LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
DONDE ESCALAR, ESQUIAR, PEDALEAR, CORRER, CAMINAR...
DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO
Mostrando entradas con la etiqueta Cuitu Negru. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cuitu Negru. Mostrar todas las entradas
miércoles, 7 de junio de 2023
Cuando marzo mayea, ¡mayo marcea!
Una vez más compruebo que la aventura puede estar a la vuelta de la esquina, solo hay que salir a buscarla.
Después de la operación y la primera fase de recuperación, la bicicleta es de lo primero a lo que me puedo reincorporar.
Tras un invierno extremadamente seco, sin casi precipitaciones, la primavera arranca parecido. El mes de abril mantuvo la tónica: casi no llueve. De nevar ni hablar ya.
Con este escenario se convoca una salida betetera a la cordillera para mediados de mayo y resulta que nos encontramos con un paisaje invernal memorable.
Como tantas veces es Nando el que tira de los demás para animarnos a coger el coche y salir a pedalear lejos de casa: la propuesta me venía bien porque aunque acumula desnivel, no son muchos kilómetros y el terreno es teóricamente sencillo, sobre buenas pistas.
La previsión meteorológica para el día no es mala, pero el tema es que la semana previa ha venido con un bajón térmico importante, y con precipitaciones, que en las cotas más altas que vamos a superar han sido de nieve. El circuito parte de la estación de esquí del Brañilín, Pajares, para ascender por sus pistas hasta el Cuitu Negru, cota culminante del día, 1862 metros. Desde aquí se coge un cordal dirección SO hasta la cabecera del valle que cierra contra las Tres Marías. Por buena pista en todo momento baja girando por laderas empinadas, entrando luego en una zona de bosque, y más abajo ya a camperas abiertas en el fondo.
Después se llega al pueblo de Viadangos de Arbás. Aquí toca remontar de nuevo para cruzar dos cordales, laderas de peña Celleros e ir acercándonos de nuevo de vuelta al valle que da a la estación, cerrando el círculo.
Somos siete. Nando, Pablo, Fernando, Antón, Miguel, Javi y yo. Se nos ha unido del club Torrecerredo Javi, bienvenido.
Después de un café en Campomanes subimos el puerto, con nubes que ocultan las cumbres y nos hacen temer malas condiciones. Aparcamos en la parte superior de la estación envueltos en nube, con frío. No hay más coches que los nuestros... Nos preparamos ajustando bicicletas, añadiendo capas de ropa, anticipando la aventura: se ve la nieve cerca.
Salimos por la carretera de mantenimiento de las pistas, que sirvió hace años de fin de etapa en la Vuelta a España. Pronto empieza a tener nieve y esto hace más difícil ciclar. El desnivel es importante desde el primer metro. Conocemos el trazado de tantas y tantas veces con las tablas de travesía. Hoy sobre las bicis, pero también sobre nieve! A ratos tenemos que desmontar porque la capa de nieve no deja pedalear. Algunos vamos de corto de piernas, pero es verdad que arriba llevamos un montón de capas, y no sobran!
Trabajosamente llegamos a la estación superior. El paisaje está cerrado por la nube, pero las sillas con nieve invitan a sacarse fotos y al cachondeo.
Desde aquí, inicialmente en llano, vamos metidos totalmente en nieve, apenas ciclamos tramos, porque el espesor de la capa nos limita. Los pies con zapatillas de bicicleta se van enfriando.
Poco a poco vamos perdiendo cota y la nieve va menguando: los tramos sobre la bici van ganando proporción a los de caminar. Pronto estamos ya ciclando de continuo por una pista bacheada entre árboles.
El cielo se abre a ratos. La velocidad va aumentando, el grupo se estira. Paro a sacar fotos, o las saco en marcha.
En Viadangos hacemos una parada a comer algo. Comentamos que apenmas hemos quitado ropa: el día sigue frío. Desde el pueblo tenemos la segunda subida del día, dividida en dos o tres tramos, el más fuerte el primero para alcanzar un collado que apenas divisamos.
Salimos poco a poco, primero por una pista buena que nos deja disfrutar de las vistas, luego se va cegando hasta terminar por un tramo final que es directamente prado. Suerte que la hierba no está aún demasiado alta. Con todo, la sensación velcro es grande. Además, oculta los baches y vamos rebotando a dos por hora mientras ganamos metros. Nando tirando del pelotón sin misericordia. Yo voy detrás sufriendo tanto de piernas como de corazón.
Coronado el collado reagrupamos. Hace viento y sigue frío. Ahora tenemos un tramo sube baja, para cortar a la izquierda hacia otra cuerda de las que bajan de Celleros.
