LA MONTAÑA COMO PASIÓN, COMO ESCENARIO INFINITO SOBRE EL QUE DISFRUTAR INTENSAMENTE DE LA VIDA,
DONDE ESCALAR, ESQUIAR, PEDALEAR, CORRER, CAMINAR...
DONDE LOS AMIGOS, EL ESTILO Y LAS FORMAS CUENTAN, Y MUCHO

viernes, 2 de marzo de 2012

Mampodre - Tapín tracción en la Polinosa

Sábado 25 Febrero 2012
Polinosa (2.160 m), Mampodre, Variante de escaqueo derecha cara Norte
Pablo Luque

La Norte de la Polinosa bastante pelada, en rojo la clásica, en rosa nuestra opción de escaqueo
“El que por su gusto corre, jamás de la vida cansa”, de lunes a viernes el despertador suena a las siete, y llega el sábado y me levanto a las cinco y media…

Llevábamos toda la semana de anticiclón, con la gente haciendo espectaculares escaladas en hielo en la zona de cascadas de Tarna. El viernes la temperatura ya empezó a subir, y al salir hoy de casa por la mañana, ya me daba cuenta de que no había helado. No era muy buena señal, pero nunca se sabe.
Nada más arrancar el coche en mitad de la calle desierta, veo otros focos que se encienden a unos metros de distancia: a estas horas intempestivas uno no espera encontrarse a nadie. Al pasar por delante del otro coche, se me escapa la risa al ver que es Monchu: “no irás pa Tarna?”. Bingo. Ha quedado con Jesús para ir a intentar la “Conjura”. Les deseo suerte y salgo hacia la autopista. Llego al puerto de Tarna a las siete, después de tener que bajarme del coche para mover unos bloques de piedra enormes que cerraban totalmente la carretera: unos pocos kilos más y ya no habría podido arrastrarlos. Aparco sobre la nieve entre dos furgonetas y me bajo a rematar la mochila. Ya hay varias frontales por la ladera del Remelende en dirección a las cascadas: estamos por encima de cero, a mí me daría mucho miedito… Al poco rato llega Pablo, me subo a su coche y seguimos dirección a Maraña, donde entramos al amanecer encontrándonos la plaza llena de coches. No lo vemos nada claro, el Convento tiene la norte pelada, pero estando aquí, hay que darse el paseo.

La alpina Norte del Mediodía, casi seca del todo
A las ocho vamos saliendo del pueblo, con dos tíos delante a unos cientos de metros que nos van abriendo huella en la nieve blanda. Su huella por un lado nos ayuda, pero por otro no: es más corta de la cuenta (eso para mí, para Pablo tiene que ser de risa), y queriendo ir rápido, llevamos un paso tipo muñeca Nancy que nos tiene mosqueados. Como en todo, “tanto jode no llegar, como llegar y pasar”…

Nunca hemos estado en la Polinosa, yo creo que es por su ubicación, en segundo plano del pequeño macizo del Mampodre, que a su vez está en segundo plano de la Cordillera. Cuando por fin vemos su cara norte asomando en el fondo del valle, nos sorprende su aspecto alpino, flanqueado por espolones de roca y con bandas intermedias. La esperábamos más uniforme y más blanca, quizá por influencia de las fotos de las guías. Es muy atractiva, pero al primer vistazo ya nos entran muchas dudas de que su corredor central, nuestro objetivo para hoy, se encuentre en condiciones: los resaltes inferiores no se ven muy cubiertos, pero aún parece peor el tercio superior, donde la roca aflora por todas partes. Si la nieve estuviera bien helada, todavía se podría intentar, pero viendo cómo está hasta ahora… 
Coronando un colladito que nos deja ver el plató superior me doy cuenta de que no llevamos delante solamente a una cordada y a un par de perros del pueblo (estos perros hacen más monte que muchos que nos las damos de montañeros...), sino que son otros dos tíos más, que claramente van hacia la norte. Por detrás también viene un buen grupo de gente, unos ocho o diez parecen. Comentamos la situación: con dos cordadas por delante, y la pared escasa de nieve y poco transformada, sin mucho tardar nos decidimos a intentar subir por las canales de la parte derecha de la cara, que se ven más cargadas y que además permiten un escape a la arista Oeste caso de que la cosa esté peor de lo que aparenta. 
Nos ponemos el arnés y los pinchos, sacamos el piolet y continuamos remontando los tramos finales de pala, ahora sobre nieve más dura, aunque a ratos siga siendo una costra desagradable. 

