.

El amanecer nos coge coronando el collado de Pandébano. No hace frío, no hay viento ni nubes, la previsión es favorable. Parece que tenemos a los dioses de nuestro lado. Subir sin apenas peso nos permite ir hablando aun manteniendo buen ritmo: sólo llevamos el material personal y unos pocos friends  y expreses para completar lo que Martín ya tiene en la Vega. La cuerda también está arriba. Esto es todo un lujo: tener amigos guías es así. En hora y media estamos en el cuarto de los guardas, rematando las mochilas.
La Oeste nos saluda: ya hay gente en la “Leiva” y otras dos cordadas caminan hacia la base. Confiamos que no vayan a nuestra vía. Sin perder tiempo arrancamos hacia la tapia: activamos el “modo intimidación” intentando adelantar a alguno de los rezagados para asegurarnos la pole. No hace falta, no vienen a la “Rabadá”.

Después de atarme, colgarme los trastos y calzarme, miro para arriba y… mariquita de mí, me desato para decirle al Gallo que empiece él delante. Necesito calentar antes de ponerme de primero (sin duda mariquita). Son las nueve y media de la mañana: sin dudarlo Martín resuelve el primer y segundo largos empalmados en uno, como es habitual hacer.


Martín empezando la secuencia dura del largo 3
No hace frío y el tacto de la roca es bueno, aunque se nota pulida. Con los aceros de rigor llego a la reunión donde vuelvo a pasarle el material al colega para que tire el largo más duro de la vía con diferencia: el tercero. Si no tiré en el primero no voy a tirar aquí… Aquí, el guide se centra en encadenar: se toma su tiempo, resuelve la secuencia dura con seguridad, colocando buenos cacharros y mirando bien cada paso. Da gusto verle escalar. Ya está saliendo cuando me sorprende parando a reposar en uno de los clavos que dan paso ya a una zona más llevadera. Una pena, ¡tendrá que volver otra vez para encadenar! Yo sufro como un perro a pesar de ir colgándome a reposar de casi todos los trastos…


La 3ª vez que hago el largo, la 1ª vez que voy de 2º, la peor sin duda!
Menos mal que esto afloja: superada la lastra me pongo por fin de primero para una tirada larga. Llevamos una cuerda simple de setenta metros, y con esta puedo enlazar el murete de 6a del largo seis con los dos largos de la Cicatriz. Queda así un largo absolutamente espectacular, increíbles sensaciones, sesenta y cinco metros alucinantes.



Las otras cordadas a nuestra derecha o bien están terminando “Sagitario”, o bien se han retirado de “Leiva”, ya no hay nadie.


Martín retoma la cabeza para el largo hasta la Cornisa del Entreacto, y monta la reunión ya superada la oficial del nicho, asomando a la Travesía. Qué suerte tengo que me toca a mí este largo mítico: de nuevo, un disfrute total.

La mítica Travesía




Seguimos después con las maniobras de rápel y la travesía hasta la base del Gran Diedro. Una cordada que entró más tarde que nosotros está terminando el largo 7 de la “Murciana”: ¡qué roca increíble se ve!

Arqueología de escalada, será de los maños?

Súper ensamblada con Martín delante: todo el Gran Diedro y bajada hasta Rocasolano de una vez. Algo más de cien metros sin parar. 

La caliza que hace famoso al Picu
Bebemos y comemos algo en la terraza, y vuelvo a salir yo de nuevo delante para enlazar otros dos largos en uno: sesenta metros de rocaza, ambientazo y placer.




Cuando llega el Gallo, después de una buena pelea para sacar un “fisurero-parabolt” que metí yo, arranca a por el que será nuestro último largo. Hace un empalme de tres tiradas de croquis en una, con un ensamble de unos quince metros.
La roca aquí está más fría, se nota la orientación norte, aunque los dos vamos en camiseta. Se oyen voces provenientes de abajo y del norte, de la Pidal probablemente. Estamos disfrutando como enanos de los últimos metros de la vía: no la recordaba tan bonita, es realmente una joya.


Una vez en la cumbre, estamos solos. Hemos tardado siete horas y media, un tiempo muy modesto (en el 94 con Iñaky tardamos sólo 8 horas y éramos unos novatos), pero esto nos ha permitido disfrutar enormemente de la escalada. En total hemos hecho diez largos para los setecientos cincuenta metros de vía. ¿Cómo? Pues con unos cuantos ensambles.
Durante un buen rato observamos el paisaje que nos rodea: grandes neveros han resistido el verano, el corredor de la Morra casi parece en condiciones… Comemos, bebemos, nos sacamos la foto de cumbre.
Destrepes de Anfiteatro y un par de rápeles más de los habituales (vamos sólo con la cuerda de 70, no sacamos el cordino), pero estamos solos y acabamos rápido. Bajamos la canal de la Celada y a la Vega.
Rodeando el Bicho te das cuenta de que no tiene una cara fea...

