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miércoles, 19 de junio de 2013

"La Negra" a las Peñas del Prado

Sábado 15 Junio 2013
Nando del Pozo
Peñas del Prado, “La Negra” 200 m, 6c+ (6a/A0)


Hubo un tiempo, años y años, en el que yo miraba con desdén a esta y a otras zonas de escalada de la Cordillera Cantábrica.
Por aquel entonces escalaba mucho y muy a menudo en los Picos. Como zonas aledañas “homologadas” tenía el Agero y algunas otras del valle de Liébana. Están claras mis influencias de juventud. Fuera de estas zonas (me refiero a escaladas de montaña, de largos, no a deportiva), el resto no las veía importantes. No digo que las despreciara, pero casi.
Por aquella época, y a pesar de las muchas recomendaciones de ir a conocerlas por parte de Candi y de otros amigos, la verdad es que nunca pasé por allí. Tenía metidas a las Peñas del Prado dentro de un lote de zonas de escalada en roca secundarias, o poco interesantes. Dentro de ese lote aún mantengo algunas que todavía no he visitado: está claro que soy algo terco.
Con los años, las restricciones en el tiempo libre me hicieron ver las grandes ventajas que ofrecían sitios como las Peñas del Prado, el Melluque y algunas otras, para poder escalar vías de montaña (o casi de montaña) sin tener que pegarte grandes viajes ni aproximaciones.
Así he venido visitando periódicamente las Peñas del Prado y comprobando la gran calidad de vías como “La Historia Interminable”, “Desgaste emocional”, “Lobishome”, “Noches de Escuela”, “Venus”, y otras. Hoy tocaba una clásica que estaba pendiente: “La Negra”.
Salimos de Gijón a las ocho de la mañana con cielo nublado. Por la autopista y en cincuenta minutos estamos aparcados debajo de la collada Aralla. Un solo coche a parte del nuestro, seguro que vendrá gente más tarde. Tras el reparto de trastos arrancamos por entre la hierba alta en busca del mejor camino. La primavera, retrasada por un invierno que no se quería marchar, está estallando por todas partes: flores, brotes, colores y olores intensos nos acompañan.
En el aire fresco de la mañana, alterno las miradas a la pared con el bucólico paisaje hacia el embalse de Casares, un placer para caminar.


Después de situarnos desde lejos para coger perspectiva e identificar referencias, nos aproximamos al pie de vía donde dejamos mochilas y zapatillas. Se ve venir el calor. Nando que ya va en camiseta, sale delante en el primer largo, algo herboso aunque sin llegar a molestar.


Al poco rato me toca el turno y trepo hasta él. Salgo después delante a por el segundo largo por un pequeño diedro en el que marca 6a+: sin problema, son apenas dos pasos y con chapas, otro tema sería si tuviera que colocar los trastos. Para arriba es mucho más fácil, escalada agradable sobre buena roca. Sigue habiendo chapas de cuando en cuando, aunque también coloco algún seguro adicional.


Nando recorre el largo disfrutando, sonriente y contento como siempre (yo no lo he visto nunca enfadado). Le hago sitio en la reunión y me preparo para la siguiente tirada: es la más difícil de la vía y ya desde aquí anticipo aceros. Un pequeño desplome, con chapas y clavos a medio metro unos de otros indica la concentración de la dificultad: está cotado de 6c+. Después de unos breves momentos mirando la secuencia y acariciando presas (más paripé que otra cosa…), me agarro al primer clavo y hago tres aceros seguidos hasta colocarme de nuevo en posición de escalada. Salgo ahora en libre a terreno más amable, que se estira otros quince metros hasta el siguiente relevo. La secuencia de cuatro o quizá cinco movimientos concentrados, bloqueros, exigían un intenso apretón para el que no estoy preparado.



Nando resuelve sin problemas y me alcanza rápidamente: “con unos estribos hubiera ido como un señor”, me comenta. No los necesitó para nada. Por debajo, aún en el suelo, una cordada se prepara para nuestra vía, también hemos visto pasar a más gente y abajo en la carretera ya se ven media docena de coches.
Por encima tenemos ahora un largo sobre roca muy compacta, chapado, con pasos de adherencia típicos de la zona. Es apenas V, pero obliga a escalar, movimientos muy guapos.


Escalo después el último largo que comienza con un tramo vertical, aéreo, pero con muy buen canto. Después tiene un paso simpático en el que hay que levantarse de pies con poca cosa para las manos, hasta alcanzar buena presa de nuevo. Muy chulo. Llego a la reunión final y aseguro al amigo que llega rápidamente. Son las doce, hemos tardado dos horas justas y vamos bien para cumplir mi intención de escalar otra vía.
El aéreo rápel nos posa en unas terrazas desde las que vamos derivando hacia abajo.