Partes llanas, partes bajando, y vuelta a las cuestas arriba. Otro tramo bien intenso aunque este más corto. Salimos a un nuevo hombro que ahora ya da vista hacia el puerto de Pajares.
Vemos la carretera y el valle hacia la estación. Bajada rápida por pistas bacheadas. Las laderas de cotolla típicas por las que esquiamos los inviernos.
Tocamos la carretera general por apenas cien metros, y cogemos ya el último tramo del día, también por carretera, para subir a la estación y a los coches.
Qué ruta más guapa y qué bien lo hemos pasado.
https://maps.suunto.com/move/diegocienfuegos/645fdb6eb9b68a46e88fc893
Nos cambiamos de ropa en mitad del frío que no levantó en todo el día, y salimos hacia Casa Maragato para tomar una cerveza y picar algo de queso, chorizo y jamón en este legendario bar. Invito yo, ¡al día siguiente se cumplen tres meses de mi operación!
A las cuatro en casa.
Resumen de la ruta: apenas 21 km, 900 metros positivos, algo menos de 4 horas.
viernes, 31 de enero de 2014
Dejá vu invernal
Viernes 24 Enero 2013
Pajares, 2 x Cuitu Negru (1.856 m)
Son las cinco menos diez. Empapado me cambio en el coche. La parte de arriba, con la chupa bien, pero de cintura para abajo como si me hubiera tirado al río, hasta los gallumbos pingando.
Dos subidas, dos bajadas, unos ochocientos metros de desnivel y una mojadura de las buenas.
A las seis de la tarde en casa.
El resto del fin de semana estuvo lloviendo sin descanso.
De lunes a viernes ha enfriado y nevado, así que vuelve a haber una buena carga de nieve fresca.
A ver si el fin de semana da tregua y se puede dar otro paseo.
Es lo que hay.
Pajares, 2 x Cuitu Negru (1.856 m)
Borrasca tras borrasca.
Repentinas y drásticas subidas y bajadas de la isoterma. Sin ton ni son.
Precipitación permanente sin fases anticiclónicas intercaladas que dejen transformar la nieve y que nos permitan disfrutarla...
Desde navidad para acá la cosa no ha parado apenas y me está recordando al invierno del año pasado.
Esto empieza a ser un dejá vu... un dejá vu CANSINO.
A la una y cuarto apagué el ordenador y salí pitando de la oficina.
Sobre las dos estaba llegando al puerto Pajares: a esa hora, tal y como anunciaba la previsión de la meteo, la temperatura era alta, unos siete grados, y empezaba a llover... Mmmm ideal para esquiar.
Entre los pocos coches del parking, veo el de Martín que está dando un curso de travesía: ¡pobre gente sus alumnos!
A las dos y media, bajo un cielo cada vez más cerrado arranqué para arriba paralelo a la última silla, que estaba parada. Cuando coroné no había apenas visibilidad, pero sí bastante viento. La humedad empezaba a calar.
Nada más empezar a bajar, casi a palpo, me cruzo con un chaval que sube foqueando.
La estación está abierta pero apenas hay gente. No me extraña.
Llegando abajo me pasa el tío de antes, que se para al pie de la última silla. Llego a su lado, nos saludamos, comentamos lo justo que está de nieve y lo desagradable de la humedad. Él va a darle otro pegue y yo también: esta vez subiré por donde va él, por la carretera de verano, más por el centro de la estación. El tío sale delante mientras yo pongo pieles.
A media subida le alcanzo, pero en cuanto llego, le mete otro tirón y se me escapa. Llegamos arriba con unos cincuenta metros de diferencia. El tío me comenta que es el cuarto pegue que le da a la cuesta, hay que ver cómo está de fuerte la gente.
Llueve bastante.
La bajada no la disfruto apenas. Casi no veo nada y a ratos la lluvia me hace daño en la cara, casi como granizo.
Son las cinco menos diez. Empapado me cambio en el coche. La parte de arriba, con la chupa bien, pero de cintura para abajo como si me hubiera tirado al río, hasta los gallumbos pingando.
Dos subidas, dos bajadas, unos ochocientos metros de desnivel y una mojadura de las buenas.
A las seis de la tarde en casa.
El resto del fin de semana estuvo lloviendo sin descanso.
De lunes a viernes ha enfriado y nevado, así que vuelve a haber una buena carga de nieve fresca.
A ver si el fin de semana da tregua y se puede dar otro paseo.