Cara Sur y Sureste
Cara Este
Cara Noroeste
En la terraza del refugio nos demoramos más de una hora en una charla animada con Tomás y con Sergio, y con más gente que anda por allí. Al rato llega la cordada de la "Murciana", se liaron en las últimas tiradas, y además hay que bajar, y es su primera vía al Picu. Les recomendamos otras vías en Peña Santa.

La Oeste
La bajada hasta el coche la hacemos en la luz del atardecer, con mar de nubes en la costa, perfiles recortados y una sonrisa en la cara que no se nos va. A las nueve y media arrancamos en coche para casa.
Gran día de montaña, de los que hacen afición. Seguro que lo voy a recordar mucho tiempo (los primeros cuatro o cinco días seguro… ¡por las agujetas!).


Pensar que saliendo de mi casa por la mañana, puedo hacer una Superclásica como esta y volver a dormir en el mismo día, vuelve a confirmarme algo de lo que ya estaba convencido: esto es un PARAÍSO (hay otros, pero yo vivo en uno bueno!).

Primer y segundo largos en uno: Martín
Tercer largo: Martín
Cuarto y quinto largos en uno: Martín
Sexto, séptimo y octavo largos (murito y Cicatriz) en uno: yo
Noveno, décimo y undécimo largos en uno (hasta la cornisa del Entreacto): Martín
Largo doce (Travesía): yo
Rápel
Largo trece (hasta la base del Gran Diedro): yo
Largos catorce, quince, dieciséis y diecisiete en uno (Gran Diedro y hasta Rocasolano) en uno: Martín (con ensamble de unos treinta metros)
Largos dieciocho y diecinueve en uno: yo
Largos veinte, veintiuno y ventidós en uno: Martín (con ensamble de unos quince metros)


El croquis es de mi amigo Miguel Rodríguez, de la guía "Escalada en roca en los Picos de Europa", de Angel Bengoechea y el propio Miguel.

Gijón:                                          5:00 h
Pandébano, a caminar:                 7:15 h
Vega Urriellu:                              8:45 h
Inicio escalada:                            9:30 h
Fin escalada:                             17:00 h
Pie de cara Sur:                        18:30 h
Vega Urriellu:                           19:00 h
Pandébano:                              21:20 h
Gijón:                                       23:30 h

viernes, 16 de agosto de 2013

"Rabadá-Navarro" al Gallinero, Ordesa

Martes, 30 Julio 2013
Pablo Luque
"Rabadá-Navarro" al Pilar de Cotatuero, Gallinero, Ordesa. 400 m 6c, 6a obligado

Después de tantos años escalando por el monte, era imperdonable no haber dado una visita a las paredes de Ordesa. La verdad es que los años fueron pasando y fui centrando los viajes más en los Alpes que en Pirineos, y mi desconocimiento de estos últimos (para mi vergüenza) es casi completo. Apenas unas pocas visitas, casi siempre de vuelta de Alpes por mal tiempo.
Por fin, este verano me he empezado a quitar la espina de Ordesa.



El plan inicial era irnos una semana a los Ecrins o a Chamonix, con idea de escalar, y como siempre con objetivos abiertos. El caso es que, aunque la meteo prevista era muy buena, la temperatura estaba altísima, y esto nos echaba para atrás para cualquier cosa con glaciares de por medio. Total, que para acabar escalando en roca en zonas más bajas (que seguro que son excelentes también), decidimos cambiar por Pirineos. Una vez decidido, nuestra idea era visitar varias zonas e intentar escalar variado. El primer sitio: Ordesa. 


Largo 1: bienvenido a la "Sensación Ordesa"
Las tormentas aquí son legendarias. Las características del macizo se prestan para generar grandes marrones: mucho calor en el valle, cumbres altas alrededor, fuertes desniveles… No queríamos ni pensar en que nos pillara una de ellas en mitad de una vía con difícil retirada. La previsión meteorológica las descartaba, pero por si acaso decidimos madrugar el máximo.  Para coger el primer bus nos levantamos a las cinco de la mañana en el camping, desayunamos con todo el sigilo posible, y salimos a la carretera para caminar quince minutos hasta la parada en Torla. Apenas somos unas quince o veinte personas en total, y escaladores sólo cuatro: nosotros dos y otra cordada en la que reconozco a Juan, un tipo muy majo de Zaragoza que tiene un buen blog que leo hace tiempo. Intercambiamos saludos y comentamos objetivos: ellos van a la pared de la Cascada, al diedro de “Los Trituradores”. Sin saber nada sobre ella, el nombre de la vía ya asusta…
El bus tarda más de lo normal por culpa de un inmenso rebaño de vacas que sube por la carretera hasta desviarse a la pista de Bujaruelo, camino de pastos altos. Con todo, algo después de las seis y media estamos en la Pradera en la suave luz del amanecer. Salimos camino adelante y a los pocos cientos de metros ya vamos solos en el bosque: nos encontramos varios sarrios (son muy parecidos a nuestros rebecos aunque más rubios). El camino pronto pica cuesta arriba y sudamos bastante. La mirada se escapa frecuentemente a las inmensas paredes que nos rodean. Entre ellas miramos con atención nuestro objetivo: el espolón sureste del Gallinero, el pilar de Cotatuero.