Un vistazo a la fisura de “No hay caliza na Galiza” me hace pensar que necesito más trastos grandes que los que he traído, pero me quedo con la copla de su buen trazado para otro día. Su nombre también me trae recuerdos de Budiño, Galiñeiro, Monte Ferro… qué granito!
Llegamos al pie de vía, recogemos las cosas y nos vamos rápido para el sector de la Collada. Hay gente debajo de la “Lago de Luna”, la más evidente de la zona. A su izquierda comienzan tres o cuatro vías más, pero no vemos ningún seguro ni posibilidades evidentes para colocarlos sobre sus placas compactas. 


Finalmente me decanto por “Sin aspiraciones a nada”, que va a la derecha de los otros chavales y donde al menos aflora algún parabolt. El primer largo es muy guapo, de canalizos. El segundo cruza un techito más aparente que difícil. Desde la segunda reunión, se ve el tercero como una muy estética placa de adherencia; Nando viene con dolores en un gemelo (tanta bici, tanta bici), así que decidimos evitarla derivando a la izquierda: El no llevar croquis y no conocer grados ni vías del sector, unido a la idea de volver pronto a casa, hace que al poco rato me ancle a una reunión desde la que en dos rápeles muy limpios nos vamos al suelo.


Recogiendo las cosas en el pie de vía observo con inquietud los dudosos progresos de un chaval sobre un primer largo a pocos metros de nosotros: pocos seguros y muy mal colocados. De repente, el único friend que había puesto en los diez metros que lleva se sale con el movimiento de la cuerda y baja hasta su asegurador. Segundos después, se le cae un fisurero que trataba de colocar. Nada que no nos haya pasado a todos alguna vez. Trasteando entre la hierba de una fisura bastante tiesa, sin protección alguna colocada, y hablando de otras cosas, lo que me extraña es su falta de preocupación (la suya y la de sus colegas): pura inconsciencia claramente. No soy muy amigo de dar consejos, pero no me callo una recomendación para que se centre en lo que está haciendo. Con poca gana de verlo bajar por el aire y estamparse en la terraza en la que estamos (no sería el primero ni el segundo que me toca ver en directo), nos despedimos y salimos dirección al coche.
De camino a casa nos sorprenden los muchos neveros que aún resisten a nuestro alrededor en cumbres modestas, e incluso en orientaciones sur… Hoy mismo varios amigos (Rafa, Jose, Iñigo…) están corriendo la Travesera de Picos, seguro que estará bien blanca. El puerto de Pajares lleva nuestras conversaciones hacia las muchas opciones de actividad a realizar.
A las cuatro en casa, contentos después de hacer una vía nueva de unos doscientos metros (Adrados es algo optimista en sus mediciones) y otros dos largos más de otra vía que habrá que venir a completar.
Las Peñas del Prado, una joya más de la Cordillera Cantábrica. Candi tenía razón.


8 comentarios:

  1. ...tanta bici, tanta bici...jajaja!! Prepárate tú pa la bici, que enseguida nos toca acabar algo que dejamos a medias...
    Aprovechamos el día haciendo actividad guapa..., buena compañía y ...SOL. Que más podemos pedir...??
    Vete pensando en cual es la siguiente de la lista...

    Nando

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    1. Buf, ya estoy sufriendo sólo de pensar en esas cuestas... voy a llevar un cordino para que tires de mí!

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  2. Cuanta razón tienes sobre los origenes Diego. A mi me pasó lo mismo: Agero, Picos y un poquitín de deportiva pa ponerse las pilas.
    Pero poco a poco uno se da cuenta que hay mucho horizonte enfrente. Y entre muchas otras cosas descubrí las Peñas del Prado, una zona guapisima, como bien dices, una joya de la Cordillera.
    Y lo más flipante es la tranquilidad que se respira en el valle, lejos de autopistas,bares... ruido. En el fondo...es la Babia (o casi) y eso lo dice todo.
    Saludos!.
    Joe

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    1. Hola Joe, es verdad. Yo empecé dedicándole bastante tiempo a la deportiva, que me encanta, aunque como lo que más me gusta es el monte, pues las zonas como esta, con altura, roca de calidad, y ambiente tranquilo pues son todo un lujo.
      Un saludo y a ver si nos vemos por el monte.

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  3. Respuestas
    1. Hombre Brojos, Nando sí que puede dar miedo... mira qué feo sale en las fotos!

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  4. Os vimos cuando pasamos. No sabíamos que erais vosotros los de la Negra. Estabais comenzando el primer largo. Luego, al bajar, nos lo dijo Luque. Una pena no coincidir. Un saludo.

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    1. Una pena sí señor, parece que el tener gustos comunes es lo que tiene, coincides con los amigos incluso sin saberlo.
      Un saludo

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