Es lo que hay.
jueves, 13 de diciembre de 2012
En la nube con esquíes
Sábado 8 diciembre 2012
Bene Santos
Pajares
El Cellón (2.029 m)
El Cuitu Negru (1.850 m)
Apenas tenemos visibilidad. De rodillas en el suelo, damos la espalda al lacerante viento norte. Con cuidado para evitar que nos arranque de las manos lo que vamos sacando de la mochila, intentamos abrigarnos. La chupa parece ser lo último que mis atontados dedos localizan, a pesar de no tener casi nada con lo que confundirme. Por fin, buscando la orientación en la que me favorece enhebrar las mangas, soy capaz de ponérmela: la sensación cambia sensiblemente. Intento tirar alguna foto con el teléfono, pero con guantes y con los dedos aturdidos todo es más complicado.
Es algo antes de las once. Hemos hecho la cumbre relativamente rápido, a pesar de venir charlando con las tablas en la mochila desde hace un buen rato (o precisamente por eso, no lo sé). La nieve está demasiado helada para subir con los esquíes, al menos para mí. Bene también estuvo de acuerdo en quitárnoslas cuando empezamos a perder seguridad. La costra helada soporta el peso, obligando incluso a dar buenas patadas. Si hubiera traído los crampones ya me los habría puesto. No sé cuándo se me ocurrió que no harían falta: nos esperábamos un paquete de nieve fresca de mucho más espesor, y desde luego no helada. Nunca sabes lo que te vas a encontrar, y los crampones son esenciales.
Cuando nos volvemos a poner las mochilas para emprender el descenso, las tablas hacen de vela, y nos tuercen hasta alcanzar un ángulo más cercano a la horizontal que a la vertical original. Las rachas son intensas. Una vez debajo de la arista, que está algo cornisada, la cosa cambia. Nos apretamos las botas, fijamos las ataduras y salimos para abajo, no sin antes esperar unos minutos a que la sangre se me abra paso por los capilares de las manos, recordándome el desagradable proceso.
Van a ser unos pocos giros: la nieve tiene propiedades cambiantes, pasando por zonas lisas muy heladas, otras bacheadas y otras más esquiables. Los disfrutamos igualmente. Pronto nos estamos quitando de nuevo los esquíes para el tramo de embudo empinado hasta coger la pista: sigue muy helado. Una vez en la pista nos encontramos a la primera pareja, comentamos la jugada. Luego cruzaremos a otros muchos, incluso grupos grandes. La pista, a pesar de los baches de las huellas, se baja rápida, y a las doce ya estamos de nuevo en la furgo: vamos a subir al Brañilín a hacer otra cumbre y estirar algo más la jornada.
La estación está abierta, pero la crisis se nota: aunque tenemos que dar una vuelta, encontramos una plaza para aparcar la furgo bastante arriba.
Van a ser unos pocos giros: la nieve tiene propiedades cambiantes, pasando por zonas lisas muy heladas, otras bacheadas y otras más esquiables. Los disfrutamos igualmente. Pronto nos estamos quitando de nuevo los esquíes para el tramo de embudo empinado hasta coger la pista: sigue muy helado. Una vez en la pista nos encontramos a la primera pareja, comentamos la jugada. Luego cruzaremos a otros muchos, incluso grupos grandes. La pista, a pesar de los baches de las huellas, se baja rápida, y a las doce ya estamos de nuevo en la furgo: vamos a subir al Brañilín a hacer otra cumbre y estirar algo más la jornada.
La estación está abierta, pero la crisis se nota: aunque tenemos que dar una vuelta, encontramos una plaza para aparcar la furgo bastante arriba.
La intención era subir a Celleros, pero la nube sigue enganchada y la visibilidad muy limitada: optamos por el seguro Cuitu Negru. Paralelos a la silla parada, vamos remontando las cuestas. La nieve sigue muy dura y llegando arriba nos tenemos que quitar otra vez los esquíes. Coronamos, y después de volver a apretar las botas, nos tiramos por las pistas abajo, rodeados de un montón de gente que disfruta, aquí sí, de una nieve de calidad.
Hemos acumulado un desnivel modesto, poco más de mil metros, y una parte importante del mismo con las tablas en la mochila, aunque seguro servirá de entrenamiento.
Antes de las cuatro estaba en casa con la familia. Un buen día de montaña. Aunque no viéramos casi nada.
Compartir con Bene estos momentos, como siempre un placer.
Compartir con Bene estos momentos, como siempre un placer.
Al día siguiente, sol y cielo azul. Disfrutado con Paula y los niños en el parque de la Providencia de una espectacular luz de invierno.
Gijón 7:30 h
Arbás del Puerto (1.350 m) 8:45 h
Cellón (2.029 m) 11:00 h
Arbás del Puerto (1.350 m) 12:00 h
Brañilín (1.480 m) 12:30 h En esquíes 13:00 h
Cuitu Negru (1.890 m) 14:00 h
Brañilín (1.480 m) 14:30 h
Gijón 15:45 h
Suscribirse a:
Entradas (Atom)