Pablo en el largo 2, V

Aunque nunca había escalado aquí, ya venía predispuesto a la verticalidad del sitio. Las tapias salen a cuchillo desde el primer metro, sin transición. Y siguen así de radicales hasta que terminan en una de las bandas de hierba intermedias. Impresionantes.
Son las ocho y veinte de la mañana cuando empiezo a trepar por el primer largo de la vía: cincuenta metros, el más largo según el croquis. Pronto me encuentro con la “sensación Ordesa”: esto es totalmente tieso incluso en grados sencillos, buena roca pero que requiere fijarse, escalada física y secuencias algo intrincadas librando bloques y techos. Una vez te acostumbras la cosa va bien.
Asegurando a Pablo desde la reunión, disfruto del paisaje: a nuestra izquierda, la cascada de la pared del mismo nombre cae dispersada contra la luz del sol. Detrás, en el valle por el que bajaremos por la tarde, otra gran cascada se precipita. En frente, un gran murallón cierra el valle que sube camino a la Cola de Caballo y a Góriz.
Pablo en el tercer largo, verticalidad total
Llevamos con nosotros varios croquis de la vía y las diferencias entre ellos son notables. El mejor sin duda nos está resultando el de Luis Alfonso (lanochedelloro), por el gran detalle y calidad del dibujo. Sin él estaríamos perdiendo mucho tiempo.
De nuevo me toca tirar delante. Una vez caliente las sensaciones son mejores. Disfrutamos los movimientos. Poco a poco nos vamos acercando a la zona de techos, clave de la primera parte de la vía; la dificultad aumenta.
Le toca a Pablo un largo precioso que empieza por un diedro gris y termina en una aérea travesía de placa. El ambiente de la vía es una pasada.

Cuarto largo, diedro negro

Después tiro yo delante en un largo en el que, para remontar un paso bastante pulido y de dificultad concentrada, para no perder tiempo (y para pasar...) tengo que pisar a modo de estribo una cinta pasada por un clavo: nos reímos porque este es un paso que en uno de los croquis lo marca literalmente como “6a fino fino”, mientras en el otro lo marca de 6b. Vamos, que será 6b. El largo entero es muy bueno y sobre una roca excelente.




Quinto largo, pasito de 6b (A0) y después 6a, una pasada
A continuación Pablo resuelve el largo del techo con maestría (con aceros, pero con maestría). Yo sufro algo más con la mochila que se me engancha en la salida. A nuestra izquierda el techazo de la Zaratustra.


Pablo saliendo del techo del sexto largo
Mi falta de forma es patente: todo me cuesta más de lo normal. Es mi primera vía de montaña de la temporada. Es la temporada que menos he escalado de mi vida. Y es una vía seria. Con todo, lo estoy pasando bien. Alternamos la cabeza de cuerda y llevamos bastante buen ritmo.


Pablo en el largo de escape hacia la vira intermedia
Pablo estira la cuerda a tope en el largo de salida a la vira intermedia: estamos ahorrando una reunión del croquis y eso siempre está bien. Nos ponemos las zapatillas para el tramo de hierba y la vira alta hacia la izquierda que nos lleva de nuevo al filo del pilar, en el comienzo de su segunda mitad.



Después de unos momentos de incertidumbre sobre el camino a seguir (esto está tieso total), mirar el excelente croquis de Luichy, y beber y comer algo, finalmente le pido a Pablo que tire delante aunque sea mi turno. El largo de ahora se ve tan tieso como los anteriores y necesito descansar la cabeza. Él no lo duda y sale para arriba con decisión, resuelve en libre y con seguridad los veinte metros hasta la reunión. De segundo paso bien, pero al llega a la R le pido que tire otra vez. Vuelve a resolver el siguiente 6b sin problemas y rápido. Yo de segundo, curiosamente también. No obstante, no me arrepiento de pedirle que tirara delante… Maldita flojera!


