2 mayo 2025, Pico Estaragne (3.006 m), macizo Neouvielle. Con Rafa Belde
"Vuelve pronto, parece que es inminente."
Mensaje de Paula a las 9 y cuarto de la mañana. Justo cuando nos poníamos las mochilas para empezar la excursión.
El día estaba regular y la previsión era que empeoraría. Habíamos elegido el Pico Estaragne (3006 m), a iniciar desde una curva de la carretera del Cap de Long.
Una barrera en el desvío nos hizo dudar. No era definitiva, dejaba hueco para pasar, pero no quisimos ser los típicos españoles, así que aparcamos abajo y tiramos en zapatillas con las botas puestas a los esquíes en la mochila.
No era demasiada distancia pero parece que fastidia caminar asfalto a buscar la nieve cuando te puede subir el coche...
El valle hacia nuestro objetivo se veía súper bonito. Arrancamos siguiendo huellas recientes. De hecho hay un par de coches cerca de gente que ha decidido arriesgar... Al principio nos rodean algunos árboles, pronto se abre en pequeños valles, canales y laderas. Muy guapo.
Rafa va delante pero me lleva a un ritmo que puedo seguir sin problemas. Igual que el día antes en el Aneto. Me encuentro en forma pero le agradezco, sin decírselo, que me lleve suave; él podría salir disparado para arriba.
Medias laderas, vueltas María, bastantes metros remontados... hacemos paradas de cuando en cuando pada comentar la jugada. Charlamos de mil cosas.
A pesar de la charla con Rafa, yo tengo la cabeza todo el rato pensando en mi Abuela. Tantas vivencias, tantas anécdotas. ¡Cuántos recuerdos!
Los últimos años ya se le habia ido la cabeza, apenas era ella. Algún destello fugaz de esa personalidad fuerte. El resto del tiempo ausente. Y en los últimos meses ya la acompañaban los problemas físicos, que hasta ahora nunca había tenido. La maquinaria ha llegado al final...
El cielo está yendo a peor. A ratos llueve, a ratos aguanieva. La visibilidad se va reduciendo y hace tiempo que la cumbre ha desaparecido entre nubes gris oscuro. Lo normal sería abortar el intento, pero a nosotros nos gusta mucho el monte y no estamos esquiando en Pirineos todas las semanas...
Nos cruzamos con un chaval de bajada al que da gusto verlo esquiar. ¡Qué delicia de estilo, qué envidia!
El pensamiento volvía una y otra vez a mi Abuela. No estaba centrado en el momento. Aunque no cambiaba nada, me daba apuro estar aquí foqueando sabiendo que ella estaba en sus últimos momentos. En un momento dado decido dejarlo por hoy. Me voy a dar la vuelta solo. Renuncio a la cumbre.
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Se lo digo a Rafa, que aún tira de mí unos giros más. Pero en un rellano cómodo para la maniobra me paro y le dejo seguir hacia arriba solo. Estamos a unos 2.600 metros. Hemos remontado hasta aquí unos 750 m desde el coche. Aún queda para cumbre.
Rafa sale rápido a intentar hacer cumbre con el día cada vez peor.
Yo salgo para abajo con precaución. La nieve está húmeda y pesada. Busco las zonas más amables.
Me paro cada poco a descansar y ver por dónde seguir. En estas pausas me vuelve a la mente mi Abuela. Me alcanzan dos catalanes: vienen del Campbiel y luego pasaron al nuestro por la cresta. Charlamos un rato; hablan de zonas alpinas y delicadas. Luego siguen para abajo rápidos. Majos.
Sigo solo sin prisa. Llego a la carretera y mientras me quito los esquíes y las botas, la lluvia arrecia. Camino la carretera con la capucha puesta.
Llego al coche con una buena mojadura. Vuelvo para recoger a Rafa conduciendo hasta la curva. Al poco de aparcar ya aparece el Gallo. Ha hecho la alpina y afilada cumbre a palpo. Seguro que si yo hubiera seguido habría tenido que quitar tablas y poner pinchos...
Nos ha encantado el sitio a pesar de la desagradable meteo. Habrá que volver por aquí a foquear más veces. Precioso Neouvielle.
En la bajada del puerto nos maravillamos con los verdes primaverales del renacer de la vida.
El viaje de vuelta es largo. Parada en Irún a comer un bocadillo.
Me informan cada cierto tiempo de que no hay novedades: mi Abuela está en su habitación rodeada de sus cuatro hijos, acompañándola en estos momentos finales. Sin dolor. Tranquila. No se me ocurre manera mejor.
Aún llego a casa a tiempo para salir a tomar una cerveza con Paula. Con mi Abuela la cosa sigue igual.
Esa noche, ya muy tarde, se apagó finalmente. Tenía 99 años y diez meses. Una vida plena en la que habrá visto más cosas y cambios de los que nos podemos imaginar. Su recuerdo me acompañará siempre.
Siento lo de tu abuela...
ResponderEliminarY vaya bien que aprovechasteis la salida ,...Aneto + Estaragne...envidia sana.
Nando
Gracias ho! Una pena pero es ley de vida, y larga fue la suya... Al Estaragne solo llegó Rafa, yo quedé a medias. Igual hay que volver el año que viene.
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