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lunes, 16 de noviembre de 2015

Noviembre en el Picu: la Cepeda

Sábado 7 noviembre 2015
Juan y Juaco Piñera
Picu Urriellu (2.519 m), Cara Este, Cepeda (350 m, V+/6a)

Ya estamos en noviembre, pero el tiempo aún parece de finales de verano. La previsión para el fin de semana hablaba de temperaturas altas, cielos despejados y sin viento. Para escalar en roca en los Picos no se puede pedir más en esta época del año.
Este año no había subido al Picu. Y no estoy seguro, pero quizá el pasado tampoco. Para allá nos fuimos.


Unos años antes en estas mismas fechas, Martín y yo habíamos escalado la cara Este del Picu con Steve House y con su mujer Eva. Cuando aquel día hicimos “Amistad con el Diablo”, las condiciones eran más propias del mes: nieve en la aproximación, nieve en las repisas, en las fisuras y en la arista somital. Fue sin duda un día mágico, tanto por la compañía (¡cómo no!) como por las condiciones que cogimos.


Hoy habíamos quedado para cerrar la temporada de roca en el monte escalando alguna vía clásica de la cara Este: traíamos en mente la Nani o la Cepeda, ambas muy clásicas y fáciles.
Salimos de Pandébano a las ocho de la mañana en camiseta. Increíble. Íbamos a la vez que varios grupos que, por sus mochilas, parecía que iban a caminar. Charlando fuimos remontando ese camino tantas veces recorrido. En dos horas estábamos coronando la Celada.
El día estaba realmente tremendo: una visibilidad espectacular, atmósfera en calma y apenas nadie.
En los últimos pasos de llambrias antes del hombro di alcance a la pareja que teníamos delante hace rato: era Erik Pérez con un cliente. Comentamos lo buenísimo del día que estábamos disfrutando. Ellos iban para la Sur: en ese momento fue cuando me decidí a tirar a por la Cepeda. 
Conozco a Erik hace muchos años: me preguntaba cuántas veces habrá escalado el Picu él, guía profesional desde hace décadas.


La Cepeda es la vía más transitada de la cara Este del Picu. Fue su primer trazado allá por el año 1955, veinte años antes de que yo naciera, por unos audaces Aldecoa, Cepeda y Udaondo. Es una vía de grado moderado, lógica en general, que busca los puntos flacos de la pared.
Normalmente, en los fines de semana de los meses de temporada alta suele haber siempre varias cordadas metidas desde primera hora. Hoy no había nadie en toda la cara Este excepto una pareja ya en el tercer largo de la “Amistad con el Diablo”. Está claro que debíamos aprovechar esta oportunidad de escalar esta clásica, hoy entera para nosotros.

La vía no es nueva para ninguno de los tres, pero a la vez, habían pasado muchos años desde que la habíamos escalado. En mi caso quizá más de quince.
Empezamos a escalar a las diez y media de la mañana y en camiseta, yo de manga corta (ojito).
La escalada en sus tres primeros largos es de corte clásico:estos van asociados a la característica Y griega, referencia clara de la pared.





La roca, de gran calidad en todo momento.
En el cuarto largo, que navega por muros más abiertos y tiene pasos menos clásicos, llego a dudar si me habré salido de la vía cuando ya a bastantes metros de mis amigos, en un evidente nicho, no veía los dos clavos que hacen reunión... Ya estaba montando el relevo con Friends cuando vi los pitones que tenía delante de la jeta. Noto la falta de forma en detalles como este (además de la flojera).
Después de este punto la vía vuelve a la lógica de diedros y viras, derivando hacia la izquierda. Ya estamos a la sombra y sin embargo seguimos los tres en camiseta.



Escalada cantábrica, con vistas al mar
Llegamos a la última tirada para salir hacia el Anfiteatro. Nos queda el famoso paso del “rompetobillos”. El paso en sí, donde ha habido bastantes accidentes a lo largo de los años, tiene un spit que lo protege razonablemente. La roca aquí está algo pulida.

Después de unas buenas risas en el paso del agujero, que a los tres nos parece más estrecho de lo que recordábamos, nos desencordamos y dejamos las cuerdas y el fierro en la terraza del primer rápel.
Son las dos y media. Hemos tardado cuatro horas en la vía, vamos cumpliendo los horarios parciales que yo me había marcado mentalmente para no tener problemas de luz.




Hemos disfrutado la escalada: la vía muy elegante, de equipamiento escueto pero que se deja proteger muy bien. Traíamos además la referencia más actualizada posible: la guía “Escalada libre en el Picu Urriellu” de mi amigo Alberto Boza, con buenas fotos y concisas descripciones que te detallan largo a largo.

Son pocos los trastos necesarios para nuestro disfrute


A las tres nos juntamos en la cumbre con la pareja de la “Amistad”, que han hecho los largos de arista desde el agujero. Muy majos. Él, de Bilbao, es guía del Valle de Tena: se llama Fede San Sebastián. Charlando llegamos a clientes suyos de Gijón que son amigos nuestros. También conoce a Fer, a Nano, a Martín… El mundo es un pañuelo. La visibilidad hoy es tremenda a los 360 grados: se ve desde Santander hasta Cabo Peñas. Después de unas fotos y comer y beber, nos despedimos camino de los rápeles.


Bajamos de forma muy rápida y eficiente. Antes de las cuatro de la tarde estoy en el suelo. Mientras rapelan los hermanos me acerco a nuestro pie de vía a recoger la mochila que habíamos dejado.
Aún en camiseta empezamos a caminar canal abajo, ya de vuelta a casa.

En la arista, infinitos perfiles se recortan


Llegamos al coche hacia las seis y cuarto, con las últimas luces. Noto los dedos de los pies un poco machacados: hoy estreno botas ligeras (Scarpa Rebel Lite GTX, alucinantes) y no sé si me habré quedado algo corto en media talla, o será la falta de costumbre… espero sea lo segundo.
Una cerveza en Arenas para rehidratar.
Gran día de montaña.

Llego a casa a tiempo para dar de cenar a los jabatos. Perfecto.

Gijón 6:00 h
Pandébano 8:00 h
Inicio escalada 10:30 h
Fin escalada 14:30 h
Cumbre 15:00 h
Pie rápeles 16:00 h
Pandébano 18:15 h

Gijón 21:00 h

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