Caprichos geológicos
Entro por el corredor, y después de un pasito entre roca llegamos a un tramo de travesía a la izquierda donde la nieve da poca seguridad. Casualmente hay un buen diente de roca con un cordino de reunión, así que aprovechamos para encordarnos. 





Salgo en diagonal ascendente pinchando hierba helada, rascando roca con los pies y colocando algunos seguros, para enlazar luego con una rampa tumbada que, después de agotar la cuerda, me enfrenta con una banda de roca en la que monto reunión. 


Llega Pablo y después de inspeccionar la opción izquierda, decidimos hacer una travesía ascendente a la derecha para ganar un espolón secundario, tumbado, que parece que nos permitirá seguir sin problemas.



Luque resuelve rápido, colocando varios seguros a prueba de bomba, y pinchando en la hierba helada “tapín tracción” estilo escocés: da mejor sensación esto que la nieve escasa y costrosa.

A falta de hielo... tapín
Me reúno con él y salgo ahora a la derecha, bajando un poco, hacia una canal tumbada que parece que remonta bastantes metros. 





Apuramos dos largos a tope de cuerda por esa canal, muy fáciles pero divertidos, para terminar enlazando con la arista Oeste. Desde aquí, una vez recogido el material, seguimos hacia la cumbre por palas de nieve bastante inclinadas, pegados a la arista que nos asoma a la Norte.



En la cumbre comemos algo y comentamos la jugada: la temperatura está muy alta, la nieve parece estar marchándose a ojos vista. Vemos gente por las cumbres vecinas, unos caminando, otros en esquís. El día está más azul de lo que anunciaban las previsiones. Al poco rato salimos para abajo por la vertiginosa arista Este, hacia el collado. Escasea la nieve aquí. Desde el collado y para abajo vamos rápidos, ya sin crampones, en pocos minutos estamos debajo de la norte: no hay nadie escalando. Seguimos ahora valle abajo, saludando a un grupo grande de gente sentada al sol, que parecen estar comiéndose el bocata. El progreso es incómodo: mucho calor (en camiseta y sin guantes) sobre nieve muy blanda cruzando el arroyo a un lado y al otro. 
Llegando al pueblo alcanzamos a otra gente, dos de ellos, de Oviedo, eran de los que intentaron la norte esta mañana, nos confirman que estaba delicado y que se retiraron todos.



Parece que acertamos escogiendo la opción de la derecha: lo pasamos como los indios trasteando con el material, buscando el itinerario y pinchando un poco de hierba helada... Habrá que volver, aunque no sé si será ya este año…

Aunque tarde para comer, llego a casa temprano para disfrutar del resto del sábado con la familia, ventajas de madrugar.

Gijón 5:45 h
Tarna 7:15 h
Maraña 8:00 h empezamos a caminar
Pie de vía 9:15 h
Cumbre 11:50 h
Maraña 13:30 h
Gijón 15:45 h

4 comentarios:

  1. Un macizo muy guapo el de los Mampodres y con una norte muy alpina, la del Mediodía, una pena que no suelan darse buenas condiciones.
    Pensé que estarían más cargados, ya que desde Tarna se veían tapizados de blanco...
    Salu2 y a seguir pinchando

    ResponderEliminar
  2. Manu, la verdad que es muy guapo el macizo entero, pero esa norte, la del Mediodía o del Convento, nunca recuerdo cuál es el nombre correcto, es una pasada, lástima que cueste tanto cogerla en condiciones
    Lo mismo te deseo, a seguir pinchando, que no paráis!
    Un saludo

    ResponderEliminar
  3. Diego, pues como bien dices, temperaturas altísimas,+9º a pie de la conjura, caía mucho agua, y no lo vimos nada claro, esta vez tocó media vuelta, un saludo

    ResponderEliminar
  4. Jesús, me lo imaginaba. La escalada en hielo es algo efímero de por sí, pero en el Cantábrico aún más. Habrá otras ocasiones, resignación.
    Un saludo

    ResponderEliminar