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lunes, 19 de abril de 2021

Peña Rueda costrosa

16 Enero 2021
Peña Rueda (2.152 m) desde Lindes, Quirós
Nando, Mónica, Miguel y su hermano 

El cierre provincial por el Covid limita mucho las opciones de esquí de montaña en Asturias. Muchas de las excursiones habituales salen del alto del puerto correspondiente, y casi siempre del lado de León. Ya sea desde Ventana, Vegarada, Pajares, San Isidro o Tarna, el caso viene a ser siempre igual.

Dentro de la provincia también hay bastantes opciones, pero los valles asturianos suelen ser complicados para el esquí. Una de esas alternativas es Peña Rueda, en Quirós.



Peña Rueda es una montaña imponente. Una mole en todas sus vertientes, rodeada de bosques y majadas de altura, lindante con el macizo de Ubiña. Su forma redondeada y de amplias laderas la hacen ideal para el esquí de montaña.
 

Como las referencias de gente que la ha esquiado en buenas condiciones vuelan por internet, nos encontramos unos cuantos en el pueblo, y toca hacer Tetris para aparcar: hay que tirar de pala y de creatividad. Así entramos en calor también. 


El primer tramo arranca con buena cuesta y  vamos metidos en el bosque. Yo tiro a mi ritmo y voy pasando gente. Cada poco, cuando paro a esperar a los amigos, me vuelven a adelantar. Muchos conocidos a los que saludo o con los que charlo. 




Una vez fuera del bosque el paisaje se abre: enormes palas blancas sobre nosotros. Hacia la izquierda se levantan las cumbres más cercanas de Ubiña, su vertiente norte a la sombra: Tapinón, Siegalavá, Fariñentu...



Para ganar el collado intermedio hay que hacer unas pocas vueltas maría, con nieve pesada y con bastante tráfico de gente. Se me suelta una tabla por dos veces y en el peor momento... Una vez arriba paro a esperar a los compañeros mientras me tomo un té caliente: hace calor, pero igualmente se agradece.


De nuevo juntos y descansados, toca ahora remontar las palas finales. Los veo lentos y temo que se nos echen las horas encima. Lo comento con Nando y tiro a cumbre a mi aire: nos reencontraremos luego.


La nieve en esta zona está más venteada, parece encostrada, y la gente que ya viene bajando no parece disfrutar precisamente. Casi arriba me encuentro con Toni y compañía que ya salen girando.


En la cumbre vuelvo a coincidir con mi tocayo, su mujer y amigos. Tras picar algo y echar un trago, aprovecho que salen ellos para intentar seguirlos. Sin éxito, se me escapan. Aunque me sirven de referencia.
La nieve está de lo más desagradable, con relieve para ir rebotando, se parte cuando intentas girar... Hasta el collado de antes no lo paso bien. 

Una vez allí hay que afrontar el tramo pindio de las vueltas maría de la mañana. Lo cogemos mucho más a la derecha, amplio pero quizá más empinado. La nieve está ahora pesada y profunda, unido al ángulo pronunciado y a mi nivel de esquí, me veo obligado a hacer diagonales largas. Cuando estoy llegando abajo, al sol, alcanzo a Nando y Mónica. y al poco rato a Miguel y su hermano. Tenemos ahora delante unas palas muy chulas hasta la entrada al bosque: es el único tramo que realmente disfruto y consigo enlazar unos cuantos giros. Miguel y su hermano pegan una buena exhibición.

Dentro del bosque la cosa pasa más a modo supervivencia: no espetar contra un haya es el objetivo. Nons encontramos de nuevo con Velasco y bajamos juntos hasta el pueblo. En el tramo final yo me quito las tablas y bajo andando: no me arrepiento para nada.

De camino a casa pasamos por delante del desvío del pueblo que dio origen a mi apellido, allá cuando comenzó la Reconquista hace ya unos cuantos siglos. 


A ver si la próxima esquiada a la Peña Rueda hay más suerte y cogemos mejor nieve...