Pablo en nuestro largo 9, 6b
Pablo en nuestro largo 10, 6b atlético
La cosa empieza a tener más color, el siguiente largo es más fácil y tiro delante. Rápidamente llego a la base de la chimenea de salida: tiene unos setenta metros y dos largos de croquis. Incrustado en lo profundo del agujero, en mitad de plumas de pájaro y un olor asqueroso a algo muerto, monto reunión con un par de fisureros y un friend (aquí no hay nada) y aseguro al grandón. 
Mirando para arriba, la chimenea se ve aparentemente lisa, tiesa, tétrica, y larga. A Pablo tampoco parece gustarle el tema al llegar, pero sale para arriba una vez más con decisión. Después de cambiar la espalda de lado de la pared y de pelear para colocar algún cacharro, sale de mi vista y me da una voz para soltarle. Con la mochila colgando del arnés con una cinta larga, me aplico en imitar las técnicas que ves en los libros clásicos… Al final no fue para tanto.

Primera tirada de la chimenea de salida
Cuando por fin llego a la reunión se me repite la sensación anterior: por encima tengo otra tirada de chimenea aparentemente lisa, tiesa, tétrica, con pocas posibilidades de asegurar, y larga… Encima, uno de nuestros croquis marca en este largo un 6a (claro que para mayor jolgorio también tenemos otro que lo  marca de IV+…). Una chova nos grazna uraña desde el fondo de la chimenea. En fin, con filosofía empiezo a aplicarme a la técnica: metro a metro, con algo de tensión, alcanzo el primer punto donde puedo asegurar, ya a unos seis metros de Pablo. De ahí para arriba se ve muy compacto y me asaltan las dudas (vamos que me empiezo a poner algo nervioso), pero el caso es que siempre voy encontrando la postura y sin mucho estrés consigo colocar dos buenos aliens en las oscuras profundidades. Ahora sólo me quedan un par de metros lisos para salir de lo difícil: animado por los seguros salgo más tranquilo. Por fin, alcanzo una zona más fácil donde abandono la técnica chimenea para escalar ya más normal... Un clavo me saluda y veo el resto de largo ya más fácil. Al poco llego a la reunión y aseguro a Pablo.



Saliendo de la segunda chimenea, 6a ó IV+ (...)
Pablo con la mochila colgando
Comentamos que las dos tiradas de chimenea fueron menos chungas de lo que nos esperábamos desde abajo, aunque sí exigen escalar tranquilo (y desde luego no creo que sean IV+ en ningún caso).
Nos queda una tirada final de IV para acabar la vía, que ya recorremos totalmente relajados y disfrutando.
Cuando alcanzo a Pablo miro el reloj: las cuatro y cuarto. Hemos tardado casi ocho horas: algo por encima de unas estimaciones, aunque dentro de otras.



Impresionante paisaje
Rehidratación directa
En total hemos hecho catorce largos de los quince que marcan los croquis (descontando la tirada de la vira, aunque ahí, trepar trepas): ocho los tiró Pablo y seis yo. Hemos escalado todo en libre excepto los aceros del quinto y sexto largos. La vía es muy buena, tiene bastantes seguros aunque obliga a escalar, como debe ser.
Desde luego no hemos ido rápido, pero estamos satisfechos siendo nuestra primera vía en Ordesa. Rabadá y Navarro, unos máquinas.
Salimos andando, parando a sacar fotos, contemplando los abismos, los sarrios, las marmotas. Bebemos en los arroyos y descansamos en la hierba mullida.
La bajada al valle muy guapa.




Ya en la base de la pared de la Cascada, después de escuchar unas voces, vemos en los largos finales a la cordada con la que coincidimos esta mañana en el autobús. ¡Menudo ambiente se ve! Aunque también es cierto que mirando al Pilar de Cotatuero, la vía que acabamos de hacer también nos resulta impresionante.

Intimidante panorámica desde el pie de vía

Pilar de Cotatuero, espectacular perfil
Un sitio espectacular Ordesa. Merecida la fama. Ya tengo la siguiente vía en la cabeza...

L1 V, 50 m, yo
L2 V, 30 m, Pablo
L3 V+, 30 m, yo
L4 V+, 35 m, Pablo
L5 6b (A0), 6a, 30 m, yo
L6 6c (A0), 25 m, Pablo
L7  IV+, 35 m, yo
L8+L9, IV+, 65 m, Pablo (pequeño ensamble)
Vira intermedia
L10, 6b, 25 m, Pablo
L11, 6b, 20 m, Pablo
L12, V, 20 m, yo
L13, V+, 30 m, Pablo
L14, 6a, 30 m, yo
L15, IV+ Pablo

6:45 inicio aproximación en la Pradera
8:20 h inicio escalada
16:15 h fin escalada
18:00 